A fin de conmemorar el tercer año de presencia pública de Ciudadanos en la Red en la escena política de la red hispana, deseo brindar un merecido homenaje a la Resistencia Española, conformada por todos los que han mostrado su oposición ante la barbarie sectaria que asola la existencia de los vejados ciudadanos de este país, jamás respetados por los políticos de todas las facciones que conforman un régimen de esperpento y latrocinio.
El trigésimo primer aniversario de la Constitución Española de 1978 ha pasado y habrá que luchar cada día más por alcanzar el trigésimo segundo y los sucesivos, pero la victoria está asegurada para los españoles y no para los políticos que dicen representarles. Está claro que los políticos de este país no se merecen más respeto que el que brindan a los ciudadanos, a los que dicen representar, porque el respeto se obtiene del esmerado cumplimiento de las reglas que ellos se saltan cada día y de la confianza mantenida, que no puede provenir de la demagogia que imparten como doctrina.
Ante nosotros tenemos a un Presidente del Gobierno español que ha prevaricado en sus funciones, porque habiendo prometido cumplir y hacer cumplir la Constitución Española para acceder a su cargo, ha tenido la desfachatez de apoyar una sedición encubierta de la comunidad de Cataluña para mantener su partido en el poder, tanto en Cataluña, como en España; es decir, ha intentado vender la dignidad de los españoles por un plato de lentejas electorales, aprovechando que los ciudadanos estamos deslumbrados por la crisis económica que nunca existió, la desocupación más elevada de la historia de nuestro país, y los daños colaterales de su Gobierno. Quienes representan la oposición, tampoco han sabido ni han querido –ojo al dato- ejercer su derecho y deber, limitando y controlando los excesos de autoridad de un Gobierno que ha traicionado los propios fundamentos de su existencia.
Por eso quiero hacer un homenaje a la Resistencia Española formada por los ciudadanos, en especial a mis antiguos compañeros del partido Ciutadans, evidentemente no a los peregrinos que hoy acompañan a esa polichinela que es Albert Rivera hacia el cenotafio que la historia le tiene reservado hace tiempo, sino a los que estuvieron hasta un poco antes o un poco después del Congreso de Hospitalet, en el que se confirmó la deriva del engendro catalán no nacionalista.
Definir la Resistencia Española no resulta fácil, pero la experiencia de estos años nos ha permitido a algunos conocer sus características, porque aunque resulte extraño lo que se vivió en Ciutadans en el periodo que va desde su fundación hasta su declive, remeda en numerosas cuestiones lo ocurrido en este país. Quien haya vivido la confrontación de Constitucionalistas contra No Nacionalistas en el partido naranja, sabe que es lo que está ocurriendo ahora mismo en el conflicto que se dirime entre los derechos inconstitucionales de sedición de la Catalunya representada –que nada tiene que ver con la Cataluña real- y los Constitucionalistas que defendimos en todo momento la Nación española constituida como único atanor de legitimidad para nuestra convivencia. También en Ciudadanos se promovió algún Manifiesto por la Dignidad, ahora que están tan de moda en nuestro país.
Evidentemente la resistencia española no está formada exclusivamente por los que estuvimos en Ciutadans, me consta que en todos los partidos políticos, especialmente en los más novedosos, se han formado grupos de resistencia contra la osadía de los políticos, algo que he celebrado y de lo que me congratulo. Pero también hay numerosos ciudadanos que a título individual o en pequeños grupos cada día presentan batalla contra la estupidez de los políticos españoles, todos ellos, por supuesto también conforman la resistencia española, al menos la que se expresa públicamente.
¿A dónde quieren llevarnos los políticos?
El meollo de la cuestión que se dirime no es baladí, porque tras la pantalla ornamentada de una lucha por los derechos de una comunidad a emanciparse de la organización común y compartida que es el Estado español, que no puede exceder en ningún caso los límites de la Nación española y su Constitución, se oculta arteramente la sumisión de los derechos fundamentales de los españoles a su representación política colectiva, que es el pasaje gratuito e involuntario para un viaje sin retorno hacia el feudalismo al que nos invitan nuestros representantes públicos Pero además se oculta la demolición incontrolada de nuestro Estado de Derecho, de nuestra cultura, de nuestra historia, de nuestra identidad, de todo lo que somos, hemos sido y podremos ser, porque reescribir de nuevo la realidad al antojo de unos cuantos sinvergüenzas produce numerosos privilegios y beneficios de enorme rentabilidad, aunque sea sometiendo a la más inicua opresión a los ciudadanos representados.
