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lunes, 17 de septiembre de 2012

Un PP sin Esperanza

"Habría amado la libertad, creo yo, en cualquier época, pero en los tiempos en que estamos me siento inclinado a adorarla" Alexis de Tocqueville


Se ha ido, sí, hacía tiempo que quería irse, pero no lo hacía y ahora lo ha hecho. Mientras medio país se pregunta el porqué y el otro medio sueña con que le ha tocado la lotería, Esperanza Aguirre (¡a sus pies!, señora), demasiada nobleza para esta purria, le hace un jirón al PP en el corazón de los despropósitos, uno más. Ahora, el PP es posesión exclusiva de Mariano Rajoy y los jóvenes castores: la banda del patio. Quedan recuerdos, el dominó de Fraga, la memoria de Aznar, el otro lado de Álvarez Cascos, pero ahora el partido de la gaviota, se ha estandarizado a menores, es decir, apunta su reducción a cenizas en no mucho tiempo. No lo levanta ni un rescate gratis total de Merkel.

Se ha ido Esperanza, se ha llevado la caja de las esencias con ella, de ese partido socialista de derechas que hoy es el PP de Mariano Rajoy y Cospedal. La decisión compartida de los que no deciden por si mismos, la doctrina de la sinsustancia, el pragmatismo hipócrita y la rendición postrera a la izquierda de los carritos y los piquetes, es lo que le espera a ese partido que ha sido parasitado por los usurpadores, que ni defiende España ni a los españoles, que lo único que hace es funcionar al dictado de nuestros acreedores, que espera la estocada final en cualquier tarde gris inmediata, que agoniza, pensando que vive. Cáncer, de verdad, es el que tiene este partido y no el de Esperanza Aguirre, que está curada hasta de espantos. Madrid te va a echar de menos.

Pues nuestra Espe, la liberal, la del pico y pala, la que no se arredra ante las soflamas de los salvadores de la humanidad que comienzan por acrecentar sus cuentas personales a costa de lo público que tanto defienden para seguir trincando, ha pronunciado una enigmática frase recordando a Julio Cesar, “esto es ya cruzar el Rubicón”, leyendo la proclama textual del emperador romano, a alguno se le deben estar relajando los esfínteres: "Esto no es más que la indicación de los dioses de que vayamos a vengar las afrentas que nos están haciendo Pompeyo y el Senado. Los dioses quieren que nos dirijamos a Roma y venzamos al enemigo. ¡Vayamos, pues! La suerte está echada". Tela Mariano, llama al barbero y que sea de confianza.

¡Ave Esperanza, los que no quieren morir te saludan!; sólo quiero añadir una cosa más:
fecha, hora y lugar. Avisa para hacer los preparativos, que me parece que este año los idus de marzo se van a adelantar.

Enrique Suárez

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