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viernes, 11 de abril de 2008

Acoso doméstico y acoso cultural: claves de la mal llamada "violencia de género"

En un artículo anterior publicado en este blog hice la predicción funesta de que este año se incrementarían las muertes por violencia doméstica (que los feministas convencidos, como el Presidente del Gobierno, prefieren denominar "de género").

Eso tras realizar una inversión de más de 600 millones de euros este año para reducir las fatales cifras de los crímenes misóginos . Y a nadie se le cae la cara de vergüenza.

Desde hace tres años vengo denunciando los errores que está cometiendo este Gobierno en la erradicación de la violencia en los hogares españoles, especialmente en el caso-tipo del varón que asesina a su pareja, de los que nos informan cotidianamente los medios de comunicación.

Tengo la certeza de que este Gobierno está actuando de forma sectaria en este tema y esto contribuye a incrementar el problema más que a resolverlo, porque no se puede ser tan torpe ni queriendo.

De los "crímenes del corazón" deberíamos pasar de una vez al corazón de los crímenes, a las auténticas raíces del problema que son múltiples y diversas y difíciles de generalizar, pero se puede intentar hacerlo.

El corazón de los crímenes

En primer lugar hay circunstancias culturales (antropológicas) que contribuyen al problema; España, un país de tradición cristiana (hay que recordar que hace algo más de cuarenta años la liturgia del matrimonio incluía el "esclava te doy"), machista (con una educación durante el franquismo que ensalzaba el dominio del hombre sobre la mujer), inculto (hay un 30 % de españoles que no leen ni un libro al año), y desorganizado socialmente (la mayoría de las asociaciones relacionadas con el tema son sectarias y rivales), no se puede esperar un cambio por decreto ley, porque la influencia de la cultura se transmite de padres a hijos en los hogares, a pesar de escolarizaciones universales.

En segundo lugar hay circunstancias legales, desde leyes que se han hecho sobrepasando los límites constitucionales de la igualdad, hasta sentencias injustas que favorecen indefectiblemente a las mujeres a la hora de los divorcios, concediéndoles hijos y bienes acumulados en usufructo, por el principio inestimable de la tradición que considera que los hijos han de estar mejor con sus madres que con sus padres, y los bienes acumulados, también.

En tercer lugar hay cuestiones relacionadas con las instituciones que se ocupan del tema, que habitualmente establecen el juicio de presunción de culpabilidad de los varones y el de inocencia de las mujeres, fundamentando en estereotipos culturales decisiones que luego repercuten en las relaciones en desigual gradiente, pero que pueden convertir una discusión sin violencia física en un drama, y organizarse una catástrofe consecuente en el momento en que intervienen terceros con bondadosas intenciones.

Por último, los criterios profesionales están limitados por la definición del fenómeno a la violencia de género, considerándose exclusivamente la violencia física como el único epígrafe sancionable, y dejando fuera de evaluación y sanción, las numerosas violencias psicológicas, específicamente emocionales, que ni siquiera pueden ser presentadas como causa de malos tratos, porque al no ser físicas, son difíciles de demostrar.

El acoso doméstico: clave de la violencia en el hogar

¿No resulta asombroso que haya en internet miles de páginas dedicadas al tema de la violencia de género y ni siquiera una que nos hable del acoso doméstico?. Pues sí, y eso nos da una idea de lo que está ocurriendo, que es precisamente la presentación de estos casos como una foto finish, como el último fotograma de una película, pero como relataba Gabriel García Márquez en aquella magnífica obra titulada: "Crónica de una muerte anunciada", las muertes provocadas, no surgen habitualmente de la nada, sino que se van organizando a lo largo del tiempo.

El acoso doméstico es "el invisible necesario" que se oculta en la política establecida desde las instituciones contra la violencia de género, mientras no se dediquen recursos a su erradicación, y no solo a la sanción de los malos tratos, las muertes por violencia doméstica se seguirán incrementando en nuestro país.

Cuando se acude a internet se ven numerosos trabajos que se ocupan del acoso sexual, del acoso en el trabajo ("mobbing"), del acoso escolar ("bullyng"), del acoso moral, pero hay algunos acosos que se ocultan, uno de ellos es el doméstico, otro muy importante, el cultural.

