Tras las elecciones celebradas en Cataluña se pueden extraer algunas conclusiones sobre la situación política
El Tripartit ha salido soberanamente derrotado, perdiendo 22 escaños de los 70 que tenía en 2006, quedándose en 48 en 2010. Esto supone una perdída de un tercio de sus apoyos. De los 22 escaños perdidos 9 son del PSC (pierde un 24 %), 11 de ERC (52 %) y 2 de ICV (17 %). Quien ha contribuido más al desastre del tripartit ha sido sin duda ERC, por su discurso extremista y radical, a los catalanes parece que no les gustan los desmadres organizados desde el poder. El PSC ha pagado varios peajes, por su unión con los nacionalistas radicales de ERC y los ecocomunistas de ICV, pero fundamentalmente ha perdido apoyos por su gestión económica, por su deriva nacionalista, por su fracaso con sacar adelante el Estatut y su pertenencia al PSOE. Al PSC alejarse de España le ha resultado muy oneroso. El experimento Maragall-Montilla ha caducado para siempre. Pero cabe pensar que si el PSC ha sido castigado por su deriva nacionalista, el PSOE todavía tendrá que pagar la factura en las elecciones del 2011-2012 por haber apoyado algo que ha resultado inconstitucional a la larga, como también ha ocurrido con los apoyos a la negociación con ETA, aunque sobre esto no se ha pronunciado el Tribunal Constitucional, porque casualmente nadie le ha preguntado.
Convergencia y Unió regresa con fuerza al gobierno de la Generalitat, obteniendo 62 escaños de los 135 posibles, mejorando sus resultados en 14 de los 22 escaños que pierde el tripartit (es decir el 63 % del deterioro). Mejora sus resultados casi un 30 % con respecto a las elecciones de 2006. Los catalanes ha votado la deriva no radical del nacionalismo, pero orientándose más a la gestión económica durante esta legislatura. ¡Naçio prou!. Más sabrá leer el mensaje de los electores: queremos una gestión política moderada, sin renunciar a lo adquirido pero sin grandes sobresaltos, y mejorar la grave situación económica en la que está Cataluña como prioridad urgente.
El Partido Popular se ha convertido en la tercera fuerza polítca de Cataluña, recogiendo 4 de los 22 escaños que pierde el tripartit (18 %), pero ha mejorado sus resultados casi un 28 %, con cuatro nuevos escaños. No está mal, pero tampoco es un resultado extraordinario, porque en una debacle como la que ha acontecido en el tripartit, tan solo se ha llevado un voto de cada cinco de los que ha perdido el gobierno saliente. Se ha mejorado, pero se necesita mejorar mucho más.
Ciutadans ha logrado mantenerse en sus 3 escaños mejorando en 20.000 votos sus resultados, lo que se puede considerar un triunfo tras la convulsa legislatura que ha vivido este partido. El voto no nacionalista no se ha dividido y ha permanecido fiel al partido de Albert Rivera. Su discurso de no renuncia a lo español ha recogido lo sembrado, a pesar de no haberse realizado una gestión espectacular durante los últimos cuatro años. Sin embargo sus resultados provienen en casi un 90 % exclusivamente de Barcelona, se abre ahora su fase de expansión por Cataluña
La sorpresa ha sido la entrada con fuerza del partido de Joan Laporta independentista sin complejos en el Parlament, con 4 escaños transferidos desde el tripartit. El voto más radical y extremista se ha dejado atrapar por la oferta del expresidente del Barsa.
La participación ha sido mayor que en 2006 en tres puntos, echando por tierra todos los argumentos de boicot político que se habían lanzaado durante la campaña.
CIU le quedará eternamente agradecida al tripartit por los favores recibidos habiendo avanzado en tan solo una legislatura la deriva nacionalista que con ellos hubiera tardado veinte años. Ahora hay que dejar las cosas reposar, defender lo adquirido por el PSC, ERC e ICV, evitando que se cumpla la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut en la medida de lo posible y ponerse a trabajar en silencio por mejorar la desastrosa gestión económica del tripartit. Cataluña no quiere sobresaltos. Durante esta legislatura Cataluña dejará de ser un problema para la convivencia de los españoles, pero seguramente logrará que la desigualdad aumente entre los catalanes y sus compatriotas, porque esa es la forma de hacer nación, paso a paso, hasta que la segregación sea inevitable. La nación puede esperar porque ahora hay que comer y ayudar a que se vaya Zapatero, porque ya no nos dará nada más, es mejor que gobierne Rajoy, que es novato.