El Estatut de Catalunya es exactamente lo mismo que la propuesta de Ibarretxe para convertir Euskadi en un Estado Libre Asociado, pero hecha de forma más maquiavélica y demagógica, con nocturnidad y alevosía, porque en este caso ha contado con la colaboración y / o anuencia de una facción numerosa del partido –no todos, es cierto- que sustenta en el Gobierno de España, a José Luis Rodríguez Zapatero como Presidente, un personaje que todavía no distingue que sus gobernados son ciudadanos y soberanos, que él sólo tiene poder para administrar el Estado, siempre que no toque el dominio que es la nación, España, y su soporte legítimo que es la Constitución de 1978, cuya existencia y futuro concierne en exclusiva legitimidad al pueblo español –y a nadie más-, porque este poder no puede ser delegado, ni transferido, ni representado en ningún proceso electoral que no sea un referéndum de todo el pueblo español, de la nación española. Algo tan sencillo de comprender para alguien que no sea analfabeto, no puede en ningún caso dejar de ser comprendido por un licenciado en derecho que incluso impartió clases de Constitucional y por todos los representantes funcionariales del Estado español, así que a la malevolencia política debe añadirse el agravante de insidia y connivencia de los servicios jurídicos del Estado.
Para que ustedes acaben de entender la tropelía del insigne circunflejo, sirva el siguiente ejemplo, supongan que una empresa valenciana de calzado contrata a un gerente para hacer zapatos, pero un día el gerente se levanta y se declara a sí mismo presidente del consejo de administración y decide con la ayuda de un delegado en el consejo, enajenar una parte de la empresa ante la mirada atónita de los accionistas, que son los únicos y legítimos propietarios de la empresa. Otro ejemplo, los hijos de un finado heredan un negocio y uno de ellos decide unilateralmente venderlo sin informar siquiera al resto de los legítimos herederos. Esto que parece un chiste, es lo que pretende hacer Rodríguez Zapatero con Montilla, ríanse ustedes ahora del despropósito y la desvergüenza que supone tener unos representantes públicos que hagan semejante salvajada política y además pretendan recibir aplausos. Nos insultan, estos malandrines insultan la inteligencia de los españoles, conculcan nuestros derechos, y se quedan tan frescos.
Pues todas estas cosas las fuimos aprendiendo algunos españoles en el enfrentamiento directo con esa legión de sectarios que habitaba Ciutadans, los que se declararon no nacionalistas de centro izquierda un buen día, pensando que se habían deshecho de los españoles en su partido y lo que lograron fue mandar su formación política directamente al olvido, gracias a la ayuda de algún catedrático de Derecho Constitucional primo del Presidente de Caixa Catalunya y el pacto contra natura de un Albert Rivera que aspiraba a líder mesiánico, con unos sectarios organizados, ex militantes del PSC, que decían representar al partido en el Parlament de Catalunya, mientras lo que hacían era dejar que pasara el tiempo sin hacer nada, o haciendo que hacían algo, para que la afrenta del Estatut se acabara perpetrando.
España le dice adiós a Zapatero
Alguien me preguntó el otro día en un comentario por qué no soporto a Zapatero, pues muy sencillo: porque es idiota de libro, y si acepto su idiotez como supremacía intelectual yo también me convierto inmediatamente en idiota, y la verdad que no me agrada, como sé que le ocurre a otros muchos de mis compañeros en Ciudadanos en la Red, que nos hagan idiotas por decreto nos molesta soberanamente, por mucho poder que crea un imbécil y sus seguidores que atesoran por haber sido elegido en las urnas, a base de subvenciones, reparto de euros y contratos del plan E, llenando de engaños, autobuses y bocadillos los procesos electorales, con unos votantes a los que mantiene en la más absoluta indigencia política e ignorancia supina bajo hipnosis televisiva, en vez de procurar su emancipación cultural como seres humanos libres que sean capaces de pensar y decidir por sí mismos. No se puede hacer un país serio con creyentes alelados, gente que sólo piensa en lo que va a reportarles económicamente su voto, si un contrato público, una pensión, una liberación sindical, una paga para la mujer, un trabajo para la niña, o un pelotazo, porque hay mucha miseria bien administrada en este país gracias al socialismo, los nacionalismos, y los conservadores, ejemplares representantes de todas las corrupciones.
