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viernes, 24 de diciembre de 2010

Cuando la falsa democracia de nada sirve


España está mal y peor que se va a poner. La coyuntura establecida desde la política en nuestro país es inadmisible para la inmensa mayoría de ciudadanos de un país con 46 millones de habitantes que forma parte de la Unión Europea, de la OCDE, y que ocupa el décimo puesto entre las economías mundiales. La democracia en España ha degenerado en tiranía, una casta política se ha apropiado del poder, vulnera las leyes, derrocha el dinero y elude rendir cuentas de su nefasta gestión, sin siquiera pedir disculpas por habernos llevado a la quiebra económica y la ruina política, en plena impunidad y con la inmunidad que les concede su condición de representantes públicos.

En España no hay democracia, porque desde el abuso de poder, los políticos se han convertido en una casta parasitaria, en una nueva aristocracia disfrazada que somete a los ciudadanos como si fueran sus súbditos a sus caprichos y veleidades. La mayor desigualdad en nuestro país es la existente entre ciudadanos y políticos. Los ciudadanos sometidos a la condición de vasallaje y los políticos alzados a la condición de señorío y nobleza. De tanto progresar, casi hemos llegado a 1812, doscientos años después, en un viaje de eterno retorno hacia el Antiguo Régimen.

Pero la inmensa mayoría de los españoles no somos analfabetos, aunque los políticos nos traten como si lo fuéramos. La representación política tenía sentido cuando los políticos no eran unos truhanes y los ciudadanos no sabían leer ni escribir, hoy en día no lo tiene para la inmensa mayoría de los españoles, a medida que los ciudadanos han adquirido más conciencia política de sus libertades y derechos, los políticos se comportan de forma más tirana, tratando de blindarse en el poder y el privilegio. Mientras los ciudadanos avanzamos hacia la democracia los políticos se encastillan en la tiranía. El sistema de representación política agoniza. No se puede confiar nuestra existencia en aquellos políticos que sirven antes a su partido político que a sus electores. Esto es una usurpación de la democracia, una detentación inaceptable del poder.

Los españoles estamos hartos del partido de fútbol que se tienen montado entre el PSOE y el PP con los nacionalistas de árbitros. Sus conflictos permanentes nos brindan un espectáculo bochornoso, al que debemos asistir de forma obligatoria y además pagar con nuestros impuestos. Decía Lichtemberg que cuando los que mandan pierden la vergüenza los que obedecen pierden el respeto. En España vivimos en una oligocracia, que no es el gobierno de los oligofrénicos, sino el gobierno de unos pocos que, a espaldas de sus representados, atesoran todo el poder en sus manos, sin rendir cuentas más que ante sí mismos, porque también han subyugado la justicia a sus intereses.

Sólo algunos honrosas excepciones en los partidos políticos se están dando cuenta de lo que está ocurriendo en sus formaciones, es el caso de Francisco Álvarez Cascos, que no deja de hablar de "civilidad política", tratando desde dentro del sistema de devolverle a la política su auténtico sentido que es el fundamentado en el servicio al pueblo y no el que promueve la servidumbre del pueblo a la política. Pero es una posición, hoy por hoy, minoritaria en las formaciones políticas existentes, la mayoritaria es precisamente la que subyuga la democracia a los intereses partidarios, que es la que prevalece, y es la que requiere su postergación.

Exclusión de los partidos políticos

La única solución que tenemos los españoles es abandonar la representación política partidaria actual, estableciendo un gran acuerdo nacional entre los ciudadanos y eliminando la posibilidad de votar a los partidos políticos existentes, concediendo nuestro voto a nuevas alternativas representacionales que ofrezcan garantías de su respeto a la democracia, la libertad y la justicia. Si no acabamos con las descomunales máquinarias de poder en que se han convertido el PSOE, el PP y los demás partidos representados en el Parlamento, ellos acabarán con el escaso bienestar que nos queda.

Los españoles debemos dejar de votar al PP y al PSOE, al igual que al resto de partidos polítcos parlamentarios, porque todos ellos son responsables de lo que ha ocurrido, está ocurriendo y ocurrirá. Debemos utilizar la navaja de Ockham y simplificar la representación política hasta que no sea posible la representación directa de los ciudadanos en la política. La intención existen en numerosas plataformas ciudadanas, pero su materialización resulta imposible, porque no se simplifica su propósito y se clarifican sus objetivos.

España necesita una refundación nacional, con una Constitución renovada que traspase paulatinamente la representación política a los ciudadanos. España no puede tener democracia mientras esta siga secuestrada por los partidos políticos convencionales, se necesita la reunión de la fuerza electoral en un objetivo concreto, un programa simple y unificado de oposición a lo existente, actualmente el poder se reparte exclusivamente entre los partidarios de las formaciones políticas vigentes, que mantienen acorralados a los ciudadanos en el redil de su interpretación interesada de la democracia.

