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miércoles, 30 de enero de 2008

Nazinhos y miseria moral


¡Dejad a los judíos en paz! (2)
El BNG se ha negado a condenar el nazismo y el Holocausto, si no se condena en paralelo la política del estado de Israel en Palestina. Aunque son argumentos y posiciones comunes en partidos y colectivos antisemitas, es la primera vez que un partido de gobierno en España (aliado con el Psoe) se quita la máscara y entra en el selecto club de la ignominia negacionista.

Ciudadanos en la Red expresa aquí su solidaridad con el pueblo judío y se une a la conmemoración del holocausto, mayor tragedia en la historia de la humanidad. También desde Cs en la Red alertamos sobre los peligros que encierra, en una sociedad cada día más adormecida, el silencio generalizado frente a posiciones públicas tan inicuas como la del BNG. Como ya no se estudia Historia ni se estudia nada, las nuevas generaciones españolas lo ignoran prácticamente todo del siglo veinte y de lo que puede ocurrir cuando se cede ante los enemigos de la libertad, de la verdad y de la justicia.

Reproducimos a continuación el comunicado oficial de la "Asociación Galega de Amizade con Israel", así como el artículo de Federico Jiménez Losantos, "Los naziños de ZP":

Nota de la Asociación Galega de Amizade con Israel

El BNG impide que el Parlamento condene el nazismo y honre la memoria de las víctimas.

El BNG impidió que la Diputación Permanente del Parlamento de Galicia pudiera aprobar con motivo del Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas del Holocausto una declaración institucional de condena del nazismo y recuerdo de sus millones de víctimas, al oponerse a un texto que contaba con el respaldo del PSOE y del PP.
El BNG tampoco aceptó sumarse a la Declaración en Memoria de las Víctimas del Holocausto que el año pasado sí había sido aprobada con los votos de los tres grupos parlamentarios.

La postura del BNG contrasta muy llamativamente con el hecho de que el Congreso de los Diputados, el Parlament de Catalunya o en la Asamblea de Madrid llevan entre 4 y siete años celebrando el 27 de enero -día de la liberación de Auschwitz- no solo con declaraciones institucionales sino incluso con actos emotivos en los que participan superviventes del Holocausto y políticos de todos los partidos, entre ellos Esquerra Republicana de Catalunya, CIU. o el PNV.

La estratagema del BNG para conseguir que el Parlamento Gallego fuera protagonista del vergonzoso acto de omisión, consistió en proponer un texto alternativo al que respaldaban socialistas y populares, sabedor el BNG de que no sería aceptado y que, al no conseguirse la unanimidad, el texto final no saldría adelante, como finalmente así fue.
En su miopía a todas luces injustificable, intentaron mezclar un documento que honraba la memoria de las víctimas del Holocausto (incluidos los republicanos españoles, gitanos y homosexuales) sin citar siquiera las palabras "judio", con la situación actual del conflicto de Oriente Próximo.

Invitado el portavoz del BNG, Carlos Aymerich, a presentar una iniciativa parlamentaria diferenciada referida a dicho conflicto, el representante del BNG descartó tal posibilidad y consagró finalmente la vergüenza de sumarse al carro de los negacionistas de extrema derecha dejando en el aire la pregunta de que clase de catadura ética puede tener quien actúa de una manera semejante.
La Asociación Galega de Amizade con Israel manifiesta su más enérgica disconformidad con actitudes que deshonran a quien, como parte del cogobierno de Galicia, debe representar a todos los gallegos y gallegas sin exclusiones por motivos ideológicos o xenófobos.


Los 'naziños' de 'ZP'

FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS

El BNG, socio dilecto de Zapatero en la desgobernación de Galicia y agente archipropicio para la liquidación de España, se ha negado a condenar el nazismo en el Parlamento regional. Y es que los amigos de ZP son, como Zapatero mismo, de una ferocidad sectaria que asombra y espanta. Yo supongo que tan abierta reivindicación de la eutanasia en general y de la eutanasia alemana contra los judíos en particular acabará con Zapatero, Touriño y algún kapo de Os Nazinhos posando con el tristemente célebre Doctor Montes, al que los telediarios zetapoides, que son prácticamente todos los de las grandes cadenas nacionales, públicas y privadas, más casi todas las públicas regionales y locales, en número casi infinito, llevan tres días dispensando un lavado de imagen que, no sé por qué, me recuerda el pasaje bíblico de los sepulcros blanqueados. Una mala praxis judicial izquierdista pretende borrar con zafios trucos leguleyos la condena por mala praxis médica que, tras el informe de peritos independientes, dictó el Colegio de Médicos contra Montes. Si gana este 9-M, el BOE/PSOE acabará prohibiendo la ley.
A mí, las declaraciones históricas de los parlamentos me parecen una majadería, pero el aniversario de la liberación de Auschwitz el 27 de enero recuerda a los seis millones de víctimas de aquel ejercicio masivo de eutanasia, de aquel genocidio, ése sí, que asesinó a hombres, mujeres, niños y viejos por el hecho de ser judíos. Lo correcto sería la condena de los campos totalitarios de concentración y exterminio, ya que los comunistas produjeron muchos más millones de muertos que los nazis y al cabo éstos los copiaron de los bolcheviques, pero el antisemitismo es una planta maligna tan arraigada en Europa y tan floreciente en la izquierda actual que toda ocasión es buena para combatirlo. Pero, ay, la izquierda separatista y antiespañola, con el apoyo fijo del PSOE, se ha acostumbrado a la manipulación de la Historia y se atreve con todo. Hasta consigo misma, porque el año pasado el BNG condenó ritualmente el nazismo junto al PP y al PSOE. Este año no. Ha dicho que si no se condena a la vez la política israelí contra el terrorismo palestino, se niegan a condenar la solución final de Hitler. O sea, como el partido Baaz sirio-iraquí y el Gran Muftí de Palestina, aliados de Hitler, el Irán de Ahmadineyad o Ben Laden y la nueva jauría antisemita de muslimes y progres. Se le ofreció al BNG presentar una moción paralela sobre Israel para votarla aparte, pero los socios separatistas de Touriño y Zetapé se negaron en redondo. Supongo que los hijos políticos de Sabino Arana, visionario precursor del racismo hitleriano, los apoyarán. Y ZP, que no rompió su idilio con la ETA tras el atentado de la T-4, tampoco romperá con estos naziños que apoyan a Hamas y se niegan a condenar el asesinato de Ana Frank.

Federico Jiménez Losantos, El Mundo , 30-01-2007


EDITORIAL DE LIBERTAD DIGITAL, 30-01-2008

El BNG se retrata El BNG -partido que, como el nazi, es nacionalista y socialista a un tiempo- se retrata dejando en carne viva de qué está compuesta la ideología que profesa.

El nacionalsocialismo alemán de los años treinta y los bloques de progreso que mandan en ciertas autonomías españolas y que son, a su modo, también nacionalsocialistas, comparten fantasmas familiares. Hace ochenta años los jerarcas del partido nazi echaban pestes del judaísmo y del liberalismo político y del capitalismo como sistema económico. Tan pronto como se aferraron al poder liquidaron los tres ismos en Alemania desencadenando una brutal y cruentísima guerra de alcance mundial. La comunidad judía fue prácticamente exterminada, la democracia liberal se deshizo en las elecciones que auparon a Hitler a la cancillería y el capitalismo alemán, antaño pujante, dinámico y padre de una prosperidad extraordinaria, sucumbió ante los monopolios, las corporaciones y el asfixiante control del estado nazi.

Los actuales combinados regionales de izquierda nacionalista, inspirados en el modelo tripartito catalán y forjados sobre la consigna de todos contra el PP, padecen fobias semejantes. Exaltando lo colectivo, lo tribal, aborrecen de la soberanía del individuo y de la sociedad abierta, divisa de la democracia liberal, y se declaran sin sonrojo anticapitalistas participando en todo tipo de aquelarres políticos propios de los regímenes totalitarios del siglo pasado. El antisemitismo, tan ubicuo en la izquierda de hoy como en la de los tiempos de Stalin, no se muestra abiertamente, sino escondido tras el espantajo del estado de Israel.

El odio a Israel actúa de cebador para los instintos más bajos del paleoprogresismo de nuestros días. La pequeña nación de Oriente Medio, construida con esfuerzo e ilusión por un puñado de idealistas a lo largo de sólo medio siglo concentra todo lo que, conforme al manual de odios, el buen izquierdista debe abominar. Aplica y promociona el capitalismo con singular ingenio y dedicación, lo que le ha convertido en una potencia económica en miniatura que quintuplica el PIB per cápita de sus vecinos. Es un país democrático en medio de una marea negra de dictaduras militares e islámicas de las que ha tenido que defenderse en varias ocasiones. Padece la lacra del terrorismo desde hace dos generaciones y, lejos de rendirse, lo combate con más convicción que ningún otro país en todo el mundo. A pesar de ello, sigue creyendo en la democracia y en la libertad con la misma fe que los pioneros que lo fundaron en 1948.

Credenciales de un éxito tan arrollador en la zona más caliente del planeta no pueden pasar desapercibidas para la desnortada izquierda occidental, nostálgica de tiranías pasadas y devota de las presentes. En estas coordenadas es donde se entiende la negativa de BNG a condenar el nazismo. En un acto moralmente repugnante y digno de la reprobación más absoluta e incondicional, pretenden comparar la barbarie nazi con los denodados esfuerzos de Israel por luchar contra el terrorismo criminal y desatado que asola sus campos y ciudades en nombre del fanatismo más nauseabundo.

El BNG –partido que, como el nazi, es nacionalista y socialista a un tiempo– se retrata dejando en carne viva de qué está compuesta la ideología que profesa. No hay ni trampa ni cartón. El desafortunado episodio que hace no mucho protagonizó un alcalde de extrema izquierda en la localidad gallega de Oleiros no fue casualidad. Esta es la izquierda que tenemos, estos son sus poderes y hasta aquí llegan cuando se sienten dueños del discurso. Para tomar nota.

