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martes, 15 de enero de 2008

Dos buenas noticias, pero...

Ayer me sorprendía agradablemente la noticia de Manuel Pizarro, ex presidente de Endesa, gran empresario y hombre de bien, quien irá de número dos por Madrid en la lista de Rajoy. Turolense para más señas y amigo de Federico Jiménez Losantos.

Y hoy nos enteramos de que Brutus Gallardón no estará para empujar a don Mariano hacia el precipicio. Si le añadimos la entrevista trampa de Pedro J. Ramírez al iluminado de la Moncloa, en la que el presidente accidental confesó lo inconfesable acerca de la negociación con Eta después del atentado de la T-4, podemos concluir que se trata de la mejor racha del PP desde hace tiempo, y que esta escapada a pie de puerto, de cara a las próximas elecciones generales, bien pudiera ser la definitiva y proporcionarle a los populares la victoria que las bombas del 11-M le arrebataron en 2004.

Desgraciadamente, los problemas de España no se solucionarán con un cambio de mayoría. Vienen tiempos difíciles, y el panorama es desolador: dos referéndums antiespañoles y ilegales en perspectiva, uno de ellos dentro de unos meses; la degradación de la vida política española y de las instituciones del estado; la violación de los derechos fundamentales de las personas, por ejemplo en Cataluña para educar a los hijos en castellano, o en el País Vasco para expresarse con libertad; y una energía renovada de los separatismos y del terrorismo, después de cuatro años de debilidad y cesión del peor gobierno de nuestra democracia.

Para salir de esta crisis, muchos creen todavía que la defensa de España desde la actual Constitución es el mejor camino. Otros tenemos nuestras dudas y cuestionamos las actuales instituciones, obsoletas y desactivadas frente a una situación inédita de amenaza contra la propia supervivencia de nuestra Nación-Estado.

Una victoria del Partido Popular y una representación significativa, en las Cortes, del partido de Rosa Díez, podría acercarnos a la hora de la verdad. Pero no les dejemos solos, pues ninguno de ellos es digno de nuestra confianza. Estemos atentos, cada uno de nosotros. Nadie entre las élites de nuestro país ayudó a la gente, aquel dos de mayo que este año celebramos especialmente.

Volvamos a leer a Galdós.

Dante Pombo de Alvear

Candidatos UPyD: ¿cuál es el tuyo?



Aquí comienza España..., otra vez. Cuestión de principios.

¿Quieres qué te cuente...?

Demasiadas veces hemos visto en esta legislatura la jugada, pero la comentamos de nuevo; que nadie pueda decir que no vio la señal de stop.

España entera coge “in fraganti” al traidor de la Moncloa, mintiendo como un bellaco, mientras sus ministros le hacen la ola, y la reacción del PP es ladrar muy fuerte mostrando los dientes, ZP retrocede "asustado" y se queja de la violencia del rival, pero los “populares” nunca terminan la jugada. ¿Qué oculta en realidad esta secuencia de la política española tan reiterada durante la concluida legislatura?.


La desidia distante, la incapacidad permanente, y el encostramiento fósil del PP para resolver de una vez por todas los graves problemas que tenemos los españoles ante el Estado y ante el estado de las cosas, de lo que se deriva que el 9 de marzo no se concluirá nada; o dicho de otra forma, estas elecciones generales son una representación circense en las circunstancias extraordinarias e históricas de la Nación como problema.

Cuando ZP se siente apurado, bien por encuestas, bien por estrategia o táctica, cede verbalmente en algo, hace un gesto de incertidumbre a la galería y entonces el PP retorna al discurso del “error” de ZP, del tironcillo de orejas al díscolo diletante, pero de infinita comprensión cristiana, perdón y mano tendida a la democracia, para demostrar precisamente su talante conciliador, ese que tanto les han reclamado desde el partido socialista del cordón sanitario y el pacto con los nacionalismos.

Lo hemos visto tantas veces que ya aburre, en temas extremadamente graves como las conversaciones con los terroristas de ETA, el desastre en el Tribunal Constitucional, la ilegalización de ANV, o las distracciones económicas tan frecuentes en estos últimos años, en los que las infraestructuras que se han hecho nos han salido mucho más caras de lo que se habían presupuestado inicialmente.

Esa actitud responde a un prejuicio político, un complejo irreductible del PP, fundamentado en dos claves elementales: por una parte la falta de autosficiencia democrática de un partido que representa a diez millones de españoles y que espera la concesión de estatus democrático de su rival político, y por otra parte, la ilusión de que echando a ZP, el PP gobernará y así se acabará definitivamente la aluminosis nacional.

Lamentablemente, esa previsión ni es creíble, ni suficiente a estas alturas de la subversión constitucional, de la deconstrucción nacional, y del éxtasis mesiánico de un iluminado presuntuoso, porque mientras los partidos discuten sobre el sexo angelical, el gobierno de Cataluña se ha montado una Agencia Tributaria, el PNV quiere hacer un referéndum con el apoyo de ETA por las calles, mientras los ayuntamientos vascos dan dinero y datos a los terroristas y el gobierno catalán mantiene una actitud de apartheid contra los ciudadanos que aún se sienten españoles residiendo en Cataluña, y de genocidio intelectual para sus hijos.

Desgraciadamente, todo esto no lo arreglará el próximo escrutinio, pero posiblemente sirva como baremo de fuerzas para ulteriores confrontaciones. Como en cualquier infección, el problema no proviene exclusivamente de la virulencia del agente patógeno, sino del daño – ¿irreversible? – que haya causado en el huésped.


Jacinto Sánchez, RR.PP. del club "Piensa luego Sacia"

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