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sábado, 21 de julio de 2007

Ante el suicidio de Ciutadans

Actualmente no quedan muchas voces discrepantes en el partido Ciutadans, que ha derivado desde la promesa esperanzada al cicaterismo electoral más esperpéntico. Los órganos que dirigen actualmente el partido, conforman una unidad homogénea y unívoca, una unidad de destino en lo particular, que será la de estrellarse contra las urnas en las próximas elecciones generales, bien sea solos, o si encuentran algún compañero inocente, acompañados.

Transcurridas tres semanas desde el Congreso de Hospitalet que redefinió este proyecto político como una opción de centro-izquierda, preferentemente catalanista, y contra-nacionalista moderada, se está produciendo una evasión masiva e incoercible, de los militantes discrepantes con las nuevos postulados ideológicos del partido.


Los primeros en irse, fueron los más próximos a la izquierda política, los compañeros de Alternativa Ciudadana, adscritos a los planteamientos de uno de los fundadores del partido, precisamente el que fundó la mayoría de agrupaciones de Barcelona ciudad, y del cinturón industrial, Félix Pérez Romera.

Le han seguido los liberales, o mejor dicho, los transversales, adheridos al ideario original, el espíritu del Tívoli, las bendiciones de Albert Boadella, Arcadi Espada y Xavier Pericay, una clara vocación de expansión nacional y de encuentro con otros proyectos homogéneos como la plataforma pro, y la organización Basta Ya.

Esta grupo se presentó en el pasado congreso, liderado por Luis Bouza-Brey y Clemente Polo, en la candidatura de Regeneración Democrática. Esta opción reunía un arco suficientemente amplio de las distintas sensibilidades políticas presentes en el partido, y buscaba una organización plural y democrática

También se han desentendido del proyecto, algunos más de los precursores como Ivan Tubau, Félix de Azúa, Vázquez Rial, y Ana Nuño. Así como una cantidad indeterminada de militantes por motivos propios y diferentes.

¿Quién se queda en el partido?

Pues se queda Albert Rivera, los diputados José Domingo, y Antonio Robles, el ideólogo del asunto Françesc de Carreras, que ha recibido el apoyo de Félix Ovejero.

Entre los militanes, se quedan tres grupos bien definidos, los riveristas, un grupo organizado en torno al personalismo carismático del joven presidente Albert Rivera, con una ideología pragmática y electoralista, y también se queda una izquierda moderada, nostálgica de devolver al PSC a sus orígenes nacionales y no los filonacionalistas de los gobiernos del tripartit, liderada por los dos diputados que acompañan al presidente en el Parlament.

También se queda un grupo no adscrito a los anteriores, cuyo lema mejor es cualquier Ciutadans contra el nacionalismo que nada, y que consideran que destruir el proyecto, una vez conseguida su presencia pública, es una barbaridad. En este grupo, se encuentra otra de las intelectuales precursoras, Teresa Jiménez Barbat, pero mostrando abiertamente su discrepancia con lo existente, y concediendo los cien días de silencio preceptivo tras la nueva dirección iniciada por el partido, y que aboga por la convergencia inmediata con Basta Ya.

El futuro de Ciutadans

No se puede ser optimista ante la fractura que se está viviendo en ciutadans, y la hemorragia de militantes consecuente.

Sin embargo, la homogeneidad en la ejecutiva alcanza cotas de totalitarismo, tras la salida de Eva Climent, la única no riverista elegida para el gobierno del partido, y que ha renunciado a estar presente en una ejecutiva singular, prefiriendo abandonar, junto a otros 42 compañeros de las agrupaciones de Valencia-Murcia.

Las opciones de aproximación a la plataforma pro y Basta Ya, no parecen ni claras, ni definidas, lo que se desprende de la esquizofrenia de las declaraciones de Albert Rivera sobre esta cuestión, que tanto dice que ya se ha hablado con Díez y Savater, como que quizás se haga una convergencia para las elecciones, o que niega cualquier acercamiento.

Ante tal desquiciamiento, Gorriarán, el secretario de Basta Ya ha expresado que por ahora nada de nada, y que ni siquiera se han iniciado conversaciones, más allá de un par de llamadas telefónicas. En la página de la plataforma pro, se puede hacer un seguimiento de las relaciones prácticamente inexistentes entre Basta Ya y Ciutadans.

