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lunes, 29 de septiembre de 2014

El 18 brumario de Zapatero, Artur Mas y Pablo Iglesias



La fecha de convocatoria del “Referéndum de Catalunya (consulta)” es el 9 de noviembre, una fecha especial porque coincide con el 18 brumario en el que Napoleón Bonaparte dio su golpe de Estado en Francia y también con el título del libro que Karl Marx dedicó a las andanzas de aquel deleznable personaje que fue su sucesor Luis Bonaparte, conocido como Napoleón III.

La convergencia intercatetaria nos ha llevado a una situación en la que tres “astros políticos” españoles se han conjurado en vulnerar las leyes de este país, la Constitución y lo que sea necesario, con tal de salirse con la suya.

Zapatero lo hizo en su día, dando un Golpe de Estado por el que nadie le ha reclamado responsabilidades, más que nada porque los del PP están agradecidos por haberse cargado al PSOE desde dentro con sus veleidades y ocurrencias. Deberían nombrar a Zapatero socio de honor del PP.

Este miserable que fue presidente del gobierno de España tras triunfar en las elecciones por haberse aliado con los “mártires de Leganés”, que, supuestamente, habían cometido el atentado del 11-M, es sin duda, el personaje más funesto y nefando de la historia democrática de este país.

Lo que le debemos a Zapatero

Un retrato en tres tiempos de su mezquindad proviene de la frase que escribió en su memoria de licenciatura cuando obtuvo su título de licenciado en derecho: “"El tribunal Constitucional ha definido con lucidez el significado de la autonomía como poder limitado: ante todo –dice el tribunal- autonomía no es soberanía, por lo que en ningún caso el principio de autonomía puede oponerse al de unidad dado que cada organización territorial es una parte del todo José Luis Rodríguez Zapatero

Sí, vuelvan a leerlo, este Zapatero fue el que posteriormente dijo que España era una cuestión discutida y discutible, siendo Presidente del Gobierno de España (¿?), para añadir a continuación, pasados los meses: “apoyaré la reforma del Estatut que apruebe el parlamento de Cataluña” (¿?), no añadió nada sobre si era constitucional o no, a él poco le importaban esas cosas con tal de obtener votos y continuar con la farsa.

Efectivamente, así fue, el Parlamento español con los votos del PSOE y los demás que le acompañaron, dio un Golpe de Estado en este país el 31 de marzo de 2006, declarando la vicepresidenta De la Vega que era un Estatut “constitucionalmente impecable”

Nadie nos contó por entonces que ese Estatut sólo fue votado favorablemente por el 36 % de los catalanes con derecho a refrendarlo.  Ni nadie nos contó después que el Estatut “constitucionalmente impecable” de Maria Teresa Fernández de la Vega, fue rechazado el 28 de junio de 2010, por el Tribunal Constitucional en numerosas cuestiones, mostrando que en el agregado de Golpe de Estado no sólo se había sumado el 36 % de los votantes catalanes que lo aprobaron, el Parlament Catalán, sino también el Parlamento Español (el 54 % de los que decían representarnos). La cuestión es que nadie puso una demanda en este país contra los golpistas, esperando a que prescriba el mayor atentado a la democracia española que se ha cometido en su historia.

Sorprendente es que ayer, Maria Teresa Fernández de la Vega y José Luis Rodríguez Zaptero hayan votado contra la convocatoria de referéndum en Cataluña (¿?) desde el Consejo de Estado que lo ha rechazado por unanimidad, cuando han sido precisamente dos de los principales promotores de la sedición de Cataluña desde sus puestos en el Gobierno de España (¿?)

Artur Mas tiene un plan estratégico para salvar a Jordi Pujol

La cuestión de Artur Mas es singular, tapar la corrupción continuada de Cataluña requiere un salto cualitativo, no sólo la de Jordi Pujo, sino la de todos los actores que han participado en el ágape del 3 %. Por eso hace unos días ha firmado la convocatoria de referéndum (“consulta”), vulnerando el artículo 149.32 de la Constitución Española de 1978, que sigue vigente y dice: 1. El Estado tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias:…. 32.  Autorización para la convocatoria de consultas populares por vía de referéndum.

