Este ilustre personaje de los medios de comunicación que es Baltasar Garzón, que ha sustituido el Código Penal por las esencias de crónicas marcianas, parece que no va a recibir ninguna sanción por la misma razón que el Ministro de Justicia, Mariano Bermejo, ha tenido que presentar su dimisión ayudado por el ostracismo de sus compañeros.
De los dos personajes de la cacería, me quedo con Bermejo, a pesar de la repugnancia que me provoca su idealismo, pero tiene un matiz “anguiteño” de tentar al manso desde su posición incontrovertible, de arreglarse áticos y acudir a cacerías gratis total. Denota la soberbia del que sabe que se merece el premio, porque ha luchado contra el enemigo en todos los frentes y nadie puede echarle en cara que no ha hecho por el PSOE lo que fuera necesario, y poco le ha faltado para decir que ahora sus propios compañeros le denuncian por ilegal, cuando todos saben lo que ocurrió con el tercer grado de Mario Conde. Bermejo es un Tayllerand, siempre cae para volver a levantarse.
Garzón no, el juez permanece en el estrellato pase lo que pase, como Fouché, solo se aparta para regresar, pero siempre está en el candelero. De la judicatura a la política y de la política a la judicatura, en un vaivén que horrorizaría a Montesquieu. Pero algo tendrá cuando su rival Gómez de Líaño, al que acusó Garzón como testigo en el caso Sogecable, se deja decir lo siguiente:
"No veo ningún indicio racional para pensar que hay prevaricación en la actuación de Garzón", ha añadido el ex magistrado, que ha señalado que este tipo penal consiste en dictar resoluciones injustas a sabiendas de que lo son y que en la investigación "no hay resoluciones, el juez sólo busca los elementos necesarios para elevar sus exposiciones razonadas a los tribunales superiores".
Garzón, como Fouché, juega a ser imprescindible tanto para perseguir a ETA, como para perseguir al PP, según convenga al gobierno de turno. Se va de cacería con vestimenta recién estrenada con el Ministro de Justicia, una fiscal relevante y el Comisario Jefe de la Policía Judicial, ¿y qué hay de malo?. La gente se reúne con sus amigos, ¿por qué no iba a hacerlo Garzón?.
Tiene razón Gómez de Liaño al denunciar la inutilidad de las acusaciones del PP por prevaricación, porque su antiguo compañero es capaz de presentarse a las elecciones como número dos por Madrid, sabiendo que el número uno está en la picota, por si ocurre un milagro que le lleve a los altares.
Don Baltasar Garzón, al igual que Fouché, es capaz de pasearse entre la mierda y salir oliendo a Armani, todo el mundo sabe de sus artes y de sus partes, pero nadie puede demostrar que él haya tenido que ver en nada. A esta actitud respaldada por el poder de forma directa o indirecta, se le llamaba antiguamente patente de corso, y era la concesión de establecer acciones contra los enemigos de la causa, que concedían los poderosos a sus seguidores.
Garzón es un juez fiscal, que siempre actúa con intención política, que siempre defiende una causa, la misma, como el duque de Otranto, la de aquel buen vasallo que sirve al que se encuentre en el poder. Napoleón sabía que era así, y en su exilio último en Santa Helena se murió haciéndose una pregunta, si la causa de su caída había sido no tener en cuenta la capacidad de respuesta tendría España ante una invasión colonizadora o las manipulaciones de Tayllerand y Fouché.
Por qué estos personajes son supervivientes, y sin duda serán, los que acudan algún día a la tumba política de aquellos a quienes han servido con una gran corona de flores de plástico, en la que dirá con grandes letras doradas: tus amigos no te olvidan, posiblemente pagada con fondos públicos.
Biante de Priena
De los dos personajes de la cacería, me quedo con Bermejo, a pesar de la repugnancia que me provoca su idealismo, pero tiene un matiz “anguiteño” de tentar al manso desde su posición incontrovertible, de arreglarse áticos y acudir a cacerías gratis total. Denota la soberbia del que sabe que se merece el premio, porque ha luchado contra el enemigo en todos los frentes y nadie puede echarle en cara que no ha hecho por el PSOE lo que fuera necesario, y poco le ha faltado para decir que ahora sus propios compañeros le denuncian por ilegal, cuando todos saben lo que ocurrió con el tercer grado de Mario Conde. Bermejo es un Tayllerand, siempre cae para volver a levantarse.
Garzón no, el juez permanece en el estrellato pase lo que pase, como Fouché, solo se aparta para regresar, pero siempre está en el candelero. De la judicatura a la política y de la política a la judicatura, en un vaivén que horrorizaría a Montesquieu. Pero algo tendrá cuando su rival Gómez de Líaño, al que acusó Garzón como testigo en el caso Sogecable, se deja decir lo siguiente:
"No veo ningún indicio racional para pensar que hay prevaricación en la actuación de Garzón", ha añadido el ex magistrado, que ha señalado que este tipo penal consiste en dictar resoluciones injustas a sabiendas de que lo son y que en la investigación "no hay resoluciones, el juez sólo busca los elementos necesarios para elevar sus exposiciones razonadas a los tribunales superiores".
