Parece que nos aproximamos al final de la pesadilla que hemos
vivido en España desde que aquel muchacho con buenas intenciones se fue a
residir a La Moncloa, después de aliarse con los supuestos talibanes (o
terroristas sin causa) tras el atentado del 11-M, contra el Gobierno de Aznar y
más de la mitad de los españoles, que dejó 192 muertos en las cercanías de
Madrid. Todo fue juzgado por la justicia que no mete en la cárcel a Urdangarín,
Bono, Blanco, Bárcenas (y los "sobreros"), Matas, los jefes de los sindicatos de los EREs, Griñán, los consejos de administración de las Cajas de Ahorros, y excarcela a Blesa, los chicos de ETA, y no recobra un céntimo de lo esquilmado: la justicia sectaria de la
casta al servicio del poder.
Pero ahora que se acaba la pesadilla de lo ocurrido, comienza la pesadilla de lo que está por venir. Nos había advertido Jean François Revel en El conocimiento
inútil y también El Roto en alguna de sus magníficas viñetas: todo era una
farsa, con la intención de ocultar la depredación a que seríamos sometidos los
españoles desde el poder.
No, no había intención de proteger a las mujeres con la Ley
de Violencia de Género, simplemente era una propuesta que desviaría miles de
millones de euros para repartir entre las compañeras del partido de todas las
izquierdas. Tampoco había una voluntad de promover el trabajo en Andalucía,
sino una coartada para extraer beneficios a costa de los parados por parte de
los partidos de la izquierda y los sindicatos, y alcanzar la cota de paro,
miseria y hambre más elevada de Europa tras 35 años de gobierno socialista. Al
igual que la Ley de Memoria Histórica, otra forma de fascismo emocional para
colocar a unos cuantos que vivían de de defender el asunto, lo mismo que en la
Alianza de Civilizaciones. No se engañen, la sanidad pública y la educación
pública son pesebres para colocar a la casta socialista de todos los partidos.
Y la justicia, pobre justicia, una forma de blindar a la casta colocando
fiscales y jueces al servicio del poder. De los medios de comunicación vendidos
a todos los poderes mejor no hablar, ni perder el tiempo, sicarios de la información
a sueldo.
No importaban las buenas intenciones en los ecoteologistas
que abolieron los toros, sino la promoción de la independencia de Cataluña para
ocultar los crímenes cometidos en aquella hermosa tierra, por todos los
partidos durante todo el tiempo desde hace décadas. Al igual que en Euskadi, se abolió ETA a costa
de cargarse la dignidad de las víctimas, con la participación de todos los
partidos. Se premia a los asesinos y sus defensores con cargos representativos, que es lo mismo que haberles dado a los nazis la medalla al mérito civil después de lo de Auschwitz.
Lo público, lo social, es ese gran pesebre del que viven los que se rasgan las vestiduras mientras reciben su sueldo todos los meses, no se puede entender que el único sector en el que no ha dejado de crecer el empleo desde 2004, sea el sector público en un 25 % (más de 600.000 nuevos empleados), mientras el paro general se incrementaba en un 27 % (más de 3,5 millones de nuevos desempleados), sin comprender que ha sido el lugar para colocar a todos los familiares y amigos de los que han detentado el poder. No había ningún proyecto de crear una banca pública al servicio del pueblo con las Cajas de Ahorros, sino la voluntad de esquilmar de fondos públicos a estas entidades para repartírselo entre todas las sectas que conforman la Casta.
No se engañen, el PP de Mariano Rajoy nunca ha defendido
España ni a los españoles, defiende sus pesebres a cualquier precio y sus
negocios, igual que el PSOE, la casta es una y no cincuenta y una, ni
diecisiete. El único hecho diferencial en este país es que hay un 1 % de
depredadores con poder y gestión de recursos públicos y un 99 % de esquilmados.
No es cierto que haya austeridad, ni que las medidas del gobierno de Mariano
Rajoy vayan a resolver nada, porque han respetado todos los engranajes del
monstruo Estado, de las administraciones públicas que sólo puede vivir con la
muerte de nuestro bienestar. No es verdad que el PP vaya a perseguir la
corrupción, porque el PP es sinónimo de corrupción igual que los demás
partidos. Mariano Rajoy es un farsante, igual que todos los miembros de su
gobierno.
Lo del 15-M fue un montaje de policías buenos y malos para jugar
al gato y al ratón con la opinión pública, perfectamente representado por los
socialistas de todos los partidos, de la izquierda y de la derecha, al servicio
del poder. Las protestas organizadas y rápidamente sofocadas con la
participación de IU, los sindicatos y otros afianzados en la representación de la protesta de la calle, como las plataformas de desahuciados.
Todo es una farsa, una representación teatral, comedia para
la casta y drama para todos los demás. Mientras los de arriba se ríen de su
ingenio, los de abajo lloramos por nuestra estupidez.
A los españoles se nos está cayendo la venda de los ojos,
ahora que lo único que podemos contemplar es la catástrofe que nos han dejado,
con una generación joven con un millón de licenciados en paro que forman parte
del 56 % de parados jóvenes (tasa de paro más elevada de Europa), que van a
tener que pagar más de un billón de euros de deuda que han creado entre
Zapatero y Rajoy en los últimos ocho años, las pensiones y encima vivir con lo
que les quede. Y dice Mariano, que ahora se alía con Rubalcaba, para finiquitar
el engaño que este país tiene solución.
¿Cómo va a tener solución si el problema son ellos, los
tarugos depredadores de la casta que han acabado con la confianza de los
españoles en cualquier forma de representación pública? Hay que ser imbéciles, no sólo se cargaron el
país, sino todos los recursos para levantarlo, los materiales y los humanos,
condenándonos al regreso en décadas, exclusivamente por su codicia y su
estupidez.
Aquí hay un español que reclama justicia y restitución, que quiere vivir en una democracia en libertad y para ello está dispuesto a enfrentarse al poder, solo, o en compañía de otros, hasta acabar con tanta mezquindad. Me parece vomitivo dejarles esta mierda de país y a estos mierdas de la casta en el poder a nuestros hijos. Esto lo vamos a resolver entre los que todavía conservamos el sentido común, y somos muchos más de los que se dejan ver. Es hora de dejar el miedo atrás, lo peor es lo que tenemos ahora mismo: el miedo a continuar como estamos, con la certeza de empeorar si no hacemos nada, es lo que debe motivar nuestro paso a la acción.
Enrique Suárez