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viernes, 18 de mayo de 2012

Asturias no se merece un Presidente como Francisco Álvarez Cascos

"Si no cambiamos la dirección de nuestros pasos es muy probable que acabemos llegando a donde nos dirigimos." Proverbio Chino

Algo así le escuché el otro día a alguien que hoy, aplaudía de forma nerviosa, con una sonrisa amplia de anuncio de dentífrico, la decisión del delegado de Rosa Díez de permitir gobernar a quien, al mismo tiempo, critica por no investigar la corrupción que se cometió desde su partido en las arcas públicas asturianas. La magentología es una ciencia novedosa que estudia el significado de las profundas incoherencias entre lo que se dice y lo que se hace en el partido que va a permitir gobernar, de nuevo, a la izquierda en Asturias; es decir, que aquellos que se envuelven en la bandera de la regeneración democrática, no tienen el mínimo inconveniente en alzar al poder a los que llevan treinta años haciendo de la degeneración democrática permanente de las instituciones (corrupción, despilfarros, atrasos, anquilosamiento) su paradigma de abuso de poder. No traten de entender racionalmente lo de UPyD, hace mucho tiempo que esa opción resulta imposible. En realidad, la única forma de entenderlo es mirando siempre al ombligo de Rosa Díez, el partido Foro Asturias compite por el mismo espacio político que la formación magenta, y es preciso eliminar competidores a cualquier precio, no vaya a ser que la gente se atreva a comparar, lo que es con lo que no puede ser. Entre que Asturias salga adelante y que gobierne el socialismo que lo impida, Rosa Díez nunca tendrá la menor duda.

Algo parecido a lo que ha hecho el PP de Asturias desde hace un año, no importándole que gobierne la izquierda con tal de que no pueda gobernar Francisco Alvarez Cascos, precisamente coincidiendo con los intereses de La Nueva España y por supuesto con los del PSOE-IU, los sindicatos, la confederación de empresarios, los que viven de la RTPA, los antiguos directores del Niemeyer, los que se lo llevaron calentito con los sobrecostes y los despilfarros, Gabino de Lorenzo, Mariano Rajoy y el PP de los jóvenes castores. ¿Realmente quién está con Cascos en Asturias?, es imposible que tanta gente importante, autores en su conjunto de la quiebra eterna de Asturias, de su retraso y de su anquilosamiento albano, se puedan equivocar al mismo tiempo. Y no se equivocan, saben que la presencia de Francisco Alvarez Cascos amenazaba su supervivencia, así que no han dudado en eliminar, a cualquier precio, el peligro a que se estaban sometiendo sus intereses particulares.

De mentira sale verdad, pienso que va a tener razón el contertulio con lo de Cascos. ¿Para qué quiere Asturias un Gobierno que se ha enfrentado con la corrupción, con el despilfarro, con todos los que se han aprovechado de Asturias, con el Gobierno de España, contra los que trataban de imponer sus abusos en favor de sus intereses particulares, aunque fuera en contra de los intereses generales? ¿Para qué quiere Asturias un gobierno que ha hecho de la austeridad, el control del gasto público, la persecución de la corrupción, la denuncia de los engaños, la no cesión a los amaños contra los ciudadanos, una práctica normal de la política y una fe perpetua, con un presidente que era el segundo que menos cobraba de toda España, tras el de Extremadura?

A nadie le interesa la presencia de Cascos en la Presidencia de Asturias, salvo a los 120.000 asturianos que le apoyaron en las últimas elecciones, a los seguidores de Foro y algunos casos aislados de gente con criterio propio, cada día más escasos. Lamentablemente, nos enfrentamos de nuevo al mayor problema de Asturias durante las últimas décadas: la errónea definición de la realidad, porque en esta tierra esquilmada, con las penosas cifras sociodemográficas, económicas, políticas, industriales, laborales y sociales que la condenan a la catástrofe, sin una alternativa a la trayectoria de las últimas décadas, ha elegido democráticamente su suicidio institucional, entregando el poder a los autores del desastre, en un acto de sumisión coherente con la deriva de amansamiento urdida con reconversiones, dádivas, subvenciones y aherrojamientos en la que se vive en el Principado desde hace treinta años.

