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domingo, 27 de marzo de 2011

Liberando la política de su cautiverio demagógico


Alegoría del mal gobierno por Ambrogio Lorenzetti

Palazzo Pubblico de Siena, 1338-1340


Mientras en los países musulmanes del norte de África y Próximo Oriente, se establecen revoluciones contra el poder autárquico de los tiranos, que los dirigen y representan; en los países occidentales del sur de Europa, tal vez por contagio o proximidad, se está produciendo un fenómeno de rebelión contra los principios tradicionales que regulan la vida dentro de los partidos políticos.

En los países del centro y norte de Europa, así como en Norteamérica (con excepción de Méjico) o Japón, Australia y Nueva Zelanda, el comportamiento de los partidos políticos es más riguroso y honesto. Esta circunstancia política y ética, está repercutiendo considerablemente sobre la situación económica de los países europeos meridionales, que junto con Irlanda, forman los PIIGS (Portugal, Irlanda, Grecia, Italia y España) que están amenazando la continuidad monetaria de la Unión Europea. No es casualidad que los países más proclives a la intervención económica, sean los que presentan el mayor grado de degeneración política del continente europeo.

La política (o su ausencia o degeneración) es causa del declive económico que atravesamos en España. Los formaciones políticas en nuestro país amenazan con convertirse en proveedoras de una nueva aristocracia, donde la designación de los representantes públicos por los órganos de poder (como en otros tiempos se hacía por orden del Rey), prevalece sobre la elección democrática de los “princeps inter pares” por parte de los afiliados. No resulta extraño que, en esta coyuntura, los aspirantes a candidatos a la representación pública, veneren las siglas que les confieren el privilegio designado, por encima de los méritos que les definan o sus habilidades peculiares. La concesión de privilegios inmerecidos atenta contra los principios esenciales de la democracia y la justicia, pero se han incrustado con vehemencia en la vida pública española.

Los partidos políticos se han convertido en organizaciones burocráticas, que se rigen por un principio autoritario descendente, que degenera los criterios de selección de candidatos, antes que por un principio jerárquico ascendente, fundamentado en la preferencia de los mejores, los más capacitados y reconocidos por sus propios compañeros, resulta que son apartados por aquellos que ejercen el oficio de selección. En este panorama, los mejores candidatos son relegados por los más acomodaticios y dóciles, los que reconocen su deuda con la jerarquía nominadora, siendo sabedores de que no son sus cualidades, recursos o virtudes los que les han llevado a la posición de privilegio que detentan. En estas condiciones deplorables, la usurpación de la democracia está servida para el consumo de masas, tanto interno, dentro de las formaciones políticas, como por el pueblo, en las convocatorias electorales, como antesala de los abusos de poder y las injusticias, que luego derivaran en corrupciones, nepotismos y degeneración de la representación política.

Resulta extraño que los medios de comunicación, con “tan buenos y numerosos profesionales” como albergan, no se hayan ocupado del análisis en profundidad, de esta cuestión tan importante para la vida pública y para la confianza de los ciudadanos en sus instituciones políticas, que en estos momentos suponen el tercer elemento de preocupación para los ciudadanos españoles en las encuestas del CIS, inmediatamente por detrás del paro y la crisis económica.

Los medios de comunicación sufren una contaminación de la degeneración que afecta a la representación política en nuestro país, posiblemente porque su supervivencia dependa más de los patrocinios políticos con recursos públicos de los gobernantes nacionales, autonómicos y municipales, bien de forma directa, por su dependencia exclusiva de los gobiernos correspondientes, o bien de forma indirecta, por medio de propaganda política o de publicidad institucional, que de los lectores que adquieren diarios, escuchan emisoras de radio o ven programas de televisión. Pocos medios critican la estructura política que permite la degeneración de la representación pública y su cautiverio por los aparatos de los partidos políticos, fijándose exclusivamente en los detalles anecdóticos o las particularidades personales de aquellos que conforman el elenco de la representación pública en España. Además, la información que fluye por la red de redes, está desplazando de la credibilidad a los medios de comunicación tradicionales, incapaces de adaptarse a la revolución tecnológica e informativa que estamos viviendo.

El comportamiento del estamento político español, remeda a las tiranías de épocas pretéritas, con la única diferencia de que cuidan las formas de la representación teatral que ofrecen a sus electores, pues enmascaran tras un velo de confusión y ocultación, las auténticas relaciones de servidumbre que se establecen entre los candidatos y representantes públicos y los aparatos de los partidos que les designan directamente, según criterios arbitrarios, siempre que se aparte a los mejores de la selección positiva, porque el poder, en nuestro país, parece que solo puede ser representado desde la selección negativa, considerando como méritos para la evaluación, la docilidad, la anuencia y la fidelidad permanente a los nominadores.


Biante de Priena



4 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bien dicho, ea

voces desde dentro dijo...

Civilización atacada

http://www.youtube.com/watch?v=-0YYIMz4j6k

remembre dijo...

Obama premio nobel de la paz

Anónimo dijo...

“El zapaterismo está completamente aislado pidiendo la hora por piedad. Zapatero es un muerto que no quiere entrar en la caja de pino”

(El economista ********* en la NiñadetusOjosdelaEconomía.com, 26/III/2011)

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