El sociólogo polaco Zygmunt Bauman, conocido por sus teorías sobre el holocausto –fue una consecuencia evolutiva de la civilización occidental y la ingeniería social practicada por el poder sobre los seres humanos-, no se limitó exclusivamente a criticar el genocidio nazi, también consideró que la política antisemita de los países del telón de acero continuaba de alguna forma el exterminio de la pluralidad, la discrepancia y la libertad.
Una de las preocupaciones permanentes de Bauman son las formas que tiene el poder de proseguir su ascenso hacia la hegemonía, destacando la segregación del otro y su exclusión (estrategia émica), la asimilación del otro, despojándoles de su identidad (estrategia fágica) y la invisibilidad u oscurecimiento de la realidad (amaurosis). Un ejemplo de las tres se puede observar con lo que ha hecho y hace la Generalitat con la cultura española en Cataluña.
Para el sociólogo polaco, profesor de la Universidad de Leeds, el problema básico de nuestros tiempos es la búsqueda de identidad propia que cada ser humano está obligado a realizar, siendo responsable de sí mismo, pues sólo con seres humanos autoidentificados se evitará la “indexización” que les reservan todas las formas de poder, económico, social, político, religioso, y cultural, al tiempo que liberándose a sí mismo y zahiriéndose del encapsulamiento que le ofrecen, contribuirá a la liberación de todos los demás. En esto recuerda la estrategia ofrecida por Camus, cuando decía: “si soy, somos”
La identidad propia es la última frontera del ser humano, porque el poder –aprovechando la postmodernidad- ha procurado la desidentificación de los seres humanos, cosificándolos, convirtiéndolos en materia política desde el socialismo y materia económica desde el capitalismo. La materia política y económica que necesita transformar en energía el poder para autoperpetuarse. Así los seres humanos se transforman en “combustible” para el sistema, condenados a ser consumidos, mientras se consumen consumiendo.
En su obra Modernidad y Ambivalencia, Bauman se aproxima a la Teoría de la Complejidad de Edgar Morin, la modernidad líquida es precisamente la dilución de lo existente, el ser humano individual se transforma en miembro de una sociedad extraordinariamente organizada, ocupando el nicho existencial previsto por el poder en sus distintas formas. El ser humano deja de ser para sí mismo para ser materia social, en compañía de otros seres humanos deshumanizados, desarraigados, desvinculados. Las relaciones que antaño definían a los individuos ahora se hacen efímeras y transitorias (facebook), no importa la calidad, sino sólo la cantidad, no importa el ser, sólo el estar. Ortega y Gasset nos habló en La Rebelión de las Masas del mismo problema, al igual que lo hicieron Foucault, Marcuse, Derrida o Camus desde otras perspectivas.
El hombre imbuido (palabra que tiene su origen compartido con embudo) sólo puede liberarse de una forma: con una identidad propia no definida, ni establecida, por las distintas formas de poder, para disponerse a una acción colectiva de mestizaje y mezcla con otros que hayan hecho lo mismo, en plena libertad. Identidad Propia y Mezcla Elegida son los elementos del binomio personal de los seres libres.
Sólo se puede dejar de ser líquido siendo sólido, sólo se puede dejar de ser ambiguo posicionándose, sólo se puede ser libre, rebelándose. No hay más, ni menos. Una cultura mestiza de seres humanos auténticos es la única forma de afrontar el futuro en libertad y la mejor forma de defenderse contra los terribles acosos de todos los poderes.
Enrique Suárez Retuerta
En su obra Vidas desperdiciadas: la modernidad y sus parias, nos habla de los “residuos humanos”, el excedente del progreso, la acumulación de miserables que se produce en una sociedad dual, en la que unos disfrutan de todo, mientras otros sufren de todo. Los ricos y los pobres de toda la vida, pero segregados de una forma extrema.