Garzón, como Fouché, juega a ser imprescindible tanto para perseguir a ETA, como para perseguir al PP, según convenga al gobierno de turno. Se va de cacería con vestimenta recién estrenada con el Ministro de Justicia, una fiscal relevante y el Comisario Jefe de la Policía Judicial, ¿y qué hay de malo?. La gente se reúne con sus amigos, ¿por qué no iba a hacerlo Garzón?.
Tiene razón Gómez de Liaño al denunciar la inutilidad de las acusaciones del PP por prevaricación, porque su antiguo compañero es capaz de presentarse a las elecciones como número dos por Madrid, sabiendo que el número uno está en la picota, por si ocurre un milagro que le lleve a los altares.
Don Baltasar Garzón, al igual que Fouché, es capaz de pasearse entre la mierda y salir oliendo a Armani, todo el mundo sabe de sus artes y de sus partes, pero nadie puede demostrar que él haya tenido que ver en nada. A esta actitud respaldada por el poder de forma directa o indirecta, se le llamaba antiguamente patente de corso, y era la concesión de establecer acciones contra los enemigos de la causa, que concedían los poderosos a sus seguidores.
Garzón es un juez fiscal, que siempre actúa con intención política, que siempre defiende una causa, la misma, como el duque de Otranto, la de aquel buen vasallo que sirve al que se encuentre en el poder. Napoleón sabía que era así, y en su exilio último en Santa Helena se murió haciéndose una pregunta, si la causa de su caída había sido no tener en cuenta la capacidad de respuesta tendría España ante una invasión colonizadora o las manipulaciones de Tayllerand y Fouché.
Por qué estos personajes son supervivientes, y sin duda serán, los que acudan algún día a la tumba política de aquellos a quienes han servido con una gran corona de flores de plástico, en la que dirá con grandes letras doradas: tus amigos no te olvidan, posiblemente pagada con fondos públicos.
Biante de Priena
1 comentario:
RAFAEL JIMÉNEZ DE PARGA, EN EL BANQUILLO EL 5 DE MAYO PRÓXIMO,
Y REVOCAN EL TERCER GRADO A LUIS PASCUAL ESTEVILL.
INSISTIENDO EN LOS 30 AÑOS DE LA GRAN CORRUPCIÓN BARCELONESA.
Rafael del Barco Carreras
27-04-09. !!! HAN PASADO QUINCE AÑOS!!! No puedo menos que recomendar y adjuntar parte del artículo publicado hoy en EL CONFIDENCIAL, firmado por Antonio Fernández. Y no comentaré... en www.lagrancorrupcion.com y www.lagrancorrupcion.blogspot.com está más que claro en manos de que gentuza caí, Luis Pascual Estevill, Juan Piqué Vidal, Rafael Jiménez de Parga, abogado del Ayuntamiento de Narcís Serra... y demás... el porqué de mis tres años "preventivo" en La Modelo. Han pasado casi treinta años, algo clarea, pero poco... y de lo del artículo, cuyos créditos bancarios provenían del Banco Garriga Nogués, o sea, Javier de la Rosa... QUINCE años!!!... de juzgado en juzgado, de sobreseimiento... a más corrupción... hasta que algunos JUECES Y FISCALES dignos... que por lo que veo también los hay, !a mí no me tocaron, más mala suerte la mía!...
http://www.cotizalia.com/cache/2009/04/27/noticias_64_supremo_sienta_banquillo_antigua_cupula_banesto_denuncia.html
El próximo día 4 de mayo, el ex presidente de Banesto y actual consejero delegado del Santander, Alfredo Sáenz, y el ex director general, José Ángel Merodio, se sentarán en el banquillo de los acusados. Al día siguiente, lo harán el ex director regional de Banesto en Cataluña, Miguel Ángel Calama y el abogado externo del banco Rafael Jiménez de Parga. ¿El motivo? Cuatro delitos continuados de acusación y denuncia falsa y un delito continuado de estafa procesal en grado de tentativa, según las acusaciones particulares y la calificación del Ministerio Fiscal.
Es uno de los flecos que todavía colea y que está relacionado con las delictivas actuaciones que el ex juez Luis Pascual Estevill había desplegado desde los juzgados barceloneses en su época de mayor gloria. Y de un tema que la Audiencia había archivado hace unos años se ha llegado al banquillo de su Sección Tercera porque el Supremo ordenó proseguir el caso hasta el final, hasta la última depuración de responsabilidades.
Ciertamente, los designios del destino son inescrutables. El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) acaba de estimar un recurso de la fiscalía y ha anulado el tercer grado penitenciario al ex juez Luis Pascual Estevill, condenado por prevaricación y por delito fiscal. El ex magistrado gozaba de los beneficios del régimen abierto desde noviembre pasado, cuando la Generalitat de Cataluña le permitió salir de la cárcel y volver a ésta sólo para dormir.
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