Bien, ya ha pasado el 3-F, menos mal, me alegro. Ahora a trabajar, o a hacer las cosas de otra forma para conseguir los objetivos que se deben conquistar de forma compartida entre todos los españoles. Ha quedado demostrado que la dicotomía nacional existe, y además se hace manifiesta, entre los que supuestamente defendemos lo mismo. Tal vez ese haya querido ser el mensaje de Ciudadanos, asistiendo a las dos manifestaciones, pero posiblemente sin explicación no acabe de entenderse. España es la que vota al PSOE y la que vota al PP, las dos al mismo tiempo, no caben más interpretaciones.
El problema fundamental, está sobre la mesa, está ya definido, no es una cuestión de políticas, sino de personas. Despejando todas las incógnitas superfluas, al final nos quedan dos variables determinantes: las víctimas y los presos.
La víctimas son nuestras, de eso no cabe la menor duda, ayer se ha demostrado, y lo que está claro es que el problema de ETA no puede finalizarse haciéndolas luz de gas, a eso nos oponemos la inmensa mayoría de los españoles, por muchas razones que se han explicado por todas partes.
El problema, es que los presos, también son nuestros, y aquí seguro que va a surgir la discusión. De los presos de ETA, aunque queramos, tampoco podemos desentendernos, recientemente se ha visto el caso de Juana Chaos. Y la gente de la izquierda abertzale, que apoyan a los presos, también están en la ecuación. Esta es la realidad.
Además tenemos la fantástica y a veces fanática corte del problema formada por todos los Partidos Políticos, el Poder Judicial, la Iglesia, la Sociedad, las Instituciones del Estado, y las variables económicas, sociales, culturales, e incluso personales.
También hay mucha gente que vive de la no resolución del problema, porque cegados por conseguir “su” solución, han perdido criterio y percepción, y por lo tanto, un juicio adaptado a la realidad. Hay otros, que incluso se han acostumbrado a vivir en la confrontación y no saben hacerlo de otra forma. Y por supuesto, hay algunos que obtienen ventajas políticas de la existencia del problema terrorista en España, nunca he entendido porque el problema vasco es un problema exclusivamente español, cuando parte de la Euskalherría también se encuentra en territorio francés, pero bueno.
Y tras esta breve descripción de las circunstancias, vamos al meollo de la cuestión. El problema de ETA, al final, no es un problema político, sino un problema de personas. Agresores y víctimas, y aquí se contempla la fascinación voltaireniana del asunto. En términos reales, como el sentirse agresor o víctima depende de las emociones de cada uno, pues no lleva remedio, porque los de ETA se siguen creyendo que son víctimas de un Estado opresor, y los españoles asesinados, agredidos y hostigados, por ETA se sienten víctimas de la agresión terrorista.
Lo que está claro, es que los de ETA consideran que el Estado es agresor con el pueblo vasco, y hay una buena parte del pueblo vasco que comprende que menos mal que está el Estado para defender sus derechos y libertad, ante los agresores abertzales.
Llegados a este punto solo veo una solución brutal, quizás imposible, pero seguro que positiva, y antes de que me salten al cuello los defensores de las ultranzas, hágase una mínima reflexión sobre la cuestión.
Lo denominaré la “Solución Barenboim-Said”, quizás soy un ingenuo o un idiota, pero el argentino Daniel Barenboin, conocedor de las leyes de punto final de su país, del inigualable esfuerzo de Ernesto Sábato por mirar hacia delante, y harto del dolor que vio en su pueblo, nada más y nada menos que ha logrado hacer una orquesta con palestinos y judíos, que va por el mundo, demostrando que ante la música no hay religión, ni política, que ante el desarrollo pleno de la obra humana no hay divisiones.
Mientras las vícitmas de ETA y los que defienden la amnistía para los presos de ETA no se sienten en una mesa y dialoguen, este problema no tiene remedio. No es el diálogo de Zapatero el que propongo, con representantes de las diversas opciones, voy mucho más allá, voy al núcleo de la cuestión, voy al dolor humano en toda su magnitud.
