No hay un partido político de izquierdas en este país, todas las opciones han mudado al progresismo, como denunciara Julio Anguita hace unos cuantos años. La izquierda española se ha incrustado en el capitalismo, los sindicatos se han apoltronado, los movimientos reivindicativos han sido desactivados por el Gobierno. La izquierda ha cambiado los intereses de los trabajadores por los acuerdos con los nacionalismos, todo lo más que se puede esperar de la izquierda en España es una posición no nacionalista, que es exactamente una alternativa consentidora del nacionalismo como un mal menor.
La izquierda política ha sido deslegitimada por la historia, por la caída del socialismo real en la Unión Soviética y los países del antiguo telón de acero. Pero también por las urnas, porque IU no es de izquierdas, y el PSOE ha dejado de serlo para convertirse en administrador del capitalismo de Estado. La izquierda se ha vendido al gran capital, abandonando los motivos originales de su demanda.
UPyD y Ciutadans son partidos de izquierda, disfrazados de transversalidad, con la única intención de restar votos a la derecha. Rosa Díez y Albert Rivera están condenados a entenderse y si no lo hacen públicamente, lo hacen en privado lo que se puede comprobar con el "pacto de omertá" que UPyD Cataluña le ofrece permanente a Ciutadans, para no menoscabar su andadura en la autonomía del virrey Montilla. En realidad, hay un acuerdo más amplio, que remeda la coalición del olivo italiana en esta región española que lidera el PSC. El PSC, apoyado por todos los partidos con la intención de matizar, que no de frenar, la opresión del nacionalismo.
En el País Vasco, origen de Basta Ya que fue el embrión de UPyD, tampoco se ha hecho nada más que las consabidas denuncias contra ETA y el mal del nacionalismo. En realidad, no se quiere molestar al PSE, criticarlo sí, pero no interrumpir su labor. Son partidos apéndices del socialismo autonómico nacionalista, no moverán un dedo jamás, por defender la estructura nacional de nuestro país, España, pero si aparentarán que lo hacen, con manifiestos y verbenas conciliatorias.
De la izquierda inexistente y la derecha sin rumbo
Los supuestos representantes de la izquierda española, no son de izquierdas, son progresistas, esa entelequia de modernidad y desarrollo colectivo que busca sustituir a la lucha de los menos privilegiados, de los oprimidos y de los aplastados por una sociedad capitalista cada día más siniestra, porque el gran capital también se ha escorado hacia las veleidades de quien tiene el poder político y la gestión pública de recursos. En España, el capitalismo es paleto, subsidiado, incapaz de generar riqueza, usurpador, advenedizo, y rentista.
Quizás todos estos movimientos expliquen la deriva sin rumbo de impulsos erráticos del Partido Popular, que dice cada día más tonterías, como que por la gobernabilidad es necesario negociar con los nacionalistas, sin reconocer que el origen primigenio de los problemas políticos que tenemos en este país es una consecuencia de las excesivas concesiones que se han hecho a los que defienden modelos secesionistas.
Demuestran Partido Popular y PSOE no estar a la altura de la defensa de nuestra Constitución caiga quien caiga, no ser capaces de establecer un acuerdo de Estado para independizar a la justicia de la política porque más de uno con un sistema judicial no politizado, con una fiscalía general al servicio del Estado y no del Gobierno, podrían acabar en los tribunales, y posteriormente en la cárcel o el exilio.
España se desmorona, pero en vez de buscar soluciones, el único interés que tienen los políticos españoles es que entidad comercial les pagará más por los cascotes de las ruinas.
En realidad nuestros representantes no son políticos, son chatarreros de la política, una brigada de demolición de las instituciones del Estado muy bien organizada que destroza lo que ocupa, para rentabilizar el solar patrio en la venta por parcelas y la reconstrucción tras la destrucción que han hecho. Tenía razón El Roto en aquella viñeta en la que decía algo así como que los políticos siempre se beneficiaban, primero destruían y cobraban y luego reconstruían y cobraban, ellos, sus beneficiarios y sus testaferros. Y es que la política española sigue el modelo del cáncer o de los virus, extrae recursos del huesped donde asienta sin importarle si lo destruye, al fin y al cabo, la política española es una mezcla extraña de desmesura, impostura y caradura, una auténtica locura sin tratamiento.
