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domingo, 8 de marzo de 2009

La nación española, un concepto político liberal




Nuestro país, se ha hecho contra los partidos políticos mayoritarios. Contra los de izquierdas, que defendieron con denuedo las ventajas del socialismo real de la Unión Soviética, hasta su decadencia y descarrilamiento, y todavía simpatizan con aberraciones políticas como las existentes en Cuba y Venezuela, y los de la derecha, que defendieron el autoritarismo, la ley del mas fuerte, y la costumbre, teniendo en los nazis alemanes, y posteriormente en los norteamericanos imperialistas, sus principales referencias, evidentemente aderezados con el respeto a la tradición que proviene del Vaticano.

Ideológicamente, España es un concepto liberal, creado políticamente y jurídicamente por los liberales y aceptado por los demás a regañadientes. El concepto liberal de España se fundamenta en la cultura, que no en la tradición, y en el patrimonio de lo común y compartido como eje de fuerza. España es un concepto ilustrado, además de una nación o un Estado de Derecho, pero no es un nacionalismo como se empeñan en recrear los interesados en secesiones e independencias.

No puede ser un nacionalismo por la sencilla razón de que es un concepto liberal, y en la tradición liberal no hay cabida para los nacionalismos, por eso resulta extraño ver a partidos políticos como el PNV y Convergencia i Unió (sección Convergencia) incluidos en el Grupo Parlamentario Europeo de Liberales y Demócratas (ALDE).

En la tradición liberal la nación no se considera como último objetivo, sino la primera etapa para la conquista de la libertad. Ningún liberal pondrá jamás la nación por delante de la libertad, pero todos hablarán de nación como principio de libertad, como comienzo del Estado de Derecho.

Hay una gran contradicción entre el concepto de nación de los liberales y el concepto de nación de los nacionalistas, para los primeros la nación es un punto de partida para la construcción de un mundo mejor, para los nacionalistas es un punto de llegada y a partir de su consecución se abre el abismo de todas las posibilidades.

Un liberal no sacrifica la libertad, la igualdad o la justicia a la nación, un nacionalista sacrifica todo lo que sea necesario, e impone las reglas más inicuas para lograr su propósito, desde la opresión a la violencia, desde el sectarismo a la exclusión de los discrepantes.

Los liberales queremos una España fuerte, un marco común definido, porque sólo así consideramos posible el logro de mayores cotas de libertad, igualdad y justicia. Los liberales queremos que se respete la Constitución, porque sólo así nos libraremos de los que pretenden arrimar el áscua a sus respectivas sardinas. Los liberales sabemos que el bienestar se reparte mejor desde criterios comunes, que desde consideraciones particulares.

En épocas confusas como la actual, disponer de un marco definido de movimientos y unas reglas de comportamiento establecidas, es lo único que nos puede salvar de la catástrofe que se avecina para los que no tengan las cosas claras y no sepan en que equipo están jugando.

Por eso los principios liberales siempre han tenido buena aceptación entre los ciudadanos, porque es la única ideología no sectaria, la única que amenaza a la corrupción política y económica, y la única que está comprometida en la defensa de todos los españoles, y no exclusivamente de los que apoyan a una determinada formación política. No hay pesebres liberales, y eso tiene mucho que ver con la escasa defensa que se hace de los principios liberales desde los medios de comunicación, tan acostumbrados a la subvención. Tampoco hay injusticias liberales, ni opresiones liberales, ni privilegios liberales.

Los españoles siempre hemos sabido distinguir el trigo de la paja cuando ha llegado el momento. En los comienzos de la transición confiamos en Adolfo Suárez y aquella UCD imposible, más tarde, cuando el tren estaba en marcha, dejamos de confiar en la ideología liberal, que fue la única que logró algo prácticamente imposible desde entonces: poner a los españoles de acuerdo.

Hoy, en su enfermedad, Adolfo Suárez hace tiempo que ya no está entre nosotros, pero su espíritu liberal, el de un auténtico padre de la patria, también es el paradigma de un español de bien, y la memoria que él ha perdido es la memoria que atesoramos todos sus compatriotas; desde entonces, todos los que le continuaron en la representación colectiva, se han dedicado a barrer para su casa y crecer sus patrimonios personales y los de sus amigos.