Dante Pombo de Alvear

18 comentarios:

Anónimo dijo...

El concepto de la Galiza celta es el más xenofóbico de España, aquí ya no es un problema de costumbres, de cultura o lengua diferentes, sino de RAZA diferente, como los vascos.

En Galiza también ha comenzado la inmersión lingüística, de forma muy discreta, pero cada día resulta más difícil poder escolarizar a tus hijos en español

Cunqueiro

Anónimo dijo...

el talante de ZP hace que 'sus amigos' hagan cosas de esas... manga ancha al nazismo.

para que hablar de sus contactos con ETA para dialogar ¿desde cuando se puede dialogar con terroristas?

ZP no es socialista, lo que es un gilipoyas nacionalista.

Anónimo dijo...

Intentando clarificar, me referire a que el pueblo judío es una categoría politica, que de entrada no tengo mas critica que la que tendría, contra el pueblo Francés, Portugués......... Otra bien distinta es la categoría de sionista, categoría esta que es la hegemónica, entre el pueblo judío y la que inspira la politica del estado de Israel y la de los lobby que tanta fuerza tienen en USA y América del Sur. Hace tiempo llego a mis manos este trabajo que me pareció muy interesante:



En el plano político general, el sionismo es una forma peculiar de colonialismo (1). En el plano ideológico, constituye una interpretación tardía (siglo XIX dC) del judaísmo primitivo (siglos III-II aC).
En particular, la ideología sionista reposa en un postulado esencial inscrito en el Génesis (XV, 18): “En aquel día dijo Jehová a Abraham: a tu descendencia daré esta tierra desde el río de Egipto hasta el río grande”. El río Éufrates. A partir de ahí, concluyen los dirigentes sionistas, Palestina nos ha sido dada por Dios. "Este país existe como realización de una promesa hecha por el propio Dios. Sería ridículo pedirle cuentas sobre su legitimidad": tal es el axioma de base que formuló en su día Golda Meir. "Esta tierra nos fue prometida y nosotros tenemos el derecho sobre ella", repitió Beghin. "Si un pueblo posee la Biblia, si se considera perteneciente a ese pueblo de la Biblia, debe poseer igualmente las tierras bíblicas, las de los Jueces y de los Patriarcas, de Jerusalén, de Hebrón, de Jericó y aún de otros lugares", insistió Ben Gurión. Y añadió con toda claridad: "No se trata de mantener el statu quo. Tenemos que crear un Estado dinámico, orientado hacia la expansión". La práctica política ha respondido a esta singular teoría. Ha consistido en apoderarse a mano armada de la tierra y expulsar a sus habitantes, como ya hizo Josué, el sucesor de Moisés. Por eso Menahem Beghin pudo proclamar: "Eretz Israel será devuelta al pueblo de Israel. Toda entera y para siempre". Así, de entrada, el Estado de Israel surge colocándose desde un principio por encima de cualquier Derecho Internacional. Se sujeta tan sólo a una dogmática religiosa.
El Estado de Israel carece de constitución. No parece necesitarla. Todos sus desarrollos jurídicos remiten al Antiguo Testamento. En cuestiones vitales como la posesión de la tierra, el Antiguo Testamento es, realmente, una escritura de propiedad. Opera como fuente de legitimidad que permite a un judío polaco, o ruso, que llega por primera vez a la "tierra santa", adueñarse de tierras, propiedades y fortunas que durante miles de años con anterioridad a la llegada de las primeras tribus hebreas, pertenecían a los antiguos habitantes cananeo-palestinos. Es evidente que no estamos en presencia de un colonialismo vulgar, principalmente porque, como resaltaremos más adelante, el Antiguo Testamento, ese registro de propiedad exclusivo de los judíos es, al mismo tiempo, una "licencia para matar".
El Estado de Israel –en el efímero reino mítico de David y en la actualidad- es la consecuencia natural de las indicaciones impartidas por la autoridad suprema, Jehová. Éste es el único propietario de la Tierra de Israel y el fundamento de todo poder, la única fuente de legitimidad. También la guerra es consecuencia determinante del dominio de Jehová sobre el Estado hebreo: es el momento en que Jehová se transforma en el "Dios de los Ejércitos". Toda guerra judía es una "guerra santa", porque en última instancia lo que siempre está en juego es la conquista y/o preservación de la "Tierra prometida" (Josué, Jueces, Samuel, Reyes).
Israel, Estado teocrático, fundado únicamente sobre una noción religiosa, reconoce como ciudadanos potenciales a todos los judíos del mundo. A los palestinos que se quedaron en su tierra en 1948 se les ha concedido no hace mucho una ciudadanía incompleta y posiblemente reversible. Esos palestinos, descendientes de los antiguos cananeos, fueron los propietarios de la "tierra prometida" por lo menos quince milenios antes de que Jehová se la entregase a un personaje mítico llamado Moisés. Pero desde la óptica del sionismo esto no puede ser aceptado desde el momento en que no reconoce una historia profana de Israel. Si la historia de Israel, desde la barbarie de las primeras tribus hebreas –que llegan muy tardíamente al Canaán bíblico- hasta el día de hoy, quedara limitada a datos puramente físicos y/o documentales, esa historia sería sin duda alguna tan nimia que apenas valdría la pena escribirla. La única historia posible de Israel es la historia mítica de Israel.
"La historia de Israel es historia sagrada, historia del pueblo elegido por Dios para recoger su palabra y preparar el advenimiento de su reino... La historia de Israel adquiere en consecuencia un carácter único que no es susceptible de explicación con criterios meramente racionales" (Antonio Truyol y Serra, "Historia de la Filosofía del Derecho y del Estado"). De aquí se desprende algo fundamental para el sionismo: todos los actos del pueblo judío son excepcionales, es decir, están inspirados por un mandato divino. Todos sus actos, especialmente los políticos y, sobre todo, los militares. Así, el Estado de Israel actual, el primitivo "Hogar Nacional" que surge con la partición de Palestina, debería ser estudiado no a través de la historia concreta, real, sino a partir de una decisión sagrada. Los hombres, los actores de la historia, serían meros agentes de una voluntad superior. El Estado de Israel no puede estar sujeto a leyes humanas porque es el producto final del “excepcionalismo” judío.