Hay que dejarse de intermediarios políticos, que no sirven absolutamente para nada, y hay que buscar la auténtica estructura del problema, nunca la normalización sin extinción, que es lo que tenemos. Barenboim (que es de origen judío), no se atrevió a resolver el problema argentino porque le dolía, pero está intentándolo con el palestino-judío, labor que comenzó con el palestino Said, hace poco fallecido, y ha logrado lo que nadie se creía que iba a lograr, hoy ha niños musulmanes, cristianos, y judíos que están creciendo juntos y en paz, más allá del odio. Por supuesto, hay gente árabe y judía, intelectuales de ambas etnias, que le apoyan.
Como decía Séneca, y no es hipocresía, a veces comprendo que la solución de un problema que pueda proponer está por encima de mis posibilidades de alcanzarla. Esto no supone que esté equivocado, sino que no doy la talla para el propósito, pero tal vez haya alguien de ETA y alguien de las víctimas que sí la den. No me gustaría estar en la piel de ninguno de ellos, porque serán chivos expiatorios, traidores, y mártires de una causa, que a lo peor, tampoco así se resuelve, pero así se ha desmantelado el IRA en Irlanda, más o menos, o así parece.
Se necesita unir a alguien que represente a los agresores y alguien que represente a las víctimas (interpretación "ad hoc"); también se necesita reunir a alguien honesto con ellos, si es posible que no tenga nada que ver con la política, y quizás tampoco con el problema, y todo esto no debe hacerse en una sala de tribunales, ni en una herrikotaberna, sino en una sencilla mesa con unas cuantas sillas cómodas, y en numerosas ocasiones. Hablo de una solución terapéutica, algo que va más allá del diálogo.
Alguien hablará primero, el Barenboim del momento, luego se dirán muchas cosas, que no debemos conocer nunca, ¿para qué?, y luego, alguien dirá, un día más o menos lejano. "Bien, cuanto daño inútil, cuanta miseria, cuanta mierda, para nada", y los interlocutores asentirán. Ese día se podrá comenzar a hablar de paz y de lo que se quiera, mientras tanto, vamos a quedarnos en la libertad, no hay otra opción. No hay paz contra las víctimas, señor presidente.
La justicia resolverá los problemas legales y penales, pero nunca podrá resolver los problemas humanos, al contrario, muchas veces con sus decisiones, los incrementará. Evidentemente, la justicia es necesaria, pero no suficiente para resolver el problema del terrorismo en España.
Con este artículo no se propone la opción de un diálogo político, ni por supuesto, una negociación, porque no hay negociación posible. Como decía Malraux, "una vidad humana no vale nada, pero no hay nada que valga una vida", no es posible negociar nada manteniendo la dignidad, sobre una mesa ensangrentada
Sin embargo, desde mi criterio, sí considero posible un diálogo humano entre los actores fundamentales del terrorismo, los agresores y las víctimas.
Con él no se busca el perdón, ni la culpabilidad, ni la venganza, ni la equidistancia, solamente superar la locura terrorista. La justicia dirime la cuestión formal, pero el trasfondo humano queda al socaire de la sinrazón.
Propongo una solución racional a la irracionalidad, una síntesis dialéctica, entre el terror y el horror, sin tregua, sin negociación, sin política. No hay tregua posible, tampoco, porque siempre será una estafa, y una ocasión para la amenaza y el chantaje.
Sugiero la creación de un escenario no político como punto de origen de una futura convivencia tras el fin del terrorismo. En Euskadi, al igual que ocurre en Cataluña, las nuevas generaciones se están desarrollando y constituyendo sobre el segregacionismo nacionalista, el odio, y la sinrazón.
En España hay hartazgo de nacionalismo, pero nadie se da cuenta de que esto es lo que ocurre en la antesala de los fascismo, como aquella película de Bergman, "El huevo de la serpiente", en la que se observa como los alemanes humillados y oprimidos realmente por los franceses y las leoninas claúsulas del Tratado de Versalles, se fueron cargando de odio a lo ajeno, hasta que terminaron aceptando el nacismo como alternativa, y la consecuencia fue precisamente, el holocausto judío, no digo que aquí se llegue a tal extremo, pero el modelo se repite, aunque cambien escenario, guiones y actores.
El discurso del odio es la antesala de la violencia, y cuando se establece, es imparable. Por eso hablo de lo humano, que debe estar por encima de la política, más allá o más acá de los intereses de la política, siempre.
