Es apasionante contemplar a los políticos defendiendo su perspectiva unívoca de la realidad, eso a lo se viene denominando dictadura del pensamiento políticamente correcto. Ahora se pueden comprender muchas cosas, ante la víctima de un asesinato de ETA una condena unánime, ante los destrozos de la T4, -que nos han costado a los españoles unos cuantos millones de euros-, la persecución implacable de los terroristas, y ante el clima de opresión y amenaza que se vive en el País Vasco, la consideración de que los terroristas y afines no se saldrán con la suya.
Algún idiota ha considerado como acto terrorista los mazazos de Emilio en la Herriko taberna. Algunos de los clientes le solicitaron 8 años de prisión, y ayer se manifestaban los que aplauden las agresiones de ETA contra el acto violento de un chaval al que le acaban de destruir su casa con una bomba.
Y escuchamos a los políticos, comenzando por el Presidente de Gobierno diciendo que en ningún caso se puede tolerar la violencia, con una declaración repetida por todos los demás: El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha dicho hoy que "uno puede entender el momento de obcecación" del vecino de Lazkao, que atacó con una maza una herriko taberna, "por haber sufrido lo que ha sufrido" pero ha recalcado que "bajo ningún concepto podemos darle respaldo".
Y resulta fascinante ver la singular vara de medir los hechos, porque quien se harta de ser agredido y responde con sus propios recursos a una situación de acoso y amenaza continuada, es tratado como un criminal, mientras que el que pone una bomba, dispara a una nuca, o asedia a un pueblo con sus advertencias, es tratado igualmente como un criminal
Pues no es lo mismo, señores políticos, no es lo mismo, responder que iniciar una espiral de violencia, no es lo mismo las consecuencias que las causas, y no es lo mismo un grupo organizado para sembrar el terror que un ciudadano individual que se harta de las agresiones continuadas y reacciona con un acto violento.
Hasta aquí podíamos llegar, pero ahora se comprende el desprecio que ha tenido la actual administración por las víctimas del terrorismo, y la conmiseración con sus agresores. El derecho al uso legal de la violencia, restringido exclusivamente al Estado, es uno de los logros de los sistemas democráticos occidentales, nadie lo discute.
Pero si el Estado permite que los terroristas y quienes les apoyan estén en las mismas condiciones legales que los ciudadanos que terminan siendo sus vícitimas, estamos ante una situación de injusticia plena. Y de ahí surgen los mazazos y la realidad de los destrozos, porque hoy, Emilio Gutiérrez, ha tenido que abandonar su pueblo por las amenazas contra su integridad que han surgido contra él y su familia, mientras que los proetarras –que defienden asesinos, criminales y violentos- convocan una manifestación de reprobación.
Ese es el estado de la cuestión, que ellos pueden hacer lo que les venga en gana y los ciudadanos tienen que soportar sus agresiones de forma gratuita, y si se les ocurre responder a ellas –algo absolutamente legítimo desde la defensa propia- tienen que abandonar su casa, su tierra y a sus amigos, ante el clima de opresión contra su persona, mientras los que aplauden a los terroristas se toman unas cañas.
Esta es la situación que se vive en el País Vasco, la de unos chulos que imponen su ley a los demás desde el acoso, la extorsión y el amedrantamiento, y exigen que la justicia funcione cuando no les beneficia, porque cuando les beneficia bien que se callan y protestan, y si no estás conforme te puedes llevar una bala en la nuca de premio.
Hay responsabilidad y ceguera en un Gobierno y unos políticos que confunden a los verdugos organizados con las víctimas que reaccionan espontáneamente, y que resulta insoportable cuando se sabe que lo hacen porque se avecinan elecciones.
Erasmo de Salinas
Algún idiota ha considerado como acto terrorista los mazazos de Emilio en la Herriko taberna. Algunos de los clientes le solicitaron 8 años de prisión, y ayer se manifestaban los que aplauden las agresiones de ETA contra el acto violento de un chaval al que le acaban de destruir su casa con una bomba.
Y escuchamos a los políticos, comenzando por el Presidente de Gobierno diciendo que en ningún caso se puede tolerar la violencia, con una declaración repetida por todos los demás: El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha dicho hoy que "uno puede entender el momento de obcecación" del vecino de Lazkao, que atacó con una maza una herriko taberna, "por haber sufrido lo que ha sufrido" pero ha recalcado que "bajo ningún concepto podemos darle respaldo".
Y resulta fascinante ver la singular vara de medir los hechos, porque quien se harta de ser agredido y responde con sus propios recursos a una situación de acoso y amenaza continuada, es tratado como un criminal, mientras que el que pone una bomba, dispara a una nuca, o asedia a un pueblo con sus advertencias, es tratado igualmente como un criminal
Pues no es lo mismo, señores políticos, no es lo mismo, responder que iniciar una espiral de violencia, no es lo mismo las consecuencias que las causas, y no es lo mismo un grupo organizado para sembrar el terror que un ciudadano individual que se harta de las agresiones continuadas y reacciona con un acto violento.
Hasta aquí podíamos llegar, pero ahora se comprende el desprecio que ha tenido la actual administración por las víctimas del terrorismo, y la conmiseración con sus agresores. El derecho al uso legal de la violencia, restringido exclusivamente al Estado, es uno de los logros de los sistemas democráticos occidentales, nadie lo discute.
Pero si el Estado permite que los terroristas y quienes les apoyan estén en las mismas condiciones legales que los ciudadanos que terminan siendo sus vícitimas, estamos ante una situación de injusticia plena. Y de ahí surgen los mazazos y la realidad de los destrozos, porque hoy, Emilio Gutiérrez, ha tenido que abandonar su pueblo por las amenazas contra su integridad que han surgido contra él y su familia, mientras que los proetarras –que defienden asesinos, criminales y violentos- convocan una manifestación de reprobación.
Ese es el estado de la cuestión, que ellos pueden hacer lo que les venga en gana y los ciudadanos tienen que soportar sus agresiones de forma gratuita, y si se les ocurre responder a ellas –algo absolutamente legítimo desde la defensa propia- tienen que abandonar su casa, su tierra y a sus amigos, ante el clima de opresión contra su persona, mientras los que aplauden a los terroristas se toman unas cañas.
Esta es la situación que se vive en el País Vasco, la de unos chulos que imponen su ley a los demás desde el acoso, la extorsión y el amedrantamiento, y exigen que la justicia funcione cuando no les beneficia, porque cuando les beneficia bien que se callan y protestan, y si no estás conforme te puedes llevar una bala en la nuca de premio.
Hay responsabilidad y ceguera en un Gobierno y unos políticos que confunden a los verdugos organizados con las víctimas que reaccionan espontáneamente, y que resulta insoportable cuando se sabe que lo hacen porque se avecinan elecciones.
Erasmo de Salinas
3 comentarios:
¿Tendrá aspiraciones PSOE pactar con PNV?
ya se sabe los de ETA son hombres de pazzzzzzzzz
si ZP no se hubiera encontrado con ETA la habría inventado, como ha enardecido y pagado con dinero público de "su" estado a todos los criminales sean o no políticos
Quizás les interese leer mi post:
http://venyenloquece.blogspot.com/2009/02/y-si-yo-hubiera-sido-emilio-gutierrez.html
Gracias
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