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martes, 6 de abril de 2010

La ideología puede esperar


Va siendo hora de que los españoles nos vayamos poniendo las pilas y hagamos los deberes, porque no va a venir nadie a resolvernos los problemas desde fuera, y creo que desde dentro, con un gobierno agotado y una oposición ejerciendo de buitre hambriento, negro futuro nos espera. El problema que se dirime en España es bien sencillo, por una parte estamos los españoles, al menos los que nos definimos y declaramos como tales, que somos la inmensa mayoría, y por otra parte están los que pretenden que no nos definamos o que nos definamos como a ellos les parezca bien, es decir, los que pretenden aprovecharse de nosotros, fundamentalmente los políticos.

Por una parte estamos los ciudadanos que vivimos una vida normal en decadencia y por otra parte están los políticos que viven una vida extraordinaria, gracias a que nuestra vida cada día está más perjudicada. Es decir, si ellos se equivocan, nosotros pagamos los errores, si ellos aciertan, nosotros pagamos los aciertos. Nosotros pagamos siempre, para que ellos jueguen a lo que les salga de las narices, que habitualmente es con las cosas que ocurren en nuestras vidas. Esta claro que hay un ellos, los que viven de representarnos, y un nosotros, los que somos representados por ellos.

En España hay aproximadamente medio millón de personas que viven de la representación pública y 46 millones que vivimos de nuestro trabajo y les mantenemos. Lo de los políticos que sufrimos en España actualmente, es como si mantuviéramos un ejército que disparara contra nosotros y nosotros les pagáramos las armas y las municiones. No tiene sentido.


La cuestión de la ideología resulta anacrónica, porque la diferencia entre un parado que vota al PP y un parado que vota al PSOE, es la misma que un trabajador que vota al PP y un trabajador que vota al PSOE, es decir, los parados y los trabajadores, que voten al PSOE o al PP, están mucho más unidos por sus problemas que separados por su ideología, aunque los partidos generen tensión permanente para que sus acólitos no se disipen y sigan apoyándoles en las elecciones. Primero tenemos que resolver un problema de identidad común y compartida, antes de pasar a declararnos de una ideología u otra.

Mis adversarios no son mis enemigos

Creo que este país necesita un gran frente ciudadano que sea antimaniqueo y claramente se posicione contra los políticos, sean del PP, del PSOE, nacionalistas o alternativos. No podemos continuara así, porque da igual que los que se lleven la pasta sean los del Gürtell que los del Pretoria, porque al final, la única conclusión es que se llevan nuestro dinero, el dinero que todos los ciudadanos, votemos a quien votemos o no votemos, aportamos al Estado.


Ese frente común de ciudadanos debe fundamentarse en dos principios la honestidad y la justicia, porque al fin y al cabo, son criterios que pueden ser apoyados por la inmensa mayoría, a mí me da igual que Leire Pajín diga que el PP nos roba, que Cospedal diga que es el PSOE el que nos roba, lo que me importa es que me roben, y me da igual que lo haga el PP, que el PSOE. Si tuvieran dignidad los políticos que tenemos, presentarían una carta de dimisión inmediata, para que se convocaran nuevas elecciones, porque si ha habido políticos que han robado, también ha habido políticos que han mirado para otro lado o no se han enterado, o no han querido enterarse, por lo tanto son cómplices del robo, porque no han hecho nada para evitarlo, nada para controlarlo, nada para denunciarlo, simplemente se han aprovechado, unos de lo que han robado, y otros de cobrar un sueldo y no enterarse de que sus compañeros nos estaban robando.

En fin, lanzo una propuesta, que es la organizar un gran frente ciudadano que exija a los políticos que presenten sus disculpas y expíen sus culpas, además de que restituyan lo que se han llevado sin corresponderles. Para eso me da igual aliarme con cualquiera que comparta el objetivo, sea de la ideología que sea, porque como ciudadano sólo me queda aliarme con otros que pretendan acabar con la mezquindad política a la que estamos asistiendo, o seguir sufriéndola eternamente.

Es hora de que los españoles compartamos percepción y nos enfrentemos a la realidad, porque mis adversarios no son mis enemigos, mis adversarios son los que piensan de forma diferente, mis enemigos son los que se aprovechan de que mis adversarios y mis aliados piensen de forma diferente, es decir, los políticos que se aprovechan de su detentación del poder. La democracia, en ningún caso puede ser una tiranía de imposiciones y mendacidades, porque deja de ser una democracia para convertirse en pura demagogia. Los enemigos de mis aliados y mis adversarios son los mismos, los políticos que defienden sus privilegios a costa del malestar de la inmensa mayoría de los ciudadanos.

Salvemos la democracia, exigiendo la destitución de todos los políticos que han participado en la hecatombe que estamos viviendo, por activa y por pasiva, los del gobierno, pero también los de la oposición. Es hora de que los ciudadanos hablemos y dejemos claro lo que queremos, fuera de la mordaza y la extorsión que suponen las urnas en esta pantomima demagógica a la que los políticos siguen denominando democracia. Es hora de avanzar y dejar atrás las no soluciones a todos nuestros problemas.

Biante de Priena

1 comentario:

epi dijo...

Ud, yo y D. Julio Anguita coincidimos.
Ahora la parte de parar el crecimiento demográfico,verdadero problema de la humanidad, Ud. y los políticos actuales lo obvian.

¿Por no meter miedo a la gente?

D. Julio lo empieza a prever y D.Gabriel Tobar Garcia lo lleva diciendo hace años.

Aunque superáramos el problema de la energía y de la alimentación, llegaría un momento que no cabríamos en esta bola.

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