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sábado, 16 de mayo de 2009

A las catacumbas


En una nueva y libre adaptación de la falacia “¡Es la economía, Stupid!”, la derecha española marea incesantemente la perdiz con la retahíla rajoyesca (ayer fraguista, mañana gallardonita) de “los garbanzos”.
Según los desprendidos sabios de Génova, revendedores de jaguars y aficionados a trajes regalados (“Gracias, mi amor, te quiero mucho, pero es demasiado, ni se te ocurra”), lo único importante, con lo que soñamos día y noche los españoles de a pie, es la economía.

De hecho, Soraya sabe (porque Arriola se lo ha dicho) que nos pasamos horas leyendo las hojas salmoneadas de la independiente prensa local, acechando el ibex e investigando garantías, impuestos directos, negativos y sobre la renta, duopolios, derechos de tanteo, ganancias, sin olvidar, claro está, la ley de crecimiento decreciente y la inflación larvada o subyacente.

Estos torpones útiles, emasculados hijos y nietos de franquistas de pueblo o sobrinitas tontas del ex - dueño del casino provincial, cumplen una labor encomiable al servicio de la revolución en marcha. Son la muleta de Dalí, los gregarios del águila de León, la quinta columna del Kremlin que nos gobierna.

Mientras se habla de crisis y de paro, el proyecto de ingeniería social, societal como dicen ahora los gurús de la metamorfosis colectiva, sigue su marcha triunfante. El catecismo en valores ciudadanos, la doctrina nacionalista y la vulgata televisiva apoyan por los flancos la ofensiva liberadora : más aborto, más eutanasia, más alcohol, más porros, menos libertad de conciencia.

Con la píldora del día después, de lo que se trata es de acabar con la autoridad de los padres y la legitimidad moral de su tutela efectiva. Al mismo tiempo que se neutraliza lo poco que queda del foco familiar de resistencia al estado paternalista y omnipresente, se intensifica el acoso institucional a lo poco que queda de la Iglesia católica y se corroe con la ley de igualdad de trato lo poco que queda de libertad de expresión e incorrección política.

Frente a esta guerra por el control mental de las jóvenes e incultas generaciones, los críticos y los rebeldes parecen por ahora aturdidos y desamparados, sin organización ni consistencia. La complicidad de peponeros y charlatanes pseudo-ciudadanistas como los gorridíez o los mixtillos del parlament sabotea los intentos de movilización racional (y nacional) contra la dictadura. Como los capos en los campos de exterminio, los “nuestros”, despreciados por los jefes del corral pero con doble ración alimenticia y hasta alguna propina para los más hábiles y obedientes, pastorean el rebaño electoral.

Esto puede terminar como la pesadilla de Huxley o como el clip de Pink Floyd, todos tan contentos y exaltados camino de convertirnos en carne picada. Pero también podrían encontrarse los de Palacio con una turbamulta desenfrenada a la vuelta de la esquina, con un desencadenamiento de violencia incontrolada cuyas consecuencias nadie puede anticipar.

Más y mejor, por ahora, no se puede esperar. Probablemente en los sótanos, y Ciudadanos en la Red es uno de ellos, se fragüe poco a poco, en la penumbra, una respuesta articulada contra el opresor. Los caminos de la libertad son como los de la redención : inescrutables, paradójicos, insólitos e imprevisibles.

Dante Pombo de Alvear

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si, señor.
Como también han dicho en GEES (http://www.gees.org/articulo/6458/) la pildorita y la ley del infanticidio no son cortinas de humo.
La cortina de humo es la economía.
Cortina de humo usada por el PP, por los meapilas habituales (los Setienes, Uriartes, Sistaches y demás xirinaques) y por las fuerzas de las clases medias para ocultar la verdadera batalla.
Esa en la que están con el enemigo.

Anónimo dijo...

Que fino hilas Dante, pero lo de hechar al rey no lo veo de momento, cuando coja el trono Felipe ya no lo descarto.
Sobre los cabos de vara en los campos de concentración, he encontrado esto por ahí:
"Los llamados cabos de vara eran los encargados de administrar el miedo. Al principio cumplían esa función los soldados de Franco. Pero los mandos creyeron que era más eficaz encargarséla a algunos de los detenidos a cambio de mejor alojamiento y alimentación.

Los cabos de vara vestían unos blusones largos y acampanados e «imprimían su autoridad a golpe de rebenque», un cordel trenzado y cubierto de brea, según explica Fernández López. El más conocido fue un catalán que se apellidaba Pallarés, capturado en el frente de Aragón, y que se empleó con una saña inolvidable para los presos. Un viejo recibió una de sus palizas, lo que provocó la ira de sus compañeros, que se vengaron al amparo de la noche. «Tenían que haberlo matado», dijo el capitán jefe del campo cuando lo supo.

Un abrazo Dante.

juanky

Ciudadano Ubú dijo...

Excelente artículo Dante, realmente es así. La usurpación de la soberanía a los ciudadanos está en marcha hace años, con una disolución de sus derechos individuales en derechos sociales.

Los ciudadanos no existen, -ya no hay persona, idejntidad, juicio propio- si no es definidas y debidamente etiquetadas por el Estado como elementos sociales. La sociedad es la gran trampa del socialismo para imponer la plena irresponsabilidad de los políticos ante los ciudadanos individuales.

Estoy de acuerdo con lo que dices, en los sótanos de la historia del mañana -y Ciudadanos en la Red es uno de ellos- están naciendo las raices de un mundo nuevo, en el que la libertad no sea una concesión, si no una conquista natural del ser humano.

Todo es cuestión de tiempo..., y abono.

Anónimo dijo...

El enemigo se viste de todos los colores.

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