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jueves, 4 de junio de 2009

Lo que nos une no es la mentira

Más bien la mentira es lo que nos separa, y lo que nos espera. Las falsedades de los políticos son numerosas, cada día asistimos atónitos a su repertorio de falacias, ofreciendo lo que no está en su mano conceder, desviando la atención hacia sus chorradas personales, mostrándonos lo malo que es el rival para dejar bien claro que lo bueno son ellos.

Vamos a hablar claro, salvemos a los que quieran y puedan salvarse de la gran estafa que supone una simulación de elecciones democráticas, porque la democracia es otra cosa; parece mentira que los políticos, que viven tan bien de su usurpación, ni siquiera sepan disfrazar su juego de verdad.

¿Qué es votar?, sencillamente transferir la soberanía de cada uno a otros, que se han agrupado en una formación política para transformarla en poder público, que gestionan en su exclusivo beneficio. Es concederle un préstamo a un banco, para que los que trabajan en él, los accionistas, y los que reciben sus favores obtengan ventajas sobre los demás, y además hacerlo pagando ntereses, sin recibir beneficios, con la esperanza de que nuestra elección nos perjudique lo menos posible, y por supuesto, sin posible devolución. Esto exactamente es un secuestro de la democracia, por el que los políticos se cobran rescate cada cuatro años en forma de votos, de los millones de lirios que les hacen caso y participan de su juego.

Los políticos son una clase parásita de la España actual, como la nobleza lo fue en la época del absolutismo político, previa a la Revolución Española de 1808-1812, renunciando a su poder mientras les permitieran seguir trincando bajo el cetro del monarca de turno.

Por eso, el fenómeno histórico que más les desagrada a nuestros políticos fue la Guerra de Independencia de los españoles, no sólo contra el francés, sino contra todos los parásitos reagrupados bajo el paraguas del rey felón, Fernando VII, que entregó su soberanía a Napoleón para seguir manteniendo su corte en un régimen putrefacto

El pueblo español se rebeló contra el invasor defendiendo una soberanía propia, en principio adherida al tirano, para más tarde desposeer al autócrata de su poder con la Constitución Liberal de 1812, y convertir a la Nación española en soberana y al pueblo español en su sujeto histórico.

Han pasado 200 años y seguimos igual, tenemos una fuerza invasora representada por el socialismo que mira más por los intereses de perpetuación de sus partidos (PSOE y UPyD), que los de todos los españoles, y tenemos un felón, que es Rodríguez Zapatero, que ha abdicado de sus funciones como Presidente del Gobierno de España, para convertirse en el paladín de los titiriteros de la ceja.

También tenemos liberales, como siempre, defendiendo los intereses de todos, porque saben que sin libertad, igualdad, democracia y justicia, no podrán seguir viviendo como quieren vivir. Pero los liberales no están en la política, sino en el activismo político de algunos medios de comunicación: Pedro J. en El Mundo, Federico y Cesar en la COPE, Hermann Tertsch en Telemadrid, y otros muchos, que se mueven entre el papel y la pantalla del ordenador. En los blogs españoles, hay más liberales que en ninguna otra blogosfera europea, por algo será.

En los partidos políticos españoles, hay algún liberal como puede ser el caso de Esperanza Aguirre y poco más, todo lo demás son sectas, conservadoras , socialistas o nacionalistas, en una palabra “los nuevos afrancesados” que sólo buscan su bienestar personal y el de sus próximos, despreciando al pueblo que les mantiene.

También tenemos el pueblo, constituido en una sociedad amorfa que se ha ido haciendo obesa en la miseria del pesebre de la subvención, una sociedad civil anestesiada que no sabe, no puede, o no quiere tomar la iniciativa de cambiar el rumbo de su destino. Unos ciudadanos que se han acostumbrado al franquismo sin Franco.

En estas condiciones, lo mejor para el futuro de España y de los españoles, es que se produzca una abstención sin precedentes en las Elecciones del próximo 7 de junio, lo contrario supondría recibir a Napoleón con alegría y concederle al felón otra oportunidad. Para recuperar nuestra soberanía como ciudadanos, es necesario que los políticos fracasen en su mentira, porque acudir a votar es premiar su desvergüenza y despropósito.

Lo que nos une no es la política, sino la soberanía compartida del poder por todos los ciudadanos españoles, que si se la volvemos a conceder a los políticos será para que vuelvan a defraudarnos.

Español/a tu eres el/la soberano/a, no votes. El 7-J veta. Sin ti, sin tu miedo, sin tu desidia servil, los políticos dejarán de existir, y la democracia y la libertad serán entonces posibles.

Erasmo de Salinas

Fumándose "los brotes verdes"

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