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domingo, 1 de julio de 2007

Carta de un Afiliado de CS a Basta Ya


Rivera y sus aliados han salido elegidos para el Comité Ejecutivo de Ciutadans, en la Asamblea celebrada por este partido durante el fin de semana en Barcelona.
Rivera ha conseguido el 54% de los votos expresados, lo que en realidad representa menos del 45% de los compromisarios de CS.

Luís Bouza-Brey, representante de una alternativa de regeneración democrática, muy crítico con el equipo saliente y partidario de una estrategia transversal y de un acercamiento a Basta Ya, ha obtenido el 40% de los sufragios.
Una gran tensión y mucha polémica han caracterizado este evento.

Un afiliado a CS ha enviado el siguiente mensaje a Basta Ya, pocas horas después de concluir la Asamblea de su partido:

Apreciados todos:

Esta semana he tenido la oportunidad de seguir de cerca el congreso de Ciutadans, partido en el que he venido militando desde el primer manifiesto de los intelectuales.

Desgraciadamente, un grupo dirigente que desconoce el respeto por las normas (estatutos y leyes) y que ha actuado de forma (en mi modesta opinión) indigna en un movimiento que lucha por los derechos de los ciudadanos se ha hecho con el control del partido.

Si hasta ahora no han respetado nada, ni las decisiones de la Comisión de Garantías ni los acuerdos del Consejo General, ahora, una vez revalidada su mayoría, es de esperar que coloquen afines en todos los órganos, con lo que la discrepancia quede prohibida y se abra un capítulo de arbitrariedad que sin duda superará lo ya conocido y que avergüenza a cualquiera con la mas mínima decencia.

Les cuento esto porque firmé apoyando la iniciativa cuando la conocí.

Si, como parece, el proyecto de Basta Ya va a ligarse de alguna forma con un proyecto (Ciutadans) que se ha caracterizado por la violación de las normas internas y de los derechos de los afiliados, si es así les ruego eliminen mi firma del mismo modo que, en breve, la eliminaré de Ciutadans dándome de baja formalmente.

Toda discrepancia política es aceptable. La violación de las normas y de los derechos de los afiliados no.

Recibid un cordial saludo. Espero que vuestra andadura, esta vez sí, demuestre que hay otra forma de hacer política para las personas.


Carta a los Disidentes Zanahoria


Mensaje de Dante Pombo a los militantes críticos de Ciutadans-Partido de la Ciudadanía (C's) que se concentran a las puertas del hotel Hesperia Tower, donde el partido celebra su segundo congreso, para protestar por las prácticas 'totalitarias' de la dirección:

Estimados Ciudadanos Zanahoria:

He tenido noticia de vuestro sitting pacífico, democrático y contundente, en protesta por los abusos y arbitrariedades de los actuales dirigentes de Ciutadans contra los afiliados críticos.

Recuerdo mi carta dirigida a Gotzone Mora y a Rosa Díez hace unos meses, firmada por cientos de ciudadanos. Considero que os ocurre lo que padecen tantos defensores de la democracia en España. Como ciudadano de a pie no puedo más que sentirme totalmente solidarizado con vosotros.

Vuestro ejemplo nos anima a a seguir en la brecha y nos exige como deber de conciencia manifestarnos claramente por la libertad, las Yibartads Vásicas como dice mi querido Prufasó Nibey Se, contra todos los que la amenazan, porque la temen o la odian.

Dante Pombo de Alvear

Al catadratic Pac da Curses sa carragat al partit Ciudatans


La seva anmienda a la tutalidat dal ideari raprasenta la fi de Ciudatans. Esta mol clar "lo nostru es nostru" y da ningù mes. Aspaña nus roba.
Gras·sias Pac ets un baritapla "Patriota da la Seba", y adamès lla nus habias abis·sat al 09/011/2007
¡Pac Ta Astimem!


Por Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional de la UAB y promotor de Ciutadans (LA VANGUARDIA, 09/11/06):

Tras haber obtenido tres escaños en las recientes elecciones al Parlament de Catalunya, de repente todos opinan sobre el nuevo partido Ciutadans. Al silencio le sucede la confusión: unos dicen que es de extrema derecha y otros de extrema izquierda; unos que está financiado por la FAES y otros por CiU; unos que es un partido como los de Mario Conde (?) o de Jesús Gil, otros que defiende el más rancio y cutre nacionalismo español. Se dice de todo. Sin embargo, el asunto, a mi parecer, es mucho más sencillo: para comprenderlo basta con contemplar la realidad, la realidad catalana.

