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lunes, 19 de noviembre de 2007

Más Memoria Histórica-14



Juan Luis Cebrián, el precio de la verdad

Algunas notas biográficas

Hijo de Vicente Cebrián, reconocido periodista del régimen que llegó a dirigir Arriba (el diario oficial de Falange fundado por José Antonio Primo de Rivera en 1935), nació el actual Consejero Delegado de Prisa en el barrio de Salamanca de Madrid, donde asistió al Colegio del Pilar. En aquel centro docente de la burguesía realizó sus primeros pinitos como aprendiz de periodista participando en la revista del colegio.

Con solo 19 años, su padre consiguió que formara parte de la redacción de Pueblo, el periódico de los sindicatos verticales, en donde en seguida fue nombrado redactor-jefe por su director, Emilio Romero. En sus páginas publicaría diversos artículos de apoyo al régimen franquista como el que se titulaba “Mis amigos, los falangistas”.

Como reconocimiento a los servicios prestados en tan meteórica carrera, fue nombrado director de los Servicios Informativos de Televisión Española. Esto ocurrió en 1974, cuando el actual vicepresidente de Sogecable contaba con casi treinta años de edad, y mientras presidía el gobierno Carlos Arias Navarro, también conocido como “El carnicerito de Málaga” por su actuación como fiscal en los consejos de guerra que el bando franquista promovió para castigar, y en su caso ejecutar, a todos los partidarios significativos de la República durante la Guerra Civil y la posguerra en la ciudad andaluza. Curiosamente este dato de su currículum queda enmascarado en su currículum oficial al recogerse sin referencia temporal.

Durante el desempeño de esta función, se dedicó a organizar pases privados sobre estos acontecimientos para los miembros del Gobierno, mientras censuraba para el común de los espectadores las crónicas que Manolo Alcalá enviaba sobre la revolución de los claveles, que sí eran remitidas en su totalidad al entonces teniente coronel San Martín (quien posteriormente participaría en el golpe del 23-F), a la sazón jefe de los servicios secretos de la Presidencia del Gobierno, gracias a las cuales fueron identificados los españoles que circulaban por Lisboa en aquellos días.

Su talante democrático quedó de manifiesto de nuevo cuando tomó su primera decisión tras la adquisición de la Ser por parte del imperio de Polanco: suprimir las tertulias de los informativos “porque estaba hasta los cojones de que se metieran conmigo”.

Sobre Haro Tecglen, hablaremos otro día...

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