Alguien debe poner fin a esta locura, o de otra forma todos seguiremos contribuyendo a que siga creciendo. Eso es lo que Zapatero quiere resolver, y no sabe, porque piensa como un político, y para comenzar a resolver el problema de ETA hay que pensar como un ciudadano amenazado, con el suficiente coraje para enfrentarse a sus acosadores, con la ley y la fuerza, por supuesto, pero también con el corazón y la palabra.
El problema fundamental, está sobre la mesa, está ya definido, no es una cuestión de políticas, sino de personas. Despejando todas las incógnitas superfluas, al final nos quedan dos variables determinantes: las víctimas y los presos.
La víctimas son nuestras, de eso no cabe la menor duda, ayer se ha demostrado, y lo que está claro es que el problema de ETA no puede finalizarse haciéndolas luz de gas, a eso nos oponemos la inmensa mayoría de los españoles, por muchas razones que se han explicado por todas partes.
El problema, es que los presos, también son nuestros, y aquí seguro que va a surgir la discusión. De los presos de ETA, aunque queramos, tampoco podemos desentendernos, recientemente se ha visto el caso de Juana Chaos. Y la gente de la izquierda abertzale, que apoyan a los presos, también están en la ecuación. Esta es la realidad.
Además tenemos la fantástica y a veces fanática corte del problema formada por todos los Partidos Políticos, el Poder Judicial, la Iglesia, la Sociedad, las Instituciones del Estado, y las variables económicas, sociales, culturales, e incluso personales.
También hay mucha gente que vive de la no resolución del problema, porque cegados por conseguir “su” solución, han perdido criterio y percepción, y por lo tanto, un juicio adaptado a la realidad. Hay otros, que incluso se han acostumbrado a vivir en la confrontación y no saben hacerlo de otra forma. Y por supuesto, hay algunos que obtienen ventajas políticas de la existencia del problema terrorista en España, nunca he entendido porque el problema vasco es un problema exclusivamente español, cuando parte de la Euskalherría también se encuentra en territorio francés, pero bueno.
Y tras esta breve descripción de las circunstancias, vamos al meollo de la cuestión. El problema de ETA, al final, no es un problema político, sino un problema de personas. Agresores y víctimas, y aquí se contempla la fascinación voltaireniana del asunto. En términos reales, como el sentirse agresor o víctima depende de las emociones de cada uno, pues no lleva remedio, porque los de ETA se siguen creyendo que son víctimas de un Estado opresor, y los españoles asesinados, agredidos y hostigados, por ETA se sienten víctimas de la agresión terrorista.
Lo que está claro, es que los de ETA consideran que el Estado es agresor con el pueblo vasco, y hay una buena parte del pueblo vasco que comprende que menos mal que está el Estado para defender sus derechos y libertad, ante los agresores abertzales.
Llegados a este punto solo veo una solución brutal, quizás imposible, pero seguro que positiva, y antes de que me salten al cuello los defensores de las ultranzas, hágase una mínima reflexión sobre la cuestión.
Lo denominaré la “Solución Barenboim-Said”, quizás soy un ingenuo o un idiota, pero el argentino Daniel Barenboin, conocedor de las leyes de punto final de su país, del inigualable esfuerzo de Ernesto Sábato por mirar hacia delante, y harto del dolor que vio en su pueblo, nada más y nada menos que ha logrado hacer una orquesta con palestinos y judíos, que va por el mundo, demostrando que ante la música no hay religión, ni política, que ante el desarrollo pleno de la obra humana no hay divisiones.
Mientras las vícitmas de ETA y los que defienden la amnistía para los presos de ETA no se sienten en una mesa y dialoguen, este problema no tiene remedio. No es el diálogo de Zapatero el que propongo, con representantes de las diversas opciones, voy mucho más allá, voy al núcleo de la cuestión, voy al dolor humano en toda su magnitud.
Hay que dejarse de intermediarios políticos, que no sirven absolutamente para nada, y hay que buscar la auténtica estructura del problema, nunca la normalización sin extinción, que es lo que tenemos. Barenboim (que es de origen judío), no se atrevió a resolver el problema argentino porque le dolía, pero está intentándolo con el palestino-judío, labor que comenzó con el palestino Said, hace poco fallecido, y ha logrado lo que nadie se creía que iba a lograr, hoy ha niños musulmanes, cristianos, y judíos que están creciendo juntos y en paz, más allá del odio. Por supuesto, hay gente árabe y judía, intelectuales de ambas etnias, que le apoyan.
