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miércoles, 8 de diciembre de 2010

De Dóberman a Labrador


La interesada propaganda de sus detractores, la misma del “nunca mais”, el “no a la guerra”, el “pásalo” del 11-M, o la genialidad del Estado de Alarma en que nos encontramos, consideró en su día, que Francisco Álvarez Cascos, por su carácter y formas recordaba a un perro de una raza extraordinariamente agresiva, los dóberman, incluso las juventudes del PSOE le hicieron un vídeo a propósito de la infamia. Pasado el tiempo y la égida del zapaterismo, creo que debemos considerar que no se equivocaron del todo, pues de su mentira salió una profunda verdad.

Cascos defendió con todas sus fuerzas sus creencias, valores, y principios y su lealtad al Partido Popular, a su país, España, y a los ciudadanos que lo pueblan, los españoles, no tuvo añagazas de enfrentarse a cualquiera que tratara de imponer su propaganda o de hacer daño a los españoles con su mentiras e insidias. Su fiereza fue épica, su furia considerable, su hostilidad contra la ineptitud encomiable. Cascos siempre ha sido responsable de sus actos, pero nadie ha logrado demostrar que se había equivocado en sus percepciones, en su olfato de político recio y experto. Quizás fue el primero que se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo en España, con una legión de descamisados e ineptos dispuesta a tomar al asalto las instituciones, los recursos públicos, el Estado y la libertad de los españoles. El saco de Roma por los bárbaros es el precedente de lo ocurrido en España con los gobiernos del PSOE, y el Presidente Rodríguez Zapatero en los últimos años.

El tiempo va poniendo las cosas en su lugar, en los últimos seis años, a mí, personalmente se me ha ido cambiando el gesto, viendo lo que estaba ocurriendo, al principio sentí sorpresa, más tarde perplejidad, después enfado, y por último cabreo, porque la realidad política que estamos soportando resulta inadmisible. Por cierto, durante los últimos años, cada día he visto como a muchos españoles se les ha ido frunciendo el ceño, cada día más, sin importar su ideología. Los cinco millones de parados, la deuda galopante, el déficit inadmisible, las leyes sectarias, los abusos de poder, la soberbia de los gobernantes, la estupidez de los que les alaban, la miseria y mezquindad en la que nos encontramos, el profundo desasosiego, y la ruina de la nación a la que nos han llevado los gobernantes del PSOE, con la colaboración o acomplejamiento de los que se han callado, pudiendo haberlo impedido, nos ha vuelto a todos un poco como Cascos, sacándonos “el dóberman” que los españoles llevamos dentro.

Quizás haya que reflexionar sobre lo acontecido, con serenidad y sosiego, sobretodo a la vista de los resultados, porque aquellos que nos ofrecían el paraíso nos han llevado directamente al infierno, y los que nos advertían del infierno ahora quieren regresar al paraíso, para volver a empezar, desde el suelo de la democracia, buscando el regreso de la política con mayúsculas, en unión de los ciudadanos a los que quiere representar.

Francisco Alvarez Cascos regresa a Asturias, el próximo miércoles 15 de diciembre estará en Oviedo a las 19:30 horas, para dar una conferencia sobre el AVE invitado por el Colegio de Ingenieros, en la sede del Colegio de Médicos de la Plaza de América. La expectación es grande, porque se espera que hable de la Huelga de Controladores, así como de su regreso como candidato a la Presidencia de Asturias, cuando la dirección nacional del partido lo confirme.

Quizás ese día comprendamos que Cascos fue un “doberman” circunstancial, algo que nos puede ocurrir a cualquiera si anticipamos un peligro y un daño que se va a cometer sobre las cosas que amamos, porque la conducta de Cascos hoy se comprende mucho mejor, trató de defender Asturias y España con uñas y dientes de la que se le venía encima con la ambiciosa legión de hambrientos de poder y dinero que se avecinaba con la llegada del PSOE, de la quiebra hacia la que nos llevarían, de la muerte pública de todo lo que nos identificaba, de la usurpación y detentación de las instituciones, de la miseria inmensurable que viviríamos, de los cinco millones de parados, de tanta estupidez gratuita y tanta insidia e vesania. Cascos “ladró” con todas sus fuerzas para dar la voz de alarma sobre los lobos que acechaban al rebaño, que estaban dispuestos a esquilmarlo hasta la saciedad. Es de justicia reconocerlo, a la vista de lo sucedido.