Muchos acceden hoy al conocimiento de la crueldad sin acotamientos del sionismo. Pero es desde sus inicios que el judaismo, tal como se revela en la Torah, traduce una posición fundamental y radicalmente racista y hace del exterminio de los enemigos de Israel un deber sagrado. La fiesta religiosa más popular entre los judíos, la fiesta del Purim, celebra y conmemora la masacre (mítica) sistemática de los enemigos del pueblo de Israel acusados de haberlo querido exterminar. La religión judía proclama que Jehová prometió al pueblo de Israel, a cambio de su sometimiento a los Mitsvot, que terminaría por ejercer la dominación mundial (cuando finalice la Historia). Se supone que la Historia, que presencia el derrumbe sucesivo de todas las naciones y de todos los imperios, en su dialéctica asegura y realiza el triunfo final de Israel, en los tiempos mesiánicos (2).
En suma, Jehová firmó un contrato con Israel, gracias al cual es adorado y que le servirá para someter la tierra entera. Jehová necesita pues a Israel como Israel necesita a Jehová. Esta alianza debe inscribirse en la carne y la sangre del pueblo judío de manera indeleble (B´rith Milah = circuncisión, y B´nai B´rith = hijo de la alianza).
Este proyecto mesiánico es explícitamente mundano, histórico y político. De acuerdo con el mismo, el pueblo judío es el pueblo sacerdotal destinado a dar cumplimiento a la humanidad mediante su propia dominación. Una dominación que no distingue entre lo religioso y lo político. Por supuesto, existen otras interpretaciones judaicas de la Biblia y de la misión histórica teocrática del pueblo judío. Pero la interpretación expuesta corresponde a la versión que consiguió triunfar en los inicios del siglo XX, la sionista.
En Europa, a partir de la Revolución francesa, se fueron aboliendo los restos de ostracismo en que se hallaban los judíos de muchos lugares. En un primer momento, numerosos judíos se integraron contrayendo matrimonios mixtos, cambiando su nombre o convirtiéndose al catolicismo o al protestantismo. En Alemania, el proceso de asimilación de los judíos inquietaba más a los rabinos que a la generalidad de los alemanes. Es probable que, de no haber sido por racismo nazi, un materialismo zoológico vulgar que también se pretendía “pueblo elegido”, los judíos se hubieran diluido en la nación germánica. También en Francia muchos judíos abandonaron su práctica religiosa y todo sentimiento diferencial. Se mezclaron con sus conciudadanos. Pero después de la segunda guerra mundial las cosas cambiaron radicalmente. Muchos judíos volvieron a sentirse extraños a las naciones en las que vivían. Y no sólo se replegaron en una crispación “identitaria” a veces extrema, sino que además no desaprovechan ninguna ocasión de proclamar su "judeidad".
Se calcula que hoy existen 17 millones de judíos en el mundo. Su fracción sionista ocupa posiciones importantes en el seno del poder de la finanza, de los medios de comunicación y de la universidad, ante todo en USA, pero también en algunos países de Europa occidental y Sudamérica. Con la relevante influencia que como lobby ha conquistado en USA, ha podido mantener un Estado, el de Israel, en el que la mayoría de los sionistas no se instalan. Gracias a ese Estado, los sionistas han conseguido un estatuto de doble afiliación, al precio de la dislocación de Oriente-Medio y de intentar una y otra vez la provocación de fracturas irreparables entre Occidente y el mundo árabe, al tiempo que se alborozaban de la radicalización fundamentalista operada en el interior de ese mundo. Invocan las persecuciones sufridas durante la segunda guerra mundial para ponerse a resguardo de toda crítica, explotando sabiamente el victimismo. Pero en los tiempos que vienen, el conflicto de Oriente Medio conducirá al sionismo a dar pasos decisivos en la guerra de exterminio de los palestinos. Y más alla de esos pasos, seguirá presente el objetivo final: el Gran Israel desde el Nilo hasta el Éufrates.
El rechazo de todas las formas de racismo conlleva la denuncia sin paliativos de la metafísica de la tierra (de Israel) y de la sangre (los hijos de la Alianza), y de otras metafísicas pretendidamente adversas y, en el fondo, calcadas de ella. Implica la condena del proyecto colonial-teocrático sionista y la defensa de los derechos del pueblo palestino.
Pero sería lamentable que, para ello, los europeos nos prosternásemos ante las “bondades” del Islam. Lo que le caracteriza en su conjunto –y no sólo a sus tramas fundamentalistas- es el odio paleo-sacerdotal al pensamiento crítico, a la verdad racional, a la separación del orden temporal respecto del religioso y a la democracia. Y ese odio se impregna hoy de impotencia, en la medida en que toda su capacidad operativa se la debe al mundo que pretende combatir. “Infiel” es el recurso a la energía nuclear con la que Irán pretende abastecerse, “infieles” son los cohetes que Hizbulá lanza contra los israelitas, “infiel” es la dinamita que Hamás hace estallar en los autobuses y supermercados judíos, “infiel” es la tecnología informática de la que hoy dispone cualquier grupillo yijadista. ”Infieles” son las universidades en las que se formaron algunos de los primeros cerebros del terrorismo islámico.
Optar entre sionismo o islamofilia es optar entre dos variantes de la barbarie. Sería vergonzoso que los europeos sucumbiésemos ante fanatismos del Libro destilados en los desiertos. Hace mucho tiempo los dejamos atrás.