Como decía Séneca, y no es hipocresía, a veces comprendo que la solución de un problema que pueda proponer está por encima de mis posibilidades de alcanzarla. Esto no supone que esté equivocado, sino que no doy la talla para el propósito, pero tal vez haya alguien de ETA y alguien de las víctimas que sí la den. No me gustaría estar en la piel de ninguno de ellos, porque serán chivos expiatorios, traidores, y mártires de una causa, que a lo peor, tampoco así se resuelve, pero así se ha desmantelado el IRA en Irlanda, más o menos, o así parece.
Se necesita unir a alguien que represente a los agresores y alguien que represente a las víctimas (interpretación "ad hoc"); también se necesita reunir a alguien honesto con ellos, si es posible que no tenga nada que ver con la política, y quizás tampoco con el problema, y todo esto no debe hacerse en una sala de tribunales, ni en una herrikotaberna, sino en una sencilla mesa con unas cuantas sillas cómodas, y en numerosas ocasiones. Hablo de una solución terapéutica, algo que va más allá del diálogo.
Alguien hablará primero, el Barenboim del momento, luego se dirán muchas cosas, que no debemos conocer nunca, ¿para qué?, y luego, alguien dirá, un día más o menos lejano. "Bien, cuanto daño inútil, cuanta miseria, cuanta mierda, para nada", y los interlocutores asentirán. Ese día se podrá comenzar a hablar de paz y de lo que se quiera, mientras tanto, vamos a quedarnos en la libertad, no hay otra opción. No hay paz contra las víctimas, señor presidente.
La justicia resolverá los problemas legales y penales, pero nunca podrá resolver los problemas humanos, al contrario, muchas veces con sus decisiones, los incrementará. Evidentemente, la justicia es necesaria, pero no suficiente para resolver el problema del terrorismo en España.
Con este artículo no se propone la opción de un diálogo político, ni por supuesto, una negociación, porque no hay negociación posible. Como decía Malraux, "una vidad humana no vale nada, pero no hay nada que valga una vida", no es posible negociar nada manteniendo la dignidad, sobre una mesa ensangrentada
Sin embargo, desde mi criterio, sí considero posible un diálogo humano entre los actores fundamentales del terrorismo, los agresores y las víctimas.
Con él no se busca el perdón, ni la culpabilidad, ni la venganza, ni la equidistancia, solamente superar la locura terrorista. La justicia dirime la cuestión formal, pero el trasfondo humano queda al socaire de la sinrazón.
Propongo una solución racional a la irracionalidad, una síntesis dialéctica, entre el terror y el horror, sin tregua, sin negociación, sin política. No hay tregua posible, tampoco, porque siempre será una estafa, y una ocasión para la amenaza y el chantaje.
Sugiero la creación de un escenario no político como punto de origen de una futura convivencia tras el fin del terrorismo. En Euskadi, al igual que ocurre en Cataluña, las nuevas generaciones se están desarrollando y constituyendo sobre el segregacionismo nacionalista, el odio, y la sinrazón.
En España hay hartazgo de nacionalismo, pero nadie se da cuenta de que esto es lo que ocurre en la antesala de los fascismo, como aquella película de Bergman, "El huevo de la serpiente", en la que se observa como los alemanes humillados y oprimidos realmente por los franceses y las leoninas claúsulas del Tratado de Versalles, se fueron cargando de odio a lo ajeno, hasta que terminaron aceptando el nacismo como alternativa, y la consecuencia fue precisamente, el holocausto judío, no digo que aquí se llegue a tal extremo, pero el modelo se repite, aunque cambien escenario, guiones y actores.
El discurso del odio es la antesala de la violencia, y cuando se establece, es imparable. Por eso hablo de lo humano, que debe estar por encima de la política, más allá o más acá de los intereses de la política, siempre.
Alguien debe poner fin a esta locura, o de otra forma todos seguiremos contribuyendo a que siga creciendo. Eso es lo que Zapatero quiere resolver, y no sabe, porque piensa como un político, y para comenzar a resolver el problema de ETA hay que pensar como un ciudadano amenazado, con el suficiente coraje para enfrentarse a sus acosadores, con la ley y la fuerza, por supuesto, pero también con el corazón y la palabra.