El acoso doméstico sigue los mismos patrones que el resto de las conductas de asedio contra la integridad física y/o psicosocial de las personas. Se prolongan en el tiempo, y en algunas ocasiones concluyen de forma fatal, con efectos sobre todos los miembros del hogar, a veces terminan con la disolución de la pareja, y otras con la vida de las personas.

Pero el "acoso doméstico" no recibe ese nombre (su nombre), porque requeriría investigar no solo la violencia física, sino también la psicológica (en la que posiblemente las cifras por género se inviertan a favor de las mujeres), y eso no conviene a una política organizada electoralmente sobre el tema, se prefieren denominar como "malos tratos" para excluir cualquier connotación psicológica.

El acoso cultural: clave del incremento de la violencia


No hace tantos años, lo que hoy se quiere denominar violencia de género recibía un nombre mucho más romántico: "crímenes pasionales", concediéndoles cierta relación con el frenesí amoroso que les brindaba un halo épico de inevitabilidad. Se decía que los que los cometían habían "perdido la cabeza", "que no habían soportado los celos", "que les pudo la ira" y socialmente recibían "cierto grado de comprensión", culturalmente estaban "integrados", y estadísticamente, eran mucho más infrecuentes, aunque ciertamente había menos medios de comunicación para difundirlos.

Sin embargo hoy asistimos a una situación de "acoso cultural" con el tema de la violencia de género, está presente permanentemente en nuestras vidas y es fruto de una histeria colectiva, organizada y sufragada desde las instituciones.

Los crímenes no han cambiado, existían antes y existen ahora, pero lo que sí ha cambiado es la forma de tratarlos desde las instituciones, desde la justicia, desde los medios de comunicación, y eso está repercutiendo positivamente sobre su incremento, porque lo que se ha producido es precisamente el efecto contrario al que se perseguía, debido a la torpeza de los que han decidido las políticas correspondientes.

Daré mi conclusión sobre el asunto, no se puede erradicar un problema de la sociedad prescindiendo de su análisis en la cultura correspondiente, no se puede hacer "contra cultura", eso es una barbaridad irracional.

Si de verdad se quiere resolver el problema, que a estas alturas ya he comenzado a dudarlo, lo que se debe hacer en primer lugar es no sumar peras y manzanas, considerando violencia de género el asesinato de una anciana inválida por su anciano marido que posteriormente se suicida, ni el crimen de un varón proveniente de otra cultura donde la mujer es considerada como un propiedad, porque "favorezca" las estadísticas correspondientes que permiten seguir recibiendo dinero del Estado. Científicamente eso es deleznable, socialmente inadmisible, y éticamente para vomitar.

Háganse las cosas bien y se verá como mejoran los resultados, sigan haciéndose mal, porque beneficia a una determinada forma de evaluación sectaria del asunto, y a este paso nos convertiremos en una potencia mundial en el número de muertes ocasionadas por la mal denominadad "violencia de género".

Erasmo de Salinas

7 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi es que me da asco ver los telediarios o los periodicos.
todos lo primero que sale es que tal persona a matado a su ex, a su mujer o a quien sea.

no se que pretenden.
bueno si, es cosa que se derriba de paridades, otra parida de los pogre fuma poros que tenemos.

ahora resulta que a una mujer que le importa tres pitos la politica, le dan una cartera.

porque hay que poner las cosas en su sitio. a los hombres les importa un pito la politica, pero a las mujeres, pues menos.

Son mujeres. los hombres son hombres y las mujeres son hombres.
no hay mujeres que reparen coches, y sin no los hay es porque son mujeres. que le vamos a hacer.

para ser sinceros, a las mujeres les importa tres pitos todo; hacen lo que diga el jefe y punto

Anónimo dijo...

