Hace un par de años coincidí con un alto funcionario del gobierno que se ocupaba en esos momentos de la gestión de determinados servicios públicos. Tras tomarnos un par de vinos, entrando en materia, me confesó que el trabajo que estaba desarrollando le suponía una “pérdida de ingresos” de 30.000 euros, (su sueldo por entonces rondaba los 80.000 euros anuales sin contar dietas) en relación a realizar tareas similares en una empresa privada.
Me llamó la atención la denominación que utilizó para definir su menosprecio, lo llamó “peaje político”. Sin embargó también me dijo que lo que hacía le gustaba, y estaba adquiriendo una experiencia que posteriormente podría “vender” en el mercado.
Cuando se habla de las percepciones económicas que reciben los cargos políticos y asimilados, tan distantes de las recibidas por la población general, hay que percatarse de que el Estado ha desarrollado un mercado dual, que distingue entre sus funcionarios en dos categorías: los afines al gobierno, entre los que se encuentran los sueldos más elevados de la Administración Pública, y los demás.
Pero el tema del que quería ocuparme en este artículo es otro: la carestía de la vida.
Es cierto que el crecimiento del PIB se ha mantenido hasta ahora llegando hasta el 4 %, pero como se comenta en los círculos económicos, la época de las vacas gordas se ha acabado y a partir de ahora el crecimiento de nuestra economía comenzará a disminuir, y consecuentemente a la imprevisión del gobierno de Rodríguez Zapatero, coincide con un encarecimiento de los precios
El dato sobre la inflación del pasado mes de octubre en España es muy preocupante, el IPC ha ascendido hasta el 3,6 %, lo que no ocurría desde hace mucho tiempo. Además, el origen de la elevación de precios se asienta sobre los productos de consumo básico como los alimentos o los derivados del petróleo.
Sobre el petróleo estamos pagando las consecuencias de no haber participado internacionalmente en los ámbitos adecuados, pues no solo la no resolución de la crisis irakí influye en la cuestión, también la confianza en personajes como Chávez se está pagando económicamente en nuestro país.
Pero lo que llama más la atención es que los alimentos se hayan encarecido excepcionalmente, hasta el punto de que el Estudio Deloitte sobre hábitos de consumo navideños ha advertido que lo consumido por los españoles en alimentación durante las pasadas navidades, este año les costará un 71,5 % más.
Otro dato desesperanzador sobre la economía española es que se ha incrementado el diferencial de inflación con respecto al resto de países de la eurozona; en España, como hemos dicho, los precios han subido un 3,6 % en octubre, mientras que la eurozona se han elevado un 2,6 %, y en el conjunto de los 27 países que forma la UE, un 2,7 %. Esto quiere decir que nos empobrecemos aceleradamente, un tercio más deprisa que nuestros vecinos.
Por otra parte, el déficit de la balanza comercial exterior se ha incrementado un 18,9 % según el Banco de España.
Otro dato alarmante es que los alimentos básicos suben en España a un ritmo dos veces superior a los países de la eurozona. Durante el último año, la leche ha subido su precio un 24,2% (además se ha reducido considerablemente la producción propia), el pan un 13,4 %, los huevos un 9 %, y el pollo un 14,3 %.
Creo que los ciudadanos españoles deberían de comenzar a pensar como los altos funcionarios del gobierno y preguntarse cual es el “peaje político” que estamos pagando para que el gobierno de iluminados que comanda Rodríguez Zapatero siga deshaciendo el país.
Supongo que habrá gente muy solidaria dentro de los votantes del PSOE, dispuestos a empobrecerse con tal de ver a su líder en el gobierno, pero a los que no estamos tan entrañablemente convencidos de su bondad nos estáis haciendo la pascua, y nunca mejor dicho, un 71,5 % más cara.
Ya os vale.
Biante de Priena
Me llamó la atención la denominación que utilizó para definir su menosprecio, lo llamó “peaje político”. Sin embargó también me dijo que lo que hacía le gustaba, y estaba adquiriendo una experiencia que posteriormente podría “vender” en el mercado.
