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sábado, 16 de agosto de 2008

Ciudadanos y políticos se enfrentan en España

El conflicto está en marcha, sólo queda saber la hora y fecha de la quiebra completa de la confianza de los ciudadanos en sus representantes políticos. El mayor problema que tiene nuestro país es que los ciudadanos no tienen experiencia en la resolución de sus conflictos sociales y políticos sin recurrir a intermediarios, porque estos últimos se han encargado de que los españoles no sepan afrontar la lucha si no es por medio de su intervención.

Los sindicatos de clase se han desclasificado para convertirse en oportunidades de rentables cargos de representación, como si fueran consejeros delegados del trabajo. Los partidos políticos hace tiempo que van por su cuenta y a lo suyo. La justicia está demasiado politizada y el cuerpo fiscal se ha convertido en un agente del Gobierno, no del Estado. La iglesia católica esta en periodo de letargo conveniente. Los medios de comunicación representan sus intereses comerciales, utilizando los problemas de la sociedad española para generar ingresos, y además no hay sociedad civil con capacidad de respuesta política, porque las agencias que podrían enfrentarse a los políticos han sido erradicadas o abducidas por el Gobierno.

Todos los políticos defienden unos intereses comunes que consisten en su supervivencia política, una vida cada vez más cómoda y ostentosa, poco trabajo y esfuerzo, y consideran la política como una actividad mercantil extraordinariamente rentable, por eso se dedican con toda su fuerza y ambición a perpetuarse a cualquier precio.

Todas las políticas que se hacen a este país responden a este propósito de mantener una existencia cómoda de sus agentes, y a la propaganda de las ideas que más rentables les resultan, que evidentemente no son las más necesarias para los ciudadanos.

Todos los ciudadanos estamos cada vez más hartos de los políticos, y hemos pasado de considerarlos como representantes de una noble profesión, a que nos parezcan vulgares ladrones organizados, estafadores prestos a delinquir por obtener ventajas personales, que no sólo nos hurtan el presente sino que nos restringen y limitan el futuro. Cada día somos más los que pensamos que sin políticos viviríamos mejor, porque los funcionarios podrían hacer su trabajo sin tener que rendir cuentas a unos ineptos, porque la mayoría de los políticos actuales lo son.

La representación política nos sale demasiado cara, con los nacionalistas porque cada euro que dedican a la construcción de sus sueños nos lo detraen de los servicios que no recibimos, con los socialistas porque han convertido el Estado en su granja particular rentable exclusivamente para ellos, y con los populares porque han demostrado que ni saben negar, ni afirmar tampoco, no están a la altura de lo que se requiere en este país, sólo saben gobernar pero todavía no han aprendido a ser oposición. Y ninguna de estas formaciones políticas pasaría la ITV democrática, según los propios militantes que las nutren. ¿Es necesario continuar con esta pantomima de democracia sin libertad, sin igualdad y sin justicia?.

Estamos viviendo en un cambio de paradigma, la realidad no puede seguir siendo como es y no acaba de ser como debiera. Y como en todos los cambios de paradigma el conflicto está latente hasta que se haga manifiesto.

La consecuencia esperada es la desaparición de la actual forma de representación política, el fin de los partidos políticos tal como los conocemos, y de los políticos que sólo buscan en la política su interés personal, que utilizan la política como si fuera un negocio.

Es cada día más perentorio un cambio en la forma de pensar en los españoles, para que descubran que la democracia no consiste exclusivamente en votar cada cuatro años a los representantes que eligen los partidos políticos, para que los ciudadanos queden atrapados exclusivamente entre decir que los aceptan o que los rechazan.

El precio de no hacer nada para los ciudadanos, de confiar en sus actuales representantes es asumir pasivamente todo lo que decidan, los nacionalistas subvencionando sus delirios, los socialistas su peculiar forma de ver el mundo, y los populares cualquier cosa.

Los nuevos partidos políticos como Ciutadans y UPyD tampoco han elegido la representación ciudadana como alternativa, y prefieren seguir el clásico fiasco de sus compañeros parlamentarios. Ambas opciones están condenadas al fracaso, porque sólo pueden nutrirse de quienes dicen no a esta forma de hacer las cosas, y a lo primero que dicen no los votantes de Ciutadans y UPyD es a la depravación política, son electores que tiene que especializarse en la elección de lo minoritario, de lo infrecuente, de lo raro. Votando a Ciutadans y UPyD se creen que votan contra PSOE, PP y los nacionalismos, pero en realidad votan por su supervivencia política, porque amortiguan la crítica que les vendría encima a las formaciones tradicionales si no hubiera opciones alternativas.

Pero la alternativa de las nuevas formaciones no es a los partidos políticos y ahí se equivocan ambas, sino a la política que están haciendo los partidos políticos contra los intereses generales de los ciudadanos. No se trata de matizar los errores de PSOE, PP y nacionalismos, sino de negar su legitimidad para hacer lo que están haciendo en España, pero siguen sin enterarse porque no les conviene y pretenden seguir jugando en un lodazal de confusión y corrupción al que denominan arena política como si eso fuera lo más normal.

La democracia no es exclusivamente el derecho a votar, sino el derecho a elegir. La democracia es una regeneración de la vida institucional, pero si la vida institucional está prostituida entonces es pura demagogia. No hay democracia si no se respeta la Constitución, si se vulnera el Estado de Derecho, si se politiza la justicia por medio del cuerpo fiscal y la elección de sus representantes, si un representante público utiliza su posición pública para hacer sus propios negocios. Eso no es democracia, es un cuento democrático.

¿Estamos los españoles a la altura de lo que la catastrófica situación política de nuestro país, de la crisis económica en la que estamos viviendo, y la perversión de la vida política requieren de nosotros?.

Yo soy optimista, creo que sí. El último trimestre de 2008 va a ser un periodo muy duro, porque hemos pasado de ser un país rico a ser un país con muchas dificultades, gracias a los políticos, dificultades que pagaremos los ciudadanos, y que costarán más caras a los que dispongan de menos recursos, como siempre.

En este conflicto los políticos juegan con ventaja, pero los ciudadanos tenemos la razón de nuestro lado. Los políticos consideran que el poder es suyo, cuando se han olvidado y nos han hecho olvidar que exclusivamente son nuestros representantes, no nuestros amos.


Biante de Priena

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Dónde están los sindicatos?, ¿qué sindicatos?, con medio millón de pa¡rados más y ni mu

Anónimo dijo...

Los sindicatos no dicen ni 'mu' porque ellos cobran un subvención enorme, o sea, cobran bastante ¿Para que hacer algo si ya lo tienen todo?

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