Quiero añadir una cosa más, si en España hay pluralidad, que es la condición necesaria –aunque no suficiente- para que exista libertad, es por nuestra unidad como españoles gracias a la Constitución Española de 1978, en esta magnífica nación en la que vivimos. Que no, que se siguen equivocando los petimetres, que la pluralidad no se puede definir por territorios (nacionalistas), clases (socialistas) o creencias (conservadores). La única pluralidad realmente existente en España es la de individuos libres con derechos fundamentales bien acotados y determinados por su Constitución, que los determina como ciudadanos y soberanos.
La pluralidad y la libertad que vivimos en España provienen de la unidad y la cohesión de los españoles, pero de uno en uno –ciudadanos y soberanos- y no agrupados de forma interesada según convenga al político de turno. Porque estos imbéciles que se dedican a la política no acaban de entender por más que se les explique que la emancipación humana de los españoles es de cada uno y de todos al mismo tiempo.
Cuando en 1812 esta nación se hizo soberana ante el absolutismo del Rey, se hizo dueña de su destino al mismo tiempo. Ni siervos, ni esclavos, ni sometidos. Esta nación es del pueblo español –que no puede delegar su soberanía a nadie- y sólo el pueblo español, la suma de todos y cada uno de los españoles, puede decidir su continuidad o disolución, es un todo conjunto, una unidad que no admite fragmentación, ni reducción, ni maquinación alguna. Ahora España somos nosotros, pero España ha existido y seguirá existiendo cuando nosotros no estemos, eso que es tan sencillo de comprender, estos tarugos tratan de envolverlo en sus miserias para hacer hamburguesas de nuestra soberanía.
A estas alturas de la historia, lo único que nos interesa dejar claro a los ciudadanos-soberanos españoles es que hemos decidido enfrentarnos con la estupidez solemne de los representantes públicos de nuestro país, porque España, la Nación española, no está en venta, se queda fuera del negocio que se han montado los políticos, como indica con claridad meridiana la Constitución Española de 1978.
Y como ha ocurrido en otras etapas de nuestra historia, algunos españoles hemos decidido que no admitimos ni un peinado para la patria, que está hermosa con sus pelos escarpados y la peineta tradicional, que les quede claro a estos peluqueros sobrealzados a políticos. Con el tiempo habrá que exigir responsabilidad pública a todos estos mequetrefes, pero por ahora vamos a unirnos bajo nuestra bandera con la Constitución en la mano (y en la cabeza) para mandarlos directamente a la mierda, proclamando a los cuatro vientos:
¡Qué os den miserables!
¡Viva España y Olé!
Enrique Suárez Retuerta
El trigésimo primer aniversario de la Constitución Española de 1978 ha pasado y habrá que luchar cada día más por alcanzar el trigésimo segundo y los sucesivos, pero la victoria está asegurada para los españoles y no para los políticos que dicen representarles. Está claro que los políticos de este país no se merecen más respeto que el que brindan a los ciudadanos, a los que dicen representar, porque el respeto se obtiene del esmerado cumplimiento de las reglas que ellos se saltan cada día y de la confianza mantenida, que no puede provenir de la demagogia que imparten como doctrina.
Ante nosotros tenemos a un Presidente del Gobierno español que ha prevaricado en sus funciones, porque habiendo prometido cumplir y hacer cumplir la Constitución Española para acceder a su cargo, ha tenido la desfachatez de apoyar una sedición encubierta de la comunidad de Cataluña para mantener su partido en el poder, tanto en Cataluña, como en España; es decir, ha intentado vender la dignidad de los españoles por un plato de lentejas electorales, aprovechando que los ciudadanos estamos deslumbrados por la crisis económica que nunca existió, la desocupación más elevada de la historia de nuestro país, y los daños colaterales de su Gobierno. Quienes representan la oposición, tampoco han sabido ni han querido –ojo al dato- ejercer su derecho y deber, limitando y controlando los excesos de autoridad de un Gobierno que ha traicionado los propios fundamentos de su existencia.
Por eso quiero hacer un homenaje a la Resistencia Española formada por los ciudadanos, en especial a mis antiguos compañeros del partido Ciutadans, evidentemente no a los peregrinos que hoy acompañan a esa polichinela que es Albert Rivera hacia el cenotafio que la historia le tiene reservado hace tiempo, sino a los que estuvieron hasta un poco antes o un poco después del Congreso de Hospitalet, en el que se confirmó la deriva del engendro catalán no nacionalista.
