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jueves, 30 de octubre de 2014

Del Estado del Bienestar al Tercermundismo





Recuerdo a un presidente del Gobierno que llegó a este país defendiendo el progreso y aniquiló el Estado del Bienestar en siete años y recuerdo a otro que llegó a La Moncloa diciendo que iba a bajar impuestos y ha conseguido en menos de dos años que nunca hayan subido más. La moraleja de lo anterior es sencilla, no creas a los presidentes del gobierno españoles, siempre mienten y de sus mentiras se derivan las mentiras y la corrupción de todos los lameculos que conforman la jerarquía piramidal que los sostiene. 

Cierto es que a todos ellos una parte de la gente de este país les ha dado su apoyo en las urnas,  porque todavía hay una minoría que considera que no votar es fascista, y hay que votar por cualquiera, si no te gusta uno, que sea otro, pero votar es ser demócrata; esa consideración es tan simple y estúpida como considerarse un pájaro por ir en avión de Madrid a Sevilla, al fin y al cabo, los pájaros vuelan, lo que no quiere decir que todo lo que vuele sean pájaros, los murciélagos también vuelan y son mamíferos.

Cuando José Ortega y Gasset anunció en La Rebelión de las Masas la decadencia que aconteció en la II Guerra Mundial y nuestra Guerra Civil, consideró que el hombre-masa era el niño mimado que había recibido lo que no le correspondía por su propio esfuerzo y que cuando dejaba de recibirlo siempre buscaba responsables en aquellos que no se lo concedían. Ayn Rand y Hayek también se ocuparon del tema.

La filosofía propia del Tercermundismo es muy simple, cualquier analfabeto puede llegar a comprenderla, cuando hay pobres es porque los ricos se han llevado lo suyo, sean otras personas u otros países. También es la filosofía de Podemos, en la que la ética de la irresponsabilidad compite con la ética de la intransigencia. En el Tercermundismo si alguien no trabaja, es por culpa del capitalismo, no porque los crápulas que estén en su gobierno no sean unos ineptos o unos depravados corruptos.

Ciertamente se puede decir que España ha perdido bienestar en su Estado, pero conserva buena parte de su Estado de Bienestar, pero también es cierto que se ha perdido poder adquisitivo con la crisis económica, el despilfarro del PSOE y la austeridad impostada del PP, que no ha reducido el gasto público, a pesar de ser más del que nos podemos permitir, por eso la deuda pública sigue creciendo a razón de más de 100.000 millones de euros al  año, nos han asfixiado a impuestos y han puesto tantas cargas sobre las empresas que se ha destruido más de un millón de puestos de trabajo en el periodo de gobierno de Rajoy, que se suman a los tres millones y medio que se perdieron con Zapatero.

Si la política económica del PSOE era tercermundista por el desfalco que ocasionó en los recursos públicos (el 90 % de los casos de corrupción que hoy estamos conociendo provienen de la época en que gobernaba Zapatero en España), la política social del PP también es tercermundista, no teniendo en cuenta los graves efectos de la crisis económica prolongada sobre los esquilmados y abrumados ciudadanos de este país.

Por tanto no es extravagante que en este país surja una opción política como Podemos que en su discronía y distopía, pretenda convertir a los españoles en bolivianos, sin tener en cuenta que los diez millones de bolivianos producen en su conjunto lo mismo que un millón de malagueños, y Evo Morales, reelecto presidente de Bolivia, renuncie a su indigenismo para abrazar la coleta de Pablo Iglesias, que fue su asesor, para hacerse con el poder en Bolivia.

Los más avispados lectores se habrán dado cuenta de que toda esta farsa representada es un simulacro, un “reality show” a gran escala, una parodia, que se han organizado entre los de la casta y los de Podemos para entretener al personal mientras se sigue sin dar soluciones a los problemas reales de este país, al igual que la independencia de Cataluña o la pantomima purista que se han montado en el PSOE, el rasgamiento de vestiduras de IU, CCOO y UGT, o la petición de perdón de Mariano Rajoy.

Embriaga de surrealismo el espectáculo político que nos brindan los que dicen representarnos y exclusivamente representan sus intereses, personales o sectarios. Y la memez alcanza el apogeo, cuando se plantea una encrucijada política entre elegir a los miembros de la casta en las urnas o como única alternativa, a los chicos de Pablo Iglesias, su coleta y su comunismo, y no hay más para los que organizan el cotarro. 

Verán ustedes, para mí es fácil la decisión, ni unos, ni otros, y creo que para el 58 % de los españoles que no acudieron a las urnas para votar por alguien en las pasadas elecciones europeas también está claro. La casta me recuerda la hyibris de Creso, que cegado por su desmesura lo acabó perdiendo todo, pero Podemos me recuerda a Ícaro, que con alas de cera quiso aproximarse al sol en un acto de insólita soberbia. 

Está claro que vivimos un presente-pasado, porque ambas opciones tienen tanto futuro de gobernar este país como posibilidades de que Franco resucite; un país no retrocede tan fácilmente “por su bien”, aunque no dejen de aconsejarlo hasta el hastío desde los medios de comunicación y propaganda aderezados con dinero público; creo que al final, este país saldará sus cuentas con los mafiosos que han ocupado, el poder político y financiero, la justicia y los medios de comunicación durante la última década, pero el lumpen que han dejado en las cunetas del camino, unos y otros, tiene tantas posibilidades de acceder al poder como Peter Pan de hacerse adulto, aunque es cierto que el eterno infante también sabe volar, como Ícaro, aunque sea en sus sueños.

El mayor problema que tenemos los españoles es ver como se pierde el tiempo sin resolver los problemas de este país, mientras nos ofrecen un magnífico espectáculo desde el poder, que por supuesto, vamos a pagar entre todos. Al final, la culpa de todo será de los ciudadanos de este país por no haberse enfrentado a tanto miserable a tiempo, porque como esperemos que se resuelvan las cosas con las medidas anticorrupción del PSOE de Pedro Sánchez, las disculpas del lector del Marca que es Mariano Rajoy o las ocurrencias de los líderes de Podemos, nos veremos secuestrados en las mazmorras decadentes de sus intereses en contra de los nuestros para las próximas décadas. La casta, Podemos y los demás, no se han enterado de que la política ya no es la mano de Dios en el poder y el destino de los seres humanos, que anticuados están y que poco les queda.

Enrique Suárez

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