desde 2.006 en Internet

sábado, 16 de junio de 2007

A la sombra de Françesc de Carreras

El rango de sensibilidades ideológicas y políticas en el seno de Ciutadans, es más amplio que en cualquier otro partido político, y eso conduce, inevitablemente, a un debate permanente sobre nuestra orientación final. Aunque en los últimos meses, inexplicablemente se ha reducido, debido a la crisis de organización del partido, iniciada tras nuestra llegada al Parlament.

Sobre el nacionalismo, hay una diversidad sorprendente de posiciones, pero siempre se establecen a lo largo de una transversalidad, que va desde la moderación reactiva, hasta la beligerancia radical. El discurso de Ciutadans más genuino, también se encuentra aderezado con un toque de sarcasmo e ironía, por la transferencia genética de Albert Boadella, uno de nuestros más ilustres y singulares mentores.

Sin embargo, hay posiciones deslizantes en la frontera con el nacionalismo que no acabo de comprender, quizás por desconocimiento de su longitud de miras, o por la ausencia de un criterio suficiente para juzgarlas. Quiero referirme en esta ocasión, a uno de los más conocidos precursores de Ciutadans, que casi es el único que se ha mantenido presente durante los últimos meses a nuestro lado, por lo que deduzco que alguna responsabilidad habrá tenido en lo ocurrido durante este tiempo en nuestro partido.

Estoy refiriéndome al profesor doctor D. Françesc de Carreras Serra, Catedrático de Derecho Constitucional de la UAB, analizando sus escritos, conferencias, disertaciones, y otras manifestaciones públicas, no acabo de entender realmente cual es su última intención, y cada día lo entiendo menos.

Iniciativa socialista no nacionalista

No sé si él guía ideológicamente a Ciutadans, o sencillamente, trata de que se equivoque menos, pero tampoco parece que haya demostrado algo provechoso para nuestro partido, en sus últimas instrucciones.

Y creo que no soy el único que no acaba de alcanzar su exquisita sutileza, porque Alex Vidal Quadras, hace más de un año, a raíz de la publicación de un artículo del profesor, titulado “Los verdaderos problemas” (La Vanguardia, 26-01-06), se quejaba de lo mismo en su análisis, cuando decía:

“Entonces, ¿a qué viene ese empeño de Françesc de Carreras en hacernos creer que Zapatero ha conseguido dejar el Estatuto ‘limpio como una patena’?.

Esa actitud de aceptar lo inaceptable, también a mi me sorprende. El líder del PP, se despedía diciendo que estaba reduciendo su optimismo, en cuanto a la influencia que el profesor podría ejercer sobre el futuro partido Ciutadans, que todavía no había siquiera aparecido en la escena pública.

Tras la lectura de lo anterior, parece desprenderse que la actitud de Françesc de Carreras es ciertamente connivente con el nacionalismo, sencillamente posibilista, y extremadamente amable y considerada (no conozco ningún artículo suyo en que se declare radicalmente contra el nacionalismo).

Su punto de partida es que el nacionalismo catalán es un menor mal que estamos obligados a asumir y que la única intervención admisible, es la de tutelar sus posibles desmanes, y corregir sus excesos esporádicos. Este señor también se siente en un oasis en Cataluña, y no quiere hacer nada por que el clima del seny se distorsione. Y sigo sin comprenderlo.

No comparto la posición del Sr. Carreras, cuando los problemas lingüísticos en Cataluña siguen sin resolverse, y se sigue actuando desde el sectarismo más insoportable contra la libertad de los ciudadanos a la hora de elegir su futuro. Nunca le he visto denunciar el proceso de exclusión hostil que se desarrolla desde el tripartit, contra todo lo que no pertenezca a la ideología prevalente. No sé, esto me hace cada día desconfiar más de las últimas intenciones del profesor.

Su no nacionalismo es tan suave que no se sabe si es nacionalismo o no nacionalismo. Se encuentra en el limbo en la frontera de los supervivientes, ubicado en la pretensión de un imposible consenso entre nacionalismo y no nacionalismo. Su color, en este mundo declarado de blancos o negros, es el gris variable permanente.

La ambigüedad elicitante

Tanto podría estar en Ciutadans, como en Convergencia i Unió, porque su defensa tolerante y flexible de la corrección de las barbaridades del nacionalismo en Cataluña, recuerda a las intervenciones de los embajadores de paz que acuden a la franja de Gaza y se marchan al día siguiente, creo que su opción política se distancia demasiado del auténtico sentir contra el nacionalismo que he conocido entre las bases de Ciutadans.

La trayectoria de Françesc de Carreras en su enfrentamiento contra el nacionalismo catalán desde la constitución del foro Babel, se ve consolidad con su reconocimiento por la Asociación por la Tolerancia en el año 1998, y en aquel momento, no había dudas sobre sus intenciones. En las circunstancias actuales, cuando la opresión nacionalista se ha afianzado adherida a la izquierda catalana, voy teniendo muchas dudas.

