El presidente de la república francesa se casó por tercera vez, ayer y a escondidas, tres meses después de su segundo divorcio, en su oficina del palacio del Elíseo, ante veinte personas. Se guardó el secreto con eficacia y la prensa sólo se enteró minutos después del hecho consumado.
Muy mal en los sondeos de opinión, por debajo del primer ministro, el discreto Fillon, Sarkozy ya era el primer presidente francés hijo de extranjeros, el primero en llegar a la presidencia después de un divorcio y el primero en divorciarse siendo presidente. Ahora es también el primero en casarse, por lo menos entre los jefes de estado de la quinta República. La nueva primera dama es la primera extranjera en asumir esa función protocolaria. Proclamó hace unos meses, poco antes de apoyar a Ségolène Royal durante la campaña electoral, "que los franceses se la soplaban" (traducción libre pero fiel a la intencionalidad)y que "no los soportaba".
Los medios serios siguen con estupefacción y cierta reserva la febrilidad privada del primer magistrado francés. Intentan atenerse a la política, y hasta buscan causas propiamente políticas al fuerte descenso de popularidad de Nicolas I, como ya le llaman algunos. En paralelo, la prensa sensacionalista, insignificante hasta hace poco en el país vecino, a diferencia de los tabloïds ingleses, se ha soltado el pelo, envalentonada por los tiempos en los que Sarkozy (ahora está arrepentido pero es demasiado tarde) confundía vida privada y vida pública, instrumentalizando a su familia "a lo Kennedy", pero en una versión más Grimaldi hijo.
El deshonor de esa prensa y el fracaso del estilo Sarkozy alcanzó su máxima y repugnante plasmación hace quince días, con la doble foto en la portada de una revista, de Cecilia Albéniz (la ex esposa de Sarkozy) y de Carla Bruni en bikini. "Carne humana para el Emperador, juzguen ustedes mismos, populacho", podría haber titulado la publicación de cuyo nombre no me quiero acordar.
Sarkozy toca fondo, pero no por razones políticas, sino por haber despreciado la política y el pudor, en el país de Gaulle y de "Tante Yvonne". Sarkozy el errático, ante la perplejidad y la profunda preocupación de TODA la clase política francesa, y ante el enojo silencioso de buena parte de su electorado, avanza hacia el vacío de la postmodernidad electoral, dándole la espalda a la "République" dignificada por el General.
Dante Pombo de Alvear
Muy mal en los sondeos de opinión, por debajo del primer ministro, el discreto Fillon, Sarkozy ya era el primer presidente francés hijo de extranjeros, el primero en llegar a la presidencia después de un divorcio y el primero en divorciarse siendo presidente. Ahora es también el primero en casarse, por lo menos entre los jefes de estado de la quinta República. La nueva primera dama es la primera extranjera en asumir esa función protocolaria. Proclamó hace unos meses, poco antes de apoyar a Ségolène Royal durante la campaña electoral, "que los franceses se la soplaban" (traducción libre pero fiel a la intencionalidad)y que "no los soportaba".
Los medios serios siguen con estupefacción y cierta reserva la febrilidad privada del primer magistrado francés. Intentan atenerse a la política, y hasta buscan causas propiamente políticas al fuerte descenso de popularidad de Nicolas I, como ya le llaman algunos. En paralelo, la prensa sensacionalista, insignificante hasta hace poco en el país vecino, a diferencia de los tabloïds ingleses, se ha soltado el pelo, envalentonada por los tiempos en los que Sarkozy (ahora está arrepentido pero es demasiado tarde) confundía vida privada y vida pública, instrumentalizando a su familia "a lo Kennedy", pero en una versión más Grimaldi hijo.
El deshonor de esa prensa y el fracaso del estilo Sarkozy alcanzó su máxima y repugnante plasmación hace quince días, con la doble foto en la portada de una revista, de Cecilia Albéniz (la ex esposa de Sarkozy) y de Carla Bruni en bikini. "Carne humana para el Emperador, juzguen ustedes mismos, populacho", podría haber titulado la publicación de cuyo nombre no me quiero acordar.
Sarkozy toca fondo, pero no por razones políticas, sino por haber despreciado la política y el pudor, en el país de Gaulle y de "Tante Yvonne". Sarkozy el errático, ante la perplejidad y la profunda preocupación de TODA la clase política francesa, y ante el enojo silencioso de buena parte de su electorado, avanza hacia el vacío de la postmodernidad electoral, dándole la espalda a la "République" dignificada por el General.
Dante Pombo de Alvear
4 comentarios:
Sarkozi no es Francés
la 1ª dama no es francesa
¡Viva la Francia'
Eso es democracia!
y en EEUU se espera que mande un negrito
Viva la democracia!
Sres. el mundo para sus habitantes.
¿algún racista? esperemos que no.
Sarkozy es francés desde que nació. Y judío por parte de madre. El pueblo francés hace tiempo que, en su mayoría, ha superado cuestiones de ese tipo. Lo que no ha superado, por muy laicos que sean muchos millones entre sus habitantes, es la degradación de la República a través de las prácticas sensacionalistas del nuevo presidente. Él ha creado el monstruo, mezclando la política con su vida privada, y ahora ese monstruo le está devorando a él.
si, ole, cualquiera puede ser presidente.
la cuestion es si realmente se quiere a un cualquiera como presidente.
y, errante, sarkozy es judio. si lo es por madre, lo es plenamente.
esto acabara mal y nosotros a divertirnos con el show.
berenger
No puede con tanta hembra. ¡Seamos relistas!
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