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viernes, 1 de diciembre de 2006

El recorte de Raúl


Hoy estaba dando vueltas por la red, y me acordé de Raúl. Hace muchos años que no está entre nosotros, pero su recuerdo permanece vivo en mi memoria. ¿Quién era Raúl?, pues un amigo.

Raúl Trabanco tenía una librería, se hizo librero de mayor, le gustaba fumar en pipa, debatir sobre política, ocuparse de que en su pueblo, que también era el mío, no se hicieran barbaridades con la construcción, y repartir cultura como fuera: cobrada, donada o regalada.

Era socialista histórico, antes del 82 y después también, y se levantaba todos los días del año, a las seis de la mañana, para fabricar su propio blog manufacturado con fragmentos de periódicos locales, regionales, y nacionales, veinte años antes de que existiera internet.

Mi amigo compraba los periódicos del día, (sin subvenciones), seleccionaba noticias (a veces con “su” criterio), y luego las ofrecía a los viandantes en una vitrina de madera de su librería en la Calle de Rivero, la librería Santa Teresa (Teresa se llamaba su mujer, y algo de santa tenía).

Una cartulina de un metro por medio metro, llena de noticias, constituía “El Recorte”, el primer dazibao que conocí. No eran tiempos fáciles en mi pueblo, Avilés, la reconversión de la siderurgia había reducido presupuestos, y había muchos parados, jubilados y estudiantes, sin poder adquisitivo, agradecidos de la información que Raúl les proporcionaba de forma gratuita.

A veces se formaban pequeñas colas, o corrillos, donde se debatían las noticias. Mi padre participaba en las discusiones cuando podía, le encantaban la polémica y la política

Me pasé muchas horas hojeando libros en la trastienda de Raúl, luego charlábamos un rato sobre cualquier cosa que hubiera ocurrido, nos comentábamos alguna historia o anécdota, y continuábamos el camino.

La Cultura

En ocasiones, se organizaban pequeñas tertulias, de las que recuerdo con especial cariño a otro de los habituales, mi amigo de aquella época, Santiago García Castañón, que al recordar a Raúl, también he tratado de localizar por internet, y me he llevado la grata sorpresa de que actualmente es Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Georgia (Estados Unidos), mira “el santi” que lejos se nos ha ido después de treinta años, voy a escribirle y enviarle estas palabras, para compartir memoria.

Raúl organizaba pequeños concursos para los chavales, que no andábamos muy sobrados de dinero por entonces, y el premio era un cheque para comprar libros en su librería. En otras ocasiones, tras preguntarle tres o cuatro veces por el precio, de alguna obra inevitable, podía decirnos: “bueno, llévatelo y ya me lo pagarás”.

Así conocí el crédito literario, algo que todavía no se ha inventado, por que la ambición cultural cada día es más escasa y no resulta rentable. Raúl nunca se podría haber hecho rico y al final, con la llegada de otras librerías más modernas, su peculiar negocio, en el que además se vendía algún libro, se terminó cerrando, posiblemente con más deudas que beneficios. Concluía una época.

Por cierto, alguien ha creado un espacio en la red, con el nombre de “El Recorte”, en una iniciativa de Europa Press, que me parece interesante, os dejo el enlace para que podáis visitar los Cuadernos Ciudadanos, colección de blogs municipales, que tendrán un gran futuro, y que definen por donde van a ir los canales de expresión y debate de la opinión pública en los próximos años.

He buscado en la red noticias sobre Raúl, y he encontrado una que dice:

“Sólo la movilización ciudadana, en especial el grupo que lideró el librero Raúl Trabanco, consiguió sensibilizar a los poderes públicos para que salvasen el Teatro Palacio Valdés. A aquel grupo deben gratitud, sobre todo, quienes más porfiaron por el derribo”.

Y otra, más simpática:

“Hace ya bastantes años, en tiempos del recordado librero Raúl Trabanco, el día del patrono los caños de Rivero, en lugar de manar agua estuvieron dando buen vino que degustamos cientos de avilesinos”.

ONGs individuales

Cuando un transeúnte llegaba a su puerta, tenía asegurada comida y lecho en la pensión más próxima, hasta que se repusiera de los destrozos del camino; creo que fue la primera iniciativa y la única que he conocido, de albergues privados para indigentes, a cargo de mi amigo.

En estas labores de ONG de pueblo, también participaba mi padre y algunos más, contribuyendo con lo que podían a equilibrar la desigualdad social que por entonces era mucha. Eran buenos ciudadanos, excelentes personas y anónimos (o muy poco conocidos en esas facetas de sus vidas).

Si Raúl hubiera vivido en Japón, le hubieran hecho monumento nacional, que es lo que allí hacen cuando encuentran a un héroe de lo cotidiano, o a alguien que ha dedicado su vida a alguna cosa y lo ha hecho lo mejor que ha sabido. Aquí, todavía nos falta mucho, para saber agradecer a los que abonaron la construcción de nuestra cultura, y hacer con ellos algo parecido.

Si no me equivoco, hasta donde sé, nadie se ha acordado de Raúl, ni para hacerle un homenaje, o un recuerdo, y eso que en el municipio de Avilés, llevan gobernando sus compañeros de partido veinticinco años, pero claro, él no siempre les daba la razón en las cosas que hacían. ¡Porca miseria!

Una vez le hice un poema, se lo regalé, y al año siguiente se murió, decía algo así:

Recortando la mañana y la palabra,
gaviota que remonta su vuelo,
amanece el amigo de los hombres,
pasajero del alba, mensajero.

Donante de Cultura que no entiende,
que la sangre mental cueste dinero.
Mecenas de las causas olvidadas,
testigo de la vida, buen librero.

Regala al que no tiene lo que tiene,
Quijote de la calle del Rivero.
Los hombres como tu cambian el mundo,
y el mundo no los cambia, compañero.

E.(6/VI/1983)

Este es mi particular homenaje a tu obra, Raúl Trabanco Pequeño; algún día, ésto que he escrito recorrerá la red, y alguien en algún lugar lejano o próximo, comprenderá como se forjan los buenos ciudadanos, desconocidos personajes, héroes del silencio institucional, la memoria histórica de la convivencia, el contrato social de la esperanza compartida.

Son personas como cualquiera de nosotros, personas importantes e inolvidables, que se pliegan al tiempo y sirven de puente para que otros puedan alcanzar el futuro.

Enrique Suárez Retuerta

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Absolutamente Grandioso.

Gracias Raúl
y Gracias Enrique.

Los dos juntos
tuvistéis que ser
una Oda a la Vida.

Anónimo dijo...

hoy,por casualidad me dio por escribir el nombre de mi tio al que recuerdo todos los dias y me encontre esta grata sorpresa que me emociono especialmente,ya que soy su mas fiel admiradora,me ha enseñado tanto de la vida.Gracias amigo por recordar a esta persona tan especial,que hizo tanto por los demas sin esperar nada a cambio. Aviles le debe ese homenaje que prometieron de poner un busto suyo en las meanas,seria lo minimo que podrian hacer para recordarlo siempre como lo qie fue. UNA GRAN PERSONA.Muchas gracias por acordarte ,desde lo mas profundo de mi corazon.

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