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(1) En la época histórica en la que surge el sionismo, todo el continente europeo estaba impregnado de sentimientos colonialistas. Los colonialistas más activistas, como sir Cecil Rhodes, promotor del Estado racista de Rhodesia (actual Zimbawe), edulcoraban sus objetivos con argumentos filantrópicos. "Ayer estuve en el Est-End londinense y asistí a una asamblea de parados. Tras oír allí discursos exaltados, cuya nota dominante era ¡pan, pan!, y al reflexionar sobre ellos de vuelta a casa, me convencí más que nunca de la importancia del imperialismo. La idea que yo acaricio representa la solución del problema social: para salvar a cuarenta millones de habitantes del Reino Unido, de una guerra civil funesta, nosotros, los políticos coloniales, debemos posesionarnos de nuevos territorios, a ellos enviaremos el exceso de población".
Bajo el influjo de este clima nace el sionismo, movimiento político de un sector de la intelectualidad judía (en abierta competencia con otro sector de la misma que ocupaba puestos influyentes en movimientos revolucionarios como el populismo ruso y el marxismo). Theodor Herzl, periodista austriaco embebido de cultura germánica etnicista, "volkish", será su máximo exponente. En un primer momento, Herzl había predicado la integración colectiva de los judíos en las naciones europeas mediante conversiones masivas al catolicismo. Pero después tuvo una iluminación. Era necesario que los judíos encontrasen una patria. A partir de ese momento, podrían reunirse y se transformarían en un pueblo como los demás. Su folleto "El Estado judío", aparecido en 1896, es el acta de nacimiento del sionismo político. Con el pretexto de defender a los judíos que vivían marginados en diversos países de Europa oriental, pretendía transformarlos en un ejército de ocupación colonial de Palestina. Tanto en el esquema de Rhodes, como en las posiciones de Theodor Herzl de colonización de Palestina, el elemento común es que el mapa del mundo estaba vacío: ¡no existían pueblos nativos en las zonas que proyectaban colonizar! Se consideraba a Palestina como "una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra". Pero en ese momento había en Palestina una población de 500.000 habitantes, de los cuales tan sólo 25.000 eran judios.
La idea sionista se propagó con rapidez. En 1897 tiene lugar el primer Congreso Mundial Sionista, en Basilea, Suiza, y se propugna como objetivo fundamental el regreso a Palestina. Entre 1882 y 1917 llegaron a Palestina 50.000 judíos, en gran parte rusos y polacos. No obstante, la gran desventaja de Theodor Herzl en relación con Rhodes, es que carecía de un imperialismo propio capaz de apuntalar su proyecto colonial. Fue tras un sin fin de coqueteos con distintos imperialismos, que los sionistas lograron llevar adelante su proyecto. Primero abordaron al Kaiser alemán, luego a su socio menor el Sultán de Turquía y, al concluir la primera guerra mundial, al imperialismo inglés.
En 1917, en vísperas de la Declaración Balfour tenemos en Palestina a una población fundamentalmente árabe, musulmana y cristiana. La llegada de los judios rusos y polacos, agitados por el sueño sionista, se había percibido como algo puramente exótico.
Todo empieza a cambiar cuando llegan los ingleses, al concluir la Primera Guerra Mundial, ocupando los restos del imperio otomano. Entre 1917 y 1948, treinta años de terror inglés permiten un proceso de adueñamiento de las tierras y expropiación de poblacíones palestinas, en provecho de sucesivas oleadas de judíos procedentes de Polonia, Besarabia, Rumanía, Rusia, Lituania y Alemania. Se asienta brutalmente una dinámica de transferencia de la riqueza local de manos de los árabes palestinos a las de los judíos, bajo la mirada cómplice de los ingleses. En 1948, Naciones Unidas, atribuyéndose un derecho que en modo alguno le pertenecía, proclama un Estado judío en Palestina. Los judíos no tenían derecho alguno a apropiarse la menor parcela de tierra palestina, como tampoco lo hubieran tenido en Madagascar, Argentina, o Uganda (donde se contemplaron proyectos semejantes).
El Estado de Israel fue establecido por la fuerza, bajo la presión de los USA –y con el apoyo de la URSS estalinista–, dando paso a un periodo de cruentas matanzas y persecuciones de palestinos. La alianza sionista–imperialista yanqui ha sustentado desde entonces a un Estado racista, basado en Viejo Testamento y animado por una vis expansiva devastadora.


