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Lo de Zapatero es increíble, espeluznante, lo de este gobierno es como dejar encerrados a una pandilla de críos en una fábrica de bombas. Si es que no salgo de mi asombro.
Dice Zapatero que el PP está creando un alarmismo económico injustificado que puede perjudicar a nuestro país. Hombre, un poco de decencia, es cierto que el país está alarmado, pero no es precisamente por que el PP señale con el dedo de la realidad los hechos, sino porque esa realidad la ha creado alguien en su divertimento particular.
La inversión extranjera se ha marchado y no volverá hasta que las cosas se vuelvan a ver más o menos claras. Los indicadores económicos y socio-políticos españoles son para echarse a temblar, se puede consultar en nuestra sección: “Con Z de Zapatero”, y la culpa siempre es de los demás.
Es lo que tiene la inmadurez si además se le agrega la impertinencia, que surgen cosas extrañas, y que se confunden las causas con las consecuencias, los hechos con los propósitos, la realidad con la fantasía. El pensamiento Alicia que denunció D. Gustavo Bueno en su libro sobre la cuestión, está alcanzando su culminación, como era de esperar, no podía ser de otro modo.
¿No le quedará dignidad a nuestro presidente para reconocer sus errores?, y una vez que los reconozca, asumir que algunas de sus acciones han perjudicado a los españoles, y la imagen internacional de España en el exterior. ¿Son acaso los políticos ajenos al reconocimiento de sus equivocaciones?.
Si un camarero derrama una botella de vino sobre el traje recién estrenado del cliente de turno, recibirá posiblemente una advertencia de su jefe; si derrama todos los días una botella de vino sobre el mismo cliente, no solo recibirá una reprimenda de su jefe, sino también algo más por parte del cliente, que además dejará de acudir a ese restaurante. Ese es el procedimiento normal, así funciona nuestra sociedad todos los días, para la mayoría de sus ciudadanos.
Los políticos deben estar sometidos a los mismo criterios de eficacia que los demás, si meten la pata, si distorsionan la convivencia, si destruyen los recursos con los que contamos, deben rendir cuentas, y cumplir con la sanción que corresponda a su falta.
Sin embargo, en España, el presidente le pide a la oposición patriotismo, cuando ayer le ponía cordones sanitarios y la aislaba de las acciones parlamentarias conjuntas en terrorismo, economía, política internacional, migraciones, leyes sobre valores, etc.
El señor Zapatero no quiere patriotas, lo que necesita es carne de cañón, porque la batalla se le va a poner cuesta arriba en este enero de 2008, y necesita un chivo expiatorio para eximirse de culpa y responsabilidad.
Ante estas cosas, a uno solo le queda implorar justicia o hacer también una sugerencia: José Luis, sé patriota, déjalo chaval, tu no sirves para esto, déjalo antes de que acabes con todo.
Biante de Priena