Tal vez ahora, después de los años, los españoles estemos preparados para saber lo que realmente nos conviene, tras haber contemplado que es lo que hacen los no liberales cuando tienen el poder en sus manos; no se puede seguir esperando, ha llegado la hora de defender lo común ante todos los sectarismos, porque lo común es de todos y no admite fragmentación. La defensa de lo común es una cuestión liberal, porque se fundamenta en la justicia y no en el despotismo.


Biante de Priena

19 comentarios:

Anónimo dijo...

evocación de D. Francisco Salzillo, imaginero barroco pimentón de Murcia pura cabeza de la escultura, que tan artísticamente representó en imágenes y figuras el celestial mundo de los buenos -------------

nos, los ANGELES ARCANGELES SERAFINES QUERUBINES y jerarquías inferiores, reunidos en la bienal plenipotenciaria del Limbo, acusamos recibo del ruego originado en el más acá, (acompañado de plegaria en fichero aparte) está remitida por creyentes varios, y va dirigida a sus divinas divinidades residentes más allá de Orión a la izquierda, por ver si dioses/as u otras ignotas celestiales cortes tuviesen por ventura sugerir (aunque fuese inducida, para-psicológica o milagrosamente) alguna modificación de (o en) ¡LA PROFECIA! que fue proferida desde la Tierra a su debido tiempo cósmico, meridiano de London antes del mediodía, STOP. seguiremos informando siempre que se mantenga operativo el conducto reglamentario.
muchas bendiciones de la dulce compañía de noche y de día.
por delegación. San Rafael
(versión antológica talla de Martínez Montañez)

Anónimo dijo...

Ciudadanos en la Red debería publicar completo el artículo de un Ciudadano en la Vida, español D. Jesús Neira, publicado por El Mundo con fecha de hoy.

Saludos

Anónimo dijo...

Se hace sabeeeeeeeeeer,


Que con fin de caricaturizar y ridiculizar el lema Mongol “KataCuña is not Spam”, en las presentes semanas se celebra un concurso cateto de separatismo petulante en cada jocosa pedanía del glorioso suelo de la Patria Española (¡VivaSpaña!), de modo que Villafranca de Tikismikis se autobautiza como “Villa…is not Spam”, durante unos días y lo da a conocer en la sección de chistes del BOE cómico, para hilarante y público regocijo. En algunos casos se llega a renombrar el lugar como “territorio exento de no-liberalismo”, confirmando en afirmación inversa la naturaleza indeleble de la Nación Española para disconfortante, desafirmante, detergente o enjuagante de pedorras taifas regionalistas y sus pedorros delincuentes de nuevo abolengo, caracemento, bandoleros, saquadores, ilegales y delincuentes para todos y cada uno de los españoles fetenes.
Forma parte del ritual la alocución del cachondo local desde el balcón de la alcaldía, con la castiza frase de:
Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación
…y esta explicación que os debo, os la voy a COBRAR barato…etc.

Lo que se comunica para general COCIMIENTO hasta hervir en Bruselas como coles de.

¡Chim pom!

Anónimo dijo...

Jesús Neira | Madrid
Actualizado domingo 08/03/2009 06:00 horas
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Durante mi larga y dolorosa recuperación, he tenido mucho tiempo para plantearme el sentido de mis actos y sus consecuencias. La mente no se para porque uno esté en un hospital, muy al contrario, no deja de plantearse lo que ha pasado y por qué ha sucedido. A través del dolor propio he tenido conocimiento del dolor ajeno, y he tomado conciencia del brutal problema de la violencia de género. En estos meses he sido consciente de situaciones de injusticia que ni siquiera sospechaba que existieran. Cientos y cientos de casos de mujeres maltratadas, casos horribles que me cuentan cada día a través de testimonios directos, cartas o correos electrónicos; realidades que no podemos ni imaginar, indicios de una verdadera epidemia que ataca los cimientos de nuestra sociedad. Si uno es ajeno a ese problema, es difícil hacerse a la idea de su extensión y horror.

'Me llaman héroe, pero no... soy simplemente un ciudadano y un hombre libre'
En este tiempo de reflexión he contestado muchas veces a la misma pregunta. Mi actuación respondió a lo que yo considero coherente con mi carácter y mi educación. Y al respecto, debo decir que si mi comportamiento llama la atención en una sociedad donde no gusta que se maltrate a mujeres es porque muy pocos actúan en su defensa. De hecho, cuando desperté del coma, tardé semanas en darme cuenta del enorme impacto de mi intervención. No me lo podía creer. ¿No es así como deberíamos actuar todos? Me llamaban héroe, pero yo no me considero un héroe, soy simplemente un ciudadano y un hombre libre.