(*) Karl Marx, que había leído a Hegel, veía en la Historia el ascenso helicoidal de la humanidad hacia el paraíso comunista y consideraba la lucha de clases como el motor de esta revolución. Pero cabe preguntarse si esa dialéctica no debe algo al mesianismo judaico. Así lo sostiene Martin Buber, un socialista judío autor del interesante estudio “Caminos de Utopía”. Para Buber, el anarquismo, con su voluntarismo, representa una pervivencia del mesianismo profético, mientras que el marxismo, bajo la capa científica de la adhesión a unas “leyes ineluctables de la Historia”, prolonga el mesianismo de tipo apocalíptico.
Marx, a quien los judíos no inspiraban demasiada simpatía y al que se ha tachado de antisemitismo no sin razón, ¿no ha reemplazado, quizá inconscientemente, al pueblo de Israel por la clase obrera en sus lucubraciones? "Los proletarios no tienen patria"; "Proletarios del mundo entero, uníos"..."Poco importa lo que cada proletario piense, o incluso lo que el proletariado entero pueda pensar de sí mismo; lo que cuenta es lo que la clase obrera se verá obligada a hacer, conforme a su naturaleza, cuanto lleguen los tiempos del ajuste de cuentas". Sustituyamos la palabra "proletario" por la palabra "judío" y la palabra "proletariado" por las palabras "pueblo judío", y algo se aclara. La revolución proletaria parece un eco secularizado del milenarismo. El Apocalipsis según San Marx.

Anónimo dijo...

Puestos a encontrar analogías, tomemos al capitalismo por el Paraíso Terrenal, sólo que no cualquier capitalismo, el "moralmente" admisible como lo denominó Bush tras el notable escándalo de la mayor Cia. yanqui y una de las mundiales Enron o Word, o el que acaba de denunciar Sarkosy, ese capitalismo "especulador", como si el capitalismo por sí mismo no mostrara que es pura especulación e inmoralidad extrema.

El cuento de la buena pipa también está gastado y tiene un recorrido "glorioso" y un destino "inmejorable", lo estamos viendo estos días con la estabilidad económica mundial que proporciona el capitalismo a sus habitantes.

Tal vez pronto vamos a ver, otra vez más, que vivimos en el mejor de los mundos posibles, lo malo es que no sabemos si será Jesús nuestro profeta o los jinetes del apocalipsis. Tenemos analogías para todos los gustos, no hay que centrarse en ninguna necesariamente.

Qué miedo se tiene a la palabra comunismo, totalmente desprestigiada pero sonando su sentido al fondo de la escena igual que al principio de su existencia, como un fantasma para los privilegiados del mundo.

Hay que echar a ZP y a los nazis, en nombre de lo que sea.

Anónimo dijo...

En nombre de la Libertad, Nación Constitución.

Viva España, a por los nazis, que son pocos, cobardes y criminales.

Anónimo dijo...

El BNG, como otros partidos nacionalsocialistas de extrema izquierda en España y como otros residuos de la extrema derecha anticapitalista y antiliberal, convergen en regenerar constantemente el milenario discurso antisemita.

El interminable post del anónimo que acusa a Israel de sionismo es extraordinariamente elocuente y ejemplar respecto de las nuevas formas discursivas del antisemitismo, tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda. Después de Auschwitz, se expresaban los antisemitas negando pura y simplemente que hubieran existido los campos; luego, se intentó minimizar el alcance cuantitativo del holocausto: "sí, mataron a judíos, y no está bien, pero no eran tantos como decís"; aquello vino acompañado de argumentaciones sofistas sobre la responsabilidad indirecta de los judíos en el propio genocidio, pues habrían creado las condiciones históricas, provocando a los verdugos; casi simultáneamente, en conjunción con la denuncia de la existencia del estado de Israel bajo la acusación de sionismo, se acusó a Israel, a los judíos y/o a los sionistas de instrumentalizar el dolor del holocausto (que ya no se negaba) con fines políticos.

