Ha llegado la hora de la verdad, las urnas han hablado, y Ciutadans ha recogido su sanción. No han sido buenos resultados, y ahora los exegetas harán sus interpretaciones de lo ocurrido. Los rivales dirán que nos hemos hundido, los amigos, que ha sido un mal paso. Los indiferentes, seguirán preguntando que ¿qué es eso de Ciutadans?.
Realmente no ha ocurrido nada irremediable, sino más bien, algo muy interesante, los electores nos han advertido de que las promesas hay que cumplirlas, y posiblemente nos indiquen que debemos recobrar el discurso de la coherencia, el espíritu Ciudadano que el 1 de Noviembre permitió que pudiéramos decir todos unidos, toma 3 TV3.
Desde entonces hasta ahora han ocurrido muchas cosas en nuestro partido, pero quizás la más importante haya sido la señalización de que debemos estar unidos y cohesionados para obtener los mejores resultados posibles. En las últimas semanas se han visto grietas en nuestro proyecto político, que no han sido asumidas por la dirección del partido.
Denuncias de militantes que han sido consideradas como rabietas infantiles, irregularidades en la confección de listas y una protesta manifiesta contra el distanciamiento del proyecto original. Todas estas cosas deben ser analizadas con detenimiento, antes y durante el próximo Congreso que se celebrará a finales de junio.
¿Qué nos ha ocurrido?
Sencillamente nada importante, que crecemos y decrecemos, aproximándonos a nosotros mismos, a lo que realmente somos, y a lo que fundamentalmente queremos expresar ante la sociedad española, y especialmente ante la catalana. Nos estamos haciendo. El que hace, se hace.
Estamos aprendiendo lo que es estar en política, entre otros partidos que nos sacan años de ventaja; nosotros todavía no hemos cumplido un año en nuestra presencia pública, y esas cosas se notan en unas municipales sobremanera, porque se compite contra figuras muy personalizadas, y nuestros candidatos en su inmensa mayoría eran unos absolutos desconocidos, ahora ya no lo son.
Otro problema del que debemos extraer conclusiones es el de nuestro mensaje, si en las elecciones al Parlament, era conciso y estaba perfectamente consolidado: solo nos importan las personas, se oye un rumor; ahora no ha sido así, a pesar de tener una posición más atendida por los medios de comunicación. Lo de todos únicos, todos ciudadanos, y lo de Catalunya es Espanya, parece no haber calado.
También hemos observado como a los medios de comunicación, quizás orientados por el clima de crispación que vivimos en este país, les han importado más nuestras noticias negativas sobre crisis y problemas, que las positivas sobre nuestro proyecto. En este país nuestro, un accidente es siempre noticia, pero que cien mil vehículos pasen por una autopista sin problemas no lo es.
Otro de los problemas es que posiblemente no hayamos cumplido con las expectativas que los ciudadanos habían puesto en nosotros, tanto en nuestra actitud ante los problemas nacionales, como ante los más específicos de Catalunya. Nuestro prometido radicalismo cívico se ha quedado en prudentes sugerencias.
Nuestra beligerancia contra el nacionalismo se ha quedado en una actitud demasiado contemplativa. Nuestra prometida expansión nacional se ha castrado erróneamente, y la consolidación pretendida por reducción del ámbito de exposición se ha mostrado como un enorme fracaso. Quienes han pretendido liderar el proyecto se han equivocado, quienes se han opuesto a su liderazgo, seguramente que también.
Es difícil crear partido al mismo tiempo que presentarse a procesos electorales, las energías se dispersan y quizás los que decían que había que esperar a las elecciones generales llevaban razón.
Pero sigo manteniendo que Ciutadans se hará mayor de edad electoral, con la próxima convocatoria de elecciones europeas, pues la circunscripción única favorece la acumulación de votos en un partido pequeño. También la línea de corte del 5 % ha impedido que sacáramos más de 100 concejales que hubieran salido con la del 3 %.
Reflexión crítica
A algunos partidos políticos como es el caso del nuestro, la jornada de reflexión les llega al día siguiente de las elecciones. Ahora debemos reconocer los errores que hemos cometido y corregirlos. También debemos definir mejor nuestro mensaje político. Comunicar nuestras ideas políticas, que son magníficas. Y transmitirlas a la sociedad sin miedo, con los mejores mensajeros que dispongamos.
También es importante este momento para renovar nuestro compromiso con la sociedad, con los ciudadanos que esperan un nuevo mensaje claro y contundente contra buena parte de los problemas que presenta nuestro país, y que se hace diferente en cada una de las facetas del complejo heptacaedro autonómico
Quiero concluir con una anécdota estimulante, pero antes no quiero olvidarme de felicitar a todos los compañeros que han luchado como cosacos por que nuestro partido estuviera en lo más alto; ellos han triunfado dejándose la piel en la batalla electoral, y son el mayor capital con el que contamos, junto con nuestras ideas.