Definir la Resistencia Española no resulta fácil, pero la experiencia de estos años nos ha permitido a algunos conocer sus características, porque aunque resulte extraño lo que se vivió en Ciutadans en el periodo que va desde su fundación hasta su declive, remeda en numerosas cuestiones lo ocurrido en este país. Quien haya vivido la confrontación de Constitucionalistas contra No Nacionalistas en el partido naranja, sabe que es lo que está ocurriendo ahora mismo en el conflicto que se dirime entre los derechos inconstitucionales de sedición de la Catalunya representada –que nada tiene que ver con la Cataluña real- y los Constitucionalistas que defendimos en todo momento la Nación española constituida como único atanor de legitimidad para nuestra convivencia. También en Ciudadanos se promovió algún Manifiesto por la Dignidad, ahora que están tan de moda en nuestro país.
Evidentemente la resistencia española no está formada exclusivamente por los que estuvimos en Ciutadans, me consta que en todos los partidos políticos, especialmente en los más novedosos, se han formado grupos de resistencia contra la osadía de los políticos, algo que he celebrado y de lo que me congratulo. Pero también hay numerosos ciudadanos que a título individual o en pequeños grupos cada día presentan batalla contra la estupidez de los políticos españoles, todos ellos, por supuesto también conforman la resistencia española, al menos la que se expresa públicamente.
¿A dónde quieren llevarnos los políticos?
El meollo de la cuestión que se dirime no es baladí, porque tras la pantalla ornamentada de una lucha por los derechos de una comunidad a emanciparse de la organización común y compartida que es el Estado español, que no puede exceder en ningún caso los límites de la Nación española y su Constitución, se oculta arteramente la sumisión de los derechos fundamentales de los españoles a su representación política colectiva, que es el pasaje gratuito e involuntario para un viaje sin retorno hacia el feudalismo al que nos invitan nuestros representantes públicos Pero además se oculta la demolición incontrolada de nuestro Estado de Derecho, de nuestra cultura, de nuestra historia, de nuestra identidad, de todo lo que somos, hemos sido y podremos ser, porque reescribir de nuevo la realidad al antojo de unos cuantos sinvergüenzas produce numerosos privilegios y beneficios de enorme rentabilidad, aunque sea sometiendo a la más inicua opresión a los ciudadanos representados.
El Estatut de Catalunya es exactamente lo mismo que la propuesta de Ibarretxe para convertir Euskadi en un Estado Libre Asociado, pero hecha de forma más maquiavélica y demagógica, con nocturnidad y alevosía, porque en este caso ha contado con la colaboración y / o anuencia de una facción numerosa del partido –no todos, es cierto- que sustenta en el Gobierno de España, a José Luis Rodríguez Zapatero como Presidente, un personaje que todavía no distingue que sus gobernados son ciudadanos y soberanos, que él sólo tiene poder para administrar el Estado, siempre que no toque el dominio que es la nación, España, y su soporte legítimo que es la Constitución de 1978, cuya existencia y futuro concierne en exclusiva legitimidad al pueblo español –y a nadie más-, porque este poder no puede ser delegado, ni transferido, ni representado en ningún proceso electoral que no sea un referéndum de todo el pueblo español, de la nación española. Algo tan sencillo de comprender para alguien que no sea analfabeto, no puede en ningún caso dejar de ser comprendido por un licenciado en derecho que incluso impartió clases de Constitucional y por todos los representantes funcionariales del Estado español, así que a la malevolencia política debe añadirse el agravante de insidia y connivencia de los servicios jurídicos del Estado.
Para que ustedes acaben de entender la tropelía del insigne circunflejo, sirva el siguiente ejemplo, supongan que una empresa valenciana de calzado contrata a un gerente para hacer zapatos, pero un día el gerente se levanta y se declara a sí mismo presidente del consejo de administración y decide con la ayuda de un delegado en el consejo, enajenar una parte de la empresa ante la mirada atónita de los accionistas, que son los únicos y legítimos propietarios de la empresa. Otro ejemplo, los hijos de un finado heredan un negocio y uno de ellos decide unilateralmente venderlo sin informar siquiera al resto de los legítimos herederos. Esto que parece un chiste, es lo que pretende hacer Rodríguez Zapatero con Montilla, ríanse ustedes ahora del despropósito y la desvergüenza que supone tener unos representantes públicos que hagan semejante salvajada política y además pretendan recibir aplausos. Nos insultan, estos malandrines insultan la inteligencia de los españoles, conculcan nuestros derechos, y se quedan tan frescos.
