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martes, 7 de septiembre de 2010

Que Gundisalvo nos salve

Corría el año 1977 y surgió en escena una película que nos advertía a los españoles sobre lo que se nos venía encima. Antonio Ferrandis daba vida a un personaje, Don José Ufarte un político adhesivo, fundador del partido político Concordia Democrática del Estado Español. Pedro Lazaga dirigió esta desternillante parodia de la íntima vida de los políticos, que en los tiempos actuales ha sido sobrepasada con creces.

Nadie por entonces pensaba que la política iba a caer tan bajo, pero comparado con lo que hoy acontece, Gundisalvo, hombre campechano y con ideas, un poco pillín, y siempre barriendo para su casa, podría ser un candidato con muchas posibilidades para representar al pueblo español en el Parlamento. Al menos, Gundisalvo era humano, no como los mármoles que habitan los parlamentos en la actualidad. ¿Por qué ahora no se harán películas que satiricen la política? ¿A nadie se le ha ocurrido hacer una peli sobre Zapatero? El principal problema sería que no recibiría subvenciones, y sin subvenciones ya se sabe que no se hacen películas en España.

Hoy me he enterado de que mi admirado Arturo Pérez-Reverte ha decidido abandonar la presidencia de la Comisión para la celebración del bicentenario del nacimiento de la nación española en Cádiz, con motivo de la promulgación de nuestra primera Constitución en 1812, conocida como la Pepa, por haberse aprobado el 19 de marzo, día de San José.

Posiblemente, sin Agustín Argüelles entre nosotros, no haya nadie que pueda brindarle a Cádiz la gloria que podría pergeñar el autor de la novela “El Asedio” (un homenaje señero a la tacita de plata) y tantos otros relatos épicos, que han permitido que no nos olvidemos de que ser español sí es un hecho diferencial constatado por la realidad histórica y no una tribulación delirante de algunos enajenados sin tratamiento.

Dice el concejal Juan José Ortiz que tratará de que el escritor descubridor de Alatriste (en las novelas, hay personajes que se descubren y otros que se inventan) reconsidere su decisión, motivada por el acoso sin cuartel, nunca mejor dicho “el asedio” al que ha sido sometido por el concejal de IU Sebastián Terrada Galán y otros concejales del PSOE, como Rafael Román, alias "Franquito"(por su parecido con el dictador) , ex consejero de Cultura de la Junta de Andalucía y poder fáctico en el Cádiz socialista desde hace treinta años, porque la izquierda no quiere más memorias históricas que la suya, faltaría más, y dentro de poco descubriremos que más de la mitad de los padres de la patria española eran homosexuales, que realmente lo más importante fue lo que realizaron las feministas que por entonces no existían, que los españoles desde el pacifismo y la rendición lograron expulsar definitivamente a los franceses y que el pueblo, en realidad, más que contra Napoleón se rebeló contra Franco, que era en realidad el auténtico seudónimo de Fernando VII. Algo así, más o menos, será lo que pretenden contarnos los diseñadores de la realidad histórica de las izquierdas gaditanas.

Sirva de ejemplo para contemplar la miseria de lo que ocurre en este país, alguien que representa a menos de 25.000 gaditanos ha logrado que los demás gaditanos, gracias a su silencio o desinterés, vayan a quedarse privados del mejor comisario para los actos del bicentenario, como demostró serlo en la exposición de los actos del 2 de Mayo en la capital española. ¿Es suficiente criterio el haber sido elegido como concejal por CA-IU en Cádiz para decidir quién no debe ser el comisario del bicentenario? ¿Qué criterio más que el de los votos ilumina al “verdugo del escritor”?. ¿Qué conocimientos y criterio sobre la historia de Cádiz tiene el ínclito intruso oclócrata de los 25.000 votos, Sebastián Torrada Galán? ¿Cuántos lectores de El Asedio habrá en Cádiz que se estarán acordando de sus antepasados?

Desconozco el curriculum del pontífice comunista, porque solo consta que es funcionario de la diputación de Cádiz y que ha trabajado en drogodependencias, en internet no figura el puesto que ha ocupado, pero eso sí, busquen su nombre en internet y descubrirán que los cargos por designación política, en consejos, direcciones, asesoramientos y otros ámbitos institucionales, varias decenas, supongo que habrá sido evaluada su presencia por todos sus votantes en cada caso, pues ellos le han concedido el beneplácito, democráticamente, de recibir tan meritorios privilegios. Por cierto, sobre la historia de Cádiz, hecho de su mano, nada de nada. Pero es el que decide, por la gracia de las urnas, no por las urnas de Grecia, que no es lo mismo.