Biante de Priena
La izquierda política ha sido deslegitimada por la historia, por la caída del socialismo real en la Unión Soviética y los países del antiguo telón de acero. Pero también por las urnas, porque IU no es de izquierdas, y el PSOE ha dejado de serlo para convertirse en administrador del capitalismo de Estado. La izquierda se ha vendido al gran capital, abandonando los motivos originales de su demanda.
UPyD y Ciutadans son partidos de izquierda, disfrazados de transversalidad, con la única intención de restar votos a la derecha. Rosa Díez y Albert Rivera están condenados a entenderse y si no lo hacen públicamente, lo hacen en privado lo que se puede comprobar con el "pacto de omertá" que UPyD Cataluña le ofrece permanente a Ciutadans, para no menoscabar su andadura en la autonomía del virrey Montilla. En realidad, hay un acuerdo más amplio, que remeda la coalición del olivo italiana en esta región española que lidera el PSC. El PSC, apoyado por todos los partidos con la intención de matizar, que no de frenar, la opresión del nacionalismo.
En el País Vasco, origen de Basta Ya que fue el embrión de UPyD, tampoco se ha hecho nada más que las consabidas denuncias contra ETA y el mal del nacionalismo. En realidad, no se quiere molestar al PSE, criticarlo sí, pero no interrumpir su labor. Son partidos apéndices del socialismo autonómico nacionalista, no moverán un dedo jamás, por defender la estructura nacional de nuestro país, España, pero si aparentarán que lo hacen, con manifiestos y verbenas conciliatorias.
De la izquierda inexistente y la derecha sin rumbo
Los supuestos representantes de la izquierda española, no son de izquierdas, son progresistas, esa entelequia de modernidad y desarrollo colectivo que busca sustituir a la lucha de los menos privilegiados, de los oprimidos y de los aplastados por una sociedad capitalista cada día más siniestra, porque el gran capital también se ha escorado hacia las veleidades de quien tiene el poder político y la gestión pública de recursos. En España, el capitalismo es paleto, subsidiado, incapaz de generar riqueza, usurpador, advenedizo, y rentista.
Quizás todos estos movimientos expliquen la deriva sin rumbo de impulsos erráticos del Partido Popular, que dice cada día más tonterías, como que por la gobernabilidad es necesario negociar con los nacionalistas, sin reconocer que el origen primigenio de los problemas políticos que tenemos en este país es una consecuencia de las excesivas concesiones que se han hecho a los que defienden modelos secesionistas.
Demuestran Partido Popular y PSOE no estar a la altura de la defensa de nuestra Constitución caiga quien caiga, no ser capaces de establecer un acuerdo de Estado para independizar a la justicia de la política porque más de uno con un sistema judicial no politizado, con una fiscalía general al servicio del Estado y no del Gobierno, podrían acabar en los tribunales, y posteriormente en la cárcel o el exilio.
España se desmorona, pero en vez de buscar soluciones, el único interés que tienen los políticos españoles es que entidad comercial les pagará más por los cascotes de las ruinas.
En realidad nuestros representantes no son políticos, son chatarreros de la política, una brigada de demolición de las instituciones del Estado muy bien organizada que destroza lo que ocupa, para rentabilizar el solar patrio en la venta por parcelas y la reconstrucción tras la destrucción que han hecho. Tenía razón El Roto en aquella viñeta en la que decía algo así como que los políticos siempre se beneficiaban, primero destruían y cobraban y luego reconstruían y cobraban, ellos, sus beneficiarios y sus testaferros. Y es que la política española sigue el modelo del cáncer o de los virus, extrae recursos del huesped donde asienta sin importarle si lo destruye, al fin y al cabo, la política española es una mezcla extraña de desmesura, impostura y caradura, una auténtica locura sin tratamiento.
Biante de Priena
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