Una de las preocupaciones permanentes de Bauman son las formas que tiene el poder de proseguir su ascenso hacia la hegemonía, destacando la segregación del otro y su exclusión (estrategia émica), la asimilación del otro, despojándoles de su identidad (estrategia fágica) y la invisibilidad u oscurecimiento de la realidad (amaurosis). Un ejemplo de las tres se puede observar con lo que ha hecho y hace la Generalitat con la cultura española en Cataluña.
Para el sociólogo polaco, profesor de la Universidad de Leeds, el problema básico de nuestros tiempos es la búsqueda de identidad propia que cada ser humano está obligado a realizar, siendo responsable de sí mismo, pues sólo con seres humanos autoidentificados se evitará la “indexización” que les reservan todas las formas de poder, económico, social, político, religioso, y cultural, al tiempo que liberándose a sí mismo y zahiriéndose del encapsulamiento que le ofrecen, contribuirá a la liberación de todos los demás. En esto recuerda la estrategia ofrecida por Camus, cuando decía: “si soy, somos”
La identidad propia es la última frontera del ser humano, porque el poder –aprovechando la postmodernidad- ha procurado la desidentificación de los seres humanos, cosificándolos, convirtiéndolos en materia política desde el socialismo y materia económica desde el capitalismo. La materia política y económica que necesita transformar en energía el poder para autoperpetuarse. Así los seres humanos se transforman en “combustible” para el sistema, condenados a ser consumidos, mientras se consumen consumiendo.
En su obra Modernidad y Ambivalencia, Bauman se aproxima a la Teoría de la Complejidad de Edgar Morin, la modernidad líquida es precisamente la dilución de lo existente, el ser humano individual se transforma en miembro de una sociedad extraordinariamente organizada, ocupando el nicho existencial previsto por el poder en sus distintas formas. El ser humano deja de ser para sí mismo para ser materia social, en compañía de otros seres humanos deshumanizados, desarraigados, desvinculados. Las relaciones que antaño definían a los individuos ahora se hacen efímeras y transitorias (facebook), no importa la calidad, sino sólo la cantidad, no importa el ser, sólo el estar. Ortega y Gasset nos habló en La Rebelión de las Masas del mismo problema, al igual que lo hicieron Foucault, Marcuse, Derrida o Camus desde otras perspectivas.
El hombre imbuido (palabra que tiene su origen compartido con embudo) sólo puede liberarse de una forma: con una identidad propia no definida, ni establecida, por las distintas formas de poder, para disponerse a una acción colectiva de mestizaje y mezcla con otros que hayan hecho lo mismo, en plena libertad. Identidad Propia y Mezcla Elegida son los elementos del binomio personal de los seres libres.
Sólo se puede dejar de ser líquido siendo sólido, sólo se puede dejar de ser ambiguo posicionándose, sólo se puede ser libre, rebelándose. No hay más, ni menos. Una cultura mestiza de seres humanos auténticos es la única forma de afrontar el futuro en libertad y la mejor forma de defenderse contra los terribles acosos de todos los poderes.
Enrique Suárez Retuerta
3 comentarios:
Pa reirse y con ganas.
hay personas notorias que se cuelgan al mundo mundial con ganas. Y lo sorprendente es ver
sus facebook amiguetes
http://es-la.facebook.com/people/Josep-Marc-Fierro/1305529379
Todo, todito esto es mundialmente público en la Red de redes.
Amigueta
http://www.facebook.com/people/Purificacion-Losada-Rodriguez/1438541412
Los nazcis vestidos del rey gaspar en Barcelona:
http://www.youtube.com/watch?v=CuH5nIkidYc&feature=player_embedded
Adoctrinando a los niños delante de los micrófonos:
“El carbón lo tenemos reservado para cuatro o cinco jueces del Tribunal Constitucional”.
Mientras ante los catalanes, los auténticos, los de siempre, los no subvencionados celebrando la Unidad de España
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/01/06/loteria/1262763823.html
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