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jueves, 18 de octubre de 2007

¿Hay realmente un nacionalismo democrático?

La nación moderna, occidental, se basa en la asunción de un pacto entre pares, pacto que se hereda generación a generación y que tiene bases muy simples: la defensa mutua y comun de los derechos de todos y cada uno. Por eso puede heredarse, porque es evidente, no es discutible salvo desde el totalitarismo.

Es falso que la libertad de uno acabe donde empieza la del otro. La libertad de todos empieza en el mismo sitio, esto es en la constitución de esa nación soberana de personas libres basada en unos principios muy solidos pero tan simples que no varian a lo largo de los tiempos. El derecho a la vida de cada uno, el derecho a la propiedad legitimamente adquirida, el derecho a la libertad de movimiento y el derecho a la opinión. Poca cosa mas.


El nacionalismo, por definición, se basa en la defensa de una tribu, real o imaginaria, que mas da, que es poseedora de derechos superiores a los de los individuos que la componen y no digamos ya de los extrangeros.

Derechos de la tribu, de la manada, de la tierra o de la raza. Esos derechos superiores son los que permiten justificar que se robe al vecino (por presuntos crímenes supuestamente cometidos en un pasado remoto), que se niegue a un niño el derecho a ser educado en su lengua (porque prima el derecho de la lengua de la tierra, que debe de ser aspera que te cagas), que se reparta la riqueza entre los amigos porque son los que aseguran la construcción y continuidad de la nacion, que se castre a los que pueden degenerar la raza y cualquier otra barbaridad que a uno pudiera ocurrirsele.

En este sentido, el nacionalismo es una religión impositiva, al modo del islam (que llama a matar al apostata y a someter al no creyente) contrapuesta al patriotismo de la nación moderna que, al modo cristiano, respeta al otro sin renunciar a integrarlo pero aceptando cambiar en el proceso.

Inmutabilidad frente al libre discurrir de la vida. Una lengua fijada frente a la riqueza de las hablas. Una raza frente al mestizaje. Sumisión frente a la responsabilidad de la libertad.

En el ideario/imaginario nacionalista la democracia es sólo un camino para la conquista del poder por "los buenos" que estan autorizados a usar cualquier arma y mecanismo para imponer los valores superiores de la nacion, raza, tribu. No cabe en la cabeza de un nacionalista el que su uso del poder este limitado por otra cosa que su interpretacion de las necesidades de la nación a la que sirve y representa. Ni que existan derechos de las personas por encima de los superiores derechos de la nación.

En el pensamiento de una nación moderna, la democracia es el mejor sistema para salvaguardar el derecho de los individuos a tomar parte en las decisiones colectivas, publicas. No existe sin los límites que impone el marco de la nación, la constitución, al ejercicio del poder. Por eso, esa nación se dota de separación de poderes, para asegurar la fiscalización de unos por otros y que se respeten los límites.

No así en los estados nacionalistas, que tienden a integrar los poderes de la democracia formal en una unidad de destino en lo tribal.

¿Nacionalismo democrático? ¿Democracia sin libertad? ¿Libertad sometidos a los superiores derechos de la "nasió"? La mate porque era mia. Pero no es nuestra: somos suyos, esclavos de la Terra Lliure. Por eso nos pueden matar y robar cuando sea conveniente y nunca un peneuvista estara al lado de las victimas de ETA: son una desgracia necesaria por el bien de EuskalHerria. Un Reich, una lengua, un Rh. Y una mierda


Minneconjou

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿De donde sacais tantas buenas plumas y con las ideas tan claras?. Sois un vivero, ¡qué cojones!

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