La ignominia es como la hidra, tiene muchas cabezas y se multiplica.

Anónimo dijo...

ah, ya me parece bien que digan cosas sobre el antisemitismo... bueno, me pareceria muy bien si los que lo han dicho se hubieran revoltado contra aquel que dijo que hitler no era indecente.

¿quien lo dijo? el mismo que ahora se queja del bng.

señores del doble rasero, la pluma les es demasiado visible. hagan un esfuerzo.


berenger

Anónimo dijo...

berenger, qué dices, no metas tus peleitas particulares en este hilo, que trata de un tema demasiado serio como para andar con grescas adolescentes. Sobre todo tú, que compartes probablemente la denuncia aquí vertida.

Anónimo dijo...

Jacob, que manera mas extraña tiene usted de debatir, me coloca el muerto de antisemita, cuando no solo no lo soy, sino cuando creo que los planteamientos del documento, que como he dicho no lo he escrito yo tan solo lo aporto al debate pues en su día llego a mis manos y como digo, y puede que sea por ignorancia, me parece muy interesante, pues por primera vez he visto tratar este tema desde un punto de vista politico, racional, apartado de emociones que pudieran perjudicar el debate.

No me hubiera gustado hacer esta intervención, como la estoy haciendo, tómese buena nota de que para mi basta el asesinato de un solo judío, por el hecho de serlo, para condenarlo políticamente. Ademas el racismo sigue presente entre nosotros y en nuestro país todos los días, en Cataluña, Vascongadas y Galicia son ejemplos vivos, que no debemos consentir los que estamos por la Nación Política, al margen del lugar en el que se ha nacido, a que cultura pertenece, cual es el color de su piel.

No tengo ningún inconveniente en retirar el post, si este y en este lugar resulta difícil de debatir. Ya en otra ocasión se me ha dicho que no es este el lugar para colgar semejantes escritos tan complejos, para eso esta no se que estado mayor......

Anónimo dijo...

No sé si es usted antisemita.

Lo cierto es que introducir el tema del sionismo político, interfiriendo en un debate sobre la conmemoración de Auschwitz y la negativa a condenarlo pro parte de un partido nacionalsocialista forma parte de la nueva y sofista retórica antijudía y antisemita. Es exactamente lo que ha hecho el BNG: mezclar la problemática política contemporánea en Palestina y la condemna del Holocausto.

Si usted lo ha hecho de buena o mala fe, es asunto de su conciencia. Pero mi obligación moral es denunciar ese tipo de prácticas. Si lo suyo era exclusivamente un comentario político sobre lo que llama sionismo, nada tiene que ver con el objeto del artículo publicado en el blog.

Por otra parte, siga escribiendo lo que quiera, no creo que los moderadores de este blog le censuren, salvo si hace como los negacionistas de antes, incurriendo en apología del genocidio, cosa que no creo que haga, pues ya nadie se atreve, lo que se lleva es andar a cubierta.

Pero no maree la perdiz, que en este tipo de debates, nos conocemos.

Anónimo dijo...

berenger,

la escasa iluminación de sus neuronas no admite la coherencia, cuando se aparta del camino trillado y ornado del pensamiento políticamente correcto.

Lea usted lo que voy a decirle, y que lo repetiré hasta la iteración indeterminada. Hitler no era indecente, y Zapatero sí lo es. ¿Lo ha entendido?.

Hitler actuó como pensaba porque estaba loco y creía en que lo que hacía era lo mejor para su pueblo, que había sido esquilmado tras el Tratado de Versalles, de ahí su decencia, Hitler no buscaba su gloria personal, a pesar de la labor de contrapropaganda que se ha hecho desde la legión colectivista. Quería lo mejor para su pueblo, de ahí su decencia, otra cosa es que estuviera como una cabra y que sufriera un delirio megalomaniaco y xenófobo, que para nada sirve para justificar sus crímenes, que por supuesto repruebo y reprocho, especialmente los que tuvieron al pueblo judía como sujeto de su paranoia.

Pero Zapatero es indecente, porque su interés es exclusivamente orientado por su glorificación personal adolescente, la de un ser acomplejado que no ha abandonado la adolescencia, la del pensamiento Alicia que ha denunciado Gustavo Bueno, y que no se ha parado a pensar en la consecuencia de sus actos, para complicar las cosas cada día más a su pueblo. Resumiendo, en aras de la brevedad.

Hitler era decente y estaba loco, Zapatero es indecente y no está loco. Los dos han logrado en aras de su perversión conseguir que sus respectivos representados estén peor que cuando se hicieron cargo del gobierno. Y si no lo acaba de comprender, le matizo para concluir, que Hitler era un nazi, fascista, dogmático, totalitario, que pensaba que las personas solo eran instrumentales a sus propósitos, y Zapatero, es supuestamente un DEMÓCRATA, que hace lo mismo que Hitler con respecto a los ciudadanos, de ahí su INDECENCIA.

