El rival necesario: el "caso" de UPyD en Cataluña

Hablaremos hoy de estrategia política. Hay mucha gente que piensa que las cosas en democracia ocurren de forma natural, y que cuando una opción triunfa es porque ha sido la mejor y es la más querida por los electores. Exactamente no es así.

Para que una opción política determinada triunfe, necesita emitir un discurso que se pueda asumir por una buena parte de la población, y que por lo tanto pueda resultar refrendada en las urnas; pero también requiere que quienes políticamente se opongan a esta alternativa hagan un discurso complementario y asequible a su derrota por los triunfadores.
El triunfo de los nacionalismos en España, y posiblemente, el del PSOE de Rodríguez Zapatero en las últimas elecciones generales se ha hecho de esta manera.

El primer objetivo de esta estrategia es lo que se puede denominar como “exclusión del rival”, que se puede hacer de diversas formas, una es presentándolo como anacrónico, utópico, o extraño, como una opción imposible para resolver los problemas de los ciudadanos, esto es lo que ha hecho el PSOE con el PP e IU en las últimas elecciones celebradas en España y con ERC en Cataluña; pero también se puede presentar la opción rival como insuficiente, inapropiada, o inviable, que es lo que se ha hecho con partidos como Ciutadans o UpyD, y también con otras opciones como CHA o CC.

El segundo objetivo es crear un “lenguaje normal” que se ritualiza hasta convertirse en el “lenguaje deseable”, esto lo ha hecho el PSOE a lo largo de toda la legislatura: el talante, el lenguaje políticamente correcto, el discurso positivo, la prioridad de la paz, la pluralidad, la defensa de las minorías, el diálogo, en general un resumen de lo “bueno para todos”. Ese lenguaje establecido sirve como criterio comparativo de la opción que gobierna con todos los demás, de ahí que los calificativos de crispación, tensión, retroceso, soberbia, fascismo, demagogia, boicot, usurpación, etc, sirvan para calificar a los rivales.

El tercer objetivo es la “institucionalización del discurso”, por lo que un partido determinado, que se encuentra en el gobierno habitualmente, establece que su discurso es el único que puede sacarnos adelante y que todos los demás son proyectos particulares, el discurso “de todos” es el discurso del gobierno, los demás no son discurso para todos, sino para defender los intereses de cada uno.

Teniendo un buen control de los medios de comunicación, simplemente con esta estrategia es difícil no triunfar, por lo que lo único que tiene que hacer el partido en el gobierno es esperar y ver como se estrellan las diferentes opciones contra “su verdad” que es la asumida por la mayoría de los ciudadanos.

Ante este discurso, las opciones que se encuentran en la oposición pueden tomar diferentes actitudes. La oposición radical a lo que se dice, la negación de que lo que se dice es lo que define la realidad, la oposición complementaria que es expresar que se podría hacer mejor cambiando algunas cosas, o la oposición afable, que solo pretende matizar algunos términos del discurso triunfante, tratando de adherirse al mismo.

Los errores y las estrategias

El PP ha hecho una oposición radical en cuestiones que no son de interés de los ciudadanos, no porque no las consideren importantes, sino porque no consideran que sean fundamentales, como el tema de la nación, la religión, el aborto, la eutanasia, la lucha contra el nacionalismo, y ha hecho un discurso complementario en los temas que realmente les interesa a los ciudadanos, las hipotecas, los servicios, las infraestructuras, las pensiones, las ayudas.

El PP se ha equivocado, porque no ha logrado romper la barrera impuesta por el PSOE para distinguir lo normal de lo anormal, y precisamente esos temas han hecho que el discurso del PP parezca “extremista” cuando no lo es, hasta parecer que votando al PP se volvería a obligar a la gente a ir a misa los domingos por decreto (esta es la imagen que ha quedado en la retina política del ciudadano).

En el caso de Ciutadans, realmente lo que ha hecho es tratar de convertirse en el partido no nacionalista complementario y necesario para el triunfo del nacionalismo en Cataluña, partiendo de la aceptación del “hecho diferencial” catalán, y de que en Cataluña se debe hablar catalán, pero también español, cuando en realidad no hay ningún problema en hablar en catalán y sí muchos en hablar en español, y en educarse en español. Ha caducado y eso será bueno para la lucha contra el nacionalismo en Cataluña.

En el caso de UPyD se ha hecho un discurso radical que consiste precisamente en la lucha contra los nacionalismos y la recuperación del Estado unitario, representado en la unidad nacional de todos los españoles como garantía de igualdad y libertad para todos. También ha apostado claramente por la regeneración democrática y por el discurso amplio de la transversalidad ideológica.

UPyD en Cataluña: ¿también será "el rival necesario"?

Sin embargo, todo esto que sirve para casi todo el territorio nacional, para casi todos los ciudadanos españoles, no se cumple en Cataluña. En UPyD Cataluña se sigue insistiendo en hacer un discurso complementario de lo que existe, para establecer determinados matices en el proceso de exclusión de lo español, excepción honrosa de Rosa Díez hablando de la Unidad de España en Cataluña. Alguien en la dirección de UPyD debería preguntarse por qué razón el discurso claro y contundente que se hace en toda España no se está haciendo en UPyD en Cataluña.

Evidentemente, la unidad de discurso de UPyD de defensa de lo español como garantía de futuro para todos los ciudadanos, se está rompiendo en Cataluña. Si no se resuelve pronto y Cataluña pasa a ser una comunidad más, idéntica a las otras, esto será un indicador de que se está respetando el “hecho diferencial catalán”, y ese es el mayor error que puede cometer UPyD, porque en ese instante estaría haciendo el discurso que requiere el nacionalismo catalán para triunfar, sería lo mismo que decir que Batasuna es un partido político que quiere resolver los problemas del País Vasco.

Si se quiere triunfar en política hay que ser coherentes y congruentes, no se puede estar contra el nacionalismo en Euskadi y no decir nada en Cataluña, parece que el problema es más de personas en la dirección de UPyD en Cataluña, que de desconocimiento o ausencia de ideas claras en la dirección nacional del partido, pero el resultado es el mismo.

En Cataluña, UPyD no ha hecho nada por luchar contra el nacionalismo, y se está convirtiendo “también” en el rival necesario para el triunfo de los enemigos de lo español y de los españoles. Cataluña es el desagüe por el que la dignidad de España se está perdiendo, no se puede seguir esperando, hay que dar soluciones inmediatas, es urgente la intervención de la dirección nacional de UPyD en Cataluña.

Biante de Priena