España es poesía (01): Jorge Luis Borges

En la larga cadena de despropósitos, en esa absurda negación de lo que existe, por la pretensión de que lo que pueda existir pueda favorecer más a los derrumbadores, y a los detractores. En ese campo sutil de la aculturación a la que nos someten los políticos de turno, desde Ciudadanos en la Red, damos paso a la poesía, “un arma cargada de futuro”.

Comenzamos con España, porque nos da la gana, vamos a ver que es España para los poetas, porque ellos son y serán observadores privilegiados de la realidad, de la historia y del futuro.

Niéguese el concepto de lo español, pero atrévanse también los ocultadores, los trapaceros interesados a negar la poesía de los bardos que cantaron desde todas las creencias e ideologías a la identidad que nos une, y no como dicen los arribistas detentadores, a la unidad que nos separa. La unidad no separa, separa la necedad.

Mentir, es otra forma de mostrar lo más humano. Pero que no nos avale el silencio, porque tenemos palabras, hermosas palabras, y por ahora, libertad para expresarlas, y tengan bien seguro que vamos a hacerlo.

Comencemos por Jorge Luis Borges, el inmenso escritor argentino,y uno de sus poemas (fragmentos) titulado:

ESPAÑA

Más allá de los símbolos,
Más allá de la pompa y la ceniza de los aniversarios,
Más allá de la aberración del gramático
Que ve en la historia del hidalgo
Que soñaba ser don Quijote y al fin lo fue,
No una amistad y una alegría
Sino un herbario de arcaísmos y un refranero,
Estás, España silenciosa, en nosotros.
España del bisonte, que moriría
Por el hierro o el rifle,
En las praderas del ocaso, en Montana,
España donde Ulises descendió a la Casa de Hades,
España del íbero, del celta, del cartaginés, y de Roma,
España de los duros visigodos,
De estirpe escandinava,
Que deletrearon y olvidaron la escritura de Ulfilas,
Pastor de pueblos,
España del Islam, de la cábala
Y de la Noche Oscura del Alma,
España de los inquisidores,
Que padecieron el destino de ser verdugos
Y hubieran podido ser mártires,
España de la larga aventura
Que descifró los mares y redujo crueles imperios
Y que prosigue aquí, en Buenos Aires,
En este atardecer del mes de julio de 1964,
España de la otra guitarra, la desgarrada,
No la humilde, la nuestra,
España de los patios,
España de la piedra piadosa de catedrales y santuarios,
España de la hombría de bien y de la caudalosa amistad,
España del inútil coraje,
Podemos profesar otros amores,
Podemos olvidarte
Como olvidamos nuestro propio pasado,
Porque inseparablemente estás en nosotros,
En los íntimos hábitos de la sangre,
En los Acevedo y los Suárez de mi linaje,
España,
Madre de ríos y de espadas y de multiplicadas generaciones,
Incesante y fatal.