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domingo, 25 de mayo de 2008

Vicios públicos, negocios privados


Tras la magnífica actuación de Rodolfo Chiquilicuatre y sus chicas, ayer en Eurovisión, donde obtuvo una meritoria decimosexta posición, ahora el tupé más famoso del próximo verano ha dejado de ser “causa nacional”, para convertirse en negocio personal para Buenafuente y compañía, que se van a forrar con la cuestión a costa de haber realizado una magnífica promoción con dineros públicos.

Realmente la inteligencia del humorista es un activo comercial, y es justo que ahora cobre los beneficios de su idea, pero en el fondo hay algo que recuerda a la perversión en su estrategia, que es la de utilizar los recursos públicos para terminar haciendo negocios privados. Sin embargo, es admitido por todos como algo correcto desde un punto de vista ético siempre que el criterio sea el del mercado, pero no resulta moral desde un punto de vista político.

Lo que ha ocurrido con “la banda de Ginés” en Coslada es algo parecido, es un acto de prevaricación, evidentemente. En el caso de Buenafuente no se llega a tanto, es cierto, porque él no le pide dinero a nadie, solamente se beneficia de las ventajas que le procura el sistema para aprovecharse de las mismas, que es lo que al fin y al cabo hacen un numeroso porcentaje de los hombres de negocios de este país.

Por eso cuando la gente de Zapatero negocia con los asesinos de ETA, se habla de diálogo, y no de conjura para alterar el valor del partido que negocia, porque utilizando recursos de todos se dedica a hacer experimentos particulares, que le pueden reportar, como se ha visto, importantes beneficios electorales.

Sin embargo, cuando los personajes no son públicos, lo que les concede invulnerabilidad y blindaje contra las críticas cuando utilizan los recursos públicos, de todos, para beneficiarse personalmente, todo el mundo lo considera como un crimen.

Se imaginan un médico que recetara medicamentos de una empresa de la que es importante accionista, que un maestro recomendara los libros de una empresa que le paga una semana de vacaciones, que un policía reclamara revisiones periódicas de su vehículo oficial porque tiene un primo que ha abierto un taller, que un constructor le hiciera una obra a un político más barata porque le ha hecho alguna concesión, que un juez dictaminara una sentencia positiva a favor del Estado porque espera un ascenso.

La forma de entender la democracia en nuestro país, y en la cultura mediterránea incluye la aceptación de la corrupción como un mal menor. Si todos lo hacen, es tontería no defraudar al Estado y aprovecharse de él. Solo hay que mirar como llegaron al poder los socialistas y mira como están hoy.

Al final, lo de chikilicuatre es un fenómeno social, que nos muestra que de nada vale obtener buenas notas en los estudios, ser un trabajador eficaz, o un político responsable, eso no da dinero. Por eso el "fenómeno chiki" es un espejo de la realidad en la que estamos viviendo y un ejemplo manifiesto de la tomadura de pelo a la que nos someten los políticos y los medios de comunicación, mientras hacen su agosto a costa del erario público.

Creo que Buenafuente ha logrado mostrarnos la realidad en la que estamos viviendo en el espejo de su esperpento, y eso es arte, se merece como premio que no digamos nada más de su boutade, porque su performance es de una claridad meridiana: "Perrea, perrea". ¿No era Valle-Inclán el de "la corte de los milagros"?.

Erasmo de Salinas

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