Trataré de exponer la cuestión del aborto comparándolo con la soberanía individual de cada ciudadano español: el derecho al aborto es un derecho individual de igual magnitud e importancia como el derecho a no abortar y proseguir con el embarazo hasta traer un nuevo ser humano a este mundo.
No se puede confundir, en ningún caso, con un derecho social el aborto por qué no habrá nunca un derecho social a no abortar, la responsabilidad adherida al derecho, siempre es de las personas, no de la sociedad. La sociedad es un ente abstracto que no es responsable en ningún caso del aborto, son las personas las que deciden y eligen desde su libertad si quieren abortar o no quieren hacerlo. Al convertir un derecho individual en un derecho social, la libertad del individuo se esfuma, porque los derechos sociales son de ámbito general y responden a criterios políticos, más que a necesidades y disposiciones particulares, individuales y humanas.
Al igual ocurre con la soberanía de los ciudadanos, que siempre es individual, no puede haber algo parecido a una soberanía social porque en ese mismo instante dejará de ser soberanía. La soberanía permite decidir a cada uno, todas las decisiones acumuladas se convierten en una decisión de la sociedad, y se puede decir la sociedad ha decidido, pero si la soberanía se usurpa a cada ciudadano, para convertirla en una cuestión social, entonces la sociedad no es la que decide, sino quienes la controlan políticamente y los ciudadanos, como entidades individuales, perdida su libertad, porque ya no tienen soberanía, sino es como parte de la sociedad, han sido desposeídos de algo que era suyo, que pasa a ser de todos (ese todos representado por los políticos).
Para que se entienda, ocurre como en los procesos electorales, en los que se valora la opinión de la sociedad positivamente, pero no la de los individuos agregados como sociedad, fíjate que en nuestra democracia si votan mil ciudadanos por los partidos políticos y 45 millones se abstienen, la democracia concede a los que participan toda la representación y a los que no han participado ninguna, y aunque sea absolutamente injusto, es legítimo, porque sólo tienen derecho a representación los que acuden a las urnas.
Por eso tras los derechos sociales hay más intención política que otra cosa. Al derecho social al aborto no se contrapone un derecho social a la vida, como en el caso de las elecciones se premia a los que ejercen el derecho y se sanciona socialmente a los que no deciden ejercerlo, ahí radica la perversión del asunto, algo que se podría resolver con un referéndum, como recientemente se ha hecho en California, pero en España no se hará, porque los que están en el gobierno utilizan el aborto como una herramienta electoral, y no permitirán que los ciudadanos puedan decidir sobre esta cuestión.
Cambiar la ley del aborto sólo tiene una finalidad política para el PSOE, para congraciarse con su sección feminista. No mejorará las circunstancias de las mujeres que deciden abortar, mucho menos de las que deciden no hacerlo.
En un país que cada día invierte más su pirámide de edades y sustituye su escasa reproducción con inmigrantes, hay un gran interés en los socialistas españoles de promulgar una nueva ley del aborto, que permita que las mujeres tengan todas las facilidades para no ser madres. El Estado español en manos de los socialistas es el menos favorable al incremento de población autóctona de toda Europa.
Mucha gente piensa que buscar una nueva legislación más permisiva con el aborto es un gesto de progresismo, contra los poderes fácticos, en otro tiempo relacionados con la iglesia católica, el poder económico y las autoridades institucionales. Pocos han pensado en que realmente promover una nueva ley del aborto es simplemente una estrategia electoral del PSOE, partido al que poco le importa lo que ocurre con las mujeres que abortan o no abortan, porque su interés es sustituir la población autóctona, con más recursos y más derechos, por población inmigrante, con menos recursos y derechos, que al ocupar los trabajos menos remunerados de la sociedad española, siempre votarán por partidos que dicen defender a los más desafortunados, mientras que se sustituye a la población natural de este país, que posiblemente al tener mejores circunstancias y proyectos vitales, no votarían por un partido que ha decidido someter a los españoles a su pequeña dictadura encubierta. La tasa de reproducción de la población inmigrante tardará varias décadas en disminuir hasta las cifras actuales de la población autóctona. Esa selección diferencial favorece a largo plazo los intereses electorales del PSOE.
Olvídense de principios, valores, y circunstancias que rodean a las mujeres que tienen que enfrentarse a una decisión tan difícil como realizar un aborto. El PSOE no tiene sentimientos, nunca los ha tenido, es mecánico, inhumano, negativo, aprovechado, materialista. Cuando piensen en lo que hace el PSOE, no se les olvide nunca interpretarlo en clave electoral, porque la única forma que tienen de mantenerse en el poder los socialistas es empobreciendo este país, devaluando la soberanía de los españoles, asfixiando la economía con impuestos, para promocionar así a sus futuros electores en una suerte de profecía autocumplida: porque si no hay pobres se hacen.
Los cambios en la Ley del Aborto que propugna el PSOE son exclusivamente una estrategia electoral de perpetuación, encubierta en su magnánima equidad que empobrece este país, tanto en capital material, como en capital humano, porque una sociedad mpobrecida, dependiente, anómala y distorsionada, es el mejor de los climas posibles para su triunfo electoral.