Pues todas estas cosas las fuimos aprendiendo algunos españoles en el enfrentamiento directo con esa legión de sectarios que habitaba Ciutadans, los que se declararon no nacionalistas de centro izquierda un buen día, pensando que se habían deshecho de los españoles en su partido y lo que lograron fue mandar su formación política directamente al olvido, gracias a la ayuda de algún catedrático de Derecho Constitucional primo del Presidente de Caixa Catalunya y el pacto contra natura de un Albert Rivera que aspiraba a líder mesiánico, con unos sectarios organizados, ex militantes del PSC, que decían representar al partido en el Parlament de Catalunya, mientras lo que hacían era dejar que pasara el tiempo sin hacer nada, o haciendo que hacían algo, para que la afrenta del Estatut se acabara perpetrando.
España le dice adiós a Zapatero
Alguien me preguntó el otro día en un comentario por qué no soporto a Zapatero, pues muy sencillo: porque es idiota de libro, y si acepto su idiotez como supremacía intelectual yo también me convierto inmediatamente en idiota, y la verdad que no me agrada, como sé que le ocurre a otros muchos de mis compañeros en Ciudadanos en la Red, que nos hagan idiotas por decreto nos molesta soberanamente, por mucho poder que crea un imbécil y sus seguidores que atesoran por haber sido elegido en las urnas, a base de subvenciones, reparto de euros y contratos del plan E, llenando de engaños, autobuses y bocadillos los procesos electorales, con unos votantes a los que mantiene en la más absoluta indigencia política e ignorancia supina bajo hipnosis televisiva, en vez de procurar su emancipación cultural como seres humanos libres que sean capaces de pensar y decidir por sí mismos. No se puede hacer un país serio con creyentes alelados, gente que sólo piensa en lo que va a reportarles económicamente su voto, si un contrato público, una pensión, una liberación sindical, una paga para la mujer, un trabajo para la niña, o un pelotazo, porque hay mucha miseria bien administrada en este país gracias al socialismo, los nacionalismos, y los conservadores, ejemplares representantes de todas las corrupciones.
Quiero añadir una cosa más, si en España hay pluralidad, que es la condición necesaria –aunque no suficiente- para que exista libertad, es por nuestra unidad como españoles gracias a la Constitución Española de 1978, en esta magnífica nación en la que vivimos. Que no, que se siguen equivocando los petimetres, que la pluralidad no se puede definir por territorios (nacionalistas), clases (socialistas) o creencias (conservadores). La única pluralidad realmente existente en España es la de individuos libres con derechos fundamentales bien acotados y determinados por su Constitución, que los determina como ciudadanos y soberanos.
La pluralidad y la libertad que vivimos en España provienen de la unidad y la cohesión de los españoles, pero de uno en uno –ciudadanos y soberanos- y no agrupados de forma interesada según convenga al político de turno. Porque estos imbéciles que se dedican a la política no acaban de entender por más que se les explique que la emancipación humana de los españoles es de cada uno y de todos al mismo tiempo.
Cuando en 1812 esta nación se hizo soberana ante el absolutismo del Rey, se hizo dueña de su destino al mismo tiempo. Ni siervos, ni esclavos, ni sometidos. Esta nación es del pueblo español –que no puede delegar su soberanía a nadie- y sólo el pueblo español, la suma de todos y cada uno de los españoles, puede decidir su continuidad o disolución, es un todo conjunto, una unidad que no admite fragmentación, ni reducción, ni maquinación alguna. Ahora España somos nosotros, pero España ha existido y seguirá existiendo cuando nosotros no estemos, eso que es tan sencillo de comprender, estos tarugos tratan de envolverlo en sus miserias para hacer hamburguesas de nuestra soberanía.
A estas alturas de la historia, lo único que nos interesa dejar claro a los ciudadanos-soberanos españoles es que hemos decidido enfrentarnos con la estupidez solemne de los representantes públicos de nuestro país, porque España, la Nación española, no está en venta, se queda fuera del negocio que se han montado los políticos, como indica con claridad meridiana la Constitución Española de 1978.
Y como ha ocurrido en otras etapas de nuestra historia, algunos españoles hemos decidido que no admitimos ni un peinado para la patria, que está hermosa con sus pelos escarpados y la peineta tradicional, que les quede claro a estos peluqueros sobrealzados a políticos. Con el tiempo habrá que exigir responsabilidad pública a todos estos mequetrefes, pero por ahora vamos a unirnos bajo nuestra bandera con la Constitución en la mano (y en la cabeza) para mandarlos directamente a la mierda, proclamando a los cuatro vientos:
¡Qué os den miserables!