Recuperar mi vida

Me anima enormemente que muchas personas se acerquen a saludarme, a darme ánimos y a expresar su apoyo por lo que hice. Quiero aprovechar la ocasión para agradecer a todos sus gestos y mensajes de solidaridad y cariño recibidos en estos días en que voy viendo cada vez más cerca la salida del hospital; de la misma manera que deseo agradecer a los médicos su atención y esfuerzo y a las autoridades sus reconocimientos. El cariño y la compañía de las personas más queridas, por otra parte, ha sido el que ha hecho posible mi recuperación. En especial el de Isabel, mi mujer, que ha dado una lección a todos.

'Quiero volver a mis clases, sentir la lluvia en la cara, disfrutar con mis hijos...'
Cuando alguien se interesa por mí y me pregunta cuáles son mis planes para un futuro próximo, siempre respondo lo mismo. Cuando salga de aquí me apetece recuperar mi vida, simplemente eso: tomarme un plato de sopa, charlar sobre las cuestiones de la política o poder ponerme un traje y marcharme a trabajar. Esta respuesta puede llamar la atención, pero tiene todo el sentido cuando uno deja de poder realizar sus actos más elementales. Cuando estamos sanos, no nos damos cuenta de lo que significa la plenitud de vivir, la suerte de vivir. Poder realizar actos tan normales como coger una manzana o levantarte para ir al servicio, son la base de lo que importa en la vida, sin eso, lo demás son ilusiones. A causa de mi grave enfermedad, he aprendido la paciencia y el valor de la salud. He tenido que esperar para todo y para cada cosa, he padecido lo indecible y ahora sólo deseo salir. Salir y recuperar mi vida, mi intimidad, mi familia, volver a dar mis clases, sentir la lluvia en la cara, verme con mis amigos, disfrutar con mis hijos. No hay nada raro o extraordinario que desee hacer, y eso es precisamente el gran secreto de estar sano. Cuando estamos bien no nos damos cuenta de lo que tenemos.

'A pesar de todo lo padecido, soy incluso un poco más yo mismo. Sí, volvería a hacerlo'
Cada vez que me preguntan -y ya son muchas veces- si lo volvería a hacer, respondo con más rotundidad: no he cambiado, y asumo las consecuencias de mis actos, para bien y para mal. Por tanto, no podría hacer otra cosa. A pesar de todo lo padecido, haría lo mismo. Uno debe saber quién es y a qué está dispuesto en esta vida. Si hay algo que no debemos tolerar es la injusticia. Uno debe actuar conforme a su carácter y a sus principios, consecuentemente. La violencia contra el débil es totalmente intolerable. Si la consentimos, estamos dejando de ser humanos. Así de simple. La respuesta que yo tuve está en nuestra naturaleza, o al menos en la mía, pues la mezquindad me repugna. Lo mezquino es una forma baja de mirar la vida y de tratar a la gente. Una forma injusta, sin honestidad, sin decencia y sin honor. Cuando digo honor, me refiero a la capacidad que tenemos de reconocernos tal y como somos. Lo que queremos ser y somos, respecto a una pauta y un patrón.

Por qué mi reacción

Todo lo vivido y reflexionado en estos meses queda recogido en el libro que Javier Esteban ha escrito con mi testimonio y el de Isabel, mi mujer, bajo el título de Diario de Jesús Neira. Reconozco que aún no he leído ese libro, pues sé que hay partes del mismo donde se relata con crudeza mi enfermedad y mi lucha por la vida, y entiendo que debo recuperarme totalmente antes de poder rememorarlas. En las conversaciones que he mantenido con Javier Esteban he tratado de explicar el porqué de mi reacción y sus consecuencias en el imaginario social, pero también mi asombro por lo que ha significado mi intervención en aquella agresión. Después de todo lo que he pasado, sigo siendo el mismo que aquel 2 de agosto intervino en aquel atropello. [Su agresor fue Antonio Puerta, 44 años, que le golpeó salvajemente. Sigue en la cárcel de Soto del Real a la espera de juicio. Sus abogados han pedido su liberación. Este mes la Audiencia decidirá si queda en libertad condicional. Se enfrenta a una pena de 15 años. Acaban de ser difundidas unas imágenes en televisión que demuestran su peligrosidad. En una conversación en prisión dice: "Si quiero matar a un pavo, le meto dos disparos con una recortada, y además no se iba a enterar"].