Creo que va siendo hora de que en nuestro país se creen formaciones antipartidarias no orientadas por el engaño y la mezquindad de la apropiación interesada por parte de los políticos. Las ideologías son una falacia, ni el PSOE es social, ni el PP es individual, ni los nacionalismos son particulares, en realidad todos los políticos constituyen una masa amorfa de poder y dominio, que maltrata a los ciudadanos con parsimonia y perseverancia de forma inevitable.

Se hace necesario usar la democracia para librarnos de los falsos demócratas que subvierten la representación política. La tarea es árdua, puesto que los medios de comunicación silenciarán cualquier alternativa emergente, pero hoy contamos con medios alternativos para divulgar cualquier opción diferente. La política partidaria nunca podrá traernos soluciones, pero seguirá llenando nuestras vidas de nuevos problemas, no queda mucho tiempo para decidir antes de que nuestras vidas se conviertan en un infierno.

Sólo creando una facción política que se conforme como agrupación electoral diversa con presencia en todo el ámbito español podremos resolver lo que está ocurriendo. En su programa una sola propuesta: denunciar de forma permanente todo lo que está ocurriendo en la política española, mientras que sus representantes firmen de forma anticipada tener un sueldo similar al que reciben actualmente en su vida privada y el dinero restante que obtengan con respecto a la remuneración política habitual, revierta directamente en los ciudadanos, creando una fundación con el único objetivo de desenmascarar el secuestro de la democracia a que nos someten los partidos políticos convencionales y adoptar iniciativas jurídicas contra todos los casos de corrupción política existentes.

Ese es el sentir común de una inmensa mayoría de ciudadanos, ahora hay que darle forma y contenido al proyecto y configurarlo de tal manera que cuando un ciudadano deposite su voto por la formación, tenga todo el derecho a decidir directamente en los asuntos políticos que le conciernan por medio de su expresión directa y democrática. Sus representantes actuarán por mandato imperativo sobre las decisiones expuestas democráticamente por los ciudadanos. Eso requiere responsabilidad y compromiso por parte de todos.

Biante de Priena

2 comentarios:

fractalio dijo...

Biante, estoy absolutamente de acuerdo con sus afirmaciones sobre los políticos, y con sus intenciones y propuestas sobre el protagonismo de los ciudadanos en las decisiones como auténticos soberanos.

No tan de acuerdo, o con matices al menos, sobre el “alfabetismo” de los españoles, sobre la adquisición de conciencia política de sus libertades y derechos, sobre su avance hacia la democracia, sobre su interés en no confiar su existencia a los políticos corruptos, ni sobre su hartura de asistir al partido de fútbol que se tienen montado entre el P$O€ y el PP con los nacionalistas como árbitros.

Dice que los políticos son una casta que somete a los ciudadanos, como si fueran súbditos, a sus caprichos y veleidades, y yo pregunto: ¿no será que es el ciudadano el que se somete voluntariamente? Más bien sí. Si no quieres que te sometan, no vas a elegir al que te va a someter.

¿No será que asisten a ese bochornoso partido de fútbol entre partidos porque les encanta el forofismo, que es la forma de poder gritar y machacar al contrario sin tener la necesidad de presentar el más mínimo argumento? Pues más bien, también. Y encima haciendo cola para sacar la entrada.

Está claro, para poner en marcha sus propuestas, es IMPRESCINDIBLE, como primer paso, desmontarles el quiosco, pues con “sus” leyes y “métodos” es imposible. Y para desmontarles el quiosco es imprescindible NO VOTAR, pues si lo hacemos, seguirán siendo los amos del cotarro.

Y no me podrá convencer, salvo con hechos, de que ni Cascos ni Perico el de los Palotes vaya ha poder hacer algo desde dentro de ese quiosco corrupto a más no poder. A los hechos me remito.

Que pasemos todos una feliz Navidad.

Enrique Suárez dijo...

Gracias fractalio, lo mismo le deseo, lo de no votar es imposible, hay gente que piensa que si no vota le van a llamar facha por "no defender la democracia".

En cuanto a lo de Cascos, no pretendo convencerle, a mí me ha convencido y lo manifiesto. Otra cosa es que pueda llevar a cabo sus intenciones desde dentro del sistema, cosa que dudo, con la que está cayendo. Pero le aseguro que él sabe lo que está ocurriendo en la democracia de este país mejor que nadie, no tenía ninguna necesidad de lanzarse al ruedo, podía pasar de todo, y sin embargo se está enfrentando a un poder anacrónico, impropio de un país avanzado...

Feliz Navidad a todos los sufridos y sufrientes lectores de Ciudadanos en la Red. Gracias por estar ahí.

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