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martes, 21 de diciembre de 2010

Quo vadis? PP


Decía Lord Acton que los problemas de la democracia se resuelven con más democracia, Mariano Rajoy, sin embargo, considera que la crisis que su partido atraviesa en Asturias, se resolverá con una solución estatutaria, cuando todos sabemos en este país que el recurso de acogerse a los reglamentos en los partidos políticos es una forma de decir que los órganos de poder harán lo que bien les parezca, aunque sea contra la voluntad de la mayoría de sus representados. Mal comenzamos el viaje hacia la gloria electoral que se anticipa en Génova.

Creo que en la dirección nacional del PP se está cometiendo un grave error con Cascos, pero también con el planteamiento estratégico ante las próximas elecciones, porque lo que dicen las encuestas con el apoyo masivo que ofrecen al PP, no es más que una forma de mostrar la sanción a la que los electores someten al PSOE, que ha tenido que hundir prácticamente el país para que el PP de Mariano Rajoy descolle en las encuestas. A buenas horas mangas verdes.

Fundamentar el triunfo en los errores del adversario y no en los aciertos propios, creo que es una barbaridad, incluso en una situación extravagante como la que estamos viviendo actualmente en España. Que el rival haya logrado un desastre no asegura que la inercia conceda un triunfo al Partido Popular, aunque el diferencial electoral sea el más abundante de los últimos años. En estos momentos el triunfo del PP viene establecido por la abstención de los socialistas que se han visto defraudados por el PSOE y el voto masivo al PP de los votantes no socialistas que están hartos del PSOE, pero el PP de Mariano Rajoy ni es capaz de extaer votos de la abstención, ni es capaz de trasvasar votos del PSOE al PP. Luego su triunfo es harto precario y volátil, y está más fundamenta en la crisis económica y su inane manejo por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, que por la oferta clara y precisa de una alternativa por parte del PP, prueba de ello es que hasta ahora, sin apenas ejercer una oferta alternativa atractiva, se ha elevado considerablemente en las encuestas.

En este país la mayoría de la gente comprende que al PSOE de Rodríguez Zapatero lo ha derrotado su lucha ineficaz contra la crisis económica, al igual que sus enormes pifias, despilfarros y aventuras planetarias, pero que nadie se equivoque, el PSOE no ha sido todavía derrotado políticamente por el PP, que no ha sabido, ni parece que vaya a intentarlo siquiera, desmontar su artificio propagandístico que ha ofrecido engaños o ilusiones en vez de hechos. Sigo insistiendo que la derrota del PSOE no le corresponde al PP, sino a sí mismo contra la crisis económica. En el momento en que se produzca una ligera mejoría de la situación económica, el PSOE comenzará a recortar diferencias con el PP en las encuestas de forma acelerada, porque contra lo único que tiene que enfrentarse es contra la ausencia de confianza de los que le han mostrado su apoyo y no contra el PP. En esta ocasión, los resultados del PSOE dependen de sí mismo, mientras que los del PP están condicionados por lo que le ocurra al PSOE, es decir son dependientes del rival, y por lo tanto de las circunstancias, si bien es cierto que se muestran muy desfavorables.

Sin embargo, el PSOE va a realizar la campaña más imaginativa de su historia, porque a malos tiempos buena cara y lo mismo que defendió ayer la alegría, lo harán con el mismo desparpajo con la tristeza. Al fin y al cabo, ha distribuido más dinero de todos los españoles en sus pesebres clientelares que ningún otro partido ha hecho en la historia de la democracia, y no se les olvidará recordárselo a sus electores puerta por puerta, apoyados por los sindicatos y los colectivos afines, y cacareado urbi et orbe por los medios de comunicación del régimen. El PSOE sacrificará a Zapatero y sacará a sus pesos pesados del armario para acometer los comicios de mayo. Posiblemente el candidato para las elecciones generales ya esté previsto y no será ni Bono, ni Rubalcaba, sino Almunia, el comisario de la competencia de la Unión Europea.

La dirección del PP está cometiendo un grave error al rechazar a Álvarez Cascos como candidato a la Presidencia del Principado de Asturias, por diversas y numerosas razones, pero fundamentalmente porque ha indicado cual es el canal para que el PP triunfe en estas elecciones por sí mismo, sin esperar a ver que ocurre con su rival, y no es otro que la regeneración democrática. Precisamente lo que ha mostrado con su ejemplo, la popularidad, la confianza en los electores, la seguridad que proporciona en los ciudadanos la eficacia de los gobiernos de José María Aznar, que logró reducir deuda, déficit y desempleo hasta lograr introducirnos en el euro en la primera hornada, cuando en Europa nadie apostaba por ello.