Soy, incluso, un poco más yo mismo, si se me permite, ya que en este contexto de recuperación y esperanza, pero también de toma de conciencia, he podido realizar algunas reflexiones sobre un tema que quizá sea el mayor problema de convivencia que padece nuestra sociedad. Respecto al problema a causa del cual he padecido tanto, la violencia de género, deseo compartir algunas reflexiones propias que pueden ser útiles para nuestra sociedad a la hora de abordarlo.

Cualquiera que haya observado, aún a grandes rasgos, la evolución de la violencia contra las mujeres, es consciente de que las cifras aumentan sin parar. Sin embargo, ante esta situación tan dramática que se recrea a diario, hay todo un mundo silente. Los hombres no saben qué decir y el Estado no sabe qué hacer. Pareciera un carrusel donde unos y otros han perdido su razón de ser, su lógica, su sentido. El Estado, o garantiza la seguridad, la paz social, o no es nada. Para atajar esa violencia terrible se llevan a cabo programas y campañas, pero el problema persiste.

No al muro callado

La sociedad se halla, igual que el Estado, en una situación anómala, artificiosa y negativa. La sociedad está permitiendo la agresión brutal contra las mujeres de forma creciente, si bien es cierto que también hay cada vez más sectores sociales que son sensibles a esa atroz realidad. La sociedad no puede ser un muro callado que contempla impasible la brutalidad humana en la más absoluta frialdad. Fundamentalmente, en aquellas sociedades en las que los hombres tienen iguales derechos que las mujeres, el silencio de los hombres es un daño especialmente significativo y especialmente doloroso. La violencia contra una mujer es algo que no debe dolerle sólo a ella, sino que nos duele a los demás. Y es un dolor agudo, y es un dolor inesquivable, porque es un daño frontal a nuestro honor y a nuestra más íntima dignidad.

Para los que ejercen esa violencia no existe ley, ni orden social, ni autoridad alguna reconocida. Están al margen del campo de la ética, que es nuestro patrimonio, cultivado durante siglos, desde la antigüedad griega. Y en toda época ha existido una razón para el perfeccionamiento de la ética, y una oposición frontal al mundo de la mezquindad y la bajeza. Pero parece ser que en nuestra sociedad el honor ha quedado reducido a actos contrarios al mismo, cuando es el sustrato que puede impedir los actos criminales en determinado momento.

Por supuesto, ante el hecho criminal sólo cabe la actuación última del Estado, y ésta se constriñe en una única expresión: Justicia. Pero es la quiebra de una sociedad, y la quiebra del propio Estado, porque habla cuando debía haber hablado antes, y la sociedad llora, cuando debió gritar antes.

'La iniquidad se empieza a disolver cuando se quita la máscara al maltratador'
El que presencia un acto de violencia contra una mujer, lleva esa imagen fijada en la retina. Y lo que se puede decir con toda simpleza, pero con toda verdad, es que es un acto miserable y cobarde. De gentes que actúan a traición, de espaldas. Este es su valor y su mensaje, un mensaje de iniquidad que la sociedad no puede aceptar. Los hombres tendrían que salvaguardar su buen nombre, su buena reputación, su honor, en el rechazo más absoluto a todo tipo de violencia contra las mujeres.

Esa iniquidad se empieza a disolver cuando la sociedad decide quitar la máscara al maltratador, dejarlo tal cual es, sin bravura, sin coraje, sin dignidad. Es decir, dejarlo reducido a sus actos viles. Con todo esto, no estamos apuntando que la sociedad sea culpable. Lejos de ello, lo que estamos diciendo es que, precisamente, por el hecho de ser partes de la sociedad quienes sufren la violencia de estos sujetos inhumanos, es la sociedad la que debe preservarse para mantener su interés y, por lo tanto, debe defenderlos al igual que el Estado tiene la obligación de procurar los medios adecuados para la garantía de tal fin, que es la seguridad y la libertad, obligación primera que hace legítimo al Estado mismo.

En ningún caso las personas, individualmente, somos ajenas a este problema, sino todo lo contrario. Casi siempre hay un hombre cerca de una mujer agredida. En cualquier persona consciente, ésa es una oportunidad para ayudar a los más débiles y para impedir una tropelía.