Hoy, el consejo general del partido, ha declarado que se ratifica en la presencia de la formación en las próximas elecciones generales, y que se tratará de expandir el proyecto a todo el territorio nacional. Se intentará pero no se logrará, porque la infraestructura nacional del partido se ha quebrado, con la excepción del grupo que apoya a Rivera en Madrid, pero en el resto de las comunidades, tras el giro catalanista de la formación política, las bajas han sido masivas.

Por otra parte, la definición parca del ideario, abocando el partido al espacio electoral del que el PSOE y el PSC se nutren, el centro izquierda, ha sido un solemne error, que rápidamente ha sido aprovechado por el PP de Cataluña, despejando el futuro hacia una opción contra el nacionalismo catalán mucho más sólida, encomendada a Daniel Sirera, con lo que el PP recuperará buena parte de los votos “cedidos” en las pasadas autonómicas en Cataluña, que se sumarán a los que ya han regresado a su ámbito, con Alberto Fernández en las pasadas municipales.

De esta forma, la tenaza electoral que se va a formar entre los dos grandes partidos nacionales, en un clima de tensión que ha alcanzado cotas de crispación durante la legislatura, va a descuartizar lo que queda de Ciutadans en las próximas elecciones generales.

En las circunstancias actuales, será un error presentarse a las mismas, el enésimo que se cometerá, con un partido escuálido, desleído y anérgico, en un ambiente de beligerancia extrema entre los dos grandes partidos nacionales, y en una convocatoria de elecciones generales, en las que se juega el modelo político de futuro de este país.

¿Hay alguna solución?

Sí, hay solo una, extraña, surrealista, incómoda, e imposible con la actual dirección del partido, machembrada como está exclusivamente con el poder. Pero la propondré, quizás sea lo último que haga como militante de este partido, sea por la memoria de lo que pudo haber sido y no fue, y por los buenos compañeros que he conocido en este partido, aunque la mayoría ya lo han abandonado.

No presentarse a las elecciones generales, esperar a las europeas, esa es la única opción imprescindible para la supervivencia de Ciutadans. Las elecciones europeas serán en el año 2009, y durante ese tiempo deberá configurarse un partido sólido, con expansión nacional, y que sea capaz de recuperar el ideario original y el espíritu del Tívoli, por una conferencia, convención o similar, y en un acto de humildad e inteligencia, reconocer el error cometido al haber enterrado, por ambiciones personales, el proyecto de muchos, por no decir, de todos.

Los militantes que han abandonado el partido, no lo han hecho porque no crean que este proyecto es necesario, sino porque piensan que en la situación actual, con las personas que lo van a dirigir que han perdido prácticamente toda la credibilidad durante el pasado año, no serán capaces de llevarlo a cabo, y menos en un ambiente de totalitarismo riverista.

Hay ex militantes dispuestos a tender un puente hacia el futuro y converger con lo que queda de Ciutadans en algún lugar, sea la plataforma pro, o la pre-pro.
Hay ex compañeros con credibilidad suficiente entre los discrepantes para intentarlo y posiblemente conseguirlo. En el bando de los opositores a lo existente actualmente en el partido, hay mucha más cohesión de la que se piensa, pero no con las personas, sino con los principios y los valores que este partido está llamado a defender: una ideología ciudadana, transversal, de ámbito claramente nacional, radicalmente antinacionalista, con una representación directa de todos y realmente dispuesta a regenerar la democracia en este partido y este país.

No hay mucho tiempo, para evitar el suicidio de Ciutadans, la opción de supervivencia ya ha superado la fecha de caducidad. La última oportunidad está servida. El partido no es capaz de contener la hemorragia de bajas, ni de recuperar la sangre que ha perdido, solo una transfusión puede salvarle y por eso la busca con desesperación en Basta Ya, pero esta opción no ve compatibilidad sanguínea con lo que queda de Ciutadans, lo ha expresado claramente su secretario, Martínez Gorriarán en su blog.

Rivera debe decidir si sigue haciéndole caso a de Carreras, o es capaz de ver el futuro por sí mismo, con los ojos de todos, aquí se mide realmente un liderazgo. Quedan diez días para que comience agosto, mal mes para cualquier cosa que no sean unas magníficas vacaciones, en las que el recuerdo no empañe la expectativa. La Gomera puede esperar, Ciutadans, no.


Biante de Priena

Ciudadanos en la Red: Gracias Plataforma Pro por publicar este artículo en vuestro blog.

Carlos Martínez Gorriarán, no se ha equivocado en sus apreciaciones ("Partido, partido") sobre Ciutadans.

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