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lunes, 28 de enero de 2008

Un presidente como mi padre, por Caroline Kennedy


A lo largo de los años, me he sentido profundamente conmovida por la gente que manifestaba que ojalá pudieran sentirse tan influidos y esperanzados por América como se sentía la gente cuando mi padre era presidente. Ese sentimiento es aun hoy más profundo. Por eso brindo apoyo a un candidato presidencial en las primarias demócratas, Barack Obama.

Mis razones son patrióticas, políticas y personales, y las tres están entrelazadas. Durante toda mi vida he escuchado a la gente decir que mi padre cambió sus vidas, que entraron en política o se dedicaron al servicio público porque él se lo pidió. Y esa generación a la que él inspiró ha transmitido el espíritu a sus hijos. Conozco a jóvenes que nacieron mucho después de que John F. Kennedy fuera presidente, pero que todavía me preguntan cómo vivir en sus ideales.


A veces requiere un tiempo reconocer que alguien tiene una habilidad especial para hacernos creer en nosotros mismos, uniendo esa creencia con nuestros más elevados ideales, y nos convence de que juntos podemos lograr grandes cosas. En esas contadas ocasiones, cuando esa persona aparece, tenemos que dejar a un lado nuestros planes e intentar alcanzar lo que sabemos que es posible.

Con el senador Obama tenemos esa oportunidad. No es que los otros candidatos no sean experimentados o capaces. Pero en esta ocasión, puede que con eso no sea suficiente. Necesitamos un cambio de liderazgo en este país - igual que lo necesitábamos en 1960.

A la mayoría nos gustaría decidir nuestro voto en las diferentes propuestas electorales. Sin embargo, los objetivos de todos los candidatos son similares. Todos ellos han establecido detallados planes para todo, desde apoyar a las clases medias hasta invertir en la educación primaria. Así que el carácter y el liderazgo juegan un papel más importante de lo habitual.

El senador Obama ha demostrado estas cualidades a lo largo de más de dos décadas de servicio público, no sólo en el senado de los Estados Unidos, también en Illinois, donde contribuyó a mejorar comunidades con problemas, enseñando derecho constitucional, y siendo elegido representante estatal durante ocho años. Y el senador Obama está mostrando hoy las mismas cualidades. Ha construido un movimiento que está cambiando la imagen de la política de este país, y ha demostrado un talento especial para influir en los jóvenes -- que suelen estar dispuestos al voluntariado social, pero sienten aversión por la política – en su participación en el proceso político.

He pasado los últimos cinco años trabajando en escuelas públicas de la ciudad de Nueva York, y tengo tres hijos adolescentes. Hay una nueva generación, a punto de despuntar, que está llena de esperanzas y es trabajadora, innovadora e imaginativa. Pero demasiados entre ellos han perdido la esperanza, se sienten derrotados y excluidos. Como padres tenemos la responsabilidad de ayudar a nuestros hijos a creer en sí mismos y en su capacidad para forjar su propio futuro. El senador Obama está persuadiendo a mis hijos, los nietos de mis padres, en el sentimiento de que es posible.

El senador Obama está promoviendo una campaña digna y honesta. Ha hablado sin complejos del papel de la fe en su vida, y ha abierto una ventana a su interior en dos apasionantes libros. Y a la hora de tomar decisiones importantes, Barack Obama ha acertado en el asunto más importante de nuestra reciente historia, al oponerse a la guerra de Irak desde el principio.

Quiero un presidente que comprenda que su responsabilidad es establecer una meta y animar a los demás a conseguirla; que se exija a sí mismo, y a quienes le rodean, los más elevados criterios éticos; que lleve esperanza a quienes aun creen en El Sueño Americano, y a todos los que en el mundo todavía comparten ese ideal; y que sepa elevar nuestra moral y que nos haga recuperar la fe en que nuestro país necesita de la participación de todos y cada uno de nosotros.

Yo nunca he tenido un presidente que me influyera de la manera en que la gente me dice que mi padre les influyó. Pero por primera vez, creo haber encontrado al hombre que puede ser ese presidente, no sólo para mí, sino para una nueva generación de americanos.



Caroline Kennedy

Publiado el 27/01/07 en The New York Times

Traducción: Ciudadanos en la Red (Sr.W, Montesquien, Six Tarta, Erasmo y San Google)

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