Ciutadans nace porque existe en la sociedad catalana una sensación de fatiga respecto a unas claras insuficiencias de los sucesivos gobiernos de la Generalitat debido a unas políticas centradas obsesivamente en lo simbólico e identitario y no en aquello que debe ocupar las preocupaciones de todo gobierno: proteger las libertades individuales y procurar el bienestar social. Estas circunstancias han generado una desconfianza respecto a todos los partidos que han gobernado la Generalitat. Al cansancio respecto a las políticas de CiU - que se plasmó en un descenso continuado del voto a partir de los años noventa- se ha añadido el desastre del tripartito, que se ha limitado a redoblar el impulso de los gobiernos pujolistas y, salvo excepciones, con peor calidad y estilo. En consecuencia, muchos antiguos votantes de todos estos partidos no han sabido ahora a quién votar y han optado por la abstención, por el voto en blanco… o, si lo conocían, por un partido nuevo que promete algo nuevo, es decir, por Ciutadans. Ésta me parece una explicación sencilla y lógica.

Ciutadans se ha propuesto desde el principio restablecer el sentido común en la política catalana. Sus impulsores consideraban que las materias sobre las que discutían siempre los políticos importaban sólo a una parte relativamente pequeña de la población. En los últimos años, sólo se hablaba del nuevo Estatuto, de si el valenciano debía denominarse catalán, de los papeles de Salamanca, de las selecciones deportivas, como ejemplos más notorios. En cambio, se obviaban las materias que realmente importaban: infraestructuras, protección social, seguridad pública, enseñanza, vivienda, inmigración, sanidad.

En definitiva, se daba prioridad a las cuestiones simbólicas e identitarias y se postergaban o se gestionaban mal las demás, las que afectaban a la libertad e igualdad de las personas, las políticas de bienestar social. Se gobernaba pensando demasiado en la Catalunya nación - para muchos un ente imaginario y excluyente- y poco en los catalanes, en los ciudadanos de Catalunya.

El objetivo del nuevo partido fue responder a esta situación: constituir una formación de carácter no nacionalista, con una ideología de centroizquierda basada en los valores del liberalismo político y el socialismo democrático en la que predominara la razón sobre los sentimientos, los derechos de las personas sobre los llamados derechos colectivos, que propugnara el bilingüismo en coherencia con la realidad social y, finalmente, que hablara desde la sensatez, algo que ha abundado poco en los últimos tiempos.

Para todo ello el nombre de ciudadanos venía como anillo al dedo: Catalunya es ante todo una comunidad autónoma compuesta de ciudadanos dentro de una España de ciudadanos, todos ellos iguales ante la ley. Los poderes públicos deben limitarse a garantizar la libertad y la igualdad de estos ciudadanos, dejando que ellos escojan libremente la adscripción ideológica, religiosa e identitaria que deseen. Los poderes públicos deben ser, en estas materias, estrictamente laicos, es decir, neutrales y respetuosos con decisiones que pertenecen a un ámbito que es exclusivamente individual. Que un mensaje de este carácter tenga eco en Catalunya no debería extrañar a nadie. Ciutadans se ha limitado a cubrir un espacio político abandonado: el centroizquierda no nacionalista, una combinación de socialismo y liberalismo, de libertad e igualdad.

Probablemente el primer objetivo que se propuso Ciutadans se ha cumplido: constituir un partido y dejar oír su voz desde las instituciones. Ahora se debe enfrentar a nuevos retos y sortear algunos peligros y tentaciones. En primer lugar, en coherencia con sus principios, Ciutadans debe mantenerse en los estrictos límites del no nacionalismo sin caer en el otro nacionalismo, en el nacionalismo español. No es cierto que se tenga que ser forzosamente nacionalista, de una u otra nación. El concepto jurídico y político de nación nada tiene que ver con su concepto étnico, histórico y cultural: las democracias avanzadas están ya en un mundo posnacionalista. En segundo lugar, Ciutadans debe evitar el populismo y la demagogia, planteando las cuestiones con rigor, seriedad y prudencia. El estilo y las formas, en política y en otros ámbitos, son a veces tanto o más decisivos que el fondo. En el ambiente en que ha nacido y por la expectación que ha generado, ello es especialmente importante para que este nuevo partido sea convincente.

¿Larga vida a Ciutadans? Veremos. En realidad, se trata de un partido cuya finalidad primordial es rectificar el equivocado rumbo de unas políticas que han situado a una buena parte de los ciudadanos de Catalunya de espaldas a sus propias instituciones. A la larga, en definitiva, su gran triunfo sería que dejara de ser necesario, que influyera en la sociedad para que los demás partidos se adecuaran a la realidad.

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