La casta
política española continúa su “cruzada por la farsa” inasequible al desaliento.
Sin reconocer su responsabilidad en lo acontecido en este país, sus miembros están convencidos de que la única forma que tienen de proseguir
viviendo de lo ajeno, es convencer a los españoles de que son la solución,
cuando ya quedan pocos ciudadanos en este país que no los consideren el
principal problema a erradicar, para resolver la crisis general, política,
económica e institucional, en que nos encontramos.
La patulea
de la casta, recuerda en su representación pública a Norma Desmond descendiendo
por las escaleras de su mansión en Sunset Boulevard, sin darse cuenta de que
sus últimos días de gloria habían concluido. Posiblemente los últimos flashes
de algunos de los más renombrados miembros de la casta se produzcan a la
entrada de los tribunales y las cárceles en los próximos meses.
La
cochambrosa casta que rige el destino de este país no se ha dado cuenta todavía
de que está descontada y descartada para siempre, porque ni pidiendo perdón y
excusas por el latrocinio y la corrupción que han cometido sus miembros
recobrarían ni una décima parte de la confianza que han detentado, tras haber realizado
sus crímenes mafiosos contra los intereses generales, a costa del manejo de los
recursos públicos en su propio interés, beneficio y privilegio.
Ni los “sacrificios políticos” que propone Soraya, ni las advertencias y amenazas de Rubalcaba, ni la “lucha a muerte” que propone López Aguilar para recobrar el poder desde el socialismo conmueven a nadie en este país, ni las promesas de pronta recuperación de Mariano Rajoy le dicen nada a los españoles.
El adoctrinamiento resulta imposible en un país que se muere de miserias públicas. Esta casta se ha quedado pasada de moda, forman parte del pasado y pronto formarán parte del olvido. No se han enterado de que el fraude que han cometido se los ha tragado y la farsa que han representado se queda en esperpento y parodia de un mundo que ya nunca volverá a sonreirles, afortunadamente. Están acabados.
Ni los “sacrificios políticos” que propone Soraya, ni las advertencias y amenazas de Rubalcaba, ni la “lucha a muerte” que propone López Aguilar para recobrar el poder desde el socialismo conmueven a nadie en este país, ni las promesas de pronta recuperación de Mariano Rajoy le dicen nada a los españoles.
El adoctrinamiento resulta imposible en un país que se muere de miserias públicas. Esta casta se ha quedado pasada de moda, forman parte del pasado y pronto formarán parte del olvido. No se han enterado de que el fraude que han cometido se los ha tragado y la farsa que han representado se queda en esperpento y parodia de un mundo que ya nunca volverá a sonreirles, afortunadamente. Están acabados.
Enrique Suárez
6 comentarios:
Lo malo es nunca buscaron fama sino bienestar en abundancia para toda su vida, y eso ya lo han conseguído. El que venga detrás que arree.
Yo no creo en absoluto que la casta politica este dando sus ultimos estertores, que este descartada por los españoles y que sus dias esten contados, antes bien la veo llena de salud,con dinero abundante y ganas de conseguir mas.
No veo por ninguna parte ni un toque de atencion, desde el ufano Rajoy, que no se besa porque "no se llega" hasta la ahora divertida y simpatica albondiga Soraya todos estan encantados de haberse conocido y de formar "Happy-pandy".
En cuanto a Montoro y sus risitas condescendientes mejor ni hablar, esta que se sale el tio.
NO, No veo sus cargos en peligro.
http://lapoliticadegeppetto.blogspot.com.es/
Enrique, no puedo estar más en desacuerdo. Lo único que va a ocurrir es una sustitución masiva de títeres por otros nuevos, más ignorantes y dóciles, si es que cabe, que los actuales, que están desgastados, pero nada más. Seguirán siendo propuestos por la auténtica casta y votados por la auténtica ceguera que continuará habilitándoles para que continúen legislando a favor de ellos. Esto no lo arregla nadie mientras sigamos mirando con los ojos cerrados, y para más inri, de forma segmentada. Y es así como lo estamos haciendo masivamente desde siempre, y con ningún síntoma de cambio en la mirada ni en la percepción. Ya te lo contaré en las próximas elecciones
Estimados Enrique,
• Coincido en tu punto de vista sobre la CASTA POLÍTICA. Ahora bien, hay dos aspectos con los que discrepo y creo que tú también discrepas, si tenemos en cuenta lo has expresado en otros textos:
1. “Posiblemente los últimos flashes de algunos de los más renombrados miembros de la casta se produzcan a la entrada de los tribunales y las cárceles en los próximos meses”. Creo que esto no lo verán tus ojos ni los míos. Al menos yo no tengo fe, ni confianza en esta justicia nuestra, que ni es justicia ni es nuestra. Montesquieu sigue muerto. Esperemos a que, “al tercer día”, resucite y se imponga el imperio de ley.
2. “La cochambrosa casta que rige el destino de este país no se ha dado cuenta todavía de que está descontada y descartada para siempre”. Querido Enrique, te veo muy optimista. ¿Y quién la va a descartar para siempre? ¿No creerás que se va a hacer el harakiri? ¿O acaso piensas que la salvación vendrá de esos “CERDOS ORWELLIANOS”: ALBERT RIVERA y ROSA DÍEZ, La Divina? Estoy convencido que conoces este paño o el apaño de estos dos impresentables.
• Por estas dos razones, querido Enrique, creo, en esta ocasión, estás en Babia.
Un cordial saludo,
Manuel I. Cabezas
www.honrad.blogspot.com
Fractalio y Cabezas, hay que tener esperanza.Para que algo sea posible, primero tiene que decirse, no sé cuanto tiempo tardará en llegar la buena nueva de la erradicación de la Casta política en España, pero de lo que estoy seguro es de que ya falta menos.
Amigo Cabezas, Babia no es mal lugar para estar ;)
Estimado Enrique,
· Tienes toda la razón en relación con lo que dices de Babia. He visitado varias veces esta comarca de León, que está a un tiro de piedra del Bierzo Alto, donde se encuentra mi patria chica. Y coincido contigo en que "Babia, bien vale el viaje".
· Yo quisiera tener esperanza, pero no veo, por el momento, nervio ni músculo éticos y ciudadanos, como lo sucedido en el Norte de África, en los últimos años; y está sucediendo, estos últimos días, en Brasil.
· O se crea alarma social o largo me lo fiáis, estimado Enrique.
Manuel I. Cabezas
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