Biante de Priena
El Tripartit ha salido soberanamente derrotado, perdiendo 22 escaños de los 70 que tenía en 2006, quedándose en 48 en 2010. Esto supone una perdída de un tercio de sus apoyos. De los 22 escaños perdidos 9 son del PSC (pierde un 24 %), 11 de ERC (52 %) y 2 de ICV (17 %). Quien ha contribuido más al desastre del tripartit ha sido sin duda ERC, por su discurso extremista y radical, a los catalanes parece que no les gustan los desmadres organizados desde el poder. El PSC ha pagado varios peajes, por su unión con los nacionalistas radicales de ERC y los ecocomunistas de ICV, pero fundamentalmente ha perdido apoyos por su gestión económica, por su deriva nacionalista, por su fracaso con sacar adelante el Estatut y su pertenencia al PSOE. Al PSC alejarse de España le ha resultado muy oneroso. El experimento Maragall-Montilla ha caducado para siempre. Pero cabe pensar que si el PSC ha sido castigado por su deriva nacionalista, el PSOE todavía tendrá que pagar la factura en las elecciones del 2011-2012 por haber apoyado algo que ha resultado inconstitucional a la larga, como también ha ocurrido con los apoyos a la negociación con ETA, aunque sobre esto no se ha pronunciado el Tribunal Constitucional, porque casualmente nadie le ha preguntado.
Convergencia y Unió regresa con fuerza al gobierno de la Generalitat, obteniendo 62 escaños de los 135 posibles, mejorando sus resultados en 14 de los 22 escaños que pierde el tripartit (es decir el 63 % del deterioro). Mejora sus resultados casi un 30 % con respecto a las elecciones de 2006. Los catalanes ha votado la deriva no radical del nacionalismo, pero orientándose más a la gestión económica durante esta legislatura. ¡Naçio prou!. Más sabrá leer el mensaje de los electores: queremos una gestión política moderada, sin renunciar a lo adquirido pero sin grandes sobresaltos, y mejorar la grave situación económica en la que está Cataluña como prioridad urgente.
El Partido Popular se ha convertido en la tercera fuerza polítca de Cataluña, recogiendo 4 de los 22 escaños que pierde el tripartit (18 %), pero ha mejorado sus resultados casi un 28 %, con cuatro nuevos escaños. No está mal, pero tampoco es un resultado extraordinario, porque en una debacle como la que ha acontecido en el tripartit, tan solo se ha llevado un voto de cada cinco de los que ha perdido el gobierno saliente. Se ha mejorado, pero se necesita mejorar mucho más.
Ciutadans ha logrado mantenerse en sus 3 escaños mejorando en 20.000 votos sus resultados, lo que se puede considerar un triunfo tras la convulsa legislatura que ha vivido este partido. El voto no nacionalista no se ha dividido y ha permanecido fiel al partido de Albert Rivera. Su discurso de no renuncia a lo español ha recogido lo sembrado, a pesar de no haberse realizado una gestión espectacular durante los últimos cuatro años. Sin embargo sus resultados provienen en casi un 90 % exclusivamente de Barcelona, se abre ahora su fase de expansión por Cataluña
La sorpresa ha sido la entrada con fuerza del partido de Joan Laporta independentista sin complejos en el Parlament, con 4 escaños transferidos desde el tripartit. El voto más radical y extremista se ha dejado atrapar por la oferta del expresidente del Barsa.
La participación ha sido mayor que en 2006 en tres puntos, echando por tierra todos los argumentos de boicot político que se habían lanzaado durante la campaña.
CIU le quedará eternamente agradecida al tripartit por los favores recibidos habiendo avanzado en tan solo una legislatura la deriva nacionalista que con ellos hubiera tardado veinte años. Ahora hay que dejar las cosas reposar, defender lo adquirido por el PSC, ERC e ICV, evitando que se cumpla la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut en la medida de lo posible y ponerse a trabajar en silencio por mejorar la desastrosa gestión económica del tripartit. Cataluña no quiere sobresaltos. Durante esta legislatura Cataluña dejará de ser un problema para la convivencia de los españoles, pero seguramente logrará que la desigualdad aumente entre los catalanes y sus compatriotas, porque esa es la forma de hacer nación, paso a paso, hasta que la segregación sea inevitable. La nación puede esperar porque ahora hay que comer y ayudar a que se vaya Zapatero, porque ya no nos dará nada más, es mejor que gobierne Rajoy, que es novato.
Biante de Priena
1 comentario:
cosa rosa
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