Lo que le dije en su día a Artur Mas, lo pueden leer ustedes en el siguiente enlace. Nada más que añadir

Pablo Iglesias y el País de Nunca Jamás de todo a un euro

Cuando todo estaba complicado, en un país como España es normal que surja una nueva complicación, un partido político dispuesto a cambiar la realidad desde las ideas más pintorescas y grotescas, considerando que España forma parte de Europa y estamos en el siglo XXI.

De hecho, parece que con singular éxito, hay muchos españoles convencidos de que lo mejor para este país es vivir en una dictadura de izquierdas totalitaria con un líder modosito con coleta, que tiene una verborrea que ya la quisiera para sí Mariano Rajoy.

Como recuerda la escenografía de Podemos a la patulea de chorizos que describe Karl Marx en las crónicas del 18 brumario de Luis Bonaparte, concluyendo en que todas esta ralea totalitaria es en sus inmortales palabras sobre la inmoralidad la representación de todas las castas, incluida la de Podemos: "«Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora.

Conclusión

Este país huele a podredumbre desde que Zapatero llegó al poder, Artur Mas quiso tapar la corrupción de Cataluña y Pablo Iglesias convertirnos al chavismo discretamente. Cierto es que la casta del PP y de los demás partidos invita a cualquier rebelión, revolucionaria o no.

Pero va siendo hora de que Mariano Rajoy comience a aplicar la ley que es para lo que ha sido contratado, porque en otro caso cometerá un acto de prevaricación como el que cometió Zapatero y su gobierno, o el que está cometiendo Artur Mas y el Parlament catalán desde hace años.

No se enteran todos estos chorizos, que la ley está por encima de los votos, la democracia se somete a ley o deja de ser democracia. Sólo es democrático lo que cabe en la ley y nuestra Constitución, todo lo demás es FASCISMO, sea con ceja de Zapatero, hecho diferencial de Artur Mas, coleta de Pablo Iglesias o negligencia de Mariano Rajoy.


Todo es demasiado sencillo, hasta los políticos pueden comprenderlo, el pueblo aprueba una Constitución en 1978, y la Constitución se cumple por parte de los políticos o los políticos están dando un golpe de Estado, aunque sea en catalán, venezolano o mamoneo de la casta, la parodia es lo de menos, la gramática es lo que importa. Porque sin gramática sólo nos queda por delante el totalitarismo, el despotismo y la dictadura. Los demócratas con la Constitución y los demás, son unos FASCISTAS.

Enrique Suárez

viernes, 26 de septiembre de 2014

Zapatero debe negociar la paz con el califa del Estado Islámico






Sin duda el paladín de todos los “NO A LA GUERRA” es el más indicado para acudir al califato del ISIS de reciente creación en Siria e Irak para negociar con los terroristas islámicos. No hay cabeza en occidente más privilegiada para hablar de paz con los yijadistas. El abandono de la guerra de Irak, pero no de la de Afganistán que era de los de Al Qaeda, los pagos en Africa por los rescates de los que se fueron de vacaciones en una ONG que se dedicaba a crear viajes de placer para los que tuvieran carnet de lo que fuera, forman parte de la financiación que todos estos grupos terroristas que hoy se unen en el ISIS han ido acumulando.

El alto comisionado de la Alianza de las Civilizaciones, aquel invento creado con Erdogan, el Presidente turco, no debe tener la más mínima duda a la hora de decidir quién debe ser el enviado para negociar con los de la bandera negra una solución pacífica.

Zapatero siempre ha demostrado los más altos y nobles principios a la hora de negociar con los musulmanes cualquier rendición de occidente, apoyando a Hamas en Gaza frente a Israel, robándole la idea de la Alianza de Civilizaciones al iraní Alí Jamenei, mirando para otro lado cuando en los países musulmanes se cometían auténticas tropelías y considerando que Occidente era el enemigo de los buenos musulmanes, a los que dejó las puertas abiertas de nuestro país.

Es lo menos que puede hacer, en agradecimiento con los mártires de Leganés con los que se alió para derrocar al PP, tras haberse cometido el mayor atentado terrorista de la historia de España. Él y sólo él, ha demostrado que no tiene ningún complejo ante los imperialistas yankes ni cuando se quedó sentado sin levantarse ante la bandera de Estados Unidos que desfilaba en un acto de cordialidad con España, ni tras haber acudido a los desayunos de oración convocado por Obama, para mostrarle al mundo la nueva fe laica de Zapatero.