De lo que se trata es de no ser indiferentes ante el sufrimiento ajeno, de no ser insensibles ante el horror que padecen los débiles. Sin proteger a la mujer, destruimos los pilares de la sociedad y de la persona. El silencio de los hombres ante la violencia de género es el más claro síntoma de nuestra decadencia.

Jesús Neira es profesor de Teoría del Estado en la Universidad Camilo José Cela de Madrid

Anónimo dijo...

Los capitalistas te matan de hambre y asco, pero luego su Estado Podrido te da un mendrugo, un consuelo zapatero o una pastilla ansiolítica. ¿A que mola tela?




REINO UNIDO | Destinará 14 millones de euros
Reino Unido pagará el psicólogo a ciudadanos deprimidos por la crisis
Crearán una red de apoyo en las oficinas de empleo y los ambulatorios
También habilitarán una línea de ayuda telefónica

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/03/08/internacional/1236518113.html

Anónimo dijo...

entonces, los bigotudos no pueden ser liberales???


berenger

Anónimo dijo...

y Ud. anónimo 6 en qué sitio se exilia?

1Horamenos dijo...

No estoy de acuerdo en eso de que, el nacionalismo no tiene cabida dentro del liberalismo. De hecho, el liberalismo no se mete en temas de sentimientos nacionales. Sólo se basa en la libertad individual, y propone cómo debería ser el Estado para respetar lo mejor posible esa libertad individual, protegiendo a la vez la de los demás (Gobierno limitado pero fuerte, mercados libres, etc...).

Desde mi punto de vista, mientras se respeten las libertades de las personas en todos los territorios, al liberalismo le importa muy poco que esos territorios se llamen Cataluña, Paisos Catalans, o Chipiriflautilandia.

Saludos!!

Anónimo dijo...

Canario, te vamos a dar la perra gorda unas horas más tarde desde la península ¡qué te parece!

1Horamenos dijo...

Pues me parece que deberías aprender a escribir, por aquello de que se entienda lo que quieres decir y todo eso...

Anónimo dijo...

Es que un buen godo respeta lo "mejor posible" el "sentimiento nacional" del guanche que lleva siglos de adelanto en la escritura con bolígrafos pétreos. Todo liberalmente y muy inteligible.
Hasta otra "menos 60 minutejos".

Anónimo dijo...

1Horamenos, ¿tenéis fecha para el concurso "nacional" del silbo canario en Chipiriflautilandia?
Avisad con tiempo para agarrar la gua-gua.

1Horamenos dijo...

Vamos a aclarar varias cosas, porque la ignorancia es atrevida, y aquí mas de uno (o el mismo con diferente nick) se está atreviendo demasiado, sin tener ni pajolera idea de mis ideales políticos.

1) Mi primer comentario va acerca de si dos tendencias políticas son imcompatibles o no entre sí, dado que en el post se critica a ALDE por meter a CiU en su grupo parlamentario europeo. Lo que yo puse en mi comentario es una de las explicaciones oficiales de "Juventudes Liberales", un grupo político que apoya a ALDE, y que ahora se ha integrado en UPyD.

2) No existe el silbo Canario. En su caso, lo que existe es el Silbo Gomero, que no es un idioma, sino castellano silbado. No sé si lo sabe usted, pero los Guanches se perdieron en la historia, una parte masacrados o esclavizados, y otra parte integrados con los conquistadores, a los que aceptaron (de hecho, mas de uno y de dos se acabaron bautizando y adoptando apellidos españoles). Todo esto lo explico, porque en más de un foro he escuchado que en Canarias se "impone el silbo en las escuelas" tal y como se hace con el Catalán en Cataluña, lo cual es una soberana idiotez y denota la capacidad que tienen algunos para abrir la boca y opinar a sabiendas del desconocimiento que tienen sobre muchas regiones españolas.

3) Aunque pueda parecer lo contrario por expresar que el nacionalismo y el liberalismo no son incompatibles; lo cierto es que no soy nacionalista. Soy, me considero, y estoy orgulloso de ser canario, español y europeo; aunque compadezco y respeto a aquellos cuyos prejuicios sólo les permiten sentirse catalanes nada más, vascos nada más, o españoles nada más.

Ale, ahora si me puedo ir a coger la "guagua" (se escribe todo pegado mi niño... todo pegado...).

Anónimo dijo...

Lo de la compatibilidad entre nacionalismos y liberalismo me lo va a tener que explicar con detalle que no lo acabo de ver...

