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lunes, 22 de abril de 2013

Efectos de las redes sociales sobre la Democracia. A propósito de Venezuela


Sin duda el impacto de las nuevas formas de comunicación interactivas, está dando al traste con todos los formatos anteriores. Twitter y Facebook, forman parte de la vida de muchos millones de personas como la televisión o la plancha, son instrumentos útiles que, supuestamente, facilitan nuestras vidas, aunque desde mi criterio, creo que las van  transformando poco a poco. No son las únicas, otras como las  redes de  comunicación por teléfonos móviles, WhatsApp, también está teniendo un auge insospechado.


El cambio que se está produciendo no es otro que pasar de sociedades informadas a sociedades intercomunicadas. Si en la década pasada el acceso a la información se multiplicó por mil con respecto a la anterior gracias a los recursos de internet, en la presente estamos asistiendo a la intercomunicación, que se ha multiplicado por cien con respecto a la anterior. Información y comunicación están transformando nuestras vidas, pero fundamentalmente las formas tradicionales de convivencia. Hoy se puede estar mejor comunicado con un amigo que vive en Vladivostock, al otro lado del planeta, que con el vecino de la puerta de al lado.

Estas circunstancias están modificando también nuestro conocimiento de la realidad, que hoy puede ser mucho más profundo que hace un par de décadas. Y parece ser que también va camino de modificar nuestras relaciones con los demás, pero también nuestras relaciones sociales y posiblemente lo que es más importante, nuestras relaciones con el poder.

España está siendo un auténtico laboratorio en esta experiencia, porque la casta política no se ha adaptado a las nuevas circunstancias con la celeridad que correspondería a los más avezados paladines de la comunicación pública. Realmente la casta política española es muy mayor, la mayoría de los líderes de los partidos políticos supera los sesenta años y no están adaptados como las generaciones venideras a esta nueva categoría existencial que supone la realidad ampliada que nos ofrece internet. Forman en su conjunto una grey bastante mal preparada para los tiempos, no sólo por desconocimiento de las técnicas de comunicación, sino también por desconocimiento de los canales preferidos por los ciudadanos para informarse de lo que ocurre.

Asistimos a una auténtica revolución en materia de información y comunicación, con una decadencia sin fin de los medios tradicionales: prensa, emisoras de radio, canales de televisión, pues los que no están en quiebra, están a punto de estarlo. También en formas de cultura subvencionadas con recursos públicos como el cine español (y menos el de otros países), pues esta semana ha sido la peor que se recuerda en la historia del gremio. Este mundo de cambios sin duda tendrá repercusiones sobre las relaciones de los ciudadanos con el poder en un futuro inmediato, pero ya los está teniendo con la cultura.

De hecho ya las ha tenido en las dictaduras del norte de África, pero también en países atenazados por la crisis como Grecia, Portugal, Italia o España. El mediterráneo es el área del planeta donde realmente la nueva forma de comunicarse que ofrecen los medios del presente, está teniendo un mayor impacto, como aconteció hace 2500 años con la revolución en la  navegación y los intercambios comerciales, hoy es otra forma de navegación e intercambio, pero también está resultando revolucionaria en los países que bordean el mare nostrum.

Sin embargo no son los únicos lugares, en Argentina el activismo cibernético cada día es más importante, al igual que está ocurriendo en países inmersos en conflictos bélicos como Siria. Pero también en  sociedades más avanzadas como Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido o Japón.  Evidentemente, no hay libertad de comunicación en muchos países: China, Cuba, Corea del Norte, Irán, Birmania, precisamente los países menos democráticos del mundo.


El mejor ejemplo de su impacto, y además positivo, se está produciendo en estos momentos en Venezuela tras el golpe de Estado perpetrado por el fascismo chavista y su cerrilidad en impedir un nuevo recuento de los resultados electorales. El mundo está atento a lo que ocurre en Venezuela, entre el modelo del pasado representado por las hordas de Nicolás Maduro y el mundo del futuro representado por los seguidores de Henrique Capriles, que sencillamente se está dedicando a hacer las cosas y al mismo tiempo ir informando en Facebook y Twitter de los pasos que se están dando para revocar un pucherazo organizado desde el poder. 

Sin duda, hoy se puede agradecer a Facebook y a Twitter que haya habido muchos menos muertos de los previstos ante una farsa electoral como la representada. Y por supuesto, a Henrique Capriles, que ha sabido y está sabiendo actuar como un auténtico Jefe de Estado ante la impertinencia del "#mientras tanto" que ha ocupado el poder de aquella manera.  

Enrique Suárez

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