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domingo, 19 de abril de 2015

Albert Rivera, un flautista sin coleta



Hacía tiempo que no me acordaba de ti, Albert, poco a poco fui olvidando aquella ignominia que protagonizaste en el II Congreso de Ciudadanos celebrado en el Hotel Hesperia de Hospitalet, en la primera semana de julio del año 2007, precisamente aquel en el que entramos con un ideario transversal y salimos con uno de “centro izquierda no nacionalista”, gracias a tu mentor, el profesor De Carreras, que además de Catedrático de Derecho Constitucional, y reconocido promotor de un referéndum quebequés "consultivo" (efectivo sería ilegal) para la secesión de Cataluña, también resulta que era primo de Narcis Serra, ex ministro de defensa del PSOE y autor de ese desfalco de 12.000 millones de euros en Caixa Cataluña. Al final, resultó que aquel “pucherazo” que salió en el recuento de los votos con los que ganaste aquel Congreso y que fue denunciado por el presidente y secretario de la candidatura que se te opuso, resultó sencillamente que había sido un mal recuento, en fin.

Sólo recordarte que tras aquel golpe de partido, urdido precisamente por quien había extraviado las actas del primer congreso fundacional, los liberales nos fuimos de Ciudadanos para siempre, que ahora me vengas diciendo que tu partido defiende la transversalidad, entre liberalismo y socialdemocracia me parece una afrenta a toda aquella gente que se exterminó, políticamente hablando, desde la sede en la que dirigías el partido, por la curiosa condición de llamarte Albert y ser de los propuestos el primero de la lista por orden alfabético en el I Congreso de Bellaterra, otra boutade de algún ocurrente. Albert Boadella, uno de sus progenitores, mostró su insatisfacción tras la asonada

Pero he vuelto a acordarme de ti, con motivo de ese panegírico que has escrito en El País, pletórico de buenas intenciones y deseos; verás Albert Rivera, hubo una época que la simple denominación de España os producía ampollas y sarpullidos a los tres diputados que representábais a Ciutadans en el Parlament, Antonio Robles, José Domingo y tú, eran los tiempos que se abogaba por el “no nacionalismo” que siempre entendí que era la fórmula necesaria para que el secesionismo catalanista triunfara, al rebufo de la deriva nacionalista del PSC, algún artículo escribí sobre la cuestión. Fue precisamente el tiempo en el que se bloqueó la expansión de Ciudadanos al resto de España que un día denunció el coordinador de C´s en Madrid y otro el coordinador de C´s en Andalucía, porque el partido no estaba suficientemente controlado, por no decir, militarizados sus miembros.

¿Recuerdas el espíritu del Tívoli?, tal vez ya lo hayas olvidado, fue un tiempo en que un pequeño partido promovido por una plataforma diversa de intelectuales con el apoyo de la gente que estaba harta en Cataluña de la deriva nacionalista, acompañada de la secesión socialista, porque hay que recordar que para que lo de la secesión de Cataluña fuera posible, primero había que segregar el PSC del PSOE, como así ocurrió, y la farsa representada por el PP, que decía una cosa en Madrid para los españoles y hacía otra en Cataluña para los catalanes. Aquel tiempo en que Albert Boadella era declarado    “sotto voce” traidor nacional de Cataluña desde los estercoleros de la Generalitat, antes de su exilio en Madrid. Fueron buenos tiempos, buenas intenciones, y buenos deseos, que tú, el Profesor de Carreras, Felix Ovejero, Antonio Robles, José Domingo y alguna sombrío personaje entre bambalinas os cargasteis para siempre, lástima de ocasión y tiempo perdidos.

Ahora que Cataluña se dirime entre su harakiri y su implosión, sales a España, como un Pi y Margall de los tiempos (lamento decirte que no estamos para experimentos), para decirle al resto de los españoles (resto, restos), lo que deben hacer para salvar a este país de sí mismo, de ellos mismos y la verdad que me da mucha pena, ver que muchos españoles del resto España, todavía están dispuestos a confiar en un flautista de Montjuic sin coleta que se ofrece para neutralizar a las hordas del momento por unos emolumentos no definidos y salvar a esta país de los malditos roedores, y también para poner a la casta para siempre en su sitio, por el mismo precio.

Conociéndote como te conozco, Albert Rivera, vayamos al grano, que la pela es la pela, ¿cuánto nos va a costar a los españoles tus retóricos servicios?, espero que lo manifiestes con antelación antes de la operación “salvífica”, porque darte un “cheque electoral en blanco” a ti y tus huestes del agregado arribista, sería como ofrecerle un quirófano a Jack el destripador, para que le hiciera un lifting a la Bella Durmiente.

No sufras por este artículo, Albert, espero dedicarte muchos más en los próximos meses, ya sabes que Ciudadanos en la Red siempre ha sido, desde hace ocho años (¡cómo pasa el tiempo!) un ángel guardián de tus malas intenciones. Que pases un buen día.

Enrique Suárez


1 comentario:

Pedro dijo...

Y así ha acabado... desde luego lo tenías claro y el tiempo lo ha puesto en su sitio. Has sido todo un visionario en lo relativo a Albert Rivera.

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