¡Viva España y Olé!
Enrique Suárez Retuerta
5 comentarios:
http://www.libertaddigital.com/mundo/el-gobierno-niega-al-rey-que-intermedie-por-haidar-1276378611/
narabanc dijo el día 9 de Diciembre de 2009 a las 23:37:06:
Gracias Moa por poner al descubierto a esta secta del Pis prosoviético.Esa acción contínua de mentir, manipular, robar es propia de la siniestra, de lo siniestro, del lado oscuro, de los siervos del Señor Oscuro, de Morgoth. Buena parte de la culpa recae sobre los cristianos que no rezamos lo suficiente(a destajo) por estos infelices.
Creen, en su locura, que causando dolor como lo estan haciendo al cuerpo social de la nación, escaparan ellos de las consecuencias. ¡Pobres desgraciados!. La marea también les llegará a ellos y sus familiares. Existe un dicho budista sobre esto, " si causas dolor no escaparás por mucho que corras".
http://www.libertaddigital.com/opinion/pio-moa/la-vileza-de-el-pais-52254/1.html
Si me es posible quisiera poner mi granito de arena en esta montaña de acertadas definiciones de esa podredumbre social que es la clase política.
Soy militante del Partido Comunista de España, concretamente del PSUC, su representación en Catalunya, y con mi militancia mantengo una amarga sensación que ya he sentido en otras ocasiones y en otros aspectos de la vida: que llego tarde. Me he afiliado justo para ver su desmoronamiento. La izquierda española se hunde. Y ese cataclismo es debido, en gran parte, a la desestabilizadora dinámica presente en todas las organizaciones de este país: la de ocupar un sillón a toda costa. Alguien tuvo la genial idea de aglutinar a todos los partidos de índole social demócrata y marxista en ese engendro llamado Izquierda Unida, y digo engendro desde el respeto, pero reconociendo que no pueden funcionar aquellas posturas diametralmente opuestas, por paradójico que esto suene, tales como PCC, PSUC, IC, Verds, MCC, y así hasta completar una ridícula amalgama partidista que intenta mantener dos rostros: el progre y el radical. Cayo Lara y Paco Frutos deben mediar entre burgueses comunistas de boquilla y extremistas radicales, y eso no se lo come nadie, porque si lo tragas, indigesta la ostia!!
Se matan. Se matan por aparecer en la foto, por una secretaría, por un puesto en los comités, por meter baza... por malmeter.
También soy representante de CCOO, y eso es otra historia, no mejor, sino más sangrienta. La lucha que os descrito antes, la de IU, se libera en el campo de batalla sindical. Cada 4 años juegan a aquello de dar vueltas a las sillas, y cuando suena el silbato, todos se sientan, mordiendo y arañando al de al lado, y el que se queda sin silla, a la puta calle, a volver sollozando al tajo, del que ha estado desligado años y años, mientras duró la sopa boba.
Sé que con estas palabras me tiro piedras a mi tejado, pero es justo que se sepa que ese clima corrupto y bochornoso lo alcanza todo y a todos. No se libran ni los que cantan, orgullosos, aquello de "parias de la tierra". Siento vergüenza ajena, pero no me rindo. Leo y releo a Marx, y cada día descubro nuevos matices de su materialismo histórico, de su clara visión económica, y sigo su doctrina percatándome de que la historia, de una manera u otra, se repite.
Sueño con un mundo social(ista), pero me conformo con que sea justo. Lamentablemente debe correr la sangre, y es inevitable la revuelta y la revolución. Y mientras tanto, nosotros les daremos por donde más pica. ¡Ea!
Un saludo a todos los ciudadanos de la red.
José Lozano
Ya lo ha dicho Obama, "A veces la guerra es necesaria para obtener la paz" Pues pueblo...a por piedras y palos!!!!!
berenger, ¿por qué cada vez que hablo de los problemas de la izquierda, usted dice algo así como que más problemas tiene la derecha?.
La izquierda tendrá los problemas que tiene y la derecha los suyos, pero para nada son similares.
La izquierda tiene sus víctimas y la derecha las suyas, pero de lo que se trata es de saber quienes son los que crean las víctimas, y ahora el creador de víctimas mayor de este país es el Gobierno, cuando le toque a la derecha ya hablaremos, pero ciñámonos a la realidad, no al imaginario urdido, please...
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