Asturias y el bienestar imposible

La situación demográfica que atraviesa Asturias es realmente extrema, la única comunidad española que lleva perdiendo población desde hace una década, la que menos ha crecido durante los últimos diez años, la que soporta sobre sus trabajadores un mayor número de clases pasivas. La de menor natalidad de Europa y la de mayor mortalidad de España, donde más suicidios consumados se producen, donde más jóvenes emigran y donde menos inmigrantes acuden, la que tiene la tasa de actividad más baja de las comunidades esapañolas, y consecuentemente la que comunidad que más riesgo de empobrecimiento tiene de España.

A este panorama desolador se enfrenta Francisco Álvarez Cascos con su nuevo gobierno, con minoría parlamentaria y la labor de zapa permanente de los grupos de oposición, que son los principales responsables de la catástrofe acontecida, tanto por acción (PSOE-IU) como por omisión de soluciones (PP). La irresponsabilidad de los que han gobernado y hecho oposición en Asturias durante la última década debería recibir además de la sanción política que ya han recibido, en las pasadas elecciones autonómicas, otras sanciones sociales y jurídicas por el fraude permanente que han cometido en el gobierno del Principado, tanto los que han gobernado como los que han hecho oposición.

En Asturias había en 2010 1.085.629 habitantes, de los que estaban ocupados tan solo 390.600, es decir, un 35,98 % de la población total. De los 390.600 trabajadores asturianos, 61.086 son empleados públicos, por lo tanto Asturias tiene un 30,3 % de trabajadores que soportan al 69,7 % de la población asturiana restante sobre sus hombros. Recientemente se ha sabido que los trabajadores asturianos son los segundos de España, tras los murcianos, que más horas dedican al trabajo asalariado. Esta es la realidad de Asturias sin maquillajes. En ningún otro lugar de España 3 trabajadores tienen que soportar a otros 7 ciudadanos sobre sus hombros. Además, cada uno de estos trabajadores debe también devolver una deuda pública de 4.600 por cabeza a lo largo de su existencia. En Asturias hay tal entramado político-laboral establecido por los partidos de izquierda y los sindicatos, que evita que el 50 % de los parados jóvenes puedan acceder a un puesto de trabajo, pues estando mejor formados, muchos de los puestos laborales en el ámbito público, tanto interinos como fijos, no han sido distribuidos por criterios ecuánimes, sino desde el sectarismo más infame y el nepotismo más inefable.

La penosa situación actual de Asturias, creada por los socialistas y la connivencia imprudente del PP en la oposición, no admite parangón con ninguna otra comunidad autonómica española, no puede esperar soluciones que no llegarán ni de la mano de Mariano Rajoy de origen gallego, ni de la mano de Alfredo Pérez Rubalcaba, de origen cántabro. Sólo hay una opción que puede defender en el Parlamento Español los intereses generales de Asturias frente a la disolución que supondría en un PSOE o un PP, que no iban a prestar atención alguna, como ha ocurrido a lo largo de los últimos años, a la extraordinaria situación social de Asturias, perfectamente ocultada por los medios de comunicación asturianos, que en ningún momento han sido capaces de alertar a los asturianos sobre su inseguro futuro.

En Asturias Foro no es una alternativa política para resolver los problemas de los asturianos, es la única alternativa que puede evitar que los auténticos intereses y perentorias necesidades de los asturianos sigan ocultándose a la opinión pública, por parte de los principales partidos nacionales y los medios de comunicación que han impuesto un burka sobre la opinión pública asturiana a lo largo de los últimos años.

No votar Foro en Asturias en las próximas elecciones del 20-N, no es una irresponsabilidad, es sencillamente, un paso seguro a la eutanasia del bienestar de los asturianos para las próximas décadas.

Enrique Suárez