Cuando se habla de las percepciones económicas que reciben los cargos políticos y asimilados, tan distantes de las recibidas por la población general, hay que percatarse de que el Estado ha desarrollado un mercado dual, que distingue entre sus funcionarios en dos categorías: los afines al gobierno, entre los que se encuentran los sueldos más elevados de la Administración Pública, y los demás.
Pero el tema del que quería ocuparme en este artículo es otro: la carestía de la vida.
Es cierto que el crecimiento del PIB se ha mantenido hasta ahora llegando hasta el 4 %, pero como se comenta en los círculos económicos, la época de las vacas gordas se ha acabado y a partir de ahora el crecimiento de nuestra economía comenzará a disminuir, y consecuentemente a la imprevisión del gobierno de Rodríguez Zapatero, coincide con un encarecimiento de los precios
El dato sobre la inflación del pasado mes de octubre en España es muy preocupante, el IPC ha ascendido hasta el 3,6 %, lo que no ocurría desde hace mucho tiempo. Además, el origen de la elevación de precios se asienta sobre los productos de consumo básico como los alimentos o los derivados del petróleo.
Sobre el petróleo estamos pagando las consecuencias de no haber participado internacionalmente en los ámbitos adecuados, pues no solo la no resolución de la crisis irakí influye en la cuestión, también la confianza en personajes como Chávez se está pagando económicamente en nuestro país.
Pero lo que llama más la atención es que los alimentos se hayan encarecido excepcionalmente, hasta el punto de que el Estudio Deloitte sobre hábitos de consumo navideños ha advertido que lo consumido por los españoles en alimentación durante las pasadas navidades, este año les costará un 71,5 % más.
Otro dato desesperanzador sobre la economía española es que se ha incrementado el diferencial de inflación con respecto al resto de países de la eurozona; en España, como hemos dicho, los precios han subido un 3,6 % en octubre, mientras que la eurozona se han elevado un 2,6 %, y en el conjunto de los 27 países que forma la UE, un 2,7 %. Esto quiere decir que nos empobrecemos aceleradamente, un tercio más deprisa que nuestros vecinos.
Por otra parte, el déficit de la balanza comercial exterior se ha incrementado un 18,9 % según el Banco de España.
Otro dato alarmante es que los alimentos básicos suben en España a un ritmo dos veces superior a los países de la eurozona. Durante el último año, la leche ha subido su precio un 24,2% (además se ha reducido considerablemente la producción propia), el pan un 13,4 %, los huevos un 9 %, y el pollo un 14,3 %.
Creo que los ciudadanos españoles deberían de comenzar a pensar como los altos funcionarios del gobierno y preguntarse cual es el “peaje político” que estamos pagando para que el gobierno de iluminados que comanda Rodríguez Zapatero siga deshaciendo el país.
Supongo que habrá gente muy solidaria dentro de los votantes del PSOE, dispuestos a empobrecerse con tal de ver a su líder en el gobierno, pero a los que no estamos tan entrañablemente convencidos de su bondad nos estáis haciendo la pascua, y nunca mejor dicho, un 71,5 % más cara.
Ya os vale.
Biante de Priena
2 comentarios:
Un artículo bastante incoherente. La tasa de crecimiento sigue siendo mayor que en la época de Aznar, mientras que el alza de precios de determinados alimentos es identica en todos los países y la causa está en los mercados internacionales, aunque desde luego esa subida no es ni de lejos las cifras disparatadas que dices.
Tb es bastante absurdo lo que dices sobre el petroleo, pues el precio del petróleo es idéntico para todos los países, ¿estás sugiriendo que si España estuviera en los "foros internacionales adecuados" pagaría el petroleo más barato? Un poco de seriedad.
Incoherentes serán los datos que se ofrecen, evidentemente el petróleo no cuesta lo mismo en todos los países, y por supuesto la gasolina tampoco, que es petróleo más impuestos. ¿Son los impuestos sobre los carburantes los mismos en todos los países?.
Estoy diciendo, no sugiriendo, que el petróleo que consume España está más atenazado por cuestiones políticas que el que por ejemplo compra Francia, y eso se debe a nuestras relaciones internacionales, eso influye en su precio final, que al final para el consumo, se pone en España, no lo olvidemos.
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