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La conclusión de esta devastadora evolución no puede ser más clara: los españoles vamos a pasarlo extremadamente mal de manera inmediata. La reducción del nivel adquisitivo nos va a aproximar a la pobreza, acabando con nuestros ahorros como ya ha acabado con el superavit del Estado. La situación internacional, que empuja en contra, nos traerá además nuevos conflictos sociales, políticos y militares que dificultarán aún más el mantenimiento de la “paz” social y los estándares económicos habituales, y la reunión de todos los factores, auguran más pronto que tarde una época “revolucionaria” de libro estudiada en el bachillerato antiguo.
Es cada día más patente que las preocupaciones de este u otros blogs carecen de utilidad cuando discuten acerca de un Manifiesto, de las declaraciones de unos y otros simulando “diferencias”, de las iniciativas separatistas de un partido de las provincias vascongadas…
Todo eso es anclarse en el pasado, en los detalles, en las enseñanzas, en la propaganda y en el ruido. La verdadera situación de nuestra Nación se verá de inmediato, no por la televisión ni en los periódicos, cada uno la vivirá en su propia vida, como hemos “vivido” el incipiente desabastecimiento alimenticio durante unos días porque un sector laboral se manifestó.
Este es el momento culminante definitivo, que durará un tiempo, y abrirá una ventana para arreglar la Nación, de forma radical, por vez primera en su historia reciente. La degradación económica, jurídica, social, política, moral, educacional… de España es tan severa, que cualquier causa, incluso nimia, será chispa para la hoguera y la catarsis; demasiado tiempo de inacción y razones todas, pero la historia nos brinda la ocasión para cambiar realmente las cosas a los ciudadanos españoles, que sabremos cumplir con nuestras obligaciones civiles y políticas como Dios manda.
Isidro Orozco