Tengo la absoluta certeza de que si alguien puede detener las decapitaciones televisivas del ISIS, ese personaje es José Luis Rodríguez Zapatero y si por un casual perdiera la cabeza en la operación, siempre sería recordado por haberla perdido por una buena causa,  recibiría homenaje de todo el planeta por el coraje y la coherencia de defender sus principios y valores hasta el final. Y estaría bien, que cuando lo estuvieran degollando hiciera el signo de la ceja, para inmortalizar su hazaña. 

Los héroes deben abandonarnos para residir en los nobles corazones de aquellos que les conocieron. Creo que sería impactante ver a Zapatero por televisión en compañía de los terroristas del ISIS tomándose un te tan tranquilo, mientras discuten amablemente la incorporación de España al califato de Levante. Inolvidable escena, absolutamente inolvidable.

Enrique Suárez

domingo, 21 de septiembre de 2014

Una ley para eliminar la corrupción política en España

Los políticos de este país nos toman por idiotas,  cuando nos embaucan en las campañas preelectorales,  cuando incumplen sus programas una vez que han recibido los votos. Desgraciadamente, la política en España durante los últimos años consiste precisamente en eso: engañar a los electores, cuanto más mejor.

Zapatero prometió pleno empleo, Rajoy que iba a bajar los impuestos, ambos mintieron, pero además no pidieron siquiera disculpas a los españoles por habernos estafado. Tampoco las han pedido por los numerosos casos de corrupción y las barbaridades que hemos ido conociendo hechas a costa de sacrificar el bienestar de los españoles.

La crisis no afecta a los políticos prácticamente, pero ha llevado al borde de la miseria a millones de ciudadanos y no es justo, que mantener sus privilegios se haga a costa de incrementar nuestros perjuicios. Quien más y quien menos, ha reducido un 30 % de sus ingresos durante la crisis, para pagar los desfalcos que los partidos, sindicatos y organizaciones empresariales cometieron en las Cajas de Ahorros.

Los españoles estamos hartos de la farsa política que se representa cada día en este país, con más aforados que Europa entera, con más casos de corrupción política que toda la Unión Europea, con más imputados, posiblemente que ningún país del mundo. No es de recibo, ni de paciencia, seguir soportando a tanto imbécil dar lecciones morales, cuando todos son incapaces de rendir cuentas ante los ciudadanos.

Por eso voy a hacer una propuesta, porque veo muy interesados a los políticos en no resolver el problema que tenemos con ellos y seguro que no se les ocurre nada para poder resolverlo, así que les ofreceré mi alternativa.

Hacer una ley de tolerancia cero con la corrupción que indique que todo político que simplemente sea acusado y resulte imputado deberá abandonar de forma inmediata sus responsabilidades, y si resulta acusado y condenado por corrupción, no poder volver a ocupar cargo público, ni relacionado con cualquier empresa que trabaje con las administraciones públicas en su vida. En caso de que sea absuelto, podrá volver a ocupar cargos públicos. La presunción de inocencia en quienes se conceden a sí mismos aforamiento para evitar el funcionamiento ordinario de la justicia que a todos los demás nos corresponde y permanecer en la impunidad más bochornosa, no puede admitirse, ni es ecuánime, ni es lícito, ni es justo. Ese aforamiento es un privilegio que no se merece quien usa la política y los recursos públicos para cometer delitos, como se ha demostrado en numerosas ocasiones. Ni puede ser un cortafuegos para la acción de la justicia tanto con los autores de los delitos que son una minoría, como con sus cómplices, que son todos los demás.

Señores políticos que dicen representarnos es fácil resolverlo, mañana mismo pueden hacerlo, pero a ustedes no les interesa hacerlo, pero no se preocupen porque se les agota el tiempo, las cosas nunca volverán a ser como cuando ustedes se rieron de todos nosotros desde su despotismo y malversación. Si no lo hacen, alguien lo propondrá y ese alguien recibirá los votos de la inmensa mayoría de los españoles para que se  lleve adelante una ley anticasta.

Su miseria y mezquindad ha sido tan inmensa y tan intensa, que este pueblo no puede pasar página sobre sus delitos. Sólo se merecen el desprecio de los ciudadanos de este país, el desprecio y el olvido.


