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jueves, 16 de enero de 2014

No estamos contra todo, sólo contra la casta



 
En este país parece que las cosas comienzan a cambiar, mientras a Mariano Rajoy no le hacen caso en Estados Unidos y a Rubalcaba no le hacen caso en Cataluña, somos muchos los que hacemos caso a los vecinos de Gamonal. El Gamonal es un explosivo cívico, cuya onda expansiva se difunde por la conciencia de los españoles hartos de soportar sobre su destino la insidia de la casta, la mezquindad de los poderosos, la fatalidad de habernos conocido. Arrepentidos de acudir a las urnas para elevar a auténticos miserables a la condición de privilegiados impunes en la corrupción e inmunes a la justicia.


El régimen de impostura atraviesa sus horas más bajas, se ha visto en Burgos y otras ciudades españolas, pero ésto sólo es el comienzo. Los políticos de la casta, los del PSOE negando cualquier equivocación en habernos hundido, los del PP expoliándonos sin descanso para mantenernos hundidos, los nacionalistas torpedeando sin cesar nuestra posible reflotación, y los demás camaradas de la casta acompañándoles en la faena a ver si algún día pillan cacho. En este país estamos hartos de los partidos políticos que piensan más en los intereses de sus miembros que en los de sus votantes, porque a los que no les han votado les desprecian como si fueran piojos, los muy demócratas.


Pero los españoles no estamos hartos de todo, sólo de algunas cosas, estamos hartos del poder detentado por unos mafiosos, que utilizan las urnas como trampolín de su mezquindad, estamos hartos de una Corona que se desmorona, estamos hartos de los sindicatos que han secuestrado a los trabajadores en el paro para luego venderles cursos y hacer negocio, estamos hartos de los empresarios que aprovechan la crisis para pagar uno por lo que vale dos, estamos hartos de los medios de comunicación que no cuestionan tanta miseria y sólo se ocupan de cuantificar si es más la de unos o la de otros ordenando el pensamiento colectivo en una propaganda inmisericorde, estamos hartos de la justicia que se ha vendido al poder político al precio de admitir políticos con la carrera de derecho en su más elevada jerarquía, estamos hartos de que todos estos indigentes morales se empeñen en mostrarnos que el mundo que a ellos les privilegia y a los demás nos perjudica es el mejor mundo de los posibles.


Estamos hartos de no saber dónde están los 300.000 millones de euros desfalcados en las Cajas de Ahorros, estamos hartos de que haya seis millones de parados, estamos hartos de que la deuda pública está a punto de superar el PIB de todo un año de este país, de que el déficit público no disminuya porque tengamos medio millón de colocaos por la casta sin otro oficio que jodernos a los demás para mantener su salario, estamos hartos de la desmoralización permanente a que nos someten por ser unos auténticos inútiles, de su baja estopa intelectual, de su escasa formación, de su tremenda impostura.


Estamos hartos de que los servicios públicos degeneren sin fin, de que las carreteras cada día resulten más peligrosas, de que haya gente pasando hambre y revolviendo en los contendores de basura para comer, de que nos mientan sin interrupción, de que nos ignoren y nos desprecien. Estamos hartos de su farsa, de la representación teatral que le conceden a nuestras vidas sin habérsela reclamado, de que nos ofrezcan oscuridad cuando queremos ver la luz al final del túnel.


En realidad, creo que los españoles sólo estamos hartos de ellos, de los miembros de la casta política que han convertido en despotismo esta ignominiosa democracia en la que nos obligan a vivir aquellos que se salvan a sí mismos a costa de joder la vida a todos los demás.


No creo que logren detener su derribo, han asfixiado demasiado la libertad, la equidad, la justicia y el sentido común para poder seguir haciéndolo sin que ocurra su desventura. En estos momentos los partidos políticos con representación en este país son los principales enemigos públicos de los españoles, del futuro de España y de nuestro bienestar, es algo, que para su desgracia, cada día que pasa compartimos más españoles de los que en tres meses serán llamados a las urnas para que ratifiquen el régimen de impostura en el que nos hacen vivir y acusarnos de no ser demócratas si no nos brindamos para apoyar la dictadura deleznable en la que pretenden que sigamos viviendo.


No estamos hartos de todo, sólo de la casta, que es la causa fundamental de nuestro hartazgo y desconsuelo. En este país no sobra nada más que esa patulea de miserables para que podamos avanzar hacia la normalidad y la salida de la crisis, porque ellos son la madre y el padre de todas las crisis.


Enrique Suárez






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