Ciudadano Tom
Y vamos con la anécdota, si hay un personaje que admiro en la lucha por la libertad, es Tom Paine, un emigrante que hizo de los Estados Unidos su patria. Cuando las tierras norteamericanas se alzaron contra la subida de impuestos de la metrópolis británica, Tom escribió un panfleto titulado Sentido Común (1776), en el que trató de convencer a los colonos de que solo la independencia de los ingleses podría resolver sus problemas.
Una tirada de medio millón de ejemplares, hizo que sus compatriotas tomaran conciencia de que la propuesta era viable y el 4 de julio de 1776 se ratificaba en Pensilvania la Declaración de Independencia, que el mismo ayudó a corregir en algún apartado.
La guerra contra la metrópolis se inició, y el novel ejército norteamericano, dirigido por George Washington se encontraba absolutamente desanimado, más diezmado en sus ánimos que en sus fuerzas, y a punto de desunirse, cuando el bueno de Tom Paine escribió un nuevo panfleto, La crisis americana, que rápidamente el general que más tarde brindaría su nombre a la capital norteamericana, dio orden de que fuera leído en todas las unidades de sus tropas, sin que quedara un solo soldado sin escucharlo. Los insurgentes triunfaron en la batalla y ganaron la guerra a los colonizadores.
No terminan ahí las hazañas de Tom Paine, pues años después, con motivo de la Revolución Francesa, visita Londres, y convence a los británicos, y a su jefe de gobierno, William Pit de que no invadieran el país galo porque eso haría elevar demasiado los impuestos, permitiendo el triunfo del movimiento civil francés que acabó con la monarquía.
Lejos de agradecerle su intervención como hubiera sido de esperar, cuando Paine visita Francia, es inmediatamente encarcelado, por oponerse a la barbarie desarrollada por Robespierre en el régimen del terror.
De nuevo en los Estados Unidos, Tom Paine vive prácticamente en la indigencia hasta que fallece, y por haberse opuesto a los poderes religiosos, pronunciando aquella frase “mi única iglesia es mi mente”, se negaron a enterrarlo en suelo sagrado.
Hoy es buen día para recordar a Tom, el ciudadano Tom, uno más de los nuestros. Ahora a preparar nuestro Congreso, y después nuestra llegada al Congreso de los Diputados.
La vida sigue, la lucha continúa, la victoria está más próxima que ayer. Mostremos el auténtico espíritu ciudadano a los que nos siguen esperando, y reclaman nuestra presencia, contra la política y los políticos que atenazan su existencia y la nuestra.
¡Adelante Ciudadanos!
Realmente no ha ocurrido nada irremediable, sino más bien, algo muy interesante, los electores nos han advertido de que las promesas hay que cumplirlas, y posiblemente nos indiquen que debemos recobrar el discurso de la coherencia, el espíritu Ciudadano que el 1 de Noviembre permitió que pudiéramos decir todos unidos, toma 3 TV3.
Desde entonces hasta ahora han ocurrido muchas cosas en nuestro partido, pero quizás la más importante haya sido la señalización de que debemos estar unidos y cohesionados para obtener los mejores resultados posibles. En las últimas semanas se han visto grietas en nuestro proyecto político, que no han sido asumidas por la dirección del partido.
Denuncias de militantes que han sido consideradas como rabietas infantiles, irregularidades en la confección de listas y una protesta manifiesta contra el distanciamiento del proyecto original. Todas estas cosas deben ser analizadas con detenimiento, antes y durante el próximo Congreso que se celebrará a finales de junio.
¿Qué nos ha ocurrido?
Sencillamente nada importante, que crecemos y decrecemos, aproximándonos a nosotros mismos, a lo que realmente somos, y a lo que fundamentalmente queremos expresar ante la sociedad española, y especialmente ante la catalana. Nos estamos haciendo. El que hace, se hace.
Estamos aprendiendo lo que es estar en política, entre otros partidos que nos sacan años de ventaja; nosotros todavía no hemos cumplido un año en nuestra presencia pública, y esas cosas se notan en unas municipales sobremanera, porque se compite contra figuras muy personalizadas, y nuestros candidatos en su inmensa mayoría eran unos absolutos desconocidos, ahora ya no lo son.
Otro problema del que debemos extraer conclusiones es el de nuestro mensaje, si en las elecciones al Parlament, era conciso y estaba perfectamente consolidado: solo nos importan las personas, se oye un rumor; ahora no ha sido así, a pesar de tener una posición más atendida por los medios de comunicación. Lo de todos únicos, todos ciudadanos, y lo de Catalunya es Espanya, parece no haber calado.
También hemos observado como a los medios de comunicación, quizás orientados por el clima de crispación que vivimos en este país, les han importado más nuestras noticias negativas sobre crisis y problemas, que las positivas sobre nuestro proyecto. En este país nuestro, un accidente es siempre noticia, pero que cien mil vehículos pasen por una autopista sin problemas no lo es.