Nunca llegaré a conocer si el Sr. Carreras que se enfrentaba al nacionalismo establecido por CiU, lo hacía contra el nacionalismo de esta formación o contra su no izquierdismo utilizando el nacionalismo de forma instrumental, que me parece más plausible, a la vista de lo que han cambiado sus acciones una vez que los gobiernos de izquierda-nacionalista del tripartit han entrado en escena.

También resulta obvio que su último objetivo, como describe la wikipedia, es tratar de influir en el PSC para que recobre su espíritu estatal, de izquierda nacional, más allá de las veleidades complacientes con el nacionalismo más extremo, de Maragall y Montilla, con tal de gobernar en Cataluña.

La muestra del rango de rebelión de sus intenciones políticas y de su talante inclusivo con la realidad existente (aceptada y asumida), se puede descubrir en sus respuestas a esta entrevista que le hicieron en Libertad Digital:

P: “Cataluña es una nación” se lee en los libros de texto escolares desde Primaria y la mayoría de los catalanes ha asumido el concepto de manera errónea, sin saber la distinción entre “nación”, como “cultura especifica” y Nación como espacio político-jurídico, que se refiere al Estado. ¿cree que puede figurar en el Estatuto que “Cataluña es una Nación”, siendo un término jurídico que entraña soberanía?

R: Este tema lo he estudiado recientemente. La Constitución española emplea la palabra Nación en el sentido de pueblo, es decir, la base humana del Estado. Cuando el artículo 1.2 dice “la soberanía reside en el pueblo”, el artículo 2 menciona a la “Nación española” y en el preámbulo también se menciona dicho término, nos estamos refiriendo al “conjunto de los españoles”, de unos ciudadanos que tienen unos mismos derechos básicos. Sin embargo la Constitución utiliza otro término también en el artículo 2, el de “nacionalidades y regiones”, en el sentido de territorios en los que existen determinados rasgos distintivos que les confieren una especial personalidad. Si en el nuevo estatuto se quiere indicar que Cataluña es una sociedad que tiene unos rasgos específicos culturales se tiene que utilizar el término “nacionalidad” y no el de nación. En Derecho las palabras son muy importantes, hay que emplear palabras unívocas. Los textos deben ser claros para el intérprete y lo que ha hecho el Parlamento al aprobar el Estatuto ha sido introducir –por parte de algunos deliberadamente, por parte de otros por pura ignorancia– cuando menos confusión.

En varias ocasiones he observado como usted trata de reinterpretar el artículo 1.2 de la Constitución Española, para hacerlo compatible con la creación del Estatut catalán y los demás Estatutos autonómicos. Cuando precisamente, en nuestro partido lo que pretendemos es precisamente que no resulten compatibles. No sé, pero sigue sin gustarme nada su actitud.

P: Sabe que en ciertas Autonomías se ha utilizado la educación para la ideologización nacionalista? ¿Sabe que se modifica la Historia a conveniencia y que no tiene nada que ver lo que se estudia en una comunidad o en otra?

R: Como le digo, la culpa no es de la Constitución sino de la ley. Si los ciudadanos de estas comunidades piensan que el partido que ha hecho esta ley lo ha hecho mal, deben votar a otro partido que promueva otra política.

Somos no nacionalistas y no solo de centro-izquierda (Bellaterra)

Sr. Carreras si por usted fuera, creo que Ciutadans tendría menos sentido en su lucha contra el nacionalismo existente en Cataluña, que usted considera “casi aceptable”, que por su utilidad para retornar el PSC a su auténtico sentido, es decir que prevalezcan los valores estatales de la izquierda, por encima de los valores sectarios del nacionalismo. He de reconocer que no comparto como militante de Ciutadans, su forma de ver las cosas.

Esa es precisamente la política que se ha ejercido desde Ciutadans desde su llegada al Parlament, dirigida por Antonio Robles y por Albert Rivera, dos personas de plena confianza del profesor Carreras. Esa política no representa para nada el sentir de la mayoría de los militantes de nuestro partido.

Ese no nacionalismo decadente, posibilista, que clama por que el PSC recobre el buen camino, ha sido la principal causa de los problemas internos del partido Ciutadans, y su desastre electoral en las municipales.

Profesor Carreras, muchas gracias por los servicios prestados, pero quiero ser el primero en manifestarle que su vía para Ciutadans ha fracasado, y si su intención auténtica es la de que este proyecto salga adelante, creo que es hora de que permita que otras alternativas tomen las riendas del proyecto. Ciutadans es algo más que la pata nacional que el PSC ha perdido desde que gobierna en Cataluña con ERC e ICV.

Exactamente mucho más que lo que usted se ha propuesto y ha aconsejado, y tras el próximo Congreso espero que lo pueda seguir contemplando, pero en esta ocasión desde una posición más cómoda, apartada de la influencia directa sobre la dirección de nuestro partido.

Enrique Suárez Retuerta

El quinto poder será ciudadano

Hace unos días, naufragando por la red, me encontré con un artículo de Ignacio Ramonet, titulado precisamente:“El quinto poder”, del que rescato el siguiente párrafo:

“La cuestión cívica que se nos plantea de ahora en adelante es la siguiente: ¿cómo reaccionar? ¿Cómo defenderse? ¿Cómo resistir a la ofensiva de este nuevo poder que, de alguna manera, ha traicionado a los ciudadanos y se ha pasado con todos sus bártulos al enemigo? Es necesario, simplemente, crear un «quinto poder». Un «quinto poder» que nos permita oponer una fuerza cívica ciudadana a la nueva coalición dominante.