Anónimo dijo...

Todo eso del nacionalismo, liberarismo, y demás bla bla, era antesdeayer. Hoy, mañana, pasado, el otro...y hasta nueva orden que nadie conoce, tenemos que tener OBLIGATORIAMENTE otra ÓPTICA acerca de todas estas cuestiones si se quiere entender lo que ocurre, porque las letanías en general, están en el basurero ideológico como la red económica mundial, operativa hasta hace poco, está en el recuerdo y en ninguna otra parte del universo, a excepción de aquellos que todavía no pueden, no quieren o no sienten en sus carnes, esta novedosa época en la que nos hemos instalado de paso hacia un porvenir primero caótico y un poco más tarde, montando un orden político EX-NOVO, o sea, de estreno mundial.

Y no lo digo yo, lo dice uno de los jefes de los que han perdido potencialmente tanto el mando social como la cabeza:

"Éste es uno de esos momentos en los que toda una filosofía ha sido desacreditada. Los que defendían que la avaricia era buena y que los mercados debían autoregularse sufren ahora la catástrofe."
(Paul Krugman, El País de hoy)

Hay que ponerse al día, para que un mes de estos no nos sorprendan las masas asaltando los supermercados, que es exactamente lo que viene como es "natural" y como ya empieza a ocurrir.

Esto se ha hundido para siempre jamás. "Y la semana que viene hablaremos del gobierno". Boas noites

Anónimo dijo...

Europa ha decidido pelearse por el control del FMI. Es decir, por una parte abandonan de acuerdo común los planes de estímulos económicos, bien porque no funcionan o bien porque no tienen más recursos. Por otra deciden rescatar tanto a los países en "vías de desarrollo", como a los propios países zona euro, pues si estas naciones quiebran o se caen a causa de su excesivo deficit o su bancarrota directamente, arrastraría a los demás socios monetarios. Verbigracia, si el euro deja de funcionar en España, la moneda se resentiría ya que es la misma que la de Francia, etc.

Por otra parte empezarán discusiones más serias, pues los intereses que se están jugando no son cobran tanto la formas empresariales como al principio, sino nacionales, ese "proteccionasmo" del que dicen querer huir pero que están todo el santo día practicándolo. Por tanto esta nueva tendencia de Eurolandia introduce más contradicciones y además las eleva a un plano superioir, si es que el FMI sigue existiendo como tal.
Si se deja caer a un país, afectará a unos y a otros no, por tanto esa decisión, tomada de forma colectiva, producirá disensiones; el dinero que inyectará el FMI a un país afectará a unos si y a otros no; si se trata de dar dinero al FMI, unos darán tanto y otros menos, lo que también originará discusiones del tipo "yo he puesto más y mando más",; si se trata de introducir controles en el FMI o en otras partes como los paraísos fiscales, unos saldrán perdiendo con ellos y no aceptarán, y el etc. que puede imaginarse por añadidura, aunque ya no hace falta la imaginación porque bastan los ojos y los sentidos, particularmente la barriga.

¡Vaya tela marinera!

http://www.eleconomista.es/economia/noticias/1100785/03/09/Los-27-pediran-que-se-de-prioridad-a-la-reforma-del-sistema-financiero-y-no-a-nuevos-planes-de-estimulo.html

Anónimo dijo...

“…el Silbo Gomero, que no es un idioma, sino castellano silbado...”

NO es un idioma pero "SI" es “idioma castellano” aunque silbado.

O es descubrimiento semiológico de primicia mundial, o a todo eso no se puede calificar de pensamiento, ni de falta de atrevimiento, ni que escribir sólo sea juntar palabras. Provisionalmente se puede entender como: “Una hora menos de empanada mental”.

Para posteriores intervenciones sobre este asunto en uso al derecho de réplica, rectificación, explicación o nueva intervención, se puede venir con abogado o sin él, si se quiere, claro.

1Horamenos dijo...

“…el Silbo Gomero, que no es un idioma, sino castellano silbado...”

"NO es un idioma pero "SI" es “idioma castellano” aunque silbado".

Me lo dices o me lo cuentas...

Anónimo dijo...

Curiosidad filológica-musical

¿Y en qué nota se silba el futuro perfecto del indicativo?
(Perdón por la erudicción verbal y la ignorancia pentagrámica.)
Uno dos tres... respondan en tiempo real, ya descontaremos la hora.

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