En vez de apostar por la seguridad en la gestión económica que ofrecieron los gobiernos del PP, alguien ha tenido la ocurrencia de iniciar una alternativa experimental fundamentada en un centrismo de diseño, ornamentado por una generación neófita de líderes sin carisma, ni atractivo personal propio. Parece mentira que a estas alturas de la película los asesores de Rajoy no se hayan dado cuenta aún de que si los electores del PSOE votan por las ideas y los programas, considerando que cualquiera, hasta Zapatero, puede representar al socialismo, los electores del PP votan por personas que hayan mantenido firmeza en sus acciones políticas, que tengan detrás un curriculum de eficacia demostrada y que ofrezcan garantías de seguridad de que su situación vital mejorará o al menos no empeorará. Si un elector del PSOE puede votar por cualquiera que decida su partido sin importarle demasiado si es un sabio o un inepto, sino si es solidario y buena gente, los electores del PP quieren ser representados por los mejores, y si es posible, por los que hayan demostrado ser eficaces, con criterio propio y que puedan afrontar cualquier dificultad, ofreciendo confianza a sus electores. Sin duda el perfil de Francisco Álvarez Cascos es el modelo, no asumirlo como el mejor candidato para Asturias va a ser el talón de Aquilés del PP para las próximas elecciones en el Principado, porque la abstención del PP va a ser equivalente a la del PSOE y este partido terminará triunfando en las elecciones, pero a nivel nacional, la ausencia de Cascos, también ocasionará una quiebra en la confianza en el PP, que no tendrá repercusiones donde el voto esté consolidado, pero si las tendrá donde esté en disputa con el PSOE.

Las próximas elecciones municipales y autonómicas serán ganadas por los partidos que presenten candidatos que ofrezcan más confianza sobre sus resultados, aquellos que sean capaces de implementar garantías de seguridad a los electores. Y mientras el PSOE apostará por candidatos reconocidos por su trayectoria, en el PP se van a dedicar a resolver su particular complejo de Edipo, en un giro adanista, tratando de romper cualquier vínculo con el pasado, para que no se note mucho que son de derechas, en una operación de camuflaje centrista que pocos llegarán a creerse, porque el centrismo no se puede disimular, se manifiesta en cada gesto y acción y no simplemente en los motivos para creer.

Creo que el PP se equivoca al seguir la estrategia del rival, repitiendo su última jugada, emulando su conducta, como nos indican las teorías del dilema del prisionero de Axelrod, porque esa era la jugada para triunfar en las pasadas elecciones, pero no en las próximas. Como decía André Gide en este mundo hay dos categorías de personas, unas son los crustáceos, que se empeñan en aplcar las mismas reglas a situaciones que han cambiado con el paso del tiempo, y otras los sutiles, que se adaptan a los nuevos tiempos cambiando sus reglas para adaptarse.

La situación es otra, la gente está harta de los políticos, como muy bien ha indicado Álvarez Cascos con su propuesta de civilizar el poder político, ese es el mensaje que hará cambiar las voluntades de los electores de este país en estos momentos, lo que también puede denominarse como ruptura del escenario, pasando página sobre lo acontecido con el PSOE y ofreciendo un modelo nuevo de contrato social entre políticos y ciudadanos, ofreciendo una mayor participación de los ciudadanos en la vida política. Creo que en Génova no lo acaban de entender, estas elecciones se ganarán desde la mezcla de los políticos con el pueblo, como ha hecho Cascos, regresando al pueblo para que lo elija desde un contacto directo con sus seguidores como viene haciendo y no desde la distancia y la distinción entre ciudadanos y sus representantes políticos, manifestando que los estatutos distinguen al que puede estar en política del que la sufre. Estas elecciones se ganan saliendo de los partidos políticos y mezclándose con el pueblo, eso en el PP lo saben hacer muy pocos como Francisco Álvarez Cascos, levantando pasiones entre sus seguidores, mientras que en el PSOE lo saben hacer todos. Como el PP no se baje del autobús estamos perdidos, porque volverá a triunfar el PSOE a poco que suba la bolsa y se produzca una reducción ínfima en las cifras del desempleo, la deuda y el déficit, algo que ya tienen previsto anunciarnos desde el PSOE para finales de marzo, con las reservas de recursos públicos que están acumulando para provocarlo justo antes de las elecciones. El día después de las elecciones será demasiado tarde para reflexionar.

Enrique Suárez

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