La razón demográfica indica que lo que habría que procurar en este país es que la población autóctona se reprodujera, como llevan años haciendo en la incivilizada Francia, o en el Reino Unido, incentivando a los futuros padres con algo más que una paga de natalicio de 2.500 euros, porque criar a un hijo supone además de un esfuerzo personal considerable, unas necesidades económicas y sociales mayores, que seguir sin reproducirse. Pero eso no le interesa al PSOE, al contrario, como va a favorecer el incremento de población original, si puede sustituirla con inmigrantes que siempre tendrán mayor precariedad, en las prmeras etapas, y con el tiempo escucharán mejor los mensajes salvadores de los socialistas. ¿Está importando proletarios el PSOE, ahora que nuestro país había comenzado a levantar cabeza?. Por cierto, el PSOE acaba de conceder la nacionalidad a 300.000 descendientes de los españoles que emigraron durante la guerra civil, porque eso sí le interesa, por supuesto. Así van ganando las elecciones, a base de clientelismos sectarios.
Y que nadie se confunda, los inmigrantes que trabajan en este país, que pagan sus impuestos y que viven entre nosotros, tienen los mismos derechos y deberes que los demás ciudadanos, pero su estructura social de origen es diferente a la de la población autóctona, se puede decir que aún son explotados donde los españoles no lo permitirían. Es más, sin inmigrantes este país aún se iría a la mierda mucho antes, pero al igual que hoy hay diferencias entre la población rural y la urbana, también las hay entre los que han nacido en este país o fuera de él. Mi argumento es social, no político. Siempre me gusta decir, como buen liberal, que los hispanoamericanos no emigran a España, sino que regresan a casa, en cuanto a los de otras nacionalidades, bienvenidos sean.
Una ley del aborto como la vigente es una cuestión necesaria en una sociedad avanzada como la nuestra, se puede mejorar; pero el abortismo recalcitrante del PSOE es una estrategia urdida para beneficiarse electoralmente. No hay más, ni dioses, ni poses.
Erasmo de Salinas
No se puede confundir, en ningún caso, con un derecho social el aborto por qué no habrá nunca un derecho social a no abortar, la responsabilidad adherida al derecho, siempre es de las personas, no de la sociedad. La sociedad es un ente abstracto que no es responsable en ningún caso del aborto, son las personas las que deciden y eligen desde su libertad si quieren abortar o no quieren hacerlo. Al convertir un derecho individual en un derecho social, la libertad del individuo se esfuma, porque los derechos sociales son de ámbito general y responden a criterios políticos, más que a necesidades y disposiciones particulares, individuales y humanas.
Al igual ocurre con la soberanía de los ciudadanos, que siempre es individual, no puede haber algo parecido a una soberanía social porque en ese mismo instante dejará de ser soberanía. La soberanía permite decidir a cada uno, todas las decisiones acumuladas se convierten en una decisión de la sociedad, y se puede decir la sociedad ha decidido, pero si la soberanía se usurpa a cada ciudadano, para convertirla en una cuestión social, entonces la sociedad no es la que decide, sino quienes la controlan políticamente y los ciudadanos, como entidades individuales, perdida su libertad, porque ya no tienen soberanía, sino es como parte de la sociedad, han sido desposeídos de algo que era suyo, que pasa a ser de todos (ese todos representado por los políticos).
Para que se entienda, ocurre como en los procesos electorales, en los que se valora la opinión de la sociedad positivamente, pero no la de los individuos agregados como sociedad, fíjate que en nuestra democracia si votan mil ciudadanos por los partidos políticos y 45 millones se abstienen, la democracia concede a los que participan toda la representación y a los que no han participado ninguna, y aunque sea absolutamente injusto, es legítimo, porque sólo tienen derecho a representación los que acuden a las urnas.
Por eso tras los derechos sociales hay más intención política que otra cosa. Al derecho social al aborto no se contrapone un derecho social a la vida, como en el caso de las elecciones se premia a los que ejercen el derecho y se sanciona socialmente a los que no deciden ejercerlo, ahí radica la perversión del asunto, algo que se podría resolver con un referéndum, como recientemente se ha hecho en California, pero en España no se hará, porque los que están en el gobierno utilizan el aborto como una herramienta electoral, y no permitirán que los ciudadanos puedan decidir sobre esta cuestión.
Cambiar la ley del aborto sólo tiene una finalidad política para el PSOE, para congraciarse con su sección feminista. No mejorará las circunstancias de las mujeres que deciden abortar, mucho menos de las que deciden no hacerlo.
En un país que cada día invierte más su pirámide de edades y sustituye su escasa reproducción con inmigrantes, hay un gran interés en los socialistas españoles de promulgar una nueva ley del aborto, que permita que las mujeres tengan todas las facilidades para no ser madres. El Estado español en manos de los socialistas es el menos favorable al incremento de población autóctona de toda Europa.