Biante de Priena
6 comentarios:
Pero esto no tiene nada que ver con judíos y palestinos. Nadie está ocupando el territorio de nadie y no hay conflicto territorial. No es una contienda entre vascos y españoles. Es una cuestión entre verdugos y víctimas. En el 45, nadie negoció entre los judíos y los nazis, no se llamó a ningún Barenboim. La justicia juzgó a los criminales, y los condenó. Ahora debe hacerse lo mismo: justicia y cumplimiento de penas para los criminales. No hay nada que negociar. Este artículo es incomprensible para mí.
Los presos son nuestros? Vaya tontería.
Este texto lo firmaría ZP. No lo entiendo. Pido más aclaraciones al autor, porque contradice otros suyos que con gusto he leido. Gracias.
Que no entiede anónimo?, es difícil saber que es lo que no entiende si no lo dice.
Este artículo JAMAS podría firmarlo ZP, porque él propone diálogo político, y no propongo un diálogo político, porque no creo que resuelve el problema.
Pero si creo en el diálogo más humano, el que proviene del dolor y la rabia, y su superación, su catarsis; sin él, es imposible una solución al problema del terrorismo en España.
Creo que no se entiende, no es NEGOCIACION lo que propongo, NO HAY NEGOCIACION POSIBLE que eso es lo que propone ZP. No busco el perdón, ni la culpabilidad, ni la venganza, sino superarlas.
La justicia dirime la cuestión formal, pero el trasfondo humano queda al socaire de la sinrazón.
Propongo una solución racional a la irracionalidad, una síntesis dialéctica, no pido una tregua, porque la tregua concedida con amenazas y chantajes es una estafa, pido la creación de un escenario no político como punto de origen de una futura paz.
En Euskadi las nuevas generaciones se están generando y constituyendo sobre el odio, y la sinrazón. En España también, y nadie se da cuenta de que esto es como aquella película de Bergman, "el huevo de la serpiente", en la que los alemanes humillados por los franceses y el Tratado de Versalles, aceptaron el nacismo como alternativa.
Hablo de lo humano, que debe estar por encima de la política, siempre.
Alguien debe poner fin a esta locura, o seguir contribuyendo a que siga creciendo.
Holocausto y cine
"El Huevo de la Serpiente"
Abraham Zylberman
Película que cuenta la historia de dos personas arrojadas a una Alemania que gradualmente irá cayendo en las manos de Hitler.
Ingmar Bergman
"El Huevo de la Serpiente" fue filmada en Berlín occidental, hablada en inglés, con un solo intérprete que había trabajado previamente con Ingmar Bergman, Liv Ullman. La acción transcurre en los años '20, durante la república de Weimar. Bergman había vivido en Alemania en el marco de un plan de intercambio estudiantil junto a una familia alemana. De esta manera, estuvo en contacto con las primeras manifestaciones del nazismo en dicho país.
La película tiene el sello inconfundible de Bergman y algunas escenas nos retrotraen a "Luz de invierno" o "Gritos y susurros", donde el director pone de manifiesto algunos de sus sentimientos hacia la religión. La película es un grito de protesta y temor, muestra la decadencia de una sociedad, su lenta caída hacia el abismo.
La historia cuenta acerca de dos personas arrojadas a una Alemania que gradualmente irá cayendo en las manos de Hitler: David Carradine, el americano, un artista circense y Liv Ullman, su cuñada, cuyo esposo ha muerto repentinamente después defuertes dolores de cabeza. Ambos tratan de sobrevivir de la mejor manera posible, ella en un cabaret y él trabajando a destajo aquí y allá, sintiéndose incómodo en una sociedad que siente que lo rechaza por ser judío. Finalmente ambos caerán en manos de un médico que anticipa el futuro de ciertos aspectos de la medicina bajo el dominio nazi.
La atmósfera cada vez más opresiva, nos prepara para el futuro: a través de la delgada cáscara del huevo de la serpiente, nos acecha el horror de lo provenir. Y a pesar de ello, lo esperamos sin hacer nada...
FICHA TÉCNICA
Título original: The Serpent's Egg
Origen: Alemania-Estados Unidos. Año: 1978
Género: Drama. Duración: 120 min. Color
Protagonistas
David Carradine
Liv Ullmann,
Gert Fröbe,
James Whitmore,
Heinz Bennent,
Glynn Turman
Créditos
Fotógrafo: Sven Nikvist
Productor: Dino de Laurentiis
Guión y dirección: Ingmar Bergman
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