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viernes, 14 de enero de 2011

La epopeya de Cascos y el despertar de los astures


La gente comienza a pensar que el próximo Presidente del Principado de Asturias, Francisco Álvarez Cascos posee el don de la ubicuidad, o al menos de la bilocación, como el Conde de Saint Germain, lo mismo está en Madrid invitado por una cadena de televisión a una tertulia, que asiste a una entrevista a una emisora local de Asturias, que se reune con cientos de sus leales en un acto público, que los diarios transmiten que asiste al funeral de la madre de José Ángel Villa. No puede ser que haya un solo Cascos, tiene que haber por lo menos seis o siete.

Lo peor de la conducta frenética del ex general secretario del PP, es que sirve para comparación y contraste con el elenco que se dedica a confeccionar listas electorales en los partidos políticos y hace una declaración a la semana, si es en Asturias, cada dos meses, y parece que todo el mundo se tiene que sentir orinado de colonia. Dicen que las comparaciones son odiosas, pero mientras Cascos, esa entidad plural, se va creciendo, todos los que le rodean en el escenario público se van jibarizando por si mismos, a veces incluso, hasta delante de las cámaras de televisión.

Sabemos que Asturias da ciudadanos rápidos, adictos a la velocidad, ahí tenemos a Fernando Alonso ganando mundilaes, a Villa marcando goles, o a Leticia Ortiz haciéndose princesa. Parece que la velocidad es una reacción de algunos asturianos a la parsimonia intelectual e institucional que caracteriza al Principado, gracias a al imbuido letargo a que los herederos de Pelayo han sido sometidos por sus representantes políticos del partido único, formado por el PP-PSOE y sus aventuras.

Además, es una enfermedad contagiosa, ayer precisamente en el canal 10 de Vocento se vio una catarata de reacciones a las considerables memeces que proporcionaban los contertulios invitados: Carmelo Encinas, casi se enfrenta con un televidente; Ignacio Camacho, quedó en ridículo y enojado ante las acertadas puyas de los mensajeros; Fernando Jaúregui, se enfadó y se puso nervioso, derivando hacia el yo pasaba por aquí al ver que le dejaban en pelotas; y Fernando Fernández, como anticipó que era asturiano, simplemente fue advertido. Hasta Ángel Expósito, se sorprendió de la furibunda reacción de los espontáneos y advirtió a Encinas de que se callara. Al menos ellos ya saben que algo pasa en Asturias, quedando patente que no tienen ni puñetera idea de lo que ocurre, lo que no impide que se pavoneen de conocer los entresijos de lo ocurrido.

Nunca se había visto algo igual, los televidentes al asalto, tomaron Canal 10 como si fuera La Bastilla al grito de “Aux armes citoyens”, nada que ver con lo ocurrido en Intereconomía cuando asistió Cascos, porque censuraron los mensajes que favorecían a Cascos, más de cien según se ha sabido después, al contar los que habían remitido los seguidores de Cascos, una vez finalizado el programa.

Pero quizás el hecho más significativo de todo lo que acontece en torno al “movimiento social” de apoyo a Cascos, es que funciona a su ritmo pero de forma espontánea, cada día hay mucha gente que dedica horas a esta causa, participando en las redes sociales, recogiendo firmas, escribiendo a los periódicos, dando su opinión en emisoras de radio o en cadenas de televisión, asistiendo a los actos que se convocan, en algo que recuerda a una pequeña revolución.

Hay ambiente festivo en la legión de picopaleadores, que en plena libertad van expandiendo por Asturias la buena nueva de que Cascos está disponible, organizando equipo, provocando que sus detractores queden enmudecidos ante la vorágine, da igual que sea a nivel nacional que a nivel autonómico o local. Nadie quiere enfrentarse con el candidato ineludible, de vez en cuando alguno dice una tontería, como Lastra con lo de que tener orgullo de ser asturianos era de extrema derecha o Espinosa infamando a su rival y ex compañero diciendo que tiene “lagunas mentales” cuando los que no recuerdan ni su nombre son Maria Dolores de Cospedal o Mariano Rajoy, que precisamente son los que la han aceptado tras propuesta de puchero de Gabino de Lorenzo.

Mientras tanto, Cascos ha sido menospreciado en el PP al tiempo que reconocido como el estadista que es y ensalzado por sus “paisanos del país asturiano”, que no tienen complejos, ni reparos, al decir que se sienten tan asturianos como españoles, y quedarse tan frescos. Si alguno se atreviera a preguntar, les dirían sin tapujos: verá usted, nosotros somos lo que nos da la gana, siempre que no nos obliguen a ser lo que no queeremos, ni nos importa, pero que nadie trate de definirnos, ni desde dentro de Asturias, ni desde fuera de ella, lo que somos, porque los asturianos nos definimos a nosotros mismos y no para ir contra nadie, ni a favor, sino porque somos soberanos y libres, porque a nosotros no nos hace el Estado, estamos hechos por nuestra cultura y concepción propia. Precisamente eso es lo que nos distingue y nos hace diferentes, a veces somos región, otras país, y otras patria, según corresponda. A veces nos unimos y otras nos separamos. Pero que nadie trate de definirnos como el 2 % del PIB de España, o la alejada comunidad tras las montañas.

Por eso lo que está ocurriendo con Cascos sólo se puede producir en Asturias y en ninguna otra comunidad española, porque nosotros somos independientes, aunque hayan tratado de encadenarnos a la dependencia del Estado por decreto. Tantas ocasiones como Asturias tuvo de levantarse contra el poder, tantas se hizo, mientras todos los demás españoles asumieron a lo largo de la historia alguna forma de imposición, en Asturias nos levantamos contra invasores, monarquías, repúblicas y dictaduras. Pero no solo eso, lo hicimos en Asturias y fuera de ella, desde Cádiz hasta Mexico o Cuba. Lo del carácter indómito lo da la tierra. Somos un survival, posiblemente el último reducto en el que se conservan las claves para que esta gran nación que es España recupere su brío de otras épocas y abandone definitivamente el burka que le han impuesto los socialistas aliados con los nacionalistas, en connivencia con la ausencia del PP.

Los españoles nos miran, estos asturianos deben estar locos, ¿cómo se les ocurre enfrentarse al poder?, y es que no lo comprenden, han despreciado a uno de los nuestros públicamente, sin motivo, exclusivamente por intereses que nos perjudican, si no nos rebeláramos dejaríamos de ser asturianos, eso es lo que nos motiva, algo más profundo que unas elecciones, en la que vamos a dejar a Cascos de presidente, lo que nos empuja es que no vamos a ser incoherentes con nuestra historia, y Cascos, que es asturiano, lo sabe y lo siente, sencillamente nos lo ha recordado, con eso es suficiente. Nadie tiene que dirigirnos, porque todos sabemos que es lo que tenemos que hacer. Sabemos que formamos parte de la leyenda de esta tierra.

Enrique Suárez


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