Enrique Suárez

viernes, 12 de septiembre de 2014

El 1,07 % de los españoles quiere la independencia de Cataluña



 
"Una nación es un resultado, no un propósito" Max Weber

Soy de los que piensa que España no es algo discutido y discutible, sino algo indefinido, como son las naciones de verdad, fundamentadas en los hechos; las que no lo son están perfectamente definidas hasta en los más mínimos detalles, hasta el punto de que aquellos que no encajen en el perfil previsto por los constructores corren el peligro de ser excomulgados y no salir en la foto, puesto que son simulacros de nación diseñados por los que se aprovechan del asunto.

Las naciones importantes no se definen por los políticos, sino por los ciudadanos, algo que resulta coherente porque quien define es quien tiene potestad para ello y todas las naciones modernas tienen como soberanos a los ciudadanos. Cuando la soberanía era de los reyes hace más de dos siglos, ellos también definían la realidad de los ciudadanos, como acontece ahora con los partidos políticos, esa nueva "aristocracia electoral"; salvo algunas excepciones como Reino Unido, donde desde lo de Cromwell son los ciudadanos soberanos los que definen la monarquía. En España también debería ser así, pero hay muchos intereses políticos para que no sea. Lo habitual es que los partidos políticos, en un acto de usurpación sin precedentes, traten de representar la soberanía de los ciudadanos, cuando en realidad sólo tienen potestad legal para representar los intereses generales de los ciudadanos (no los particulares de los partidos políticos), pero no la soberanía. En Francia,  sí pueden hacerlo, porque la soberanía es algo compartido entre el pueblo y la Asamblea desde la Revolución Francesa y la creación del Estado jacobino que tutela discretamente al pueblo, pero en Estados Unidos no pueden hacerlo, porque lo impide su Constitución, aunque el Presidente tiene potestad absoluta para representar los intereses generales de todos los norteamericanos, incluídos los nacionales, si fuera preciso. Pero en España no es así, el único soberano de la nación española es el pueblo español en su totalidad.

Pero lo que está cada día más claro en este país es que las distintas versiones e interpretaciones de los partidos políticos poco tienen que ver con los deseos y los intereses de los ciudadanos, y tan sólo tienen que ver con los intereses de los partidos. Dudo mucho que España se parezca al invento del PP, un Estado corporativo, o al del PSOE, un Estado Federal, o al de los nacionalistas, un Estado fragmentado, o el Estado fantástico de Podemos.

 Si ustedes se dan cuenta todos los partidos políticos buscan convertir a la nación (algo que depende de la soberanía y libertad de los ciudadanos) en alguna forma de Estado (algo que depende exclusivamente del poder de los partidos políticos). Reducir la nación al Estado es una felonía de la misma proporción que la que estableció Fernando VII cuando no sancionó la Constitución de 1812, y no fue hasta 1820, cuando Riego le obligó, cuando dijo aquello de: “marchemos, francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”, tres años después, Riego era ahorcado en la Plaza de la Cebada de Madrid, un 7 de noviembre, y daba comienzo la década ominosa.

El espectáculo que hoy nos han ofrecido los asistentes a la manifestación de la v de la diada, con medio millón de independentistas, ha sido muy interesante y divertido, pero nadie les dirá a los asistentes, porque en este país hay mucha cobardía, que ese medio millón es tan solo el 6,67 % de los catalanes, y el 1,07 % de los españoles, esas son las cifras reales de su representación. Creo que es un auténtico exceso de soberbia y estupidez, pensar que un poco más de uno de cada cien españoles tiene derecho a decidir por el 99 % restante en relación a la cuestión de la soberanía nacional de este país.

A veces, los árboles que nos ponen los medios de comunicación en las narices nos impiden ver el bosque de la realidad, no es algo que ocurra por casualidad, sino de forma intencionada y artera, porque hoy los medios de comunicación escritos o audiovisuales no pueden sobrevivir sin las subvenciones en forma de propaganda institucional que les ofrecen los distintos gobiernos y por eso se han convertido en siervos de pesebre. 