Otro de los problemas es que posiblemente no hayamos cumplido con las expectativas que los ciudadanos habían puesto en nosotros, tanto en nuestra actitud ante los problemas nacionales, como ante los más específicos de Catalunya. Nuestro prometido radicalismo cívico se ha quedado en prudentes sugerencias.
Nuestra beligerancia contra el nacionalismo se ha quedado en una actitud demasiado contemplativa. Nuestra prometida expansión nacional se ha castrado erróneamente, y la consolidación pretendida por reducción del ámbito de exposición se ha mostrado como un enorme fracaso. Quienes han pretendido liderar el proyecto se han equivocado, quienes se han opuesto a su liderazgo, seguramente que también.
Es difícil crear partido al mismo tiempo que presentarse a procesos electorales, las energías se dispersan y quizás los que decían que había que esperar a las elecciones generales llevaban razón.
Pero sigo manteniendo que Ciutadans se hará mayor de edad electoral, con la próxima convocatoria de elecciones europeas, pues la circunscripción única favorece la acumulación de votos en un partido pequeño. También la línea de corte del 5 % ha impedido que sacáramos más de 100 concejales que hubieran salido con la del 3 %.
Reflexión crítica
A algunos partidos políticos como es el caso del nuestro, la jornada de reflexión les llega al día siguiente de las elecciones. Ahora debemos reconocer los errores que hemos cometido y corregirlos. También debemos definir mejor nuestro mensaje político. Comunicar nuestras ideas políticas, que son magníficas. Y transmitirlas a la sociedad sin miedo, con los mejores mensajeros que dispongamos.
También es importante este momento para renovar nuestro compromiso con la sociedad, con los ciudadanos que esperan un nuevo mensaje claro y contundente contra buena parte de los problemas que presenta nuestro país, y que se hace diferente en cada una de las facetas del complejo heptacaedro autonómico
Quiero concluir con una anécdota estimulante, pero antes no quiero olvidarme de felicitar a todos los compañeros que han luchado como cosacos por que nuestro partido estuviera en lo más alto; ellos han triunfado dejándose la piel en la batalla electoral, y son el mayor capital con el que contamos, junto con nuestras ideas.
Ciudadano Tom
Y vamos con la anécdota, si hay un personaje que admiro en la lucha por la libertad, es Tom Paine, un emigrante que hizo de los Estados Unidos su patria. Cuando las tierras norteamericanas se alzaron contra la subida de impuestos de la metrópolis británica, Tom escribió un panfleto titulado Sentido Común (1776), en el que trató de convencer a los colonos de que solo la independencia de los ingleses podría resolver sus problemas.
Una tirada de medio millón de ejemplares, hizo que sus compatriotas tomaran conciencia de que la propuesta era viable y el 4 de julio de 1776 se ratificaba en Pensilvania la Declaración de Independencia, que el mismo ayudó a corregir en algún apartado.
La guerra contra la metrópolis se inició, y el novel ejército norteamericano, dirigido por George Washington se encontraba absolutamente desanimado, más diezmado en sus ánimos que en sus fuerzas, y a punto de desunirse, cuando el bueno de Tom Paine escribió un nuevo panfleto, La crisis americana, que rápidamente el general que más tarde brindaría su nombre a la capital norteamericana, dio orden de que fuera leído en todas las unidades de sus tropas, sin que quedara un solo soldado sin escucharlo. Los insurgentes triunfaron en la batalla y ganaron la guerra a los colonizadores.
No terminan ahí las hazañas de Tom Paine, pues años después, con motivo de la Revolución Francesa, visita Londres, y convence a los británicos, y a su jefe de gobierno, William Pit de que no invadieran el país galo porque eso haría elevar demasiado los impuestos, permitiendo el triunfo del movimiento civil francés que acabó con la monarquía.
Lejos de agradecerle su intervención como hubiera sido de esperar, cuando Paine visita Francia, es inmediatamente encarcelado, por oponerse a la barbarie desarrollada por Robespierre en el régimen del terror.
De nuevo en los Estados Unidos, Tom Paine vive prácticamente en la indigencia hasta que fallece, y por haberse opuesto a los poderes religiosos, pronunciando aquella frase “mi única iglesia es mi mente”, se negaron a enterrarlo en suelo sagrado.
Hoy es buen día para recordar a Tom, el ciudadano Tom, uno más de los nuestros. Ahora a preparar nuestro Congreso, y después nuestra llegada al Congreso de los Diputados.
La vida sigue, la lucha continúa, la victoria está más próxima que ayer. Mostremos el auténtico espíritu ciudadano a los que nos siguen esperando, y reclaman nuestra presencia, contra la política y los políticos que atenazan su existencia y la nuestra.
¡Adelante Ciudadanos!
Enrique Suárez Retuerta
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