Desgraciadamente, Cádiz vive en un carnaval político permanente y los gaditanos lo permiten. ¿Qué esperan los gaditanos para recoger firmas en la plaza del ayuntamiento y nombrar a Pérez-Reverte comisario por aclamación popular?. Lo que más me cisca es que se salgan con la suya unos indigentes intelectuales que dicen representar al pueblo y lo único que hacen es patrocinar a sus sectas desde hace tres décadas, mientras viven del momio.

Lo dicho, visto como está el asunto, mejor será que nos gobierne Gundisalvo, que al menos sabe hasta donde puede robarnos, porque es un profesional de la política.

Biante de Priena

Los políticos españoles asombran al mundo


En un solo folio,  presento una propuesta para resolver los problemas que tenemos los españoles en relación a la desconfianza que nos ofrecen los políticos. Supongamos que mañana mismo, los políticos españoles mostraran su solidaridad con los ciudadanos en estos tiempos difíciles que estamos atravesando. ¿Se imaginan ustedes que decidieran por unanimidad en todas las instituciones que ocupan bajarse el sueldo a la mitad? Sería fascinante, una medida ejemplar para recobrar la credibilidad ante los ojos de sus representados.

Inmediatamente después, ante los rumores de que para lo único que acceden a la política es para obtener privilegios económicos y sociales, tras creación de una página en internet para tal propósito y de forma voluntaria, todos los políticos que así lo decidieran podrían presentar sus declaraciones de la renta y patrimoniales, así como la de sus cónyuges e hijos a su cargo, durante los últimos años, y por supuesto, su curriculum laboral anterior a su entrada en la política para comprobar que el acceso a la representación pública no ha supuesto un excesivo enriquecimiento en comparación con los trabajos que tenían antes de ocupar un cargo público.

De la misma forma, todos los cargos políticos de libre designación, siguiendo el ejemplo de los que les han nombrado, también de forma voluntaria, podrían hacer lo mismo que sus patrocinadores. También podrían hacerlo los sindicalistas, especialmente los liberados, los representantes de colectivos que reciban dinero del Estado y todos aquellos que ocuparan un puesto de representación que no provenga de las vías legítimas de las que cualquier español dispone para acceder a la administración pública.

En cuanto al Estado, para que los ciudadanos puedan comprobar que la administración del dinero público es escrupulosamente rigurosa, honesta y eficaz, el INE debería habilitar un espacio en internet, para que todos los ciudadanos pudieran comprobar cuando lo quisieran en que se han gastado los dinero públicos, de qué forma se han gastado y quienes han sido las empresas que se han beneficiado de sus negocios con el Estado, y en su defecto los nombres de las personas que las dirigen.

Con unas medidas tan simples, accesibles y barata, los españoles posiblemente volveríamos a confiar en la clase política española que se ha convertido en aristocracia de facto, cuando se les ha olvidado a nuestros representantes que estamos viviendo en una democracia. Sabiendo que es lo que ocurre con el dinero público, los ciudadanos seguramente volveríamos a creer en los políticos.

No es necesario que todos lo hagan, con que los que no tienen nada que ocultar lo hicieran, sabríamos en quienes podríamos depositar nuestra confianza. Los demás, poco a poco, serían apartados de la política y de la ostentación de cualquier puesto de trabajo público de origen político. Sería una magnífica forma de resolver todos los problemas de credibilidad que nos asolan a los españoles sobre la utilización de los recursos públicos y como los gestionan nuestros representantes políticos.

Ofrezco mi voto a aquel político que se atreva a ser el primero en mostrar una absoluta transparencia, si tengo que confiar en alguien, lo menos que puedo hacer es saber que rango de honestidad le caracteriza, y por supuesto, si lo que obtiene del Estado es justo en relación a lo que ofrece a la Sociedad, por sus méritos, trabajo y esfuerzo, al igual que cualquier otro ciudadano español tiene que mostrar su adecuación para los trabajos que ocupa a lo largo de su vida.

Biante de Priena

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