En este país los políticos tienen tan poca formación que no comprenden que las autonomías son entidades administrativas en nuestra Constitución, que pueden regular cuestiones relacionadas con el funcionamiento del Estado en las distintas comunidades, pero nada que competa ni a derechos fundamentales, ni a cuestiones nacionales. Tal vez el error no sea sólo suyo, sino también del gobierno del Estado, que ha mostrado su benevolencia con los escarceos secesionistas para no crear más conflictos, de los que siempre se acaban beneficiando aquellos que ejercen de víctimas propiciatorias aunque sean, en realidad, unos opresores despóticos que imponen la tiranía de su voluntad contra leyes y derechos. Evidentemente si la justicia no estuviera vendida al poder desde que consiente que sus cúpulas sean elegidas desde los partidos políticos, las cosas no serían así, pero así son.

Sigo pensando que este sistema es anacrónico y  ya huele a cadáver putrefacto sin enterrar; el cenotafio de la historia está aguardando su inmolación definitiva, voluntaria o involuntaria, eso es lo de menos. No hay ninguna regeneración posible que pueda provenir del poder político, cuando el poder político es el único responsable de la degeneración política que vivimos en este país. A los criminales no se les permite salvarse por arrepentimiento y redención de sus crímenes, sino por sentencia y condena de los mismos. Algún día se acabarán las tonterías a las que estamos asistiendo y todos los que han vulnerado la constitución española vigente tendrán que rendir cuentas de sus crímenes contra la democracia. 

Que sea más pronto o más tarde sólo depende de los españoles soberanos, no de los partidos políticos usurpadores e impostores, que han utilizado la democracia en este país para crear indeterminados agujeros negros de corrupción, fraude y sectarismo por los que se han fugado los recursos que correspondían al bienestar de los españoles, y hoy forman parte de cuentas privadas en paraísos fiscales a nombre de los ladrones, que esperan ser juzgados y encerrados en la cárcel. Ya falta menos y lo saben.

Me parece bien que el 1,07 % de los catalanes quieran la independencia de Cataluña, ahora sólo necesitan convencer al 98,93 % de los españoles restante, de que es algo que debemos concederles. Esperamos que lo planteen de forma oficial y así en toda España podamos hacer un referendum para dejar de ser españoles y ser lo que quieran el 1,07 % de los catalanes que hoy han festejado La Diada. Creo que vivimos en una democracia, aunque en realidad sea una demagogia de la que se benefician todos aquellos representantes políticos que en las campañas electorales nos van a llevar al paraiso y poco después, sin que nadie sepa explicarlo, nos dejan tirados en el infierno, para salvarse ellos. Esa sería la forma legítima de resolver este problema, de la que no quieren oir hablar desde las oligarquías del poder político, para poder ofrecernos sus "soluciones": someter a referendum en toda España la viabilidad de la independencia de Cataluña.

Enrique Suárez                                                               


domingo, 7 de septiembre de 2014

La casta defiende los intereses de partido contra los de los ciudadanos



Mucho se ha hablado de la casta en este país, pero poco se ha dicho sobre lo que define su interés. Es cierto que los privilegios para sus miembros, los beneficios para sus seguidores, los intereses para sus líderes y por tanto, para que sus partidos sean los elegidos en la lucha por el poder, en sus preferencias por los ciudadanos.

Durante muchos años he analizado el fenómeno de la casta en el poder, al menos desde hace siete años, cuando se publicaron los primeros libros en Italia y en España sobre el tema, en este blog ya se publicaron artículos al respecto en numerosas ocasiones a lo largo de estos años.

Sin duda la casta representa su farsa en un escenario creado ex profeso, cuando en este país quien elige a los elegibles, no son los ciudadanos, sino los líderes de los distintos partidos y sus consejos ejecutivos. Esa usurpación, hace que los elegidos en las urnas le deban su elección en mayor medida a quien los propuso desde el poder, que a quien los dispuso desde las urnas.

Las claves ideológicas serían inútiles al tratar de definir a la casta, pues todos los partidos políticos siguen el mismo sistema de usurpación e impostura, por eso hay que buscar un elemento común a todos ellos, una clave que permita distinguir con claridad quienes son casta de quienes no lo son.

Los partidos políticos con representación política son casta, porque sólo ellos pueden serlo, pues es necesaria la representación política para acceder al poder. La representación política es causa necesaria, por tanto, para poder ser casta, pero esto convertiría a todos los representantes políticos en usurpadores y posiblemente no sea así.

