En la administración pública, el seguimiento de la huelga ha alcanzado el 7 %, según cifras oficiales del Ministerio de Trabajo. Los sindicatos hablan de cifras que superan el 70 % en todos los sectores laborales. El país funciona con normalidad, a pesar de los incidentes, salvo los transporte públicos por carretera. que han sido retenidos por piquetes en los garajes correspondientes, algunos comercios que han cerrado por temor a la violencia de los energúmenos y algunas obras públicas que han tenido paros parciales. Ni con mucho llegará al 10 % de los trabajadores al final del día los que hayan seguido la huelga.
Un tremendo fracaso que será vendido como un enorme triunfo por los convocantes, que se juegan mucho en este día, los privilegios que les concede la representación de los trabajadores. El espectáculo ha sido bochornoso en grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, donde los ciudadanos de forma espontánea se han manifestado contra las manadas de enfurecidos sindicalistas que imponían su caos, ante la condescendencia de las fuerzas de seguridad.
No se puede hacer una huelga general contra la libertad, nunca se había visto tanta contestación pública a una acción sindical de este calibre. La gente está harta de aguantar tanto al gobierno como a los sindicatos, que son los que al alimón han construido la crisis económica por su despilfarro, y hacen una ridícula huelga contra el poder económico que ellos han dirigido de forma inepta hasta llegar a la catástrofe en la que nos encontramos.
Posiblemente esta sea la última Huelga General en España, los sindicatos han perdido la escasa credibilidad pública que tenían al haber utilizado la violencia para imponerse con coacción y corción a la libertad de los ciudadanos. Es fascinante contemplar la farsa del Presidente que abjura de la violencia en cada oportunidad que tiene, permanecer callado antes los desmanes de los cachorros sindicales de su magnífica oclocracia.
Esta huelga general nos muestra dos cosas, los sindicatos de clase están heridos de muerte y el Gobierno no tiene donde esconderse ya en su errática trayectoria hacia la nada. Mientras tanto el PSOE, organizador del acto festivo y folclórico en la sombra, comprueba como su decadencia es imparable.
Biante de Priena
Un tremendo fracaso que será vendido como un enorme triunfo por los convocantes, que se juegan mucho en este día, los privilegios que les concede la representación de los trabajadores. El espectáculo ha sido bochornoso en grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, donde los ciudadanos de forma espontánea se han manifestado contra las manadas de enfurecidos sindicalistas que imponían su caos, ante la condescendencia de las fuerzas de seguridad.
No se puede hacer una huelga general contra la libertad, nunca se había visto tanta contestación pública a una acción sindical de este calibre. La gente está harta de aguantar tanto al gobierno como a los sindicatos, que son los que al alimón han construido la crisis económica por su despilfarro, y hacen una ridícula huelga contra el poder económico que ellos han dirigido de forma inepta hasta llegar a la catástrofe en la que nos encontramos.
Posiblemente esta sea la última Huelga General en España, los sindicatos han perdido la escasa credibilidad pública que tenían al haber utilizado la violencia para imponerse con coacción y corción a la libertad de los ciudadanos. Es fascinante contemplar la farsa del Presidente que abjura de la violencia en cada oportunidad que tiene, permanecer callado antes los desmanes de los cachorros sindicales de su magnífica oclocracia.
Esta huelga general nos muestra dos cosas, los sindicatos de clase están heridos de muerte y el Gobierno no tiene donde esconderse ya en su errática trayectoria hacia la nada. Mientras tanto el PSOE, organizador del acto festivo y folclórico en la sombra, comprueba como su decadencia es imparable.
Biante de Priena
1 comentario:
O cierras el negocio o compramos gratis
¿Atraco?
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