Es la costumbre del vasallaje, que pesa más que la razón, desde que Franco convirtió Asturias en una empresa pública del Estado, algo que los gobiernos de la izquierda, junto con los sindicatos, han mantenido felizmente con su política de convertir en siervos a los que ayer fueron libres para enfrentarse al poder, siempre adobados con el dinero público, que hoy permite que los abuelos sean los que subvencionan el ocio de los nietos, condenados a no encontrar un trabajo en su tierra y obligados a emigrar en el futuro cuando se vayan a mejor vida los que les pagan el sin vivir en la más onerosa dependencia.

Al final, entre todos los que forman el “establishment del duerno” (las fuerzas reaccionarias que controlan el poder en Asturias desde hace décadas) han conseguido desde la izquierda a la derecha ejecutar la tenaza que ha impedido cualquier cambio, porque supondría dejarlos fuera de los pesebres, condenándolos a vivir como todos aquellos que les mantienen en el poder. Asturias se merece lo que ha elegido y lo va a pagar muy caro a partir de ahora. Entre todos los que van a formar Gobierno en Asturias, incluido el que apoya la investidura y la legislatura, no reúnen una idea para sacar esta tierra adelante. ¿Alguien puede pensar que si no lo lograron cuando las cosas estaban bien van a lograrlo cuando están peor que mal?

La ausencia de información y las intoxicaciones a que nos someten los medios de comunicación del Principado de Asturias ha impedido que los asturianos puedan enterarse siquiera de lo que ocurre en Asturias para que el PSOE gane las elecciones con el apoyo del PP e IU. Asturias está condenada a desaparecer, en treinta años Asturias se convertirá en un gran parque geriátrico, en el que los únicos jóvenes serán los que se queden para atender a los mayores, cesando toda actividad productiva propia. Se calcula que en 2050 habrá en Asturias 600.000 habitantes, un 40 % menos que los actuales. Llegados a ese punto esta comunidad será inviable de forma independiente y posiblemente se fraccione, quedando el Occidente unido a Galicia, el Centro a Castilla y León, junto con el Oriente, porque Cantabria también desaparecerá.

Hubo una posibilidad de que esto no ocurriera y la dejamos escapar, concediendo a los que nos han defraudado y hundido en la miseria de la supervivencia subvencionada, el poder que tanto trabajo costó arrebatarles; es cierto, Asturias no se merece un Gobierno presidido por Francisco Álvarez Cascos, aquel hombre que nos habló de Jovellanos, al que tampoco se mereció Asturias, a pesar de haber sido el que creó la urdimbre para que la nación política española pudiera existir, convirtiendo a los españoles en soberanos, libres e iguales ante la ley.

La democracia nunca se equivoca, se equivocan los ignorantes que no saben para que sirve su libertad y siguen creyendo en lo que les cuentan los que les engañan para seguir viviendo a su costa, perjudicándoles y destrozándoles la vida. Ya lo dijo Jovellanos, que lo primero era la educación, porque la ignorancia y la censura (tanto como la mentira, las intoxicaciones, y la propaganda) son los orígenes de la tiranía, mientras que el conocimiento y la información, son los padres de la libertad (piensen en La Nueva España y sus patrocinadores, y juzguen por si mismos). En este mundo sólo puede ser libre quien se lo merece, los esclavos mentales, que no saben discernir entre lo que les cuentan y lo que realmente les hacen, no se merecen la libertad. ¿Para qué les va a servir si no distinguen quien trata de ayudarles de quien les explota?.

En Asturias, se ha vuelto a apagar la antorcha de la libertad, habrá que esperar muchos años para que vuelva a encenderse.

Enrique Suárez

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