Saludos

Erasmo

Anónimo dijo...

”… un punto de vista político, racional, apartado de emociones que pudieran perjudicar el debate.”

Curioso, las emociones pueden “perjudicar” el debate; o también sacar las “emociones fuera de la política” y por tanto no dejarse arrastrar por la bandera nacional, es un suponer.

Dejemos de usar las emociones que Educación para la Zapatería nos sumnistrará “emociones” nuevas. ¡Qué emo!

Y “no se qué” no, es “Estado Mayor”. Pero se está montando otro.

Anónimo dijo...

berenguer,

Diccionario RAE

Indecencia

(Del lat. indecentĭa).


1. f. Falta de decencia o de modestia.

2. f. Dicho o hecho vituperable o vergonzoso


decencia.

(Del lat. decentĭa).


1. f. Aseo, compostura y adorno correspondiente a cada persona o cosa.

2. f. Recato, honestidad, modestia.

3. f. Dignidad en los actos y en las palabras, conforme al estado o calidad de las personas.

EN ESTE CASO FIJESE EN LA 3, ¿usted piensa que ha habido dignidad en los actos y las palabras de Zapatero?, ¿ha habido modestia, ha habido honestidad, ha habido recato?

Hitler estaba loco, señor mío, y Zapatero está supuestamente cuerdo.

Hitler consideraba la nación como un todo, y de ahí se puede justificar su desprecio de los ciudadanos, Zapatero no cree en la nación, cree en los ciudadanos, y desprecia el riesgo en el que pone sus vidas, desprecia a las víctimas del terrorismo (cuánto recuerda la metáfora a los judíos), y desprecia la Constitución, la verdad, la historia, la educación, la vida, otros valores que no sean los suyos, otros intereses que no sena los de su secta, todo, absolutamente todo lo inmaterial en lo que sostenemos nuestra existencia. ¿Le parece poca indecencia?.

Nacionalismo y Socialismo, hacen nacional-socialismo, señor mío.

Saludos Liberales

Erasmo

Anónimo dijo...

zapatero es lo que no viene al caso en este hilo.

siga hablando de hitler, erasmo, y cuando se le rompa la pala le regalare otra. no hay nada mas divertido que observar como alguien se cava su propia fosa dialectica.

un empujoncito mas: describir a hitler como un enfermo mental le exime de sus crimines.

ahora, siga cavando...

pd: yo le surgiero retraerse de estas bobadas. asi estara en posicion de exigir a otros que hagan lo mismo, como lo hizo ya con los ex-sociatas en upd.


berenger

Anónimo dijo...

berenger,

¡gotcha!, que me lee demasiado deprisa, una vez más, me lee sin leerme con su idea preconcebida, es decir SU PREJUICIO, verá, le explico, como es la segunda vez que ocurre ya no es una cuestión incidental, sino una deformación de la interpretación de las cosas, una exégesis inconsciente, una atribución condicionada por su pensamiento previo.... exactaemte la misma que tienen activada las mentes sectarias, nacionalistas, socialistas, o fascistas.

ME ATRIBUYE USTED:

"un empujoncito mas: describir a hitler como un enfermo mental le exime de sus crimines". (textual, crimines incluídos


Hala, siga subiendo con el ratoncillo, despacito, hasta donde dice exactamente...

--Hitler actuó como pensaba porque estaba loco y creía en que lo que hacía era lo mejor para su pueblo, que había sido esquilmado tras el Tratado de Versalles, de ahí su decencia, Hitler no buscaba su gloria personal, a pesar de la labor de contrapropaganda que se ha hecho desde la legión colectivista. Quería lo mejor para su pueblo, de ahí su decencia, otra cosa es que estuviera como una cabra y que sufriera un delirio megalomaniaco y xenófobo, que para nada sirve para justificar sus crímenes, que por supuesto repruebo y reprocho, especialmente los que tuvieron al pueblo judía como sujeto de su paranoia--.

De estas codas escribe Arcadi Espada largos panegíricos, berenguer.

Rectifique,buen hombre, rectifique una vez más, a ver si el problema es que usted tiene una excesiva propensión a ver fascistas por todas partes y en todos los acontecimientos. A eso se le denomina conducta paranoica, y fíjese que casualidad, es precisamente la misma patología que tenía Hitler, jajajajajaja.

Ta luego genio

Saludos Liberales

Erasmo

Anónimo dijo...

Rápido, berenguer, responda de forma inmediata, por impulso, que como lo piense no va a ser capaz de dar una respuesta no contaminada por sus prejuicios...

Jejejejeje

Saludos Liberales

Erasmo

Anónimo dijo...

es cierto, la grafia correcta es "crímenes".


berenger

Anónimo dijo...

Exactamente, berenguer, crímenes de la razón es lo que estamos viviendo en este país, y lo peor es que los verdugos se consideran víctimas y rentabilizan la cuestión, por cierto.

Saludos Liberales

Erasmo

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