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lunes, 5 de abril de 2010

El humor de Javier Marías


Cuando el columnista advierte al respetable de su desazón, mala cosa, da igual que las ovejas sean churras o merinas: la lana está toda vendida. A colación del artículo de Javier Marías, que hoy suscribe en El País bajo el título “El país que perdió el humor”, quiero hacer algunas acotaciones al margen, si se puede, supongo, porque no es fácil decir algo contra un pope defensor de la alegría, que va a sueldo con la cofradía de la ceja, y que se permite divagar, cobrando, sobre las cuitas antropológicas del país en El País, precisamente.

Verás Javier, permíteme que te tutee aunque nos desconozcamos, en mi modesta opinión el país no se ríe porque está harto, si se le ha fruncido el ceño a los compatriotas será por algo, tal vez por qué hay cosas que no les agradan sobremanera, o le hacen maldita la gracia. Que se le va a hacer, pero claro, con cuatro millones y medio de parados, un déficit galopante, una deuda descomunal, y un Gobierno que hace la danza de la lluvia ante el atrio de La Moncloa a ver si llueven soluciones, pues como que el personal no está para gracias y chascarrillos. Y tendrán sus motivos, que la gente no es idiota a voluntad.

Que lo del pleno empleo al concluir la legislatura fue una broma, pues vale; que lo de la desaceleración era un sueño, pues de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno; que lo de que somos la economía más avanzada de Occidente resultó una baladronada para ver qué decía Sarkozy, pues que se le va a hacer. Pero lo que no tiene ninguna gracia fue lo de Obama, mira que invitar a nuestro Presidente de Gobierno a los desayunos de oración, dejarle que diga sus tonterías ante un auditorio hostil, dejarle haciendo el ridículo –a lo Mister Bean- mientras los asistentes recitaban sus plegarias y él miraba al tendido, como pidiendo el tercer aviso, y luego, el Obama ese (¡que se habrá creído!), marcharse sin brindarle ni siquiera una comida al bueno de José Luis, el padre de esas niñas góticas tan majas, después de hacerse nueve mil kilómetros. No tiene gracia, Javier, ninguna gracia.

Y las cosas de la miembra, ni te cuento, sólo se pueden comparar a las de la sin_descargas. Y las bombillas de bajo consumo de Sebastián, y los cabreos de De la Vega con la Presidenta del Tribunal Constitucional, ¡como para reirse!. Pero lo de que Celestino Corbacho sea ministro de trabajo, después de haber sido presidente de la diputación de Barcelona y cobrar 165.000 euros al año, para nada tiene gracia, menos mal que Don José Blanco es ministro de Fomento y en las reuniones europeas puede compartir con sus colegas los grandes proyectos de las obras públicas, especialmente en las cuestiones técnicas. Y qué me dices de Moratinos, ¿puede haber algo más adusto y severo que su intervención en el Congo en Lingala?. Dejo para el final a esa ilustre segunda vicepresidenta que es Doña Elena Salgado, antigua directora del 11811, y postulante a presidir la OMS de las gripes A de manutención a la industria farmacéutica, pero sin demasiada fortuna por no reunír suficientes méritos, que por lo visto es la que nos va a sacar a los del país de la crisis (con el permiso de José Luis) en menos que canta el gallo de Santo Domingo de la Calzada. La economía sostenible nos salvará, porque la política insostenible no creo. ¡Como para reirse está la cosa!

Mira, a mí, personalmente, todo este elenco de personajes de sainete me hacen mucha gracia, a pesar de la desgracia que suponen para el país, pero creo que a ti no te la hacen, tal vez desde tu torre de marfil no distingas que los españoles nos reímos a carcajadas de estos inanes sobrealzados por el destino (en sentido figurado, por supuesto), que en su vida han demostrado algo que no tenga que ver con la política, gracias a la política y a su partido, siendo los protagonistas de la historia en esta secuencia de peli de terror que estamos viviendo los españoles.

Más bien me parece, Javier, y no sabes cómo lo siento, que el que ha perdido el sentido del humor eres tú y posiblemente la gente que te rodea, pero tal vez los que te circundan no sean representativos de la media de los españoles, si no de la burguesía roja que te acompaña habitualmente (error de muestreo). Deberías rodearte de otra gente, para comprobar que los españoles seguimos conservando el sentido del humor, lo que pasa, que nos reimos a vuestras espaldas, por qué ante vosotros se nos frunce el ceño. Mira que vender progreso y llevarnos directamente a la postguerra, tanto con lo de la memoria histórica como con la situación económica y política, hay que ser bromistas.

Los españoles seguimos conservando un excelso sentido del humor, ayer todavía me reía con una viñeta de Martin Morales en ABC que mostraba un nazareno arrastrando pesadamente una cruz que en realidad era José Luis crucificado, ¿no me digas que no tiene gracia?. Pero lo que más gracia me hace, es que me parto cuando lo pienso, es como un amigo mío ha decidido bautizar a España desde hace aproximadamente un año: el país de nunca jamás...volverá a gobernar el PSOE. ¿A qué es para troncharse?

Biante de Priena

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