Catalunya en el Culo del MundoLa porquería de educación que se imparte en Cataluña cada año recibe su reconocimiento por parte de cualquier organismo que la evalúe. La educación en Cataluña es, en todos los sentidos, la justa medida de lo que son capaces los políticos catalanes, una banda de mafiosos, ladrones y descerebrados que no dudan en destruir el futuro de los niños, obligándoles a estudiar exclusivamente en una lengua provincial, negándoles -a la mitad de ellos- su idioma materno y persiguiéndolos para que se expresen sólo en catalán, un idioma que hace mucho tiempo dejó de ser un instrumento de comunicación para convertirse en arma de agresión.
La sumisión lingüística obligatoria, aderezada con toneladas de catalanismo, frustración, mentiras y victimismo barato, llega a convertirse en muchos casos en maltrato infantil, brutal discriminación y destrucción de la cultura y de la identidad del niño, contraviniendo los tratados internacionales y las recomendaciones de la Unesco, que en más de una ocasión ha llamado la atención a Cataluña por sus excesos identitarios.
Ya se está convirtiendo en una costumbre que la educación en Cataluña aparezca a la cola de España y a la cola de Europa. Hace 25 años que los integristas impusieron a nuestros hijos su minúscula y mediocre visión del mundo, un microuniverso construido más a la medida de los insectos que de los seres humanos.
Llegados a este punto, habría que preguntarles si también es culpa de Madrid que la educación catalana sea la peor de España, o si quizás este fracaso habría que atribuirlo a la obsesión que tienen por utilizarla para crear esclavos de su patética ambición. Cualquier modelo educativo debería centrarse en el bien de los niños, fundamentarse en la realidad sociológica e histórica, y siempre con el objetivo último de crear hombres cultos y libres.
No dudo de que en algunas décadas habrán logrado sus objetivos y muchos de esos niños, ya convertidos en adultos sin criterio, harán todo lo posible por impulsar a su terruño hacia la independencia. Y ustedes, los políticos catalanes, mediocres fanáticos, serán inscritos como los padres de una nueva nación en los libros de historia.
Pero la historia da muchas vueltas, y ojalá que también llegue un día, aunque sea dentro de mil años, en que este periodo de la historia de Cataluña les sea explicado a los niños como ejemplo de dictadura encubierta, de represión, de antieducación, de racismo institucional, de lo que sus miserables antepasados fueron capaces de hacer, y de lo que todos se avergüencen.Muchas gracias,
Roberto Rodríguez.