Debemos profundizar en el criterio: ¿Qué define a la casta?, pues sencillamente el sectarismo, que se determina en la defensa de los intereses de partido, por encima o en contra de los intereses comunes de los ciudadanos. Quien defiende los intereses de sus partidarios o seguidores, por encima de los intereses de los demás ciudadanos, forma parte de la casta.

Si conocen ustedes algún caso de seguidor o representante de un partido, que defienda por encima de los intereses de su formación los intereses de los ciudadanos, incluso en contra de los intereses de su partido, ese miembro de la formación política se puede decir que no es casta, mientras que todos los demás sí lo son.

Quien defiende los intereses de parte, contra los intereses de todos, no es más que un partidario de una determinada opción y rival de todas las demás. Nada que ver con un demócrata, en la Antigua Grecia los partidos políticos se habían  prohibido, por ser enemigos de la democracia.

Es hora de que en este país surjan políticos que defiendan los intereses de la mayoría de los ciudadanos, incluso contra los intereses de su partido, es hora de tener políticos que sean responsables ante los ciudadanos que les votan y no ante el líder o consejo ejecutivo de su partido que los selecciona por su sometimiento al poder.

Esa es la única opción posible que le queda a la casta para regenerarse, la independencia personal de los políticos de sus partidos y que muestren como defienden los intereses de los ciudadanos, mientras eso no ocurra, todos los representantes políticos de este país formarán parte de la casta, aunque hayan sido elegidos en las urnas, eso no les convierte en demócratas, ni a ellos, ni a los que les votan. La democracia no está por debajo de los partidos políticos, sino por encima, mientras los partidos políticos la sigan utilizando en su propio interés y el de sus beneficiados, no se podrá decir que en este país vivimos en una democracia, sino en una farsa democrática en la que se ejerce el despotismo, la opresión y la tiranía.

Enrique Suárez

viernes, 5 de septiembre de 2014

La censura española del GCI (Informe de Competitividad) del World Economic Forum




Cada año, desde 2004, el World Economic Forum, una institución independiente, realiza un informe conocido como el Global Competitiveness Index, en el que se analizan más de cien indicadores comparativos en variables políticas, económicas, sociales y evolutivas,  entre los distintos países del mundo, en esta ocasión los analizados han sido 144, el año pasado fueron 148


Los medios de comunicación españoles nos han contado exclusivamente el resultado global, es decir, el puesto que España ocupa en competitividad, pero no han sido capaces de mostrarnos de dónde surge ese resultado. A continuación, se presentan los resultados completos de este informe para que los españoles, en su derecho a la información siempre menoscabado por censuras y desviado por intoxicaciones, conozcan la auténtica realidad que se vive en nuestro país en relación a otros países del mundo. El puesto que se ocupa determina en qué lugar de los países del mundo nos encontramos en el informe del año 2014


Aquí tienen ustedes los resultados para España, en los que se pueden evaluar los resultados COMPLETOS del Informe GCI, que los medios de comunicación españoles no han tenido la deferencia de mostrarnos. La interpretación es la siguiente, cuanto más próximos al 1 mejor resultado, cuanto más próximos al 144, peor resultado. En la (i) se puede saber a que se refiere cada item, para los que no sepan inglés, utilizar traductor de gogle

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Reseña en español del informe

Algunos datos interesantes

Confianza en los políticos : 117
Desvío de fondos públicos por políticos: 90
Sobornos por licencias y permisos: 90
Despilfarro gasto público: 113
Regulaciones legislativas no necesarias:  123
Tiempo para abrir un negocio: 99
Ayudas a la inversión: 130
Efecto IRPF en creación trabajo: 130
Endeudamiento público: 130
Pago del Talento y productividad: 117 
Atracción y mantenimiento de recursos humanos: 108
Facilidad para conseguir crédito bancario: 132


Según los datos del GCI del World Economic Forum la cosa está así:

En 2012 la renta per cápita de los españoles era de 32.360 $
En 2014 la renta per cápíta de los españoles es de 29.150 $


Lo que quiere decir que cada español ha perdido 3.210 $ de renta per cápita en los dos años que lleva gobernando Rajoy, lo que supone un 11 %, un 5,5 % por año.

GRACIAS RAJOY Y MONTORO POR HACERNOS MÁS POBRES

El último en salir que apague la luz

Enrique Suárez 

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