Francisco Álvarez Cascos relumbra por si mismo ante la oscuridad que nos circunda, es un personaje clave en la vida política española, imprescindible para esta Asturias que nada tiene que ver con su esencia, que corre peligro en su propia existencia. Es un faro para los asturianos perdidos en el océano de la mediocridad y la estupidez, en la que los tiburones tanto del PSOE como del PP han hecho su agosto. Por eso para mí, y para otros muchos, Cascos para nada representa hoy un doberman, sino un leal labrador, el más fiel de los cánidos, aquel que ayuda a los ciegos a encontrar su camino, nunca les abandona y siempre está dispuesto para ayudarles.

Y para todos aquellos que tratan de que sigamos sometidos y encerrados en el armario de propaganda en el que nos han introducido, con el objetivo de aprovecharse de nosotros y perpetuarse en el poder, sólo quiero dedicarles un estruendoso ¡GUAU,GUAU!, mi ladrido rabioso de advertencia (o de guerra), para informarles de que en esta ocasión Cascos no está solo, su jauría está con él.

Ahora que os conocemos realmente, sabemos de todas vuestras miserias urdidas desde el poder, no estamos dispuestos a olvidar, ni a perdonar lo que nos habéis hecho a los ciudadanos, tratándonos como si fuéramos precisamente perros a vuestro servicio o borregos a los que esquilmar hasta destrozarles la vida, cuando bien os parezca. La política de connivencia y acotamiento urdida desde el poder, forma ya parte del pasado.

Enrique Suárez

Los políticos tienen muchos más privilegios que los controladores aéreos


Cuando el pasado sábado día 4 de diciembre escuché a Rubalcaba en la tele advirtiendo que se había declarado en España el Estado de Alarma, comprendí inmediatamente que habíamos avanzado un poco más hacia la dictadura social y oclocrática que tratan de implantar en nuestro país desde el PSOE y los abrevaderos afines.

El linchamiento que ha sufrido el colectivo de controladores aéreos en nuestro país con su militarización tras la declaración del Estado de Alarma por el Gobierno, pasará a los anales de nuestra historia como una de las mayores infamias que se ha cometido por un Gobierno contra unos ciudadanos. No hay excusa posible, esto ha sido un prodigio de desmesura e insidia, porque no ha sido algo casual, sino provocado por el Gobierno con la intención de someter a los controladores aéreos a su voluntad, como en cualquier dictadura que se precie.

Los representantes parlamentarios de los españoles deben exigir la destitución inmediata del Ministro de Fomento y la convocatoria de Elecciones Generales anticipadas, porque ningún Gobierno puede vulnerar la Constitución del país que administra y en este caso se ha hecho, sin paliativos, ni justificación posible. Utilizar la crispación de 600.000 ciudadanos de forma instrumental a un propósito político del Gobierno para salirse con la suya, es algo inconcebible en una democracia.

Los argumentos que se esgrimen desde el Gobierno no son otros que los elevados sueldos que perciben los controladores aéreos, evidentemente si los comparamos con los ciudadanos de a pie es cierto, pero si los comparamos con los sueldos que reciben los representantes políticos de los españoles, con los fondos públicos que gestionan como les da la gana, hasta llevarnos a la ruina, con lo que realmente nos cuesta su boato, y medimos el perjuicio que nos ocasionan, creo que los controladores aéreos son poco menos que aspirantes a la beatitud y la santidad, tras el martirio a que han sido sometidos.

Nos han dicho que los controladores aéreos cobran cifras astronómicas, con una media de 200.000 euros anuales. Bien, en este país hay políticos que cobran más, Leire Pajín hasta ser nombrada ministra pasaba de esa cantidad al igual que Maria Dolores de Cospedal. Sin embargo, donde los emolumentos superan lo extravagante es en los asesores de los partidos políticos, recientemente un medio nos ofrecía que el asesor principal del Partido Popular, Pedro Arriola, cobraba 2 millones de euros al año (cifra que no cobra ningún controlador aéreo, y los del PSOE no cobrarán mucho menos. Cuando el señor Montilla era Presidente de la Generalitat y su mujer vicepresidenta de la diputación de Barcelona, encargada de urbanismo se levantaban entre ambos más de 320.000 euros al año de sueldos. Así que la cuestión económica no es precisamente algo que distinga en desmesura a los políticos españoles de los controladores aéreos.