Le felicito por abordar el problema, Erasmo, en un artículo lleno de acertadas reflexiones.
Me permito añadir que, como en el caso del nacionalismo, el fondo de la cuestión es el olvidarse de los derechos individuales en favor de derechos de grupos o colectivos.
La violencia doméstica se ha convertido en violencia contra las mujeres, hasta el punto de crear un nuevo tipo legal que sólo cubre a las mujeres objeto de violencia por parte de hombres. No sirve ni para mujeres agredidas por mujeres, ni para hombres agredidos, ya sea por mujeres o por hombres. Lo que importa, pues, no es el ciudadano/ciudadana x que sufre la violencia, sino el grupo victimista que reivindica de esta manera su supuesta opresión en la sociedad y en base a ella reivindica poder social traducido en cargos, subvenciones, etc., etc. Como se ve, exactamente igual que en el caso del nacionalismo. Y, por tanto, coincido con Vd. en el escepticismo acerca de la verdadera voluntad de erradicar el problema.
Y es que el cáncer de nuestra sociedad es haber prescindido de la defensa de los derechos del individuo para volver a derechos "colectivales", en una curiosa vuelta a una sociedad estamental, donde el individuo es lo que es en virtud del grupo al que pertenece y no de su propia individualidad.
¿Se darán cuenta de esto alguna vez quienes luchan contra el nacionalismo, pero no se atreven a discutir (o defienden directamente) la "ideología de la paridad"?

Enrique Suárez dijo...

Agradezco sus comentarios, en realidad tiene usted mucha razón en la sustitución de los valores individuales (criterios) por los colectivos, es el paso necesario hacia la desidentificación humana, una vez dado nos quedaremos en máquinas de consumir y votar lo que nos digan.

Saludos Liberales

Erasmo

Dolores Latorre dijo...

Me ha encantado su artículo. Ojalá más personas tuviesen su claridad mental. Un cordial saludo.

Unknown dijo...

Hay un error en el artículo referente al cristianismo:
En las bodas de Caná Jesús dijo:
"esposa te doy y NO esclava".
En el artículo se indica lo contrario.

FATAMORGANA dijo...

¡que bonitos algunos de los comentarios! y tambien !que indicativos del machismo y desprecio a la mujer aun imperante en pleno siglo XXI!!.
Ya en la Biblia se nos inculca que las mujeres somos material de desecho, sacados de la costilla de Adan. Aunque lo cierto es que, viendo el trato que habitualmente se daba a la esposa, se intentara "remediar" en lo posible con la formula "compañera te doy que NO sierva".....
No vamos a negar que el genero humano tiende a ejercer su supremacia sobre el mas debil, y por tanto, tambien ha habido y hay mujeres maltratadoras. ..Pero desde los tiempos cavernicolas, el macho ha sido fisicamente mas fuerte. Y la fuerza fisica, junto con la Religion; cualquiera de ellas, que se encargaron de tildar a la mujer de criatura impura, presente en el mundo para hacer caer al hombre en el pecado. (creado en primer lugar o de primera mano, no puede pecar o errar de motu propio), modelaron una sociedad con unos roles bien distribuidos.
Por tanto, la mujer, como ser mas delicado debe permanecer en el hogar, protegida por el macho, quien la proveera de lo que el considere que merece segun el comportamiento de ella como esposa, madre, amante, y servidore leal.
¡que os den!

FATAMORGANA dijo...

La soledad y la indefension de que "goza" la persona maltratada son unos de los aspectos mas terribles de este problema. Sufrimiento y confusion para los hijos, que llegan a perder el sentido de lo que es correcto o no, perdidos entre el amor a sus padres y la desaprobacion de los hechos de los que son testigos.
¡que importa el nombre que le demos!, impidamos que se utilice este sufrimiento como activo politico para los de siempre.
Como seres humanos que somos TODOS, hemos de entender que somos iguales y que TODOS tenemos derecho a ser respetados y la obligacion de respetar a los demas, sin distincion de clase social, sexo, color, religion o ideas politicas.
Y que la inteligencia o la capacidad no son privativos de ninguno de nosotros. La unica diferencia radica en la inteligencia o la capacidad que nos son dadas y que desarrollamos o no. (algunos merluzos que se creen superiores, posiblemente no serian capaces de superar en un test de inteligencia a la mujer que no sabe arreglar un automovil....Todo se andara).
Recomiendo, pues, a estos especimenes que dejen de leer el As y estudien un poco a los clasicos. Y como actividad suplementaria: que hagan un curso de cocina acelerado por si la parienta se cansa)

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