Lo del quinto poder era una idea que gravitaba por mi cabeza desde hace tiempo, sin embargo, mis pretensiones son más ambiciosas que las de Ignacio Ramonet, el quinto poder no solo debe controlar al cuarto, sino a todos los demás. Las urnas no son suficientes para determinar en la actualidad la condición democrática de la organización institucional del Estado. Los políticos tiene demasiado poder, y los ciudadanos, demasiada resignación y conformidad.

Los políticos han ocupado el nicho de las creencias del que han desplazado a las religiones, que desde la teoría de las dos espadas de Occam habían sido un contrapoder, al menos. Hoy el poder político se aproxima a la hegemonía, y es cada día más necesario que los ciudadanos recuperen buena parte de las decisiones políticas que le conceden a sus representantes.

El poder de los políticos es como un cáncer que acaba contaminando todas las instituciones, administraciones y servicios en nuestro país. El poder legislativo, el ejecutivo y el judicial, conforman un todo, que nada tiene que ver con la doctrina de Montesquieu. El cuarto poder está configurado al servicio de los partidos políticos que disponen de subvenciones, mediatizado a su vez, por los intereses económicos de las grandes empresas y entidades financieras.

Ese todo uniforme, se ha convertido en un totalitarismo camuflado, al que los ciudadanos debemos hacer frente, de diversas formas.

En primer lugar asociándonos, agrupándonos de forma independiente en relación a los recursos que ofrecen los partidos políticos. La mayoría de las organizaciones sociales de este país reciben subvenciones políticas, por lo tanto terminan estando dirigidas en sus objetivos últimos por los intereses de los políticos. Necesitamos organizaciones independientes que no reciban fondos económicos del Estado, en sus diversas modalidades. Ciutadans debería ser en este sentido, un ejemplo para otras, mostrando que se puede funcionar sin deber nada al poder político.

En segundo lugar, el ámbito de desarrollo del poder ciudadano tiene que vincularse de forma extraordinaria a la red. La tecnología permite acceder a la información y la comunicación, los elementos fundamentales para promover programas, proyectos, objetivos y acciones políticas. Ciutadans también debería dar ejemplo de un activismo inexorable en internet, y ayudar a otras asociaciones de ciudadanos reunidos bajo cualquier pabellón y objetivo a despegar públicamente.

Por último, y quizás lo más importante de lo dicho hasta ahora, es la necesidad de que los ciudadanos tomen conciencia de la realidad política en la que viven y se comprometan activamente por iniciar los cambios para que en una década las cosas puedan ser diferentes. En ese sentido es necesario desarrollar estructuras existentes en la actualidad, pero que se utilizan mal. Encuestas, votaciones electrónicas, es necesario abrir el proceso de decisión política al colectivo de ciudadanos para cualquier tema relevante. La libertad y la igualdad deben guiar este proceso, de forma equilibrada e inteligente, en un modelo posibilista y justo.

Es la hora de ejercer la libertad, que consiste en elegir, no solo entre las alternativas que nos ofrecen, sino en las que los ciudadanos deseemos, y si no existen habrá que crearlas. La decisión última sobre el camino de nuestra sociedad debe depender en última instancia de los ciudadanos, y cada día debe ser menos mediado este proceso.

Los ciudadanos deben exigir sus derechos políticos y entre ellos no solo están las decisiones que les interesan a los políticos, sino temas tan trascendentes como el sistema de recaudación y redistribución de la riqueza. Considero que el nivel cultural del que hoy se disfruta en España, no solo da para elegir entre las alternativas de los partidos políticos convencionales, sino también para decidir a que se dedican nuestros impuestos, si gastamos más en sanidad o en educación, o si retiramos las subvenciones a los cientos de organizaciones que funcionan en paralelo a los partidos políticos, y que realmente impiden que la sociedad se pueda estructurar de una forma diferente.

Ciutadans debe avanzar en la linea de devolverle el poder al ciudadano. Se debe resolver de una vez la encrucijada ideológica que está retrasando nuestro futuro, por eso el transversalismo es cada día más necesario. La mayoría de la población tiene los mismos intereses, y los partidos políticos se encargan de que esto quede bien oculto para seguir actuando a su criterio. La acción es hija de la voluntad, la dirección, de la ideología. Una ideología compartida entre las posiciones ideológicas más moderadas del espectro político en torno al centro, es una ideología ciudadana, y lo que se salga de la línea que permita exclusivamente la acción ciudadana, entra en el partidismo político, siempre sectario, y no nos interesa.

Biante de Priena

Censura en el foro de Ciutadans


Los moderadores del foro de nuestro partido velan por nuestra integridad intelectual y emocional vetando, mediante mensajes privados a los usuarios, las direcciones de internet que puedan ser consideradas "malignas".
Han vuelto los tiempos de la "amenazante censura fascista".
¡Heil Neng!

Enlaces Relacionados

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...