¿Y cuánto cobran los consejeros de empresas públicas por designación política?. ¿O aquellos qué representan al Gobierno en empresas privadas internacionales en las que participa el Estado Español?. ¿Cuánto nos van a costar a los españoles las Cajas de Ahorros gestionadas por servidores políticos de los distintos partidos?. La de Castilla La Mancha ya nos ha costado 4.000 millones de euros, gracias a la construcción de un aeropuerto en Ciudad Real para que los jeques árabes vayan a cazar perdices y los políticos les acompañen, para establecer relaciones que les permitan asegurarse un mejor futuro.

Se ha argüido que los controladores aéreos forman un colectivo singular que se autodefine a sí mismo, no menos hacen los políticos, que además regulan sus sueldos sin dar explicaciones a nadie, al contrario que los controladores aéreos. Mientras los controladores aéreos tienen que cotizar los mismos años que los demás trabajadores para poder jubilarse, los políticos con siete años de ejercicio ya pueden recibir la pensión más elevada, sin tener que llegar a los 67 años como todos los demás.

Los controladores aéreos no suponen muchos más gastos a los españoles que sus sueldos, mientras que los políticos tienen dietas, escoltas, vehículos, casas, prestaciones y privilegios abonados por el Estado, inaccesibles para cualquier español.

Pero quizás el privilegio más extravagante del que disponen los políticos es su relación con la justicia, ni siquiera son juzgados por los tribunales ordinarios como los demás ciudadanos, pues se necesita la autorización por ellos mismos para poder juzgarlos y en caso de que se conceda el laudatorio, el proceso será celebrado en el Tribunal Supremo directamente, en una sala especial declarada a tal propósito, en condiciones singulares.

En cuanto a los impuestos que ellos deciden para todos los españoles, incluidos los controladores aéreos a ellos no les afectan, porque no están sujetos a la declaración del IRPF como los demás ciudadanos, además tienen exenciones fiscales especiales, y en cuanto a sus propiedades no computan de la misma forma que el currito de turno.

Y por supuesto, en ningún caso pueden ser militarizados como los controladores aéreos, porque tal cosa supondría un Golpe de Estado, penado por la justicia. Tampoco pueden ser coaccionados, ni presionados, ni manipulados porque se considerará un atentado a su libertad sacrosanta.

Además los políticos son irresponsables de sus errores mientras ejercen su profesión, si un político se equivoca o un Gobierno se equivoca y eso nos cuesta a los españoles miles de millones de euros, no se les pueden exigir ni responsabilidades civiles ni penales, porque su potestad les permite hacer prácticamente lo que les dé la gana y sólo son responsables ante las urnas. Imagínense ustedes una barbaridad como la acontecida con la cuestión de los controladores aéreos por una nefasta gestión y coacción posterior del Gobierno para imponer su voluntad, y nadie será responsable, ni un euro le costará a ninguno de ellos lo ocurrido, porque si hay que pagar indemnizaciones, que habrá que pagarlas, las pagaremos entre todos los contribuyentes de forma solidaria.

Los controladores aéreos regulan sus procesos laborales por el Estatuto de los trabajadores, como cualquier ciudadano y están sometidos a las mismas leyes laborales, mientras que los políticos lo regulan como les da la gana.

En fin, juzguen ustedes mismos que colectivo laboral tiene más privilegios, si los controladores aéreos o los representantes políticos españoles. Y la próxima vez que José Blanco les diga lo de esta casta de privilegiados le preguntan por el examen de idoneidad que superó para poder decir lo que dice y hacer lo que ha hecho. Si consideramos el concepto de casta como fuente de privilegios y prebendas y autoregulación de las mismas, sin duda los políticos cumplen mejor los criterios que los controladores aéreos.

La distancia entre lo que nos han manifestado desde el Gobierno que han sido las causas del problema y lo que realmente han hecho es proporcional a la que separa la demagogia en la que vivimos de la democracia en la que deberíamos vivir. Si miramos el interés en la privatización de AENA y sus miles de millones de pérdidas, entenderemos mucho mejor lo que está ocurriendo.

Y que a nadie se le olvide que Adolf Hitler también comenzó el exterminio de los judíos atribuyéndoles a éstos los privilegios de los que no gozaba ningún alemán, menos los nazis, claro. Aquello acabó muy mal, a ver como acaba ésto.

Biante de Priena

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