Mucha gente piensa que buscar una nueva legislación más permisiva con el aborto es un gesto de progresismo, contra los poderes fácticos, en otro tiempo relacionados con la iglesia católica, el poder económico y las autoridades institucionales. Pocos han pensado en que realmente promover una nueva ley del aborto es simplemente una estrategia electoral del PSOE, partido al que poco le importa lo que ocurre con las mujeres que abortan o no abortan, porque su interés es sustituir la población autóctona, con más recursos y más derechos, por población inmigrante, con menos recursos y derechos, que al ocupar los trabajos menos remunerados de la sociedad española, siempre votarán por partidos que dicen defender a los más desafortunados, mientras que se sustituye a la población natural de este país, que posiblemente al tener mejores circunstancias y proyectos vitales, no votarían por un partido que ha decidido someter a los españoles a su pequeña dictadura encubierta. La tasa de reproducción de la población inmigrante tardará varias décadas en disminuir hasta las cifras actuales de la población autóctona. Esa selección diferencial favorece a largo plazo los intereses electorales del PSOE.
Olvídense de principios, valores, y circunstancias que rodean a las mujeres que tienen que enfrentarse a una decisión tan difícil como realizar un aborto. El PSOE no tiene sentimientos, nunca los ha tenido, es mecánico, inhumano, negativo, aprovechado, materialista. Cuando piensen en lo que hace el PSOE, no se les olvide nunca interpretarlo en clave electoral, porque la única forma que tienen de mantenerse en el poder los socialistas es empobreciendo este país, devaluando la soberanía de los españoles, asfixiando la economía con impuestos, para promocionar así a sus futuros electores en una suerte de profecía autocumplida: porque si no hay pobres se hacen.
Los cambios en la Ley del Aborto que propugna el PSOE son exclusivamente una estrategia electoral de perpetuación, encubierta en su magnánima equidad que empobrece este país, tanto en capital material, como en capital humano, porque una sociedad mpobrecida, dependiente, anómala y distorsionada, es el mejor de los climas posibles para su triunfo electoral.
La razón demográfica indica que lo que habría que procurar en este país es que la población autóctona se reprodujera, como llevan años haciendo en la incivilizada Francia, o en el Reino Unido, incentivando a los futuros padres con algo más que una paga de natalicio de 2.500 euros, porque criar a un hijo supone además de un esfuerzo personal considerable, unas necesidades económicas y sociales mayores, que seguir sin reproducirse. Pero eso no le interesa al PSOE, al contrario, como va a favorecer el incremento de población original, si puede sustituirla con inmigrantes que siempre tendrán mayor precariedad, en las prmeras etapas, y con el tiempo escucharán mejor los mensajes salvadores de los socialistas. ¿Está importando proletarios el PSOE, ahora que nuestro país había comenzado a levantar cabeza?. Por cierto, el PSOE acaba de conceder la nacionalidad a 300.000 descendientes de los españoles que emigraron durante la guerra civil, porque eso sí le interesa, por supuesto. Así van ganando las elecciones, a base de clientelismos sectarios.
Y que nadie se confunda, los inmigrantes que trabajan en este país, que pagan sus impuestos y que viven entre nosotros, tienen los mismos derechos y deberes que los demás ciudadanos, pero su estructura social de origen es diferente a la de la población autóctona, se puede decir que aún son explotados donde los españoles no lo permitirían. Es más, sin inmigrantes este país aún se iría a la mierda mucho antes, pero al igual que hoy hay diferencias entre la población rural y la urbana, también las hay entre los que han nacido en este país o fuera de él. Mi argumento es social, no político. Siempre me gusta decir, como buen liberal, que los hispanoamericanos no emigran a España, sino que regresan a casa, en cuanto a los de otras nacionalidades, bienvenidos sean.
Una ley del aborto como la vigente es una cuestión necesaria en una sociedad avanzada como la nuestra, se puede mejorar; pero el abortismo recalcitrante del PSOE es una estrategia urdida para beneficiarse electoralmente. No hay más, ni dioses, ni poses.
Erasmo de Salinas
2 comentarios:
Las mujeres que dicen que tienen derecho a decidir únicamente lo tienen respecto a sus vidas pero no respecto a la de las demás porque sino es una actitud totalitaria. Esto aplicado al aborto significa que la progenitora no es la PROPIETARIA del bebe que lleva dentro, es la RESPONSABLE por cuestiones biológicas de aportarle todo lo que necesita para su desarrollo físico.
Pondré un ejemplo: cuando uno viaja en avión los pasajeros ceden la RESPONSABILIDAD al piloto para trasladarles de un lugar a otro, pero a pesar de que sus vidas dependan de los actos del piloto no significa que le PERTENEZCA y que pueda decidir voluntariamente estrellarse y ponerles fin.
Si un pasajero dentro de un avión es un ser INDEFENSO que depende de la tripulación, un feto lo es en el interior de una mujer.
Muy buen artículo, un poco exaltado